miércoles, 28 de octubre de 2009

LAS MEMORIAS ACTUALIZADAS DE LAUREN BACALL


Por Mariano Kairuz

Imposible no enamorarse de Lauren Bacall en su primera aparición en cine. En el final de Tener y no tener nos despide con un pequeño, sensual movimiento; algo que no llegaba a ser un paso de baile, apenas una insinuación de las caderas. Y ya había patentado lo que quedaría bautizado como “La Mirada”: esa forma en la que alzaba los ojos hacia Bogart, con el mentón casi pegado al pecho. El color de esos ojos se transparentaba, en la pantalla en blanco y negro, como los de nadie: la suya era la mirada hipnótica perfecta para el cine de los ’40.

Ella tenía apenas 19 años, era la primera vez que aparecía en cine y su carrera en teatro era mínima, pero ya había conseguido su mejor imagen. Su química con Bogart en el cine fue absoluta y eso se debía a que lo fue también, automáticamente, fuera del set, por las noches, en las escapadas que se hacía Bogie de su desdichada vida con su tercera esposa. Howard Hawks lo sabía y lo habrá tolerado porque beneficiaba a su película, pero no le gustaba nada: Bacall era suya. Era su proyecto, la había sacado de la nada –tras descubrirla en una foto en la revista de modas Harper’s Bazaar– para moldearla, convertirla en su estrella, su invento. Quizá lo había hecho también por atracción sexual, aventura la propia Bacall en sus memorias, pero en todo caso nunca se lo hizo saber. Lo cierto es que Hawks filmó otra película con la pareja Bogart-Bacall –El sueño eterno– y ellos protagonizaron otras dos más juntos, y en cuanto Bogart pudo divorciarse, se casaron. Y ella pasó de ser el último gran descubrimiento de Hollywood para ser una página de sociales: la señora de Bogart. La mujer que le dio dos hijos cuando él –que le llevaba 25 años– ya no esperaba tenerlos. Es en parte por eso que la imagen más perdurable de Bacall es la de ese encanto juvenil irresistible: su trayectoria cinematográfica, que se extiende hasta el día de hoy, nunca volvió a ser tan interesante como en aquellos primeros años.

De cómo debió remontar su carrera varias veces habla Bacall, con detalles, en su autobiografía Por mí misma, que publicó originalmente en 1978 y que cuatro años atrás actualizó con unas 120 páginas extra en las que pasa lista por, principalmente, las muertes de seres queridos –mayormente actores y actrices con los que compartió largas amistades–, ofrece algunas opiniones sobre la vida actual en Estados Unidos, y habla otro poco sobre las películas que hizo en ese lapso. Esta versión extendida se llama Por mí misma y un par de cosas más, y acaba de llegar a las librerías locales en su edición española.

Pero lo mejor del libro sigue estando en sus 670 páginas originales. Al principio se extiende sobre su adolescencia en Nueva York, donde fue criada por su madre –inmigrante rumana judía, separada– y por su abuela y un tío; sobre lo acomplejada que la tenía su cuerpo –demasiado desgarbada para el ballet, demasiado “plana” para el modelaje y el estrellato teatral y cinematográfico al que aspiraba, adorando a Bette Davis y al desabrido Leslie Howard–; y sobre cómo fue que terminó, Hawks mediante, con uno de esos contratos leoninos que hacía firmar Jack Warner a sus actores. El centro dramático del libro es, por supuesto, su relación con Bogie, con la prensa en los talones al principio, luego una vida matrimonial y familiar que describe como la felicidad total, y finalmente el cáncer y la muerte de él, a principios de 1957. Lo más notable es cómo Bacall consigue convertir a aquellas estrellas que fueron sus amigos y parejas en personas reales. Incluso desde el más afectuoso de los recuerdos, habla sin problemas de las contradicciones e inseguridades de Bogart, de algún arrebato emocional regado con alcohol, y es muy precisa en su descripción física de cómo fue consumiéndolo la enfermedad. A la hora de recordar la casa californiana de la familia, ahora un espacio lóbrego en ausencia de su marido, cuenta, en un momento, cuando su hijo mayor, Stephen Bogart, de ocho años, le espetó con entusiasmo, en la víspera de San Valentín: “Ya sé mamá, ya sé cómo podemos dar una sorpresa a papá: nos podemos pegar un tiro todos y así podemos estar con él por San Valentín”. Ese es el nivel de autenticidad e intimidad que alcanza a veces Bacall en sus memorias.

Luego logra algo parecido en su descripción de Frank Sinatra y Jason Robards. El primero se dedicó a seducirla e ignorarla alternativamente durante los meses posteriores a que ella quedara viuda. Un maltrato al que ella se dejó someter, argumenta, todavía un poco ingenua y perdida, al encontrarse por las suyas en el mundo, por primera vez desde que conoció a Bogie siendo tan joven. Robards fue su segundo esposo (y padre de su tercer hijo), pero se trató de una relación desestabilizada por el alcoholismo, y que se extendió por ocho años. La narración de todos esos años queda puntuada por demasiadas muertes de gente querida, muchas de ellas prematuras; una suerte de constante en su biografía, junto con las borracheras de sus parejas famosas.

Acaso por haber quedado demasiado curtida por aquellas experiencias, los papeles por los que recuperamos a la Bacall cinematográfica en su vejez no podrían estar más distanciados de aquella jovencita que fue una estrella por un puñado de películas. Ha sido una suerte de matriarca en películas como Reencarnación –esa rareza protagonizada por Nicole Kidman, donde desplegaba un áspero sentido del humor– y en Dogville y Manderlay, las brechtianas puestas de Lars von Trier. Hace un mes cumplió 85 años y a fines de febrero de 2010 recibirá un Oscar Honorario que quizá no sea tanto –como ocurre tantas veces con este premio– un reconocimiento tardío a su carrera, como uno a la carrera que no fue, y que pudo haber sido de no haber jugado otros papeles, no menos importantes, en la leyenda del Hollywood clásico.

Por mí misma y un par de cosas más
Lauren Bacall

RBA Libros SA
796 páginas

COMO ES MR. AMERICA, LA MEGAMUESTRA SOBRE ANDY WARHOL


Secretos para producir espectadores en serie

La exposición en el Malba reúne piezas que “presentan la cultura popular y política de los Estados Unidos a través de los ojos de Warhol”. Y más allá de las Marilyns y las latas de sopa, el pop art se nutre allí del público que parece disfrutar mirándose a sí mismo.

Por Facundo García

“¿Cuándo viene Andy Warhol?” Uno de los muchachos que trabajan en el Malba asegura que ya le han hecho la pregunta varias veces. Y espera escucharla hasta el hartazgo de aquí al 22 de febrero, fecha en que la muestra Mr. America –la primera gran exposición del artista en Argentina, con más de ciento setenta obras fundamentales– partirá hacia otras latitudes. Ocurre que entre tal cantidad de visitantes siempre hay un despistado: desde la inauguración del viernes, las galerías ubicadas en Figueroa Alcorta 3415 recibieron a unas diez mil personas. Para colmo, una conocida revista cultural aseguró en un epígrafe que el icono pop “estaría en el país”, y entonces el equívoco se expandió. De cualquier forma, pasar una tarde entre la ensalada humana que se da cita de jueves a lunes entre las 12 y las 20 –los miércoles hasta las 21– invita a pensar que no es tan descabellado sospechar que todo se trató de un happening y que Warhol sigue vivo. Tan vivo como en los sesenta.

Los que pasan el día en el edificio ya armaron una tipología para rotular a quienes asisten a la muestra curada por el canadiense Philip Larrat-Smith. El juego es arbitrario, pero contiene dosis de verdad. Un nicho, por ejemplo, es el de las señoras pitucas, “que se dividen en dos –aclara un analista que pide mantener el anonimato–. Están las viejas que más o menos saben de pop art y están las que ven un cuadro y le dicen a la amiga ‘mirá, Pochola, qué lindo para hacer un almohadón’”. En otra columna hay que anotar al público joven, cuya composición podría graficarse perfectamente con un diagrama de Venn: dos conjuntos con una zona de intersección. De un lado los fans reales. Del otro, los que aparentan serlo. En el medio, una zona para aquellos que cumplen con ambas condiciones, el “ser” y el “aparentar”. Los baqueanos llaman a esa minoría “los Warhols”, hombres o mujeres que suelen usar pelo –o peluca– platinados y que, sin que su eventual cara de futbolista del ascenso sea obstáculo, pretenden ser calcos del ídolo pop (e incluso lo logran).

Y están los famosos, claro. Lideran la lista “la modelo que llega con anteojos de sol y capelina”, “la actriz masiva que se volvió artie” y “el galán que cree que hay que ver completa la película de ocho horas sobre el Empire State”. Sería injusto no mencionar el peso del Factor Gay, que viene a ser una especie de marca de pertenencia. Además de que Warhol tiene un lugar destacado en el panteón homo, la muestra figura en las guías destinadas a ese target, por lo que los pasillos son un espacio sumamente efectivo para socializar inter pares. “¡Ay! ¡No sabés el divismo que hubo en la inauguración!”, se asombra, a punto de pelar su estola de plumas, uno de los encargados de seguridad.

¡Era eso!

Desde algún colegio de nombre inglés llega un aluvión de alumnos, y los guardias intuyen que habrá rosca. Es una locomotora con escuditos de institución privada, camperas en las que se leen nombres como “Pili”, “Moli”, “Meli” y “Juani” y mandíbulas mascando chicle con la boca abierta. En el medio, una profesora jipona busca sobreponerse al griterío y enumerar las características de cada cuadro. Los chicos miran un rato, luchando contra sus hormonas para no desbandarse. No lo consiguen.

Mr. America –nombre que se vincula con un concurso de fisicoculturistas que se hacía en la Costa Oeste– reúne piezas que “presentan la cultura popular y política de los Estados Unidos a través de los ojos de Warhol”. Hay veintiséis pinturas, cincuenta y ocho grabados, treinta y nueve fotografías y cuarenta y cuatro películas que se exhibirán en las salas y en un ciclo especial del auditorio Malba. A esto se agregan dos instalaciones, Silver Clouds (“Nubes Plateadas”) y Cow Wallpaper (“Empapelado de vacas”). Esta última consiste en un empapelado con figuras bobinas, en tanto que la primera es un espacio en el que varios globos con forma de almohadón flotan gracias a la interacción del helio y los ventiladores. Cuando los pibes del colegio llegan ahí, el riesgo de caos crece como nunca. Pili, Moli, Meli y Juani se apropian del lugar y lo usan de pelotero, en una batalla que Warhol quizás hubiera aprobado.

Metros más adelante, se proyecta sobre un muro el rostro del actor DeVeren Bookwalter. Muchachos y muchachas se detienen confundidos ante la sucesión de gestos placenteros que muestra la cinta. “¿Y la profe?”, pregunta una alumna. Nadie sabe. Mientras, la película sigue con sus caritas epifánicas. Los que van llegando también se detienen. Observan desde lejos, como si entrar en proximidad con la pantalla fuera tabú. A uno se le ocurre leer el cartel que hay al costados: “B-l-o-w-j-o-b –casi deletrea– ¡Che, se llama Blow Job!”. Se escucha un “¡Ah, era eeessso!” generalizado. Recién entonces llega la profesora, que trata de sobreponerse a los comentarios y ordena “no detenerse tanto en un solo punto porque hay más para ver”. En el film DeVeren está por llegar al orgasmo, y justo en el momento en que se lo ve más entusiasmado suena un celular. “Señor. Por favor salga al pasillo”, pide delicadamente Josefina, una de las encargadas. Así no se puede.

Más actual que nunca

Micky Vainilla, el personaje de Capusotto que “sólo hace pop”, se sentiría horrorizado si asistiera al Malba un miércoles. Es el día en que la entrada sale cinco mangos, los docentes y jubilados pagan tres y los estudiantes entran sin cargo. Ricos, mediopelo y pobres se reúnen ante las Marilyns y los autorretratos Polaroid, formando una masa variopinta que plantea desafíos al museo. El cuadro Cross –una cruz en rojo sobre fondo oscuro– tiene la particularidad de provocar que uno de cada tres energúmenos abra los brazos y se ubique donde la iconografía católica pondría al Cristo sufriente, al grito de “foto, sacáme una foto”.

De cualquier modo, hay que reconocerle a Warhol la capacidad de seguir produciendo no ya imágenes sino espectadores en serie. En la aparente variedad de vestimentas y peinados hay una actitud que nivela, y es el placer de estar ahí, de sentirse parte de un sistema de valoraciones. Como reflexiona Patricia, otra de las encargadas de sala: “A veces pienso que, más que mirar las pinturas, lo que les gusta es verse a ellos mismos en esa escena de ‘ir paseando por la muestra de Warhol’”. El lado positivo es que la exhibición convoca un público más masivo, con menos “hábito de museo”, y eso no deja de ser un hecho a destacar.

A diferencia de la puesta del segundo piso, orientada a la imaginería popera más clásica, la del primero se vuelca hacia una veta que –más allá de no ser tan difundida– tiende puentes con lo contemporáneo. También ahí el público juvenil marca la constante, como si desde algún punto del universo el patriarca continuara convocando a la tribu de serafines que se daba cita en su Factoría. Hay, sin embargo, otras razones que favorecen el contacto. Simplemente, los films que hizo el fundador del pop ganan en frescura a medida que el tiempo avanza. No sólo porque se afirman sobre sensaciones relativamente universales –dormir, besarse, recibir una fellatio–; sino porque en su diálogo con la pornografía y el voyeurismo el estadounidense se anticipó a la forma en que las personas se exponen a sí mismas en la era digital. Esos “retratos filmados” que según Jonas Mekas utilizan dieciséis fotogramas por segundo en vez de los veinticuatro de rigor, ¿no reproducen, en su semicortada lentitud, la experiencia de conversar por medio de webcams y micrófonos vía Internet? Esas fotografías coloreadas, ¿no anticipan la costumbre de photoshopear hasta las imágenes de las mascotas? ¿No se han convertido las ciudades en océanos warholianos, con lo bueno y malo que eso conlleva?

Al promediar la tarde, Patricia reflexiona sobre los líos que se le arman a la hora del cierre. Si bien se avisa al público que la actividad es hasta las 20 –los miércoles, hasta las 21– hay retobados cuya terquedad amenaza con alargar cual chicle jirafa el horario laboral de los que yugan. “Lo más llamativo –comenta ella– es que de vez en cuando se ponen desafiantes, y te largan cosas como ‘escuchame, chiquita, yo vi esta muestra en el Museo de Nueva York y no me hicieron pasar por semejante situación’.” La entrevistada plantea una tensión interesante. Casi se diría: una tensión pop. Porque así como el visitante de alto perfil ve en el final de la jornada ajena el principio de su recorrido, no es descabellado pensar que donde unos se deleitan con la contemplación lavada de las famosas Sopas Campbell otros no pueden evitar la asociación con la lata de conservas que abrirán para resolver su cena de la noche. Las cicatrices proletarias de Warhol –que pasó la depresión de los años ’30 en un barrio obrero de su Pittsbourgh natal– lo posicionaron en el centro de esa disyuntiva todavía no resuelta.


miércoles, 21 de octubre de 2009

ANDY WARHOL: BIOGRAFIA















Andrew Warhola (6 de agosto de 1928 - 22 de febrero de 1987), más comúnmente conocido como Andy Warhol, fue un artista plástico y cineasta estadounidense que desempeñó un papel crucial en el nacimiento y desarrollo del pop art. Tras una exitosa carrera como ilustrador profesional, Warhol adquirió notoriedad mundial por su trabajo en pintura, cine de vanguardia y literatura, notoriedad que vino respaldada por una hábil relación con los medios y por su rol como gurú de la modernidad. Warhol actuó como enlace entre artistas e intelectuales, pero también entre aristócratas, homosexuales, celebridades de Hollywood, drogadictos, modelos, bohemios y pintorescos personajes urbanos. Ha sido objeto de numerosos análisis, exposiciones de arte, libros y películas, como el documental "I Shot Andy Warhol".

Una de las aportaciones más populares de Warhol fue su declaración sobre los "15 minutos de fama".

Fue personaje polémico durante su vida - algunos críticos calificaban sus obras como pretenciosas o bromas pesadas - y desde su muerte en 1987 es objeto de numerosas exposiciones retrospectivas, libros y documentales. No en vano, está considerado como uno de los artistas más influyentes del siglo XX.

Andy Warhol nació en Pittsburgh, Pennsylvania, tercer hijo del matrimonio de clase obrera entre Andrij Warhola y Ulja (Julia) Warhola. Sus padres eran inmigrantes de etnia rusyn, originarios de Miková (antiguo Imperio Austrohúngaro, actualmente al noroeste de Eslovaquia). El señor Warhol padre habría emigrado a los Estados Unidos en 1914, y trabajaba en la minería del carbón. La madre se reunió con él en 1921, tras la muerte de los abuelos de Andy. Sus dos hermanos mayores habían nacido en Europa. La familia vivió en el 55 de la calle Beelen, y posteriormente en el 3252 de Dawson Street, en el barrio de Oakland, en Pittsburgh. La familia era creyente del rito católico bizantino, y asistía al templo católico bizantino de San Juan Crisóstomo.

En tercero de primaria, Warhol sufría de Corea de Sydenham (también llamado baile de San Vito), una afección del sistema nervioso que causa movimientos incontrolados de las extremidades, que se cree relacionada con la escarlatina, ésta provoca desórdenes en la pigmentación de la piel. El joven Andy fue desde entonces un hipocondríaco, y desarrolló auténtico pavor a los doctores y hospitales. Pasó buena parte de su infancia postrado en una cama y se convirtió en un proscrito entre sus compañeros de clase, desarrollando una fuerte fijación hacia su madre. Mientras estaba en la cama dibujaba, oía la radio y coleccionaba imágenes de estrellas de cine que colocaba alrededor de su cama. Warhol definió esta etapa como muy importante en el desarrollo posterior de su personalidad, sus habilidades y sus gustos.

Principios de su carrera

Warhol mostró un talento artístico precoz y decidió estudiar "arte comercial" en la escuela de Bellas Artes del Instituto Técnico de Carnegie de Pittsburgh (actualmente la Carnegie Mellon University). En 1949 se desplazó a Nueva York, donde comenzó una exitosa carrera como ilustrador en revistas y publicidad. Durante la década de los 50 ganó cierta reputación por sus caprichosas ilustraciones para unos anuncios de zapatos. Eran unos dibujos a tinta, bastante sueltos y emborronados, y figuraban entre la obra expuesta en una de sus primeras exposiciones en Nueva York, en la Bodley Gallery. Con la difusión de las nuevas tecnologías del vinilo y la alta fidelidad, las empresas discográficas se encontraron en un contexto comercial completamente nuevo que no tardarían en explotar. RCA contrató a Warhol y a Sid Maurer -entre otros artistas freelance- para el departamento de diseño de portadas de discos, cartelería y material promocional.

Los años 60

La serie de Latas de sopa Campbell, también conocida como 32 latas de sopa Campbell,fue producida por Warhol en 1962 y es uno de sus trabajos más conocidos.

Su primera exposición individual en una galería de artefue el 9 de julio de 1962 en la Ferus Gallery de Los Ángeles, California. La exposición marcó el debut del pop art de la West Coast. La primera exposición individual de Warhol en Nueva York fue en la Stable Gallery de Eleanor Ward, del 6 al 24 de noviembre de 1962. La exposición ya incluía obras como "El díptico de Marilyn", "100 Latas de sopa", "100 botellas de cola" y "100 billetes de dólar". En dicha exposición el artista se encontró por primera vez con John Giorno, que con el tiempo actuaría en la primera película de Warhol, "Sueño" (1963).

Fue durante los años 60 cuando Warhol empezó a pintar imágenes de productos comerciales icónicos, como latas de Sopa Campbell o botellas de Coca-Cola. Estos objetos eran para él iconos culturales estadounidenses al mismo nivel que Marilyn Monroe, Troy Donahue o Elizabeth Taylor, que retrataba mediante un procedimiento muy similar. En esta época funda "The Factory", su estudio y al mismo tiempo un ineludible punto de reunión de la vanguardia neoyorquina por la que pasaron artistas, escritores, modelos, músicos y celebridades del pujante underground. El taller, cubierto de hojas de papel de aluminio y decorado en color plata, estaba en la calle 47th (más tarde se mudaría a Broadway). Plásticamente, empezó a producir grabados serigráficos. Su obra empezó a ser muy conocida y desató ciertas polémicas sobre el papel del artista y los fines del arte.

Warhol desarrolló una imaginería personal a partir de objetos completamente impersonales, como billetes de dólar o nuevos productos de moda. Utilizaba imágenes propias de los medios de masas -periódicos y carteles, pero sobre todo televisión- para definir un Olimpo particular compuesto de símbolos de la cultura americana, como la silla eléctrica, las fotografías de cargas policiales contra manifestantes por los derechos civiles, o retratos de celebridades.[9] La botella de Coca-Cola se convirtió para él en un tema pictórico. Sobre esto, declararía:
Lo que es genial de este país es que América ha iniciado una tradición en la que los consumidores más ricos compran esencialmente las mismas cosas que los más pobres. Puedes estar viendo la tele y ver la Coca-Cola, y sabes que el Presidente bebe Coca-Cola, Liz Taylor bebe Coca-Cola, y piensas que tú también puedes beber Coca-Cola. Una cola es una cola, y ningún dinero del mundo puede hacer que encuentres una cola mejor que la que está bebiéndose el mendigo de la esquina. Todas las colas son la misma y todas las colas son buenas. Liz Taylor lo sabe, el Presidente lo sabe, el mendigo lo sabe, y tú lo sabes.

El MOMA de Nueva York organizó un simposio sobre arte pop en diciembre de 1962, y algunos artistas -entre ellos Warhol- fueron atacados por "rendirse" al consumismo. Para las sofisticadas élites que dictaban la crítica de arte, el entusiasmo que Warhol sentía por la cultura de mercado resultaba embarazoso e inadmisible. Este simposio definió el tono en que se iba a recibir la obra de Warhol, aunque a lo largo de la década siguiente iba a hacerse cada vez más evidente que se habían dado profundos cambios en la cultura y el mundo del arte, y que Warhol había jugado un papel esencial en ese viraje.


















Un evento crucial fue la exhibición "The American Supermarket" (en esp., "El supermercado americano"), una muestra celebrada en la Paul Bianchinni Gallery del Upper East Side de Manhattan, en 1964. La exposición estaba organizada como el típico pequeño supermercado estadounidense, aunque los "productos" exhibidos -conservas, carne, posters, etc- eran obra de seis prominentes artistas del pop, como Mary Inman, Robert Watts o el controvertido -y mentalmente afín a Warhol- Billy Apple. La contribución de Warhol era una pintura de una lata de sopa Campbell, valorada en 1.500 $, mientras que una auténtica lata autografiada costaba 6 $. La exposición fue uno de los primeros actos públicos en los que se confrontó al público con el pop art y la cuestión planteada por las vanguardias clásicas acerca de qué podía ser arte.


Como ya había hecho en su etapa de ilustrador comercial en los 50, Warhol recurrió a asistentes para aumentar la productividad de su taller artístico. Esta colaboración también planteó encarnizadas polémicas sobre sus métodos de trabajo y su valor como arte, especialmente durante los años 60. Uno de los colaboradores más importantes con que contó en esta época fue Gerard Malanga. Malanga ayudó a Warhol en la producción de serigrafías, películas, esculturas y otras obras producidas en "The Factory". Otros colaboradores esporádicos fueron Freddie Herko, Ondine, Ronal Travel, Mary Woronov, Billy Name y Brigid Berlin, que fue quien, al parecer, le dio la idea de grabar sus conversaciones telefónicas.

























Durante los años 60 Warhol también reunió a una variopinta comitiva de excéntricos y bohemios, a quien él designaba como las "Superstars", y que incluía a Edie Sedgwick, Viva y la célebre Ultra Violet. Todos ellos solían actuar en las películas de Warhol, y algunos, como Berlin, mantuvieron una estrecha amistad con el artista hasta su muerte. Su relación con artistas como Frangeline, una cantante de la escena guapachosa,y tambien con artistas como el escritor John Giorno o el cineasta Jack Smith (que también figuró en algunos cortos de Warhol) revelaba su estrecha relación con distintas clases de producción artística. Hacia el final de esa década el mismo Warhol se había convertido en una celebridad y aparecía frecuentemente en la prensa, escoltado por alguno de sus compañeros en la Factory.

En 1965 conoce al grupo de música The Velvet Underground liderado por Lou Reed y en poco tiempo se vuelve manager del grupo, añadiendo a su amiga, la cantante alemana, Nico. En 1967 sale al mercado el disco de los Velvet llamado The Velvet Underground and Nico: Andy Warhol, que fue producido por este último. Ese mismo año, por diferencias con el resto del grupo, Nico se retira y los servicios de Warhol ya no son necesitados. En 1969 comienza a publicar su revista Interview.




















Atentado

El 3 de junio de 1968, Valerie Solanas disparó a Warhol y al crítico de arte y comisario Mario Amaya en la entrada al estudio de Warhol.

Antes del atentado, Solanas había sido un miembro discreto del colectivo de la Factory. Fundó una asociación llamada S.C.U.M. (Society for Cutting Up Men) y redactó el "Manifiesto S.C.U.M", un alegato feminista separatista contra el patriarcado (y que, con el paso de los años, adquirió cierta resonancia).Solanas también aparecía en la película de Warhol "I, A Man" (1968). Al parecer, el día del atentado, Solanas había sido expulsada de la Factory tras reclamar la devolución de un guión que le había dado a Warhol y que, al parecer, había sido traspapelado. Amaya sufrió sólo heridas menores, y fue dado de alta ese mismo día. Warhol, sin embargo, recibió seis disparos y apenas sobrevivió a la intervención de urgencia de seis horas de duración -durante la que los médicos tuvieron que abrirle el pecho y masajear su corazón para estimular el ritmo cardíaco de nuevo-. Las secuelas de este ataque le acompañarían el resto de su vida, y no es de extrañar que por tanto el recuerdo del atentado dejase una marca profunda en el resto de la vida y la obra de Warhol.Solanas fue arrestada al día siguiente de disparar. Como justificación a su ataque, declaró que "él tenía demasiado control sobre mi vida", tras lo cual fue sentenciada a 3 años bajo el control del departamento de reinserción. Tras el tiroteo, el acceso a la Factory quedó rígidamente controlado, y en opinión de muchos esto causó el fin de la época de "la Factory de los 60". El atentado, sin embargo, quedó bastante desdibujado en los medios debido al asesinato de Robert F. Kennedy, dos días después.

A raíz del atentado sufrido, Warhol declaró que "antes de que me disparasen, siempre pensé que estaba un poco poco más para allá que para acá. Siempre sospeché que estaba viendo la tele en vez de vivir la vida".

Años 70

Comparados con la escandalosa (y exitosa) década de los 60, los 70 fueron años más tranquilos para Warhol, que se convirtió en un emprendedor. Según Bob Colacello, Warhol pasaba la mayor parte de su tiempo rondando a nuevas estrellas y personajes famosos para proponerles un retrato. La lista incluía a Mick Jagger, Liza Minelli, John Lennon, Diana Ross, Brigitte Bardot y Michael Jackson. El famoso retrato del líder comunista chino Mao Zedong es de esta época (1973). También fundó, con el apoyo de Gerard Malanga la revista "Interview", y publicó "La filosofía de Andy Warhol" (1975), en la que exponía su pensamiento con rotundidad y sentido del humor:"Hacer dinero es arte, y el trabajo es arte, y un buen negocio es el mejor arte". Warhol solía frecuentar diversos clubes nocturnos de Nueva York, como el Max's Kansas City, el Serendipity 3 y, más adelante, el célebre Studio 54.Normalmente se comportaba como un tranquilo, tímido y meticuloso observador. El crítico de arte Robert Hughes le llamó "el lunar blanco de Union Square". Su estilo inicialmente rupturista fue progresivamente asimilado por el circuito de galerías y por los círculos adinerados, a los que satisfacía con retratos por encargo. Esta etapa es juzgada de manera dispar por la crítica actual. En los años 70 hace retratos de sus amigos, clientes habituales de la discoteca Studio 54, entre ellos Carolina Herrera, Liza Minnelli y Elizabeth Taylor. Es también en esta época cuando es contratado por varios fabricantes de automóviles para pintar sus vehículos de competición de una manera que llamen la atención, entre ellos la firma BMW. Así se creó el art car. Dichos vehículos participaban sobre todo en las famosas 24 horas de Le Mans. Son famosas sus cápsulas del tiempo en donde guardaba (desde el año 1974) cosas cotidianas en cajas de cartón, como expone en Philosophy of Andy Warhol, su primer libro. En 1979 exhibe, de manera importante, en el Whitney Museum de Nueva York, su serie de retratos Portraits of the Seventies (Retratos de los Setenta).
















Los años 80

Warhol tuvo una segunda juventud para la crítica -y los negocios- durante los 80, gracias en parte a su estrecha relación con algunas de las nuevas figuras el arte, que eran en realidad quienes conducían la tendencia del mercado en aquel momento: Se trataba de personajes como Jean-Michel Basquiat, Julian Schnabel, David Salle y otras figuras del así llamado neoexpresionismo. Warhol también frecuentaba la compañía de artistas del movimiento de transvanguardia europea, como Francesco Clemente y Enzo Cucchi. Por entonces Warhol era acusado de haberse convertido en un "artista de los negocios". En 1979 recibió algunas críticas poco favorables sobre sus exposiciones de retratos de celebridades de los 70, críticas en las que su obra se tachaba de superficial, fácil y comercial, carente de profundidad de la significación del tema. Esta actitud crítica, debida en parte a las propias tendencias del mercado, hizo que su siguiente exposición sobre "Genios Judíos" (1980), expuesta en Nueva York, también fuese recibida con frialdad. Una mirada más atenta a la obra de Warhol ha hecho que algunos críticos hayan creído ver en la "superficialidad" y "comercialidad" de Warhol "uno de los reflejos más brillantes de nuestra época", señalando que "Warhol ha capturado algo esencial sobre el zeitgeist de la cultura americana de los años setenta". Warhol siempre apreció el glamour de Hollywood. En una ocasión declaró
"Amo Los Angeles. Amo Hollywood. Son tan hermosos. Todo es plástico, pero amo el plástico. Quiero ser plástico."



















En 1981 empieza a pintar detalles de cuadros de artistas renacentistas como Da Vinci, Botticelli y Uccello. En 1983 hace el retrato del cantante español Miguel Bosé para la portada del disco Made In Spain, también utilizada para el disco Milano-Madrid de este mismo artista. Según las malas lenguas, la compañía discográfica de Bosé pagó una fortuna por la colaboración de Warhol, quien hasta entonces apenas conocía al cantante. Luego le mencionaría en algún libro como «hijo de un torero español». Warhol también apareció en su videoclip Ángeles Caídos. Ese año visita Madrid, donde es recibido con entusiasmo por Almodóvar, Fabio McNamara y otras personalidades de la cultura y la vida social madrileña. A pesar de todo, la exposición que presentó en la ciudad se saldó con poquísimas ventas.

En esa época, Warhol produce abundantes retratos de celebridades y magnates, no sólo amistades o gente de su círculo, sino también diseñadores, empresarios y demás gente adinerada, que por grandes sumas posan para Warhol. Entre ellos, el modisto Valentino. Según él mismo contó, en una ocasión viajó a Europa para tomar polaroids de empresarios alemanes, y basándose en tales fotografías elaboraba los retratos.

En 1986 pinta lo que serán sus últimas obras, autorretratos y retratos de Lenin y Mao Tse Tung.

Muerte

Warhol murió en Nueva York a las 6:32 de la mañana del 22 de febrero de 1987. Según los noticiarios, se estaba recuperando sin dificultades de una operación de vesícula en el New York Hospital cuando falleció dormido debido a una repentina arritmia post-operatoria. También se ha señalado cierto exceso de líquidos por intoxicación de agua. Antes de su diagnóstico y la operación consiguiente, Warhol había intentado retrasar los reconocimientos, debido sobre todo a su pavor a los hospitales y los médicos.
La tumba de Warhol, junto a la de sus padres, se encuentra en el cementerio católico bizantino de San Juan Bautista en Pennsylvania (Estados Unidos).

El cuerpo de Warhol fue devuelto por sus hermanos a Pittsburgh para el funeral. El velorio tuvo lugar en el Thomas P. Kunsak Funeral Home y fue una ceremonia corpore insepulto. El ataúd era una pieza de bronce macizo, con adornos dorados y soportes blancos. Warhol llevaba puesto un traje negro de cachemira, una corbata de estampado también de cachemira, una peluca plateada y sus características gafas de sol. Tenía en las manos un pequeño breviario y una rosa roja. El funeral se celebró en la iglesia católica bizantina del Espíritu Santo, en el North Side de Pittsburgh. Monseñor Peter Tray pronunció su encomio.Yoko Ono también se presentó. El féretro quedó cubierto por rosas blancas y brotes de esparraguera. Tras la liturgia, el ataúd fue llevado al cementerio católico bizantino de San Juan Bautista, en Bethel Park (un barrio apartado al sur de Pittsburgh). Allí el sacerdote pronunció una breve oración y asperjó con agua bendita el ataúd. Antes de proceder al descendimiento del mismo, Paige Powell dejó caer un ejemplar de "Interview", una camiseta de la misma revista y una botella del perfume Beautiful, de Estée Lauder. Warhol fue enterrado junto a su madre y su padre, y unas semanas más tarde se repitió un oficio conmemorativo para Warhol en Manhattan.

























El testamento de Warhol legaba toda su propiedad -con excepción de algunos modestos detalles- a miembros de su familia, con el fin de crear una fundación dedicada al "avance de las artes visuales". Warhol tenía tantas posesiones que Sotheby's necesitó nueve días para subastar sus bienes tras su muerte, y la suma total excedía los 20 millones de dólares. Su riqueza total era aún mayor, debido principalmente a astutas inversiones realizadas a lo largo de toda su vida.

En 1987, de acuerdo con la última voluntad de Warhol, se constituyó la Andy Warhol Foundation for the Visual Arts. La fundación no sólo sirve como representante legal de Andy Warhol, sino que defiende su misión de "espolear la innovación en la expresión artística y el proceso creativo", y se declara "centrada, principalmente, en apoyar el trabajo de un valor experimental o rompedor".

Se ha opinado mucho sobre la asexualidad de Warhol, al igual que sobre su voyeurismo, pero algunas especulaciones se han visto más o menos rebatidas por sus biógrafos (como Victor Bockris), por socios de la Factory como Bob Colacello, así como por algunos estudiosos del arte como Richard Meyer. La cuestión de la posible influencia de la sexualidad de Warhol sobre su obra, y cómo modeló su relación con otras personas se ha convertido en un tema esencial para los estudios de su obra, en tanto que es un tema al que el propio Warhol se refirió en entrevistas y conversaciones con sus contemporáneos, así como en varias de sus publicaciones.(por ej."Popism: The Warhol Sixties). A lo largo de su carrera Warhol realizó numerosas fotografías de desnudos masculinos. La mayoría de sus obras más conocidas -los retratos de Liza Minelli, Judy Garland y Elizabeth Taylor, y películas como "Blow job", "My Hustler" y "Lonesome Cowboys" tenían su origen en la subcultura gay y el underground, y se trataba de exploraciones más o menos sistemáticas de la complejidad de la sexualidad y el deseo. La mayoría de sus películas fueron estrenadas en cines X para homosexuales. Por ello no es de extrañar que algunas de las dificultades iniciales de Warhol para lanzar su carrera tenían que ver con el carácter sexual de su obra -así, los dibujos homoeróticos que presentó a una galería para su primera exposición-, generalmente considerado "demasiado abiertamente gay". En "Popism", el artista menciona una conversación con el cineasta Emile de Antonio sobre las dificultades que Warhol había tenido para ser admitido en sociedad por artistas como Jasper Johns o Robert Rauschenberg, que ocultaban al público su orientación homosexual. De Antonio sostuvo que Warhol tenía "demasiada pluma, y eso les molestaba". Warhol se defendía diciendo que "no había nada que pudiese decir al respecto. Era totalmente cierto. Así que decidí que no me iba a preocupar, porque esas eran precisamente las cosas que no quería cambiar de ningún modo, y no pensaba que debiese cambiarlas. Otras personas podían cambiar su actitud, pero yo no." Revisando la biografía de Warhol, muchos se refieren al período comprendido entre los últimos años 50 y los primeros 60 como un momento clave en el desarrollo de su carácter. Algunos han sugerido que su habitual negativa a comentar su obra, a hablar sobre sí mismo -limitándose en las entrevistas con responder cosas del tipo "Um, no" y "Um, sí", o dejando que otros contestasen por él-, o incluso la evolución de su estilo pop pueden haberse originado en los años en los que Warhol fue "rechazado" por los elitistas círculos del arte de Nueva York.

Creencias religiosas

Warhol era un creyente practicante del rito bizantino de la iglesia católica rutenia. Fue voluntario en algunos albergues para vagabundos de Nueva York, particularmente durante las épocas más complicadas del año, y se describía a sí mismo como una persona religiosa. Varias de las obras tardías de Warhol representan temas religiosos, especialmente dos series tituladas "Detalles de pinturas renacentistas" (1984) y "La última cena (1986). Tras su muerte, se localizaron dibujos de índole religiosa en su apartamento. A lo largo de su vida, Warhol asistió frecuentemente a la misa, y el párroco de la iglesia a la que asistía Warhol -el templo de San Vicente Ferrer de Nueva York- afirmó que el artista iba casi diariamente. Se ha comentado que su estilo está fuertemente influido por la tradición de la iconografía oriental cristiana, que ocupa un lugar preeminente en los lugares de culto. Su hermano, por otra parte, dijo de él que era "profundamente religioso, pero no quería que la gente lo supiera porque (lo consideraba) privado". A pesar de la naturaleza privada de sus creencias, la elegía de John Richardson le retrata como una persona de gran devoción:"Tengo la certeza de que él fue responsable de al menos una conversión. Estuvo bastante orgulloso de financiar los estudios de teología de su sobrino".

























Warhol siempre se apoyó en sus asistentes para sus pinturas, y lo mismo puede decirse de sus producciones cinematográficas. Fundó la revista de sociedad Interview, que se convirtió en una buena lanzadera para artistas a las que patrocinaba y en un buen negocio para sus amigos colaboradores. Del mismo modo, su obra literaria es resultado de su colaboración con Pat Haccket. Apadrinó al explosivo Jean-Michel Basquiat cuando éste apenas era conocido, y convirtió a la Velvet Underground en una banda conocida internacionalmente. Fue en realidad un inquieto y activo "productor de personajes artísticos", como sus conocidas "superestrellas" -de dispar suerte- y un infalible detector de talento. Del mismo modo, Warhol alentaba el consumo de ciertos productos, aparecía en publicidad y era un invitado frecuente a programas televisivos que iban desde Love Boat al Saturday Night Live, o la película de Richard Pryor "Dynamite Chicken". En este sentido, Warhol era un firme defensor del "negocio del arte" y el "arte del negocio". De hecho, escribió largamente sobre este tema, tal como puede comprobar el lector de "La filosofía de Andy Warhol: De la A a la B y de la B a la A".




















Obra

Pintura

Hasta principios de la década de los 60, Warhol era un ilustrador comercial de éxito. Sus elegantes y detallados dibujos para la empresa zapatera I. Millar eran particularmente populares. Estos dibujos a tinta, de línea bastante desenvuelta, se alternaban con impresiones monoprint (similares a una monotipia) que aplicó extensivamente en su primera etapa como artista. Aunque esta posición entre el mundo artístico y el comercial no era infrecuente, sí es cierto que por motivos de prestigio la mayoría de artistas llevaban con discreción su condición de profesionales de la publicidad. De hecho, la fama de Warhol como ilustrador supuso en un primer momento un obstáculo para su consideración como artista. Por entonces trató de exponer alguno de los dibujos realizados con estas técnicas en galerías de arte, pero sus intentos no tuvieron éxito. De esta época parte su cuestionamiento sobre el estatus de arte y su relación con el mercado: A partir de entonces, criticaría su separación y trató de interpretar la cultura comercial y popular como un tema artístico. El pop art ya era una corriente en estado germinal que algunos artistas exploraban de modo aislado; algunos de estos pioneros, como Roy Lichtenstein o el propio Warhol (que pasaría a ser conocido como "el Papa del Pop") se volverían con el tiempo en sinónimos del pop. Warhol comenzó a involucrarse en este movimiento artístico realizando imágenes tomadas de dibujos animados y anuncios televisivos que pintaba con cuidadosas salpicaduras de pintura. Estas salpicaduras emulaban el aspecto del expresionismo abstracto estadounidense, entonces muy en boga. Eventualmente Warhol iría retirando referencias de sus imágenes hasta reducirlas a la representación icónica de una marca comercial, una celebridad, o el signo del dólar; suprimió también cualquier huella de la mano del artista en sus pinturas. Se trataba en cierto sentido de devolver al arte el valor de cosa mentale, tal y como Leonardo la había definido ya en el Renacimiento. Warhol extrapoló su profundo conocimiento del mundo comercial en su faceta artística. Así, intuía que definir un nicho comercial era al fin y al cabo definir un tema artístico. Los dibujos animados y los cómics ya habían sido utilizados por Lichtenstein, la tipografía era parte del lenguaje de Jasper Johns; y Warhol también quería definir su propia estética distintiva. Sus amigos le aconsejaron pintar las cosas que más amase: En su peculiar manera de tomar las cosas literalmente, para su primera exposición de importancia pintó las famosas latas de sopa Campbell, que según decía había sido el almuerzo más frecuente a lo largo de su vida. La obra fue vendida por 10.000 $ en una subasta celebrada el 17 de noviembre de 1971 en la sede de Sotheby's en Nueva York, un precio irrisorio si lo comparamos con los 6 millones de dólares obtenidos más recientemente por la misma obra.[35] Pero Warhol también amaba a las celebridades, y por ello decidió pintarlas. Estos primeros pasos en el mundo artístico fueron definiendo poco a poco su impronta personal, que consistía precisamente en evitar la huella persona del artista en beneficio de unos temas que aunque eran considerados "anti-artísticos" constituían la esencia de la cultura de la sociedad del bienestar estadounidense. Warhol utilizó frecuentemente la serigrafía, y cuando se veía obligado lo hacía calcando de una diapositiva. Según se afianzaba su carrera como pintor, Warhol contrató a varios asistentes que le ayudaban a procesar sus imágenes, siguiendo sus indicaciones para realizar variaciones y versiones sobre el mismo tema. En 1979, Warhol recibió de BMW el encargo de pintar un coche de carreras de competición BMW M1 para la cuarta exposición del proyecto "BMW Art Car". A diferencia de los tres artistas que le habían precedido, Warhol declinó utilizar inicialmente un modelo a escala, y se puso a pintar directamente sobre el vehículo. Se dice que Warhol tardó un total de 23 minutos en pintar el coche entero. La obra de Warhol adquirió un tono más serio tras el atentado sufrido en 1968. Una tendencia cómica coexistía con una más solemne, y por ello en su obra se pueden encontrar viñetas de cómic o sillas eléctricas, indistintamente. Por otra parte, Warhol utilizó las mismas técnicas -serigrafía, offset, pintura en tonos planos con colores brillantes- para representar a sus queridas celebridades, objetos cotidianos, accidentes de coche, imágenes de suicidios o desastres, como prueba la serie "Death and Disaster" realizada entre 1962 y 1963. Las pinturas de esta serie -como "Accidente de coche en rojo", "Hombre púrpura saltando" o "Desastre naranja"- transforman tragedias personales en espectáculos públicos, y anuncian el uso de imágenes de catástrofe que se volvería inherente a la cultura de los medios de masas. El elemento unificador de la obra de Warhol es su estilo deliberadamente inexpresivo y la construcción de un personaje aparentemente imperturbable, como un Buster Keaton del arte. Estos rasgos eran subrayados por la propia personalidad de Warhol, que prefería hacerse pasar por tonto ante los medios y rechazaba dar explicaciones sobre su trabajo. Warhol declaró en cierta ocasión que "todo lo que necesitas saber sobre el cuadro está ahí, en la superficie". Plantilla:Citequote Algunos de sus dibujos a tinta, que podían recordar imágenes del test de Rorschach pretendían ser comentarios desde el punto de vista del pop sobre lo que el arte podría ser. Otras pinturas, como el "papel de pared de vaca" (un papel de pared con estampado de vacas) o sus "pinturas de oxidación" (a partir de lienzos preparados con cobre oxidado con orina- también pueden entenderse en este sentido. Es igualmente remarcable la manera en que esta obra -y los medios con que se producía- encajaban en el ambiente de la Factory de Nueva York. El biógrafo Bob Colacello aporta un testimonio sobre las "pinturas de orines" de Andy:
Victor...era el espíritu meón de Andy para las Oxidaciones. Venía a la Factory para orinar en lienzos que habían sido preparados con una imprimación basada en cobre por Andy o por Ronnie Cutrone (quien era el segundo espíritu meón, muy apreciado por Andy, quien decía que la vitamina B que Ronnie tomaba proporcionaba un tono más bonito cuando el ácido úrico corroía el cobre). ¿Utilizó Andy su propia orina? Mi diario dice que cuando empezó esa serie, en diciembre de 1977, lo hizo, y hubo más de una persona en ello: chicos que venían a comer y que habían bebido algún vino más de la cuenta, quedaban muy divertidos o intimidados cuando se les pedía que ayudasen a Andy "a pintar". Andy siempre parecía entusiasmado durante el trayecto hacia el estudio..."

























El ciclo inacabado de "La última cena", que habría aportado un carácter religioso completamente nuevo a su obra, es posiblemente la mayor de sus series, y en palabras de algunos críticos también, "la mejor". Es igualmente la mayor serie de tema religioso realizada por un artista estadounidense.

Películas

Warhol recurrió a una gran variedad de medios de expresión artística: pintura, dibujo, fotografía, grabado, escultura y cine, y fue un cineasta experimental bastante prolífico, si consideramos que entre 1963 y 1968 produjo más de sesenta películas. En una de las más conocidas, "Sleep", John Giorno dormía durante seis horas. El mediometraje "Blowjob" ('35) muestra un plano de DeVeren Bookwalter (supuestamente felado por el cineasta Williard Maas). En "Empire", una película de ocho horas de duración, la cámara muestra una vista del Empire State Building al amanecer. Warhol ignoraba las convenciones usuales sobre la duración de una película, como podemos juzgar en "Eat", una película de 45 minutos de duración en la que aparece un hombre comiéndose una seta. En 1962, Warhol asistió al estreno de una composición estática de LaMonte Young, titulada "Trio for Strings", a partir de la cual creó una serie de películas estáticas como "Kiss", "Eat" o la misma "Sleep" (para la que contrató a Young como compositor). Uwe Hussein dice que el cineasta Jonas Mekas -que acompañó a Warhol en el estreno del "Trio"- afirmó que el espectáculo fue una influencia esencial para esas películas de Warhol.[40] En 1964 Warhol dirigió y produjo "Batman Dracula", una película que no contaba con la aprobación de DC Comics, propietaria legal del personaje. Esta película fue proyectada únicamente en exposiciones. Warhol se confesó un gran admirador de la serie y afirmó que pretendía realizar un homenaje personal al superhéroe. Actualmente se la considera la primera representación de Batman en la estética camp. La película se había considerado perdida hasta 2006, con la proyección del documental "Jack Smith and the Destruction of Atlantis" en el que aparecían fragmentos de la pieza original. En 1965, Warhol produjo "Vinyl", una adaptación de la célebre distopía de Burgess, "The Clockwork Orange". Otras grabaciones eran improvisadas, y registran encuentros entre los habituales de la Factory, como Viva, Edie Sedgwick, Candy Darling, Holly Woodlawn, Ondine, Nico y Jackie Curtis. El legendario artista underground Jack Smith aparece en la película "Camp". Su producción cinematográfica de más éxito -tanto de público como de crítica- fue "Chelsea Girls" (1966), una película muy innovadora que se exhibía con dos proyectores de 16mm funcionando simultáneamente. Cada película tenía su propia historia, y ofrecían una lectura simultánea de acontecimientos aparentemente inconexos. Eventualmente, desde la cabina de proyección se regulaba el sonido para darle a una de las proyecciones cierta preponderancia sobre la otra. Esta multiplicación de imágenes evocaba los trabajos de serigrafía de Warhol de principios de esa década, en los que se superponían diversas "capas de información". La influencia de esta división de pantalla, con el valor multinarrativo que implicaba, tuvo una gran resonancia posterior. Otras de sus películas más importantes son "Bike Boy", "My Hustler", y "Lonesome Cowboys", un pseudo-western de bajo presupuesto en el que Warhol se interpretaba a sí mismo. Estas películas han trascendido más como documentales de la subcultura gay del momento y aún hoy ocupan un lugar ilustre en los estudios de arte y sexualidad. La última producción de Warhol como director fue "Blue Movie", en la que Viva, una superestrella de la Factory, sale haciendo el amor y tonteando con un hombre durante 33 minutos. La polémica desatada alrededor de esta película -debida a ese franco planteamiento de un encuentro sexual- hizo que la propia intérprete se negase durante años a su proyección pública. "Blue Movie" fue proyectada en Nueva York por primera vez en 2005, tras más de treinta años de espera. Después del atentado sufrido en 1968, Warhol se volvió más reticente a la producción de películas. Su colaborador y ayudante de dirección, Paul Morrisey, llevó las producciones del colectivo de la Factory a un terreno más convencional y narrativo, con producciones de serie-B y películas de tono contestatario como "Flesh", "Trash", y "Heat" (1972). Todas estas películas, incluyendo las versiones de Drácula y Frankenstein, iban dirigidas a un público convencional adulto, más que a los sofisticados espectadores que habían apreciado las obras de Warhol. En estas últimas películas actuó Joe Dallesandro, a quien algunos han querido catalogar como una "estrella" de Morrisey, y no una auténtica "estrella de Warhol".

























Música

A mediados de los sesenta, Warhol "adoptó" a una banda llamada "The Velvet Underground", y les convirtió en un elemento crucial de la exposición de arte multimedia que organizaba, la Exploding Plastic Inevitable. Warhol convirtió a Paul Morrissey en el agente de la banda, y les presentó a Nico, quien se convertiría en miembro de la banda a petición de Warhol. En 1966 produjo su primer disco, titulado "The Velvet Underground and Nico", y realizó la decoración del disco. En realidad, la producción de Warhol se limitó a pagar por el estudio de grabación. Tras la publicación de este álbum, Warhol y el líder de la banda, Lou Reed, empezaron a disentir sobre la dirección que la banda debería tomar. Esta tensión pudo haber causado el final de su buena relación artística. Warhol había diseñado numerosas portadas de discos desde su primera portada, una fotografía para el primer disco de John Wallowitch (titulado "This Is John Wallowitch", 1964). También diseño las portadas del "Sticky Fingers" de los Rolling Stones en 1971, y del "Love You Live" (1977). En 1975 le encargaron hacer varios retratos de la cara visible de la banda, el músico Mick Jagger. Para John Cale diseñó la portada de "Honi Soit" (1981) y para Diana Ross las ilustraciones que aparecían en la cubierta de "Silk Electric". El póstumo "Menlove Ave." (1986) de Lennon también fue diseñado por Warhol. Andy tenía buena relaciones en el mundo de la música, como Deborah Harry, Grace Jones, Diana Ross y John Lennon. El videoclip, formato que surgiría en los 70, también entraba en sus inquietudes creativas. La productora de vídeo de Warhol produjo, entre otros, el clip del sencillo "Misfit", para los Curiosity Killed The Cat, y el clip del sencillo "Hello Again" de The Cars (en el que figuraba como barman). La relación de Warhol con la música no fue de índole estrictamente profesional. Su influencia sobre la llamada New Wave -como la banda Devo- y sobre la formación de artistas jóvenes, como David Bowie es sobradamente conocida. Bowie incluía una canción llamada "Andy Warhol" en su Hunky Dory (1971), y Lou Reed compuso una canción llamada "Andy Chest", que trataba sobre el atentado sufrido en 1968 a manos de Valerie Solanas. Esta canción fue grabada entonces con la Velvet, pero la versión no fue publicada hasta que salió el álbum VU en 1985. En 1972 grabó una versión diferente para su disco Transformer, producida por Bowie y Mick Ronson.

Warhol y la edición

Desde comienzos de la década de los 50, Warhol realizó regularmente los portfolios que utilizaba para mostrar su trabajo. El primero de estos libros publicados por el mismo autor fue "25 Cats Name Sam and One Blue Pussy", impreso en 1954 por Seymour Berlin en papel Arches con marca de agua, y estaba ilustrado con litografías realizadas en el mismo estilo emborronado con el que se identificaba su trabajo de ilustrador. La edición original estaba limitada a 190 ejemplares, coloreadas a mano con tinta acualerable Dr. Martin's. Warhol regaló la mayoría de estos libros a clientes y amigos. La copia número 4, con la palabra "Jerry" manuscrita en la cubierta, fue un regalo de Warhol para Geraldine Stutz, y se utilizó en 1987 como modelo de una edición facsimil. El original fue subastado en mayo de 2006 por Doyle New York, y alcanzó un valor de 35.000 dólares. Otros de los libros autoeditados por Warhol fueron A Gold Book, Wild Raspberries y Holy Cats. Tras convertirse él mismo en una celebridad, Warhol escribió varios libros que fueron publicados con fines comerciales.

























* "A, a Novel" (1968, ISBN 0-8021-3553-6) es una transcripción literal -aderezada con faltas de ortografía y murmullos ininteligibles interpretados fonéticamente- de varias grabaciones de sonido realizadas por Ondine y varios de los asiduos visitantes de la Factory, y contiene sus charlas, sus saludos y sus despedidas.
* "The Philosophy of Andy Warhol (From A to B and Back Again)" -traducido al español como "La filosofía de Andy Warhol: De la A a la B y de la B a la A"- (1975, ISBN 0-15-671720-4) es un extracto de las conversaciones telefónicas diarias (algunas mientras Warhol estaba de viaje) entre el artista y Pat Hackett. La investigadora explica en la introducción de "The Andy Warhol Diaries" que las cintas que Warhol le daba para que grabase sus charlas contenían fragmentos de conversaciones previamente grabadas entre el artista, Brigid Berlin y el antiguo editor de la revista Magazine, Bob Colacello.
* "Popism: The Warhol Sixties", (1980, ISBN 0-15-672960-1) es una revisión retrospectiva de los años sesenta y el auge del pop art, y sus coautores son Andy Warhol y Pat Hackett.
* "The Andy Warhol Diaries" (1989, ISBN 0-446-39138-7), editado por Pat Hackett, es una especie de "diarios" dictados por Warhol a Hackett a lo largo de conversaciones telefónicas diarias. Warhol había iniciado ese diario para revisar el progreso de sus gastos tras revisiones fiscales, pero pronto evolucionó hasta incluir observaciones personales y comentarios artísticos.

Warhol fue además el creador de "Interview", una revista de moda que aún hoy se publica. El título garabateado en la portada puede ser obra de la propia mano de Warhol o de su madre, Julia Warhola, quien solía hacer ese tipo de colaboraciones escritas para sus primeras piezas comerciales. Fue enterrado con un ejemplar de su querida publicación.
Otros medios

Como se ha señalado, aunque Warhol es más conocido como pintor y realizador, fue un autor prolífico que se expresaba en medios muy diversos.

* El dibujo era una parte esencial de la pintura de Warhol. Formado como ilustrador, Warhol acuñó un característico estilo "emborronado" con el que realizó sus celebrados anuncios de zapatos. Algunos de sus dibujos fueron publicados por el propio autor en forma de folletos (así, Yum, yum, yum, sobre la comida; Ho, Ho, Ho, de tema navideño; y Shoes, Shoes, Shoes, de uno de sus temas favoritos. Su libro de dibujos más aclamados es quizás A Gold Book, que reúne numerosas y delicadas ilustraciones de jóvenes. El título de esta obra se debe a una hoja dorada que decora sus páginas.
* La escultura más conocida de Warhol es quizás la caja de Brillo, una réplica serigrafiada sobre madera de las cajas de un detergente bastante conocido. Las Cajas de Brillo formaban parte de una serie de esculturas que representan objetos típicos de tienda de barrio, como el ketchup Heinz o las Latas de Sopa Campbell. Otras obras que Warhol realizó en este medio fueron la Silver Clouds, unos globos plateados de mylar con forma almohadillada. Una de estas "nubes plateadas" fue parte de la exposición itinerante Air Art organizada por Willoughby Sharp entre 1968 y 1969. "Clouds" fue también el título de una parte del RainForest, un espectáculo de danza contemporánea coreografiado por Merce Cunningham en 1968.
* Música y edición de sonido: A partir de determinado momento, Warhol decidió no separarse de una grabadora portátil que llevaba a donde quiera que fuese, y con la que registraba cualquier cosa que dijese alguien cerca de él. Llamaba al aparato como "mi esposa", y utilizó parte del material grabado como soporte literario de algunos de sus libros. Otra importante obra sonora de Warhol fue su Invisible Sculpture, una instalación en la que las alarmas antirrobo dejaban de sonar al entrar. Por otra parte, la colaboración de Warhol con la Velvet Underground fue una vertiente muy destacada de su expreso deseo de convertirse en productor de música.
* La Time Capsule, creada en 1973, es una pieza con la que Warhol quería rescatar objetos de su entorno cotidiano -cartas, periódicos, suvenires, objetos de infancia, incluso billetes de avión y restos de comida- que reunía y sellaba dentro de cajas de cartón que él llamaba cápsulas del tiempo. Para la fecha de su muerte, existían cerca de 600 de estas cajas, todas adecuadamente fechadas y clasificadas. Las "cápsulas" están ahora reunidas en la colección del Andy Warhol Museum.
* Warhol siempre manifestó su entusiasmo por un programa televisivo que quería llamar The Nothing Special", un programa especial sobre su tema favorito: Nada. Al final de su carrera creó dos programas televisivos, la Andy Warhol's TV (1982) y Andy Warhol's Fifteen Minutes (1986), basado en su célebre frase sobre los "quince minutos de fama" que todo el mundo deberíamos tener. Además de las apariciones en sus propios programas, Warhol frecuentaba otras emisiones, como The Love Boat, en el que una mujer casada de nombre Marion Ross temía que Warhol revelase a su entonces marido, Tom Bosley -quien actuaba con Ross en el sitcom Happy Days- su dudoso pasado como Marina del Rey, una de las muchas "superestrellas" de Warhol. Warhol también realizó un anuncio de televisión para la cadena de restaurantes Schrafft's, de Nueva York. El anuncio promocionaba un postre helado apropiadamente llamado "Underground Sundae".
* Una frase supuestamente atribuida a Warhol dice que "preferiría comprarme un vestido y colgarlo de la pared antes que poner un cuadro, ¿tú no?". Indudablemente, la moda era uno de los mayores intereses de Warhol, quien fundó Interview como un apasionado experto en la materia. Una de sus más conocidas superestrellas, Edie Sedgwick, manifestó siempre su intención de convertirse en diseñadora de moda, y su buen amigo Halston lo fue, y de enorme éxito. La aportación personal de Warhol a la moda pasaba por impresiones serigrafiadas sobre la tela, una breve incursión como modelo de pasarela, libros sobre moda y por supuesto los célebres zapatos que tanto le gustaba pintar.
* Perfomance: Warhol escenificó con sus conocidos diversos montajes teatrales, multimedia y happenings en fiestas y ligares públicos, en los que combinaba música, proyecciones de diapositivas y en alguna ocasión incluso espectáculos de BDSM con su amigo Gerard Malanga ataviado de vinilo y blandiendo un látigo. El Exploding Plastic Inevitable de 1966 fue la culminación de su trabajo en esta área.
* Teatro: "PORK", de Andy Warhol, se estrenó el 5 de mayo de 1971 en el teatro LaMama de Nueva York, y aguantó dos semanas en el escenario. Posteriormente fue llevada al Roundhouse de Londres para una gira más prolongada durante 1971. "Pork" se basaba en la grabación de conversaciones sostenidas entre Brigid Berlin y Andy, y que trataban sobre las cintas que Brigid había grabado durante charlas con su madre. La obra estaba presentaba a Jayne County como el personaje de Vulva, y Cherry Vanilla como Amanda Pork.
* Para producir sus litografías, Warhol solía utilizar fotografías que eran sacadas indistintamente por él o por alguno de sus asistentes. Estas imágenes solían tomarse con un tipo de cámara Polaroid que la marca decidió mantener en producción únicamente para satisfacer a su insigne cliente. Su aproximación fotográfica a la pintura, y su personal visión de la fotografía instantánea tuvieron una fuerte influencia en la fotografía artística posterior. Warhol era un notable fotógrafo y disfrutaba retratando a sus numerosos invitados en la Factory.
* Una de las contribuciones menos conocidas de Warhol al mundo artístico es su producción como artista digital. Warhol utilizaba los ordenadores amiga para generar imágenes con el apoyo de Amiga, Inc. También mostró la diferencia entre slow fill y fast fill en un programa en directo en la televisión, con Debby Harry como modelo.

La Factory de Nueva York

El célebre estudio de Warhol cambió en numerosas ocasiones de dirección. La siguiente lista refiere sus sucesivas localizaciones, siempre dentro de la ciudad de Nueva York, así como la dirección de algunos de sus domicilios conocidos.

* Factory: 1342 Lexington Avenue, la Factory original.
* 1963-1967: "The Factory"en el 231 East de la 47th Street. El edificio actualmente no existe.
* 1967-1973: "Factory", en el 33 de Union Square.
* 1973-1984: "Factory", en el 860 de Broadway (cerca del 33 de Union Square; el edificio ha sido completamente remodelado, entre 2000 y 2001 fue la sede de la asesoría Scient, dedicada al comercio virtual.)
* 1984-1987: "Factory", en el 22 East 33rd Street. El edificio actualmente no existe.
* Casa: 1342 Lexington Avenue.
* Casa: 57 East 66th Street (la última casa de Warhol).



















Legado

Dos años después de su muerte, Lou Reed y John Cale grabaron "Songs for Drella". Describía la vida de Warhol centrada en sus relaciones personales.

La Artists Rights Society (el equivalente a la SGAE española) es la representante legal de los derechos de propiedad de las obras de la Fundación, con la excepción de algunos fotogramas de películas de Warhol. El representante legal de dichos fotogramas es el Museo Warhol de Pittsburgh. Por otra parte, la fundación tiene acuerdos en lo relativo a sus imágenes de archivo. Todas las imágenes digitalizadas de obra de Warhol son propiedad de Corbis, mientras que las imágenes en diapositiva son gestionadas por Art Resource. La fundación Andy Warhol publicó su informe anual especial del 20 aniversario en 2007, está dividido en tres tomos, a saber: Vol. I, 1987-2007; Vol. II, Asistencias y exposiciones; y Vol. III, Programa de Legado. La fundación sigue siendo el mayor donante de becas para las artes visuales en los Estados Unidos.

Dos años tras la muerte de Warhol, "Songs for Drella", una obra conceptual encargada por la Academia de Música de Brooklyn y The Arts at St. Ann's, de Nueva York, fue interpretada por Lou Reed y John Cale, un epígono de la Velvet. La actuación fue grabada por el director Ed Lachman el 6 de diciembre de 1989, y editada en formato VHS y laserdisc. En 1990 fue publicada en forma de CD en un envoltorio negro de textura aterciopelada por Sire Records. "Drella" era un apodo acuñado por la estrella Ondine para Warhol, un cruce entre Drácula y Cenicienta muy popular entre los allegados al artista. "Songs for Drella" presenta una especie de descripción literaria de la vida de Warhol, y se centra en sus relaciones personales. Las canciones se agrupan en tres categorías: Una interpretación semi-fantástica desde la perspectiva de Warhol, crónicas en tercera persona de su vida y sus asuntos, y otra perspectiva más emocional guiada por comentarios sobre Warhol de Reed y Cale. En este disco, Reed se disculpa ante el difunto Warhol y pone las bases para una reconciliación a su conflicto personal. Reed y Cale habían estado interpretando las canciones en directo desde 1989 como un ciclo de canciones antes de entrar en un estudio. Hacia el final de la grabación, Cale prometió no volver a trabajar jamás con Reed, debido a diferencias personales, sin embargo el disco sería la causa de la revitalización del grupo de la Velvet Underground. Aunque el álbum fue ideado como una unidad indivisible, se lanzó un sencillo titulado "Nobody But You". En el 20 aniversario de su muerte el hotel Gershwin de Nueva York celebró un ciclo de actos homenajeando el arte de Warhol -y sus "superestrellas"-. Hubo una ceremonia de premios, un pase de moda y Blondie actuó en el acto de clausura. Al mismo tiempo, la galería Carrozzini von Buhler de Nueva York organizó "Andy Warhol: In His Wake", una exposición que incluía obras de algunas de las "superestrellas" -Ultra Violet, Billy Name, Taylor Mead e Ivy Nicholson, así como una joven generación de epígonos de Warhol. Una escultura interactiva de Cynthia von Buhler titulada "The Great Warhola" presentaba a Warhol como una máquina tragaperras que adivinaba el futuro. La galería se modificó para parecerse a la plateada Factory. Una película titulada "Factory Girl", interpretada por Sienna Miller y Hayden Christensen y que versaba sobre la vida de Edie Sedgwick fue lanzada una semana antes de la muerte de Warhol. En 2007, el Financial Times definió a la pintora británica Stella Vine como "una descendiente de Warhol". Arifa Akbar, de The Independent señaló que la perspectiva de Vine sobre la cultura de la celebridad podía adscribirse a la tradición warholiana. Vine ha declarado sentir una fuerte relación hacia Warhol, indicando que es "el mismo tipo de persona que él" (sic).

Museos

Existen dos museos dedicados especialmente a Warhol. El Andy Warhol Museum, uno de los Museos Carnegie de Pittsburgh está localizado en el 117 de Sandusky Street, en Pittsburgh, Pennsylvania. Con sus más de 12.000 piezas de Warhol, es el mayor museo dedicado a un solo artista en todos los Estados Unidos. El segundo museo dedicado a la memoria de Warhol es el Andy Warhol Museum of Modern Art, fundado en 1991 por su hermano John Warhola, el Ministerio de cultura del gobierno eslovaco y la Warhol Fundation de Nueva York. El museo se encuentra en la pequeña ciudad de Medzilaborce, a 15 kilómetros de Miková, el pueblo donde nacieron los padres de Warhol, en Eslovaquia. El museo aloja numerosas obras originales cedidas por la Warhol Foundation y algunos objetos personales donados por los parientes de Warhol.

Andy Warhol en la ficción

En 1979, Warhol actuó en la película Cocaine Cowboys (1979). Después de su muerte, Warhol fue interpretado por Crispin Glover en la película de Oliver Stone The Doors (1991), por David Bowie en Basquiat (1996), de Julian Schnabel, y por Jared Harris en la película I shot Andy Warhol (1996), de Mary Harron. Warhol también aparece como un personaje de la ópera de Michael Daugherty Jackie O (1997). El actor Mark Bringlesson hace una breve aparición como Andy en Austin Powers (1997). Por otra parte, muchas películas del cineasta de vanguardia Jonas Mekas muestran imágenes de la vida de Warhol. Sean Gregory Sullivan también retrató la vida de Warhol en 54(película) (1998). La última producción relacionada con Warhol es el largometraje Factory Girl (2007), que trata sobre la vida de Edie Sedgwick. Gus Van Sant planeó rodar una versión de la vida de Warhol, con River Phoenix en el papel protagonista, pero el proyecto quedó frustrado con la muerte del actor en 1993.

























Documentales

* En 2001 el director polaco Stanislaw Mucha produjo Absolut Warhola, un documental que retrataba la vida de la familia de Warhol en su ciudad natal, en Eslovaquia.
* Andy Warhol: A Documentary Film es una película-homenaje de cuatro horas de duración dirigida por Ric Burns en 2006.

Andy War­hol III : Mary Woronov: "Sólo quería ser famoso"



Por: Mary Woronov

Conocí y frecuenté a Andy War­hol durante el período anterior al atentado ( el 3 de junio de 1968, cuando Valerie Solanas le disparó a Warhol y al crítico de arte y comisario Ma­rio Amaya en la entrada al es­tudio de Warhol). Bridgit Berlin ha dicho que después de aquel episodio él cambió mucho. Em­pezó a tener miedo. Cuando lo conocí no era en absoluto tími­do; y si a veces lo parecía, era porque estaba simulando. Era un adicto al trabajo y un temerario transgresor. Y en el sofisticado mundo de la actividad artística, fue un manipulador astuto.

Por entonces la mayoría de los artistas pintaban sus estudios de blanco y los llenaban de cua­dros. Por eso cuando vi por pri­mera vez la "fábrica" de Andy me impresionó. No había allí obras de arte. (Después me enteré de que pintaba en privado). Las pa­redes eran negras con parches de papel de aluminio que se caía a pedazos. El único mobiliario a la vista era una mesa de traba­jo vacía y un feo sofá plateado donde siempre estaban, con­versando, un drogadicto de as­pecto temible y algún "travesti". A Andy le encantaba rodearse de gente. A veces eran empresarios poderosos del mundo del arte; y a veces, celebridades a las que él adulaba. Pero sus preferidos eran los habitantes de la noche: proxenetas, adictos, mujeres de la calle; y por supuesto, su banda predilecta, la Velvet Underground. A la mayoría de estos marginales los usó en sus películas, pero sen­tía por ellos un verdadero afecto. Yo también los quería. Eran seres exóticos, románticos, fascinantes. Pero cuando Andy no estaba, so­lían convertirse en perdedores, patanes, o en gente peligrosa.

Andy quería que todos llegáramos a ser estrellas, y conmigo era sor­prendentemente agresivo. Trataba de impulsarme a la carrera, o por lo menos a ser más glamorosa. Me decía: Mary, debes hacer esto, o debes usar más maquillaje, o de­bes modelar. Pero no se interesa­ba en lo más mínimo por las obras en las que actuaba en el "off off Broadway". Esto se adecuaba a la manera en que filmaba sus pelícu­las. No le interesaba la actuación, y no quería dar instrucciones a na­die. A veces ni siquiera nos indi­caba dónde debíamos ubicarnos en escena. Andy organizaba a sus actores y actrices según sus ca­racterísticas personales y filmaba. Después, todo estaba permitido. Yo podría asegurar que cuando re­presenté a la sádica Hanoi Han­na en Chelsea Girls , le gustó mi actitud feroz y mi ruda insolencia, que contrastaban con mi cara bo­nita. Lo digo porque si yo faltaba a una muestra o a una fiesta, él de­cía: "¡Ohhh, Mary! Te extrañamos ayer". Andy era muy sociable. Yo, en cambio, no lo era.

A comienzos de los 60 no se reco­nocía la homosexualidad, y la ma­yoría de las personas gay no mani­festaban su elección sexual; pero Andy era valiente. Nunca se puso en la línea de fuego. En su mente y en sus películas los íconos sexua­les eran hermosos muchachos, y si a los demás no les gustaba, él no se daba por aludido. Detrás de su actitud de recatada debi­lidad o confusión se ocultaba un maníaco sentido del humor y una propensión a sostener siempre lo opuesto a lo obvio. La peluca, las lentes de contacto de color azul y la misma ropa todos los días eran un disfraz que él quería hacer fa­moso. Y ese disfraz tenía poco que ver con la persona real. Andy nunca quiso adaptarse a ese dis­fraz, sólo quería ser famoso. Lo más cómico era que nosotros lo imitábamos. Usábamos anteojos oscuros de noche haciendo alarde de originalidad, y no hablábamos con nadie que no fuera del grupo. Siempre estábamos "en grupo". Y el público compró todo eso.

Yo suponía que la falta de comu­nicación de Andy era un truco porque con algunas personas –Bridgit, por ejemplo– era comu­nicativo. Tal vez se sintiese más seguro con ella porque ambos se creían feos; pero de todos modos les encantaba contarse chimentos todo el tiempo. Solía llamarla por la mañana y conver­saban durante horas, y más tar­de volvía a llamarla para salir de compras. Sin embargo, si era un truco, Andy abusaba de él. Se comportaba así en todas partes, fueran reuniones o fiestas. Era intimidante: la gente se asusta­ba. Nosotros pensábamos que era divertido, pero aquel truco hizo que todos, "la Gente de Factory", sintiéramos que de­bíamos protegerlo; no porque amáramos su arte sino porque –a nuestra extraña manera– lo amábamos a él.

A ninguna de las personas que fueron íntimas de Andy le oí nun­ca hablar mal de él, desacredi­tarlo. La única excepción es Paul Morrissey, quien está decidido a atribuirse la realidad de los pri­meros filmes de Warhol, ahora que está muerto. Pero yo puedo afirmar que cuando filmé Chel­sea Girls , Paul ni siquiera esta­ba en la sala, y mucho menos detrás de la cámara. Si alguien pudiera reclamar para sí haber tenido alguna influencia en las películas de Andy, esa persona sería Jack Smith.

Traduccion: Ofelia Castillo

Andy Warhol II : David Byrne: "Warhol se impuso como una marca"



Por: David Byrne

Estuve con Andy apenas un par de veces. En una ocasión, vino (con su entorno) a ver a Talking Heads en CBCG, y otra vez nos invitó a los tres (todavía no éramos una banda de cuatro in­tegrantes) a la nueva Factoría. Dado que admirábamos buena parte de su trabajo, sus libros y su revista Interview, la invitación nos produjo una gran emoción. Llegamos al edificio de Union Square, donde un joven nos reci­bió en la puerta. El lugar era más parecido a una oficina que la vie­ja factoría de paredes plateadas que habíamos visto en fotos y sobre la que habíamos leído. Al­morzamos comida en cajas, nos sacaron fotos y la conversación fue banal hasta la extrañeza.

Era el Andy posterior al atentado de 1968, que hacía retratos so­ciales en Studio 54, un lugar que estaba de moda al mismo tiem­po que CBGB. No encajábamos en ese mundo, pero Andy tenía una influencia enorme de todos modos. La decisión que tomó a poco de iniciada su carrera artís­tica de eliminar buena parte de la "mano de los artistas" de su trabajo fue tan drástica como la que habían tomado décadas an­tes Duchamp y otros de proclamar que artículos de ferretería eran objetos artísticos. Los contempo­ráneos de Andy en los años 60 –Rauschenberg, Lichtenstein– ha­cían un trabajo que ahora nos pa­rece muy tradicional y pictórico, si bien en ese momento se lo tomaba como un insulto al expresionismo abstracto que era el arte moder­no oficial de los EE.UU. Algunos consideraban que eso –así como la inclusión del mundo cotidiano y las imágenes populares como temas legítimos– era indignante. A nosotros, músicos y estudiantes de arte jóvenes, nos parecía muy bueno, hasta natural. Si una rueda de bicicleta podía ser una escultu­ra, entonces era evidente que una foto de la tapa del NY Post podía ser una pintura. ¿Por qué no? El mundo que nos rodeaba adquirió un nuevo sentido. Ya nada parecía igual. Todo era un material o un tema posible.

Entre sus contemporáneos, sólo Andy eliminó todo rastro de su propia mano, toda pincelada ca­racterística. Fue más allá e hizo que Gerard Malanga y otros hi­cieran el trabajo de crear las seri­grafías. Cuando nos conocimos, él no estaba haciendo sus propias películas –Paul Morrissey, sí– y el arte no le resultaba tan importan­te: era una forma de pagar su es­tilo de vida y de financiar la revis­ta, que era a su vez una forma de recordar, de conocer gente y de justificar un estilo.

La revista también había cambia­do. Al principio era más parecida al arte: tenía una leve obsesión por la fama, pero era más iguali­taria que lo que fue después. En un primer momento había "entre­vistas" (conversaciones sin editar) a gente de diversa extracción: artistas, taxistas, travestis, can­tantes, ascensoristas. Decía, en efecto, que hasta la más banal de las personas o las conversaciones era valiosa. Era llevar al mundo de los medios la idea del uso de las imágenes populares como tema de la pintura. ¡Todo y todos podían ser tema de una revista! Para el momento en que nos conocimos, ya eran otros los que la editaban y dirigían. Andy era sólo un nom­bre en la misma. Había logrado imponerse como marca, y lo había conseguido hasta tal punto que ya no tenía que hacer gran cosa. En retrospectiva, parece algo triste y profético. La idea de imponer­se como marca, de convertirse, y convertir el propio nombre y la imagen en algo aparte de uno mis­mo, es ahora algo común. Calvin Klein, Chanel, Madonna: el pro­ceso es tan familiar que ya casi no lo advertimos. La dislocació de una persona de su figura y su nombre la convierte en un ob­jeto, y, podría afirmarse, en una pieza artística. El máximo paso en la separación de uno mismo del propio arte es la separación de uno mismo de uno mismo. No digo que Madonna sea un objeto artístico, pero la fragmentación del yo y la imagen es algo que en la actualidad se ve todos los días. Ahora hasta la gente común se piensa de forma inconsciente en esos términos. Es un nuevo tipo de esquizofrenia narcisista. También en ese plano Andy fue un precursor.

Si bien buena parte de la última producción de Andy no fue apre­ciada en su momento –las pintu­ras semiabstractas que se burla­ban de las pinturas abstractas y de la colaboración con artistas jóvenes en ascenso–, su actitud despreocupada respecto de su propio trabajo y el marketing del mismo, así como la deliberación con que lo manipulaba su som­brío entorno, no constituían un espectáculo agradable. Cuesta tomar una decisión en lo relati­vo a este hombre. Mucho de lo que hizo es una enorme fuente de inspiración, pero otro tanto resulta decepcionante. ¿Cómo reconciliar ambas cosas? No se puede, y tal vez ese sea el punto.

Traduccion de Joaquin Ibarburu