domingo, 27 de junio de 2010
TV: La eterna permanencia de las series
Las series que millones de televidentes siguen alrededor del mundo no se agotan en la pantalla: ahora, una serie de libros las aprovecha como motor de la filosofía.
Por: Héctor Pavón
Como una forma de prolongar el goce del televidente, de extender en el tiempo el carácter temporal, la vida, y de evitar la muerte de una serie de televisión, han surgido diversas formas de permanecer en el estado onírico de la emisión permanente. Y entre esos recursos, aparecen nítidamente los libros que se refieren a las series que en las últimas temporadas fueron vistas por millones de personas en todo el mundo y que generaron una vida paralela en Internet donde recobraron vida. Sobrevivieron a la palabra fin en la tv. Y por supuesto el fenómeno Lost es el que lidera en número de títulos la producción editorial.
Sharon Kaye, Profesora Asociada de filosofía en la Universidad John Carroll de Cleveland, compiló el libro La filosofía de Lost (Libros del Zorzal) con artículos preparados especialmente por profesores de filosofía de todo Estados Unidos, uno de París y otro de Dublín. "¿Han estado perdidos alguna vez? O mejor, ¿cómo se sintieron cuando estuvieron perdidos? Porque han estado perdidos. Todos lo estuvimos. Algunos varados en una isla tropical. Todos hemos tenido esos momentos en los que, lejos de casa, sentimos como un súbito golpe horroroso la idea de que nunca podremos encontrar el camino de regreso." El libro está dividido en cuatro secciones "L de Love"; "O de origen"; "S de sobrevivir" y "T de transformación".
Karen Gaffney, una de los articulistas de este libro, toma uno de los temas más intrigantes de la primera y segunda temporada de Lost, el de los "Otros", esos personajes que viven en la isla y que no le dan la bievenida al grupo de sobrevivientes, precisamente. "Lost explicita la noción de otredad. Hay literalmente, un grupo (amorfo, definido patológicamente) a quienes se nombra 'los Otros'. Aunque se sabe que ocuparon la isla antes de que el avión se estrellara, todo lo demás que sabemos sobre ellos son puras conjeturas, y la idea profunda de otredad constantemente evoluciona y muta. Esa astucia es lo que hace que la otredad sea algo atractivo. Para que la otredad opere, debe ser escurridiza y adaptarse a cada nueva situación. Si fuese estática perdería su poder."
El trasfondo de esta producción editorial deja entrever la antigua pasión por ver series, por la prolongación al infinito. Como escribió Umberto Eco en su artículo "La innovación en el serial", publicado en su libro De los espejos y otros ensayos: "En la serie, el usuario cree poder disfrutar con la novedad de la historia, cuando, en realidad, disfruta con la repetición de un esquema narrativo constante y le satisface encontrar a un personaje conocido, con sus tics, sus frases hechas, sus técnicas de solución de los problemas... La serie en ese sentido responde a la necesidad infantil, pero no por ello morbosa, de volver a oír siempre la misma historia, de verse consolado por el regreso de lo idéntico, superficialmente encubierto." Este mecanismo funciona en casi todas las series. De hecho, durante los seis años que duró Lost se sucedieron y publicaron guías de la serie, quasi diccionarios, decálogos, antologías donde se explicaba quién era cada uno de los personajes, la historia personal previa, el papel en la isla, la relación con el resto de los personajes. También surgieron otras que simplemente resumían los capítulos para tener un material de referencia cada vez que comenzaba una temporada nueva.
Uno de los últimos ejemplos recientes al respecto es Lost. La filosofía. Las claves de la serie que escribió Simone Regazzoni (Grijalbo). En su arranque ya demuestra una ambición, fuerte, cuando explica que se trata de un libro que procura generar una serie de preguntas filosóficas sobre el mundo que llamamos "real" y sobre nuestra relación con él; sobre los recursos y los límites de la racionalidad; sobre la esencia de la verdad y los riesgos de su búsqueda obsesiva; sobre nuestra condición como sujetos y la naturaleza de las relaciones que nos vinculan con los Otros... y siguen los propósitos. Con definiciones del tipo "El sueño de Lost es una experiencia fundamental de conocimiento que deconstruye el privilegio tradicionalmente confiado por la filosofía a la conciencia vigilante", Regazzoni alimenta las razones de orígenes y conclusiones que una serie de esta especie podría provocar.
Para William Irwin, profesor de Filosofía en el King's College de Pensilvania, las series son fuentes de reflexión sostenida. Acaba de publicar La filosofía de House. Todos mienten (Selector) junto con Henry Jacoby, profesor de Filosofía en la Universidad de Greenville en Carolina del Norte, y anteriormente ya había publicado La filosofía de los Simpsons y La Filosofía de Seinfeld. Uno de los artículos que componen este libro escrito por Jennifer Mcmahon sostiene que "Dr. House tiene un importante predecesor en cuanto a su interés por la negatividad de las relaciones sociales. El filósofo existencialista Jean Paul Sartre es bien conocido por el cinismo con que da cuenta de las relaciones interpersonales, expresado tanto en su filosofía como en su obra literaria. Célebre por sus análisis de la naturaleza opresiva de 'la mirada' y por la declaración 'el infierno son los otros', Sartre subraya la ansiedad que nos provoca la relación con los demás y la manera en que ésta puede coartar la autonomía del individuo." Los autores toman este tipo de conceptos filosóficos para ilustrar cada una de las actitudes de House quien, en definitiva, es talentosísimo como interpretante de signos corporales. Un semiólogo en la guerrilla médica. Por eso, otros han dedicado páginas y páginas para encontrar que House se escribe con h de Holmes y su único amigo Wilson (con w de Watson).
Y House, o mejor dicho Hugh Laurie, el actor que lo interpreta, escribió una novela policial titulada El vendedor de armas (Plantea), un libro en cuya portada se avisa: "El primer libro de Hugh Laurie, astro de la serie House". Una prolongación del fenómeno series y libros.
En la misma témática, el español Toni de la Torre publicó Dr. House. Guía para la vida (Futuro Ediciones Continente) donde enhebra decenas de sus frases y las agrupa según las características de House. La descripción de sus virtudes y defectos lo exponen como ejemplo y contraejemplo en un conjunto de lecciones de vida que no siempre resulta aconsejable aplicar.
En la contratapa del libro una pregunta de sentido común y difícil respuesta dice: "¿Qué tiene el doctor House que gusta a todo el mundo?". Ese es el punto de partida de este libro que contribuye a la perpetuación del disfrute serial.
Retomemos las palabras de Umberto Eco: "La serie consuela a su usuario porque premia su capacidad de previsión: el usuario es feliz porque se descubre capaz de adivinar lo que sucederá y porque descubrimos lo que esperábamos, pero no atribuimos ese 'descubrimiento' a la estructura del relato, sino a nuestra astucia adivinatoria. No pensamos: 'el autor de la novela ha procurado que yo adivinase', sino: 'yo he adivinado lo que el autor de la novela policíaca intentaba ocultarme'."
Esta actitud del espectador de involucrarse más allá de la historia proyectada a través de materiales adicionales había tenido éxito con sagas como las de las películas que compusieron la primera trilogía de La guerra de las galaxias y poco después en la de Indiana Jones. Esa "serialidad" inicial fue retomada con mucho éxito por las series que en lugar de probar con productos nuevos, y presionados por la industria televisiva, aprovecharon los éxitos y prolongaron en el tiempo la realización de varias temporadas que mantenían cierta continuidad. El capítulo "final de temporada" es un éxito de rating en todo el mundo, sin importar de qué serie se trate. Allí se reúnen frente al televisor, los televidentes de toda la temporada y también los que la abandonaron a mitad de camino. "Diremos que toda la Comedia humana de Balzac representa un perfecto ejemplo de saga en árbol, al menos tanto como Dallas. Balzac nos dice algo nuevo sobre la sociedad de su tiempo, mientras que cada episodio de Dallas nos dice siempre lo mismo sobre la sociedad americana... Pero ambos usan el mismo esquema narrativo", concluye Umberto Eco.
Pero en el esquema de producción editorial a partir de una serie hay por lo menos un caso inverso. El libro Cómo detectar mentiras de Paul Ekman (Paidós) es promocionado como el que inspiró a los creadores de la "famosa serie televisiva" Lie to me. Ekman es profesor de Psicología de la Universidad de California y ha sido asesor del Departamento de Defensa del FBI. Ese método de raíz policial es el que el doctor Cal Lightman (Tim Roth) desarrolla al asumirse como uno de los psicólogos experto en engaños más importante del mundo. Se trata de un científico que estudia las expresiones faciales, el lenguaje corporal, la voz y las palabras para descubrir si alguien está mintiendo y por qué. El personaje de Lightman puede detectar las "microexpresiones" involuntarias, expresiones faciales que se supone revelan lo que una persona está sintiendo realmente.
Otro caso de una serie muy valorado por sus actuaciones y producción es el de Los Soprano. Si bien no ha llegado a la Argentina, en España se ha publicado un libro que es promocionado de la siguiente forma: "La gente de Errata Naturae Editores no hemos conseguido –por ahora– convencer a David Chase, productor de la serie, para que nos prometiera una segunda era de Los Soprano o una película para la gran pantalla. Pero podemos hacer otras cosas. De momento hemos reunido a un conjunto de destacados escritores, pensadores y críticos de ambos lados del Atlántico y les hemos pedido que escriban sobre este hatajo de gordinflones horteras de Nueva Jersey..." En definitiva de eso se trata, de alivianar la espera, de superar la angustia del tiempo pasado frente a la tele, de pensar que la vida de ese grupo de personajes sigue en alguna dimensión, una realidad paralela invariable, como la vida de Los Simpsons, como la de los héroes de los dibujitos animados...
Mientras se sigue debatiendo el más que polémico final de Lost, televidentes, seguidores, fans multiplican al infinito sus pasiones, angustias y elucubraciones en los más recónditos sitios de Internet. Los libros sobre series ayudan, son un sedante del Dr. House ante la angustia del horizonte eterno que provoca el final de una serie.
INTERNET: ENTRE FANTASMAS Y ZOMBIS
¿Dónde va lo que muere en Internet?
Sinónimo de novedad, la Red es, paradójicamente, un lugar ideal para fantasmas y zombis. Páginas que ya no existen y blogs sin actualización conviven con lo ultramoderno.
Internet que por distintas razones suele utilizarse como sinónimo de novedad o al menos como una de sus sinécdoques más habituales, es una de las construcciones que mejor disimula su edad. De manera que con una cintura admirable maneja su anacronismo y su chatarra haciéndola casi invisible. Y con anacronismo no me refiero a lo temático, a los sitios sobre dinosaurios culturales, extremidades del festival de San Remo, clubes de cetrería, o revanchas capitalistas sobre objetos de consumo de la infancia. Sino a la tecnológica –entendida sobre todo como lenguajes de programación– que la anima y al caudal de información que la abastece, coronada por la premisa de la constante actualización, que a veces deviene en exhaustividad, y a veces sólo en cambio frenético. Y a las manufacturas que han quedado sin mantenimiento como viejos robots que han sido abandonados por sus creadores en un universo compartido.
Vintage o chatarra
Mirando un poco más en profundidad, y sin necesidad de propensión al pensamiento mágico, podemos concordar, que no es que Internet parezca un sitio ideal para fantasmas o zombis, sino que efectivamente lo es y no lo parece. Que tanta vida y actualización sólo puede estar acompañada por su contraparte, el elemento muerto.
Basta iniciar la tarea que a una buena parte de los usuarios de Internet cultiva con plumero en mano, la de ordenar los favoritos –o marcadores– y comprobar la cantidad de páginas que ya no existen, por reubicación o por simple ausencia, y con ello la cantidad de sitios que han desaparecido para toda la eternidad virtual.
El blog, dejando de lado las bondades de las plumas, reflexiones y caterva de confesiones individuales, en lo visual impuso el dominio puro de las plantillas. Soluciones de diseño discretas e uniformes en las que verter la información. Este hecho, que nada tiene de negativo, tiene también su pasado: el de un diseño que estaba dividido en dos grandes clases, la del diseño profesional y las páginas personales, en las que usuarios con mínimos conocimientos de HTML y una gran necesidad de trasmisión habitaban la red con chafalonías creadas por ellos mismos o importadas desde otras páginas o sitios que las proveían gratuitamente. Gif animados, títulos en 3 D, marquesinas, palabras que se movían en la página con torpeza, íconos repetidos para las páginas en construcción, etcétera, eran los involuntarios emblemas de estas construcciones electrónicas.
Aún quedan, aún producen cierta ternura. Aún se diferencian de los sitios oficiales con el candor del orgullo clasista, la mayoría enclavadas sin actualización desde tiempos inmemoriales. Páginas del Renacimiento, de la Baja Edad Media, de la incipiente Revolución Industrial, páginas que han sobrevivido guerras y que aguardan nuevas.
Cuando se habla sobre los hacker o los delitos informáticos el concepto de ingeniería social siempre tiene un lugar privilegiado. Pero a veces la caída de un sitio nada tiene que ver con competencias tecnológicas. Hay sitios que sencillamente han dejado de ser actualizados por razones empresariales o humanas. Los hay personales y también aquellos, que sin llevar la marca de Caín del diseño amateur, por el contrario, con un diseño que puede sobrevivir a las modas de unas décadas y con tecnología bastante superior, igualmente han quedado sin mantenimiento. Por ejemplo yugop.com. El sitio pertenece al diseñador japonés Yugo Nakamura y dada su naturaleza todavía conserva cierto aire vanguardista. En él hay ciertas herramientas o mecanismos utilizables en la construcción de páginas web, a medio camino entre el webart y catálogo de destrezas, pero el último trabajo es de 2007. En tiempos de Internet, han pasado más de un obispo y caído varios dictadores.
Otro sitio, dibujosanimados.com , que sin relación calidad-novedad ha quedado en estado de criogénesis dejó en su vidriera unos dibujos animados sublimes: "los flequillos salvajes". Ostenta todo lo que tiene que ver con su existencia en el pasado como un verdadero catálogo de la chatarra: su copyright "Todos los derechos Reservados © Cybrel Corp. 1999-2003". Sus llamadas de "nuevo" señalando el resumen argumental por venir. Sus formularios y botones antiguos, sus fondos de pantalla, etcétera. Tiene, además, un importante elemento extra: también ha sido congelada su expectativa. La de los capítulos por venir. E incluso la esperanza de fundar un nuevo género en el que se planteaba "el primer reality cómic de Latinoamérica en el cual tú decides semana tras semana lo que sucede. Para participar de este viaje deberás tener en cuenta los siguientes puntos: Cada miércoles encontrarás un nuevo capítulo, Al llegar a la última página decidirás cómo continúa la historia. Podrás votar la opción que elijas hasta una vez por día."
Como estos también encontraremos las innumerables páginas de error, el glorioso 404, los dominios disponibles que se ofrecen, páginas reubicadas y sitios que se fueron al tacho junto a designios misteriosos. Y así como desaparecen las empresas, desaparecen las personas.
Este elemento, sin duda un tanto más escabroso, el de los muertos, a veces puede llegar a ser más difícil de detectar, independientemente de la voluntad necrofílica que se aplique. Por lo que se sabe, si alguien muere, su mail seguirá activo. También, entonces, el spam, la confusión, y posiblemente los mensajes del más allá. Si en Internet hay zombis, hay elementos híbridos, y uno de los que podría encuadrar en esta categoría es once-upon-a-forest.com , uno de los proyectos personales de Joshua Davis, una especie de rockstar del diseño web. Nacido en EE.UU. en 1971 en su lista de clientes sólo faltan el Imperio romano y la confederación de planetas libres. Entre los que están: Motorola, Nike, Volkswagen, Sony, Motown Records, HBO y muchos otros. Acuñó el término Abstracción Dinámica para hablar de la combinación de ilustraciones y algoritmos. "Mis creaciones están basadas en la Teoría del Caos. Dibujo. Codifico. Cuando ejecuto mis programas, intento capturar justo ese momento de belleza accidental, congelándolo en el tiempo, esperando a que la lleves adelante con tu propia acción creativa". En su biografía de Twittter dice: "Me gano la vida vendiendo formas y colores."
El primer aspecto anómalo de once-upon-a-forest , y el más básico, es la duda que se instala sobre si el sitio está actualizado o no. Durante mucho tiempo ahí se exponía cada mes, una obra. Al principio poco se sabía del autor, después se supo, y un día la página dio un vuelco para informar sobre las actividades de su creador. Después comenzó lo que vemos ahora, al menos muy parecido, una serie de ilustraciones –van 24; es posible que aumenten–, que van apareciendo al hacer clic en un pequeño botón. Lo peculiar es que traicionando la mayoría de las premisas del webart , sin flamear otros discursos, sin interactividad, sin movimiento, con un único botón, con economía máxima, sin regodeo en la ilustración, sin énfasis en la desviación pictórica, logra una construcción con imágenes que permite que la novedad siga siendo novedad, como una bicicleta. No cualquier bicicleta.
PIER PAOLO PASOLINI: El lenguaje del fútbol
"El máximo goleador es el mejor poeta del año"
Por razones de cultura y de historia, el fútbol europeo es un juego en prosa y el latinoamericano, pura poesía, afirmaba Pasolini. En este artículo de 1965 explica por qué.
Por: Pier Paolo Pasolini
México, 1970. La selección brasileña con Pelé en primer plano, festeja un gol.
El fútbol es un sistema de signos, o sea un lenguaje. Tiene todas las características fundamentales del lenguaje por excelencia, el que nosotros nos planteamos en seguida como término de confrontación, o sea el lenguaje escrito-hablado.
De hecho, las "palabras" del lenguaje del fútbol se forman exactamente igual que las palabras del lenguaje escrito-hablado. Ahora bien, ¿cómo se forman estas últimas? Se forman a través de la llamada "doble articulación", o sea, a través de las infinitas combinaciones de los "fonemas": que son, en italiano, las 21 letras del alfabeto.
Los «fonemas», por tanto, son las "unidades mínimas" de la lengua escrito-hablada. ¿Queremos divertirnos definiendo la unidad mínima de la lengua del fútbol? Veamos: "Un hombre que usa los pies para patear un balón" es tal unidad mínima: tal "podema" (si queremos seguir divirtiéndonos).
Las infinitas posibilidades de combinación de los "podemas" forman las "palabras futbolísticas": y el conjunto de las "palabras futbolísticas" forma un discurso, regulado por auténticas normas sintácticas.
Los "podemas" son veintidós (casi igual que los fonemas): las "palabras futbolísticas" son potencialmente infinitas, porque infinitas son las posibilidades de combinación de los "podemas" (en la práctica, los pases de balón entre jugador y jugador); la sintaxis se expresa en el "partido", que es un auténtico discurso dramático.
Los cifradores de este lenguaje son los jugadores; nosotros, en las gradas, somos los descifradores: así pues, poseemos en común un código.
Quien no conoce el código del fútbol no entiende el "significado" de sus palabras (los pases) ni el sentido de su discurso (un conjunto de pases).
No soy ni Roland Barthes ni Greimas, pero como aficionado, si quisiera, podría escribir un ensayo mucho más convincente que esta mención, sobre la "lengua del fútbol".
Pienso, además, que se podría escribir también un bonito ensayo titulado Propp aplicado al fútbol: porque, naturalmente, como toda lengua, el fútbol tiene su momento puramente "instrumental", rigurosa y abstractamente regulado por el código, y su momento "expresivo".
En efecto, antes he dicho que toda lengua se articula en varias sublenguas, cada una de las cuales posee un subcódigo. Pues bien, en la lengua del fútbol se pueden hacer también distinciones de este tipo: también el fútbol posee unos subcódigos, desde el momento que, de ser puramente instrumental, pasa a convertirse en expresivo.
Puede haber un fútbol como lenguaje fundamentalmente prosístico y un fútbol como lenguaje fundamentalmente poético. Para explicarme, pondré –anticipando las conclusiones– algunos ejemplos: Bulgarelli juega un fútbol en prosa: él es un "prosista realista". Riva juega un fútbol en poesía: él es un poeta "realista".
Corso juega un fútbol en poesía, pero no es un "poeta realista": es un poeta un poco maldito, extravagante.Rivera juega un fútbol en prosa: pero la suya es una prosa poética, de "elzevir".También Mazzola es un elzeviriano, que podría escribir en el Corriere della Sera: pero es más poeta que Rivera: de vez en cuando él interrumpe la prosa, e inventa en seguida dos versos fulgurantes. Quiero aclarar que entre la prosa y la poesía no hacemos distinción de valor; la mía es una distinción puramente técnica.
Sin embargo, entendámonos: la literatura italiana, sobre todo la reciente, es la literatura de los "elzevirios": ellos son elegantes y extremadamente estetizantes: su fondo es casi siempre conservador y un poco provinciano... en fin, democristiano.
Entre todos los lenguajes que se hablan en un país, incluso los más jergales y difíciles, hay un terreno común: que es la "cultura" de ese país: su actualidad histórica. Así, precisamente por razones de cultura y de historia, el fútbol de algunos pueblos es fundamentalmente en prosa: prosa realista o prosa estetizante (este último es el caso de Italia), mientras que el fútbol de otros pueblos es fundamentalmente en poesía.
En el fútbol hay momentos que son exclusivamente poéticos: se trata de los momentos del "gol". Cada gol es siempre una invención, es siempre una perturbación del código: todo gol es "ineluctabilidad", fulguración, estupor, irreversibilidad. Precisamente como la palabra poética.
El máximo goleador de un campeonato es siempre el mejor poeta del año. En este momento lo es Savoldi. El fútbol que expresa más goles es el fútbol más poético.También el dribbling (la gambeta) es de por sí poético (aunque no "siempre" como la acción del gol).
De hecho, el sueño de todo jugador (compartido por todo espectador) es salir del centro del campo, gambetear a todos y marcar. Si, dentro de los límites permitidos, se puede imaginar en el fútbol una cosa sublime, es precisamente ésta. Pero no sucede jamás. Es un sueño (que he visto realizado sólo en Maghi por la pelota de Franco Franchi, que, aunque sea a nivel rústico, ha conseguido ser perfectamente onírico).
¿Quiénes son los mejores gambeteadores del mundo y los mejores goleadores? Los brasileños. Por lo tanto, su fútbol es un fútbol de poesía: de hecho, en él todo está basado en la gambeta y en el gol. El catenaccio (encadenado) y la triangulación (que Brera llama geometría) es un fútbol de prosa: en efecto, está basado en la sintaxis, o sea en el juego colectivo y organizado: es decir, en la ejecución razonada del código. Su único momento poético es el contraataque, con el "gol" añadido (que, como hemos visto, no puede más que ser poético).
En definitiva, el momento poético del fútbol parece ser (como siempre) el momento individualista (gambeta y gol; o pase inspirado). El fútbol en prosa es el del llamado sistema (el fútbol europeo). El "gol" está encomendado a la "conclusión", a ser posible de un "poeta realista" como Riva, pero debe derivar de una organización de juego colectivo, basado en una serie de pases "geométricos" ejecutados según las reglas del código (Rivera en esto es perfecto: a Brera no le gusta porque se trata de una perfección un poco estetizante, y no realista, como en los centrocampistas ingleses o alemanes).
El fútbol en poesía es el del fútbol latinoamericano. Esquema que para ser realizado debe requerir una capacidad monstruosa de gambetear (cosa que en Europa es repudiada en nombre de la "prosa colectiva"): y el gol puede ser inventado por cualquiera y desde cualquier posición. Si gambeta y gol son los momentos individualistas-poéticos del fútbol, es por eso que el fútbol brasileño es un fútbol de poesía. Sin hacer distinción de valor, sino en sentido puramente técnico, en México la prosa estetizante italiana ha sido vencida por la poesía brasileña.
Pasolini fue cineasta, escritor, pintor y critico teatral. este articulo fue Publicado en el Correo della Sera en 1965.
JOHN BERGER: LAS FORMAS Y LOS COLORES
La recuperación de la mirada
El prestigioso novelista, crítico y artista plástico inglés, autor de Mirar y Modos de ver, entre otros, ofrece diario posterior a una operación de cataratas en el ojo izquierdo que le otorgó, en la madurez, un nuevo sentido de las distancias, los tamaños, las formas y los colores. "Los ojos comienzan a rememorar primeros momentos en una suerte de renacimiento visual", asegura.
BERGER: "Si trato de resumir la experiencia transformada de mirar, diría que es como encontrarse de golpe en una escena pintada por Vermeer."
Juego, mirando un objeto y cerrando después, primero el ojo izquierdo, luego el derecho. Las dos visiones son nítidamente distintas. Definir la(s) diferencia(s).
Con el ojo derecho solo, todo parece gastado, con el ojo izquierdo solo, todo parece nuevo. No me refiero a que el objeto mirado cambia su vejez evidente; sus signos de vejez o juventud relativa siguen siendo los mismos. Lo que cambia es la luz que cae sobre el objeto y que éste refleja. Es la luz lo que se renueva o –al disminuir – envejece.
La luz que hace posible la vida y lo visible. Tal vez aquí toquemos la metafísica de la luz (Viajar a la velocidad de la luz significa dejar atrás la dimensión temporal). Al caer, no importa sobre qué, la luz otorga una cualidad de "primeridad" que lo vuelve prístino aunque en realidad puede ser una montaña o un mar de equis millones de años. La luz existe como un continuo comienzo interminable. La oscuridad, en cambio, no es, como suele suponerse, una finalidad sino un preludio. Es lo que me dice mi ojo izquierdo que apenas puede distinguir los contornos todavía.
El color que volvió en un grado imprevisto es el azul. (El azul y el violeta con sus ondas cortas son desviados por la opacidad de la catarata.) No sólo los azules puros, también los azules que intervienen en otros colores. Los azules en ciertos verdes, en ciertos morados y magentas y en ciertos grises. Como si el cielo recordara su cita con los otros colores de la tierra.
Todos estos azules jugando con la luz crean el resplandor de la plata o el estaño. Un resplandor que no tiene nada que ver con el brillo sedado del oro o el cobre.
La plata es rápida –basta ver el mercurio. El resplandor plateado de los peces, del chorro de agua, de la luz del sol en las hojas. Para mi ojo izquierdo, las noches son ahora más oscuras debido al contraste más intenso con el resplandor de los días. El azul es también el color de la profundidad y la distancia.
Otra diferencia entre la visión de uno y otro ojo tiene que ver con la distancia. La compuerta se cierra. Con mi ojo izquierdo puedo salir y la distancia aumenta de dos maneras. Veo más lejos y, simultáneamente, toda medida de distancia se alarga: un kilómetro se vuelve más largo, como lo hace un centímetro. Me vuelvo más consciente del aire, del espacio, entre las cosas, porque ese espacio está lleno de luz como un vaso puede estar lleno de agua. Con cataratas, esté uno donde esté, siempre está, en cierto sentido, ¡adentro! Debido a mi mayor percepción del espacio, mi sentido de lo lateral –de lo que está pasando de izquierda a derecha, de lo que es paralelo al horizonte– es mayor. Soy más consciente de lo que está pasando frente a mí, distinto de lo que está dirigido a mí. Si la distancia se alarga, la anchura, a su vez, se ensancha.
Cada par de ojos inevitablemente debe cargar con su propio horizonte. Pero este sentido ampliado de anchura y de lo lateral lo estimula a uno a imaginar (como ocurre en la infancia) una multitud de horizontes alternativos. La compuerta cayó desde arriba. Los horizontes se extienden en todas direcciones. Detrás de mi ojo derecho cuelga una arpillera; detrás de mi ojo izquierdo hay un espejo. Por supuesto no veo ni la arpillera ni el espejo. Sin embargo, lo que miro refleja ostentosamente su diferencia. Ante la arpillera, lo invisible permanece indiferente; ante el espejo comienza a jugar.
30 de mayo. Bajo todos los criterios posibles, un cielo excepcionalmente azul en París. Alzo los ojos hacia un abeto y tengo la impresión de que los pequeños fragmentos fractales del cielo, que veo entre las masas de agujas de pino, son las flores azules de los árboles del color de las espuelas de caballero. El mercurio de la luz ahora se vuelve opalescente y perlado. Pero no disminuye para nada la cualidad de "primeridad" que otorga la luz. Como si la luz y lo iluminado llegaran al mismísimo instante. (¿No es ése acaso el secreto de la visibilidad?)
Mañana se cumplirán tres semanas de la operación. Si trato de resumir la experiencia transformada de mirar, diría que es como encontrarse de golpe en una escena pintada poróVermeer. Por ejemplo: Doncella vertiendo leche (Rijksmuseum, Amsterdam). Miramos esos objetos y el pan en la mesa donde está el recipiente en el cual la doncella vuelca la leche de un jarro, y la superficie de todo lo que miramos está cubierta por un velo de luz, gotas de luz de la primera mañana.
Más apuntes después de la operación de mi ojo derecho (26 de marzo de 2010), cuya catarata era más rígida y opaca.
Esta vez, la creciente de luz es menos específica y más generalizada. No es tanto que las cosas parezcan mejor iluminadas, sino más bien que soy agudamente consciente de que todo está rodeado de luz. El elemento de aire devino elemento de luz. Como los peces viven y nadan en agua: nosotros vivimos y nos movemos a través de la luz.
La luz ubicua recién descubierta es serena y silenciosa; ruidosas son las sombras y la oscuridad. La luz apoya su mano en mi espalda. No me doy vuelta porque desde hace mucho, mucho tiempo, reconozco su tacto. Es lo que primero vimos y nunca nombramos.
La eliminación de las cataratas es comparable a la eliminación de una forma particular de olvido. Los ojos comienzan a re-memorar primeros momentos. Y en ese sentido, lo que experimentan después de la intervención es una suerte de renacimiento visual. El papel blanco en el que estoy escribiendo hoy (2 días después de la operación) es más blanco que todo lo que me había acostumbrado a ver. Vuelvo a la cocina de mi madre en mi infancia: había blancos comparables sobre la mesa, en la pileta o en las estanterías. Y aquellos blancos del papel y la porcelana y el esmalte contenían una promesa que este papel blanco hoy rememora.
Aclaremos las implicaciones de lo que digo. Obviamente, a lo largo de muchas décadas después de mi infancia he visto hojas de papel blanco tan blancas como ésta. Pero poco a poco la blancura se atenuó sin que yo lo notara. Por consiguiente, lo que yo llamaba papel blanco, cambió, se volvió más tenue. Y lo que está ocurriendo esta tarde es que no me doy cuenta de esto con mi inteligencia, sino que la blancura del papel se precipita a mis ojos y mis ojos abrazan la blancura como un viejo amigo perdido.
Escribo sobre el papel con tinta negra. Y los negros (diferentes de los grises oscuros, los azules oscuros o los verdes o las sombras) han adquirido más peso, son más pesados. Otros colores destellan o se retraen o penetran pero los negros parece que hubieran sido depositados. Colocados encima. Y esto se relaciona con su peso. El negro de una sustancia natural –como el ébano, la obsidiana o la cromita– nunca es negro puro; otros colores se ocultan en su interior. Los negros aplicados son todos hechos por el hombre.
Antes de la operación, hice un dibujo en colores de una flor –un pensamiento azul. Lo hice de ese modo con la idea de hacer otro dibujo de la misma flor después de la operación.
Ninguno de los dibujos es una copia. Ambos son, por supuesto, interpretaciones de lo que veo. No surgieron directos de las retinas de mis ojos. De todos modos constato que la diferencia entre ellos es similar a la diferencia entre lo que percibía antes y después de la extirpación de la catarata.
Cuando los comparo ahora es como si en el primer dibujo yo hubiera registrado fielmente una secuencia de notas musicales sin ser capaz de oír las vibraciones de sus sonidos físicos. En el segundo dibujo, las vibraciones de esas notas estaban ante mis ojos.
La estructura y la forma de la flor no cambiaron, como tampoco la lógica botánica de su colorido. Lo que cambió es la intimidad de su colorido. Sus colores se desnudaron ante mis ojos.
Después de esta operación, a diferencia de la primera, el ojo curado, una o dos horas después de la intervención, empezó a dolerme y el dolor continuó aproximadamente un día. Con calmantes suaves era muy tolerable. El paso por ese pequeño dolor fue inseparable de mi viaje hacia un mundo recién visible. Salí del dolor al umbral de una nueva visibilidad.
Una intervención quirúrgica para extirpar las cataratas devuelve a los ojos buena parte de su talento perdido. Talento, no obstante, implica invariablemente cierta cantidad de esfuerzo y resistencia como también gracia y beneficio. Y por esa razón la nueva visibilidad representó para mí no sólo un don sino un logro. Principalmente, el logro de los médicos y las enfermeras que realizaron la intervención y también, en grado un poco menor, el logro de mi cuerpo.
El dolor me hizo tomar conciencia de eso.
Al abrir un diccionario y consultarlo, volvemos a descubrir o descubrimos por primera vez, la precisión de una palabra. La precisión de lo que denota, pero también el lugar preciso de la palabra en la diversidad del lenguaje.
Con las dos cataratas eliminadas, lo que veo con mis ojos es ahora como un diccionario que puedo consultar sobre la precisión de las cosas. La cosa en sí, y también su lugar entre otras cosas.
Soy mucho más consciente de la escala comparativa: lo pequeño se vuelve más pequeño, lo grande más grande, lo inmenso más inmenso. Y lo mismo sucede, no sólo con las cosas, sino con los espacios. Lo pequeño se vuelve más íntimo, lo grande más amplio. Y es porque los detalles –el gris exacto del cielo en determinada dirección, la forma en que un nudillo se arruga cuando una mano está relajada, la ladera de un campo verde a un lado distante de una casa– esos detalles reasumen una significación olvidada.
Regresó, maravillosamente, la heterogeneidad ordinaria de lo existente. Y los dos ojos, eliminadas las compuertas, una y otra vez, registran sorpresa.
Traducción de Cristina Sardoy.
Novelista, y ensayista.
Escritor, pintor y crítico de arte de origen inglés, nacido el 5 de noviembre de 1926, que está considerado una de las voces críticas y literarias más importantes del mundo contemporáneo. Supo combinar una intensa tarea como pintor con su más difundida labor de crítico de arte y novelista durante toda su vida. Su primera novela fue Un pintor de nuestro tiempo (1958) en la que ya se puede apreciar el corpus temático de su obra literaria. Entre sus libros más destacados, figuran "G", Puerca tierra, Una vez Europa, Lila y Flag, Hacia la boda, Fotocopias, Un hombre afortunado y Modos de ver.
sábado, 19 de junio de 2010
TIM DE ZEEUW Y EL TELESCOPIO MAS GRANDE DEL MUNDO
El ojo más poderoso
Extremadamente grande. Extremadamente impresionante. Extremadamente prometedor. En menos de una década, el telescopio más poderoso de todos los tiempos abrirá su colosal ojo de 42 metros de diámetro. Y entonces, nuestra imagen del universo cambiará de modo absolutamente drástico.
Por Mariano Ribas
El salto será brutal: el Telescopio Europeo Extremadamente Grande (E-ELT) dejará en pañales al mismísimo Hubble. Y, también, a todos los demás superojos astronómicos de la actualidad, incluyendo a auténticos peso pesados, como el VLT o los gemelos Keck I y II. Con una potencia óptica sin precedentes, y bajo los cielos más oscuros y transparentes de la Tierra, en el norte de Chile, el E-ELT se lanzará a buscar y fotografiar directamente planetas extrasolares, examinará a fondo nebulosas y estrellas en plena gestación y se hundirá en los confines del universo observable para registrar, con notable detalle, las primeras y más primitivas galaxias, algo completamente imposible en estos días. Más aún: este gigante de gigantes –que tendrá el tamaño de un edificio de 25 pisos– intentará echar luz sobre la misteriosa materia oscura y la aún más misteriosa energía oscura, esa entidad casi siniestra que está acelerando la expansión del cosmos.
El E-ELT será la carta fuerte del Observatorio Europeo Austral (ESO), un consorcio de más de una docena de países que, desde hace una década, viene haciendo punta en la astronomía de primera línea mundial. Hace apenas un mes, el ESO anunció el lugar preciso donde construirá el que será, sin dudas, el telescopio más grande del planeta hasta, por lo menos, 2030. Para conocer todos los detalles, qué mejor que conversar directamente con el Dr. Tim de Zeeuw, el director general del ESO.
De Zeeuw, un holandés de 53 años, es una de las principales figuras de la astronomía mundial. Dirige el ESO desde 2007 y, entre otras cosas, ha publicado –como autor o coautor– más de 130 papers. A continuación, la charla con Futuro:
–Primero, y antes que nada, queremos agradecerle la gentileza de atendernos tan rápido, en momentos en que su agenda debe estar muy cargada. Arranquemos de cero: ¿cómo y cuándo se decidieron a construir semejante monstruo?
–Eso fue a fines de 2004, cuando el Consejo del ESO, que es su cuerpo gobernante, definió como objetivo de máxima prioridad mantener el liderazgo astronómico europeo en la próxima era de los “Telescopios Extremadamente Grandes” o “ELT’s”.
–Que, aclaremos, son aquellos que en, la próxima década, tomarán la posta de supertelescopios actuales, de 8 a 10 metros de diámetro...
–Sí. El Consejo del ESO pidió la construcción de un ELT en una escala de tiempo competitivo. Y en 2006, tras el estudio de un primer concepto, llamado OWL, nuestras oficinas de proyecto encararon un nuevo estudio, considerando performance, costos y tiempos, con la ayuda de un centenar de astrónomos. Y ya a fines de ese año, los resultados fueron presentados y discutidos durante una conferencia del ESO en Marsella, con la presencia de 250 astrónomos europeos.
–¿Y ahí que pasó?
–Todos recibieron el proyecto con mucho entusiasmo, al punto de que esa reunión abrió el camino para que el Consejo del ESO decidiera pasar a la crucial fase siguiente: el diseño detallado del telescopio. Y eso es lo que está en marcha en estos días.
–Antes de hablar del telescopio, hablemos del lugar donde estará: ¿por qué el ESO volvió a elegir el norte de Chile? ¿Cómo tomaron la decisión?
–El ESO armó un Comité Asesor de Selección del Sitio (SSAC) para el E-ELT. Y el comité ha venido analizando los datos obtenidos en varios lugares en el mundo. Incluso, se tuvieron en cuenta estudios aportados por el equipo estadounidense del TMT, un futuro telescopio de 30 metros. Ellos compartieron sus mediciones con nuestro comité. Ya con todos los datos a mano, el SSAC armó una lista final con los cinco lugares posibles para el E-ELT: cuatro en el norte de Chile, y el quinto en Islas Canarias, España...
–¿Y el sitio argentino..? Aquí se habló mucho de las fuertes chances de Cerro Macón, en Salta, en esta suerte de “ronda final” por el E-ELT...
–No. El sitio argentino no quedó en la lista final de cinco candidatos que armó el SSAC.
–Sinceramente, es una pena para nosotros. Pero es bueno que usted lo haya aclarado. Sigamos...
–Bien, a comienzos de marzo de este año, el SSAC presentó su reporte con los cinco candidatos finales al Consejo del ESO, confirmando que todos eran excelentes para la observación astronómica...
–Aclaremos que eso significa tener más de 320 noches despejadas por año, cero contaminación lumínica, cielos secos y transparentes, buena altura sobre el nivel del mar...
–Sí, todo eso, pero además esos lugares reunían parámetros esenciales para la futura construcción y operación del telescopio: accesibilidad, agua potable, energía, logística, estabilidad política, entre otros factores.
–Y finalmente se quedaron con el Cerro Armazones, en el desierto de Atacama...
–Sí, el reporte concluyó que ese lugar era claramente el favorito. Cerro Armazones tenía el mejor balance entre calidad del cielo y todos los demás aspectos considerados. Además, está muy cerca de Cerro Paranal, donde ya está nuestro VLT, y podremos operar ambos observatorios en forma integrada.
–Ahora sí, hablemos del telescopio: ¿por qué decidieron saltar directamente del VLT, con sus cuatro telescopios de ocho metros, a uno muchísimo más grande?
–La actual generación de grandes telescopios, de ocho a diez metros de diámetro, nos ha permitido hacer descubrimientos tremendos, como por ejemplo tomar las primeras imágenes directas de planetas alrededor de otras estrellas. Pero esos aparatos también nos abrieron áreas de estudio completamente nuevas. Y justamente, para responder a esas nuevas cuestiones, y para hacer descubrimientos que ni siquiera podemos imaginar ahora, necesitamos incrementar significativamente la sensibilidad y la resolución angular de los instrumentos.
–Parece que a los astrónomos los más grandes telescopios actuales, paradójicamente, ya les están empezando a quedar chicos...
–Sí, hace tiempo que los astrónomos de todo el mundo venían manifestando la necesidad de construir instrumentos en el rango de 30 a 60 metros de diámetro, los ahora llamados “Telescopios Extremadamente Grandes”, los ELT, tal su sigla...
–¿Y por qué eligieron para el E-ELT un diámetro de 42 metros en particular?
–Porque consideramos que ése es el diámetro mínimo necesario para alcanzar todos nuestros objetivos científicos fundamentales...
–Vamos a eso, que es lo más interesante de todo: ¿cuáles serán los principales objetivos del E-ELT? Si le parece, empecemos por lo más doméstico, el Sistema Solar...
–Con el VLT ya hemos realizado muchas observaciones y descubrimientos sobre los cuerpos más lejanos del Sistema Solar, como Neptuno. Y también sobre Plutón y los otros objetos del Cinturón de Kuiper. Como el E-ELT tendrá mucha más sensibilidad y resolución, jugará un rol muy importante en el estudio de aquellos objetos pálidos y lejanos objetos.
–¿Y más allá del Sistema Solar? Hablemos de planetas extrasolares...
–Descubrir y caracterizar sistemas planetarios en formación, y planetas en torno de otras estrellas será uno de los objetivos centrales del programa científico del E-ELT. Podremos detectar directamente la luz reflejada por planetas gigantes maduros, como nuestros Júpiter y Neptuno. Y hasta analizar la composición química de sus atmósferas mediante técnicas de espectroscopía.
–A propósito de observar exoplanetas en forma directa: ¿podrá el E-ELT detectar mundos aptos para la vida, como el nuestro?
–Intentaremos fotografiar directamente planetas pequeños y rocosos, como la Tierra, en torno de otras estrellas. Y muy especialmente, aquellos que puedan estar ubicados en la llamada “zona habitable” de sus estrellas, es decir, donde las temperaturas permitirían la existencia de vida. Ese es uno de los “Santos Griales” de la astronomía observacional moderna.
–Y, de paso, poner al Sistema Solar en contexto...
–Efectivamente. Queremos determinar la unicidad, o no, del Sistema Solar y de la Tierra.
–Hablemos de diferencias concretas: ¿podemos cuantificar cuánto mejor será el E-ELT respecto a los mejores instrumentos ópticos actuales, como el VLT o los Keck?
–El tamaño del espejo primario de un telescopio es doblemente importante. Por un lado, determina la cantidad de luz que puede colectar. Y por el otro, determina el nivel de detalle en las imágenes que produce. Con sus 42 metros de diámetro, >>> el E-ELT tendrá una capacidad colectora de luz unas 15 veces mayor a los más grandes telescopios actuales...
–Es decir que será unas 15 veces más sensible. ¿Y en cuanto a la nitidez de las imágenes?, ¿cuánto jugarán a favor los sistemas de “ópticas activas” (ver cuadro)?
–El E-ELT nos dará imágenes 15 veces más nítidas que el Telescopio Espacial Hubble. Su performance será tremendamente superior a la de todos los instrumentos actuales. De hecho, creemos que el E-ELT podría revolucionar completamente nuestra percepción del universo, tanto como lo hizo el telescopio de Galileo, hace 400 años.
–Parecería, entonces, que el E-ELT será la máquina perfecta para asomarse a las fronteras del universo observable, tanto en el espacio, como en el tiempo...
–Eso esperamos. Con su enorme sensibilidad y resolución, el telescopio podrá ver más allá de nuestros horizontes actuales. Y nos llevará a las más tempranas etapas de la formación de las primeras galaxias. El E-ELT seguirá un vigoroso programa de estudio de la formación y evolución de estos objetos primigenios. Y nos contará cuáles fueron los procesos físicos que las formaron y transformaron a través de los tiempos cósmicos.
–¿Podremos ver detalles en aquellas galaxias, situadas a 13 mil millones de años luz, y que vemos como eran hace 13 mil millones de años?
–No sólo eso: mediante estudios espectroscópicos muy finos, tendremos información detallada sobre las masas, las edades, la composición química y la tasa de formación estelar de las galaxias a distintas profundidades (y edades) en el espacio. Pero además, el E-ELT intentará indagar como nunca antes en la naturaleza de la materia oscura y la energía oscura...
–Dos cuestiones tan mayúsculas como desafiantes para la cosmología (ver recuadro). Al escuchar todo esto, uno se pone un tanto ansioso: ¿Cuándo comenzará la construcción del E-ELT? ¿Y cuándo tendrá su “primera luz”, como dicen los astrónomos?
–Estamos finalizando el diseño del telescopio, y el Consejo del ESO decidirá cuándo comenzará la construcción. Eso sería el año que viene. Y pensamos que podría comenzar a funcionar siete años más tarde, en 2018. Es lo que esperamos...
–Así sea, Dr. De Zeeuw. Y gracias por contarnos todo esto.
Y bien, dicho todo esto (más todo lo que volcamos al recuadro que acompaña esta entrevista), sólo nos resta esperar. Impacientemente, claro, porque da la impresión de que, de aquí a menos de una década, el universo ya no será el mismo para la humanidad. Veremos más. Sabremos más. Y lo entenderemos mucho mejor. La astronomía se acerca a una nueva revolución. Y será extremadamente grande.
EL COLOSO DE ATACAMA
El nombre ya lo dice todo: “Telescopio Europeo Extremadamente Grande” (E-ELT). Es el sueño más osado del Observatorio Europeo Austral, un megaorganismo astronómico, creado en 1962, formado por 13 países de aquel continente (entre ellos, Alemania, Francia, Italia, Inglaterra y España). Y por supuesto Chile, que no sólo le aporta al ESO –una vez más– sus cielos insuperables, sino que además –dato nada menor– viene abrazando esta impresionante iniciativa casi como causa nacional.
Veamos, primero, algunos datos de contexto: el ESO tiene sus cuarteles centrales en la ciudad de Garching, Alemania, y una oficina local en Santiago, desde donde coordina localmente las operaciones de sus grandes observatorios, situados en el desértico norte chileno. Allí está el Observatorio de La Silla, “decano” del ESO (comenzó a funcionar en los años ’70) y el impresionante Observatorio de Paranal, donde está el Very Large Telescope (VLT), un complejo de cuatro telescopios gemelos de ocho metros de diámetro, y varios instrumentos auxiliares. No muy lejos del VLT, en Llano de Chanjnantor, el ESO también opera el radiotelescopio APEX. La región es un verdadero polo de la astronomía mundial. Y con el E-ELT lo será aún más.
Como no podía ser de otra manera, un telescopio extraordinario requiere de un lugar extraordinario. Y sí: una vez más, y tras considerar varias opciones (ver entrevista), el ESO volvió a inclinarse por el montañoso desierto de Atacama, al norte de Chile. El pasado 26 de abril, el Consejo del ESO decidió que el E-ELT se construirá en la cima del Cerro Armazones (24 36’ latitud Sur, 70 12’ longitud Oeste), a 3060 metros sobre el nivel del mar, y a 130 kilómetros de Antofagasta. Un lugar bastante cercano –apenas 20 kilómetros– a Cerro Paranal, donde está el VLT. ¿Por qué allí? La razón es simple: allí están los cielos más limpios, oscuros, transparentes y secos del planeta. Las nubes son una rareza absoluta. “El E-ELT será el telescopio más grande del mundo por mucho tiempo, y por eso hay que elegir el mejor lugar. Y Chile es el mejor lugar del mundo, no hay dudas”, dice Máximo Tarengui, astrónomo italiano del ESO. Pero además, la decisión final del ESO tuvo en cuenta detalles nada menores, especialmente a la hora de la futura construcción y operaciones: accesibilidad, agua potable, energía, logística, y proximidad a otros polos astronómicos del ESO.
Y ahora sí, vamos concretamente al E-ELT: a todas luces, el ESO pretende que su futura criatura óptica lleve la delantera en lo que será la nueva generación de supertelescopios, conocidos, precisamente, como “Telescopios Extremadamente Grandes” (o ELT’s). Estados Unidos –a través de varias universidades e instituciones– pondrá todas sus fichas en el TMT (“Telescopio de Treinta Metros”) y en el GMT (“Telescopio Gigante Magallanes”, un instrumento compuesto de siete espejos, que equivaldrán a una pieza de 24 metros de diámetro). Pero los europeos apuestan más fuerte: el E-ELT será un coloso de proporciones verdaderamente alucinantes. Medirá 80 metros de alto, casi cincuenta de ancho, y pesará 5 mil toneladas. Su “espejo primario” (el alma de todo telescopio óptico) medirá 42 metros de diámetro, y estará formado por casi mil piezas hexagonales de 1,4 metro cada una. O dicho de otro modo: el E-ELT equivaldrá a unos 1000 telescopios individuales de 1,4 metro (de por sí, un telescopio de 1,4 metro de diámetro no está nada mal). Una superficie colectora de luz total de 1300 metros cuadrados. Será más grande que todos los supertelescopios actuales juntos. ¿Costos? Se habla de 960 millones de euros.
Más allá de sus impactantes dimensiones, el E-ELT contará con una serie de preciosismos tecnológicos que exprimirán al máximo su tremenda potencia óptica. Además de toda una batería de sofisticados instrumentos acoplados (filtros, cámaras y espectrógrafos), el coloso europeo contará con ópticas adaptativas: un sistema complementario de espejos que, cambiando de forma miles de veces por segundo (mediante miles de “actuadores”), compensará los efectos (perjudiciales) de la atmósfera sobre la luz de los astros. Así, las imágenes serán virtualmente perfectas. Y tremendamente superiores (en detalle y nitidez) a las de cualquier telescopio actual, incluyendo al mismísimo Hubble.
La construcción del E-ELT comenzará en 2011, y tomará varios años. Y una vez listo, observará el universo en luz visible e infrarroja. Buscará y estudiará planetas extrasolares, espiará la formación de las estrellas y sistemas planetarios, y se asomará a profundas cuestiones cosmológicas: el origen y evolución de las galaxias, y la expansión y destino del cosmos. También, intentará echar luz sobre cuestiones literalmente oscuras: la naturaleza y distribución de la materia oscura, y el comportamiento y las características de la energía oscura, esa suerte de anti-gravedad que estaría acelerando la expansión del universo. Menuda agenda. Menudo telescopio.
lunes, 14 de junio de 2010
OPRAH WINFREY: La mujer que no miramos
La reina de la televisión norteamericana, la mujer más influyente de Estados Unidos, la dueña del programa capaz de crear best-sellers, la persona cuyo apoyo le habría garantizado a Obama un millón más de votos, anunció su retiro para fin de año. Pero ya todos saben que las cosas no son tan así: con su revista propia en los kioscos, sus libros en las librerías y una próspera productora de cine que este año se llevó un Oscar con Precious, deja el aire para largar el año que viene su propia señal de cable. La flamante edición de una polémica biografía que señala las lagunas más brumosas del pasado de la mujer que construyó un emporio apoyado en la transparencia sólo la ha puesto aún más bajo los reflectores. Y ella no deja de brillar
Por Violeta Gorodischer
“Amo este programa y lo amo lo suficiente como para saber cuándo decir adiós. Veinticinco años se sienten bien, es el número perfecto: lo siento en mi espíritu y en mis huesos. La cuenta regresiva para el final de Oprah Winfrey Show empieza ahora.” Con esta jugada estratégica, la conductora más popular de Estados Unidos anunciaba su retiro en el primer programa del año. Hábil como pocas, la mujer a la que siguen a diario siete millones de televidentes lloraba a moco tendido, aunque ya todos sepan que el plan es debutar en 2011 con OWN (Oprah Winfrey Network), su propio canal de cable. Pero ¿a quién le importa? Si Oprah llora, el público se conmueve. Siempre fue así. Aunque en Argentina sea prácticamente una desconocida, en Estados Unidos es una megacelebridad adorada por representar como nadie (mejor que nadie) el sueño americano. Porque Oprah Winfrey es una self made woman que nació pobre y relegada en el racista estado de Mississippi y que, 56 años después, aparece en la revista Forbes como la mujer negra más rica del mundo. Y la historia que les contó a todos, inaugurando la honestidad brutal del talk show, repite los tópicos infalibles del melodrama: una infancia de miserias (“ni siquiera podía tener perros, así que adopté a dos cucarachas a las que llamé Melisa y Sandy”, dijo alguna vez), abusos de su tío y su primo, maltratos maternos, una adolescencia conflictiva, una huida temprana del hogar. Hasta admitió que odiaba ser negra y que rezaba cada noche para tener “los tirabuzones dorados de Shirley Temple” porque creía que a los niños blancos se los quería y se los mimaba más. Algo así como la versión soft de Precious, película que ella mismo produjo a principios de este año y que, basada en el libro Push, de Sapphire, muestra la tragedia hiperbólica de una adolescente obesa, nacida en Harlem, maltratada por su madre y abusada por un padre del que tuvo dos hijos y que, además, la contagió de HIV. Aunque bastante forzado, el final de la película anticipa una posible felicidad. Poco antes de la epifanía, Precious Jones menciona El Show de Oprah. “¿Qué pensaría ella de todo esto?”, se pregunta.
Pum para arriba
Seguramente, se mostraría interesada. No sólo porque el caso de incesto rankearía muy bien en el programa sino porque, como Precious, también Winfrey escapó del abuso y encontró salvación. Con matices algo diferentes, claro: se fue de su casa a los 13 pero a los 19 ya trabajaba como movilera en una radio de Nashville. Entró becada a la universidad de Tennessee para estudiar Comunica-ción, ganó un concurso de belleza y a los 22 se mudó a Baltimore, dispuesta a presentar el programa de televisión People are talking. La chica compró a todos con su carisma a prueba de balas y se quedó ocho años más, hasta que la contrataron para conducir su propio talk show en la televisión de Chicago. Ya no había dudas: el éxito era directamente proporcional a la habilidad de la conductora. En septiembre de 1985, A. M. Chicago pasó a llamarse The Oprah Winfrey Show. Desde ese momento, la línea ascendente no dejó de crecer. Los relatos en primera persona de casos dramáticos, la exposición de su vida personal, la toma clara de posición ante cualquier tema, hicieron que Oprah fuera difícil de igualar. Hizo públicos sus problemas de peso, habló “del idiota que la enamoró en la adolescencia” y que puso en riesgo su vida, confesó en una entrevista a ex adictas que ella también había consumido crack. Además, supo manejar el brote de Tom Cruise saltando cual niño excitado sobre el sillón del set, fue la primera en entrar a la mítica Neverland de Michael Jackson, estuvo cara a cara con Elizabeth Taylor, habló con Bret Michaels, el cantante de Poison, después de su reciente hemorragia cerebral. La fórmula es imbatible porque Oprah Winfrey lo tiene todo: el desparpajo de Susana Giménez, pero con inteligencia. La impunidad de Mirtha Legrand, pero con timing. La osadía de Moria, sin la veta fachistoide en el discurso.
En su show hay también un “club de lectura” que funciona como varita mágica: libro que Oprah comenta, libro que se convierte en best-seller. Cosas raras, impensables en Argentina, ocurrieron allí. Por ejemplo: que Cormac McCarthy (ganador del Pulitzer, recluso y fóbico) haya elegido ese programa para dar su primera entrevista pública convirtiéndose en el favorito de las masas pese a su oscuridad (La carretera no es precisamente un libro fácil de digerir). O que después de que Oprah dijera que A little million pieces, la memoir de James Frey, era el libro del mes por su “crudeza y realismo”, invitara al autor a su programa para acusarlo de mentiroso. Es más: obligó a su editor a admitir en cámara que los datos de la supuesta biografía no habían sido chequeados (South Park tiene un capítulo memorable al respecto). El escritor Jonathan Frazen, por su parte, se mostró ofendido cuando su novela Las correcciones fue nombrada en el show. Y así. Este enfoque mediático de la literatura norteamericana borra divisiones entre lo alto y lo bajo. El criterio literario de Winfrey, sin ir más lejos, es tan variable como arbitrario: ahora dice que está fascinada con Comer, rezar, amar, un chick-lit de Elizabeth Gilbert que pronto será llevado al cine con Julia Roberts como protagonista.
El Evangelio segun Oprah
Su filantropía es otro de los rasgos más admirados por el americano medio. Durante la presidencia de Clinton, propuso crear una base de datos de todo Estados Unidos referida a los abusadores de menores y el proyecto se transformó en la ley conocida como la “Oprah-Bill” (bill, en inglés, también significa ley). Fundó la organización Angelic Network, que ayuda a gente careciente (educación para chicos, asistencia para ancianos, soluciones para familias sin hogar) y abrió una escuela para niñas en Sudáfrica en el año 2007. Cuando, unos meses después, el Times publicó la noticia de que una de las celadoras había abusado de varias de ellas en sus dormitorios, Winfrey dio la cara, viajó personalmente para hacerse cargo de la situación y fue felicitada por los diarios sudafricanos que resaltaban que ella no había tenido la culpa de nada.
Hoy en día, su palabra es ley. No casualmente uno de sus libros se llama El evangelio según Oprah: alcanza con ver la repercusión de la campaña “si conducís, no textees” que lanzó hace unas semanas, para entender la veracidad del título. Poco después de que Erica Forney, de 9 años, muriese aplastada por el auto de un conductor que mandaba mensajes de texto desde su celular, Oprah contó la tragedia en su programa y propuso poner en marcha la campaña en cuestión. Según los analistas políticos, la iniciativa tuvo más repercusión que todas las ensayadas hasta ahora por los organismos públicos. Y sí, la mujer es una empresa de comunicación en sí misma, y no tendría por qué sorprender que se la considere líder de opinión. Tiene página web, decenas de libros, dirige su propia revista (llamada O.), conduce un programa de radio, produjo e interpretó películas como Beloved (dirigida por Jonathan Demme y basada en la novela de Toni Morrison) y montó una productora propia a la que bautizó con su nombre al revés (Harpo Entertainment Group). Si más de un medio afirmó que su apoyo manifiesto hacia Obama definió un millón de votos a su favor, la misma Winfrey se atribuye el mérito: “Mi trabajo consistía en hacer que la gente conociera y supiera quién era Obama. Quería que fuera elegido, y creo que lo conseguí”.
¿Cuentame tu vida?
Con esa frase, justamente, termina Oprah, la biografía no autorizada de su vida que viene levantando polvareda de abril a esta parte. La idea de Kitty Kelley, quien también es autora de biografías polémicas (nunca autorizadas) como las de Frank Sinatra, Nancy Reagan y la familia Bush, fue ilustrar el enorme poder de la diva con la frase en la que ella misma se atribuye el triunfo del presidente norteamericano. Después de haber visto las 2732 entrevistas que Winfrey dio durante los últimos veinticinco años y de haber tenido más de 800 encuentros con gente de su entorno, Kelley, que tardó cuatro años en terminar el libro, afirmó que existen claroscuros (más oscuros que claros) en las versiones de su vida. Porque Oprah cuenta una historia, y la familia otra. Niegan la extrema pobreza en la que vivían. Niegan que el primo y el tío hayan abusado de ella. Aseguran que la diva los excluye de su círculo.
Oprah, mientras tanto, no dijo ni una palabra al respecto. No es la primera vez que se inclina por el silencio. Si la versión oficial es que levantó un imperio montado en la transparencia de sus historias, es vox populi que algunos detalles le quedaron en el tintero. Nunca había dicho que fue madre a los quince y que el bebé murió a las pocas semanas, historia que recién se conoció cuando su hermana Patricia, adicta a la heroína, vendió el secreto a la prensa por 19 mil dólares. Patricia también contó que Winfrey podía regalarle autos y ropa a su propia madre, pero que no le daba su número de teléfono privado. Y aunque la conductora repitió una y mil veces que no tuvo zapatos hasta los 6 años, una de sus primas declaró: “Nunca fuimos tan pobres, no sé por qué cuenta todas esas historias”.
Oprah tampoco dijo por qué nunca se casó, a pesar de estar en pareja con uno de los guardias de seguridad del canal desde hace tiempo. Y he aquí otro punto álgido del libro de Kelley: según la autora, la conductora es lesbiana y está en pareja con su íntima amiga Gayle King, quien tiene un puesto en la dirección de la revista, está divorciada y es madre de dos hijos. Algo sobre lo que también especuló más de un medio sensacionalista y el único tema que Oprah se dignó mencionar en público, durante una entrega de premios en Nueva York: “Fueron días difíciles para Gayle desde que esa denominada biografía salió a la luz”, dijo. En esa entrega, además, se burló de Kelley, que también asegura saber quién es su verdadero padre pero prefiere guardarse el dato y dejar que se lo cuente alguien de su propia familia: “Cada día me salen nuevos papis”, dijo Oprah con una sonrisa. “Papis que me llaman para decirme hola y pedirme que les pague un nuevo tejado.”
USA salve a la reina
Aunque el libro se agotó, existe un código de silencio entre quienes trabajan con Oprah, incluso en el resto de los programas de aire. Más allá de que la conductora les haga firmar un contrato de confidencialidad a sus empleados, ni Barbara Walters ni David Letterman, ni siquiera Larry King, quisieron entrevistar a la autora de la biografía. Kelley, a su vez, salió a gritar a los cuatro vientos que todos temen las represalias de la dueña de las tardes televisivas y ejercen la censura sobre el libro. ¿O será una cuestión de códigos? “Tal vez sea demasiado tarde para hacer que Oprah cuente todo”, reseñaron en el New York Times. “Sus seguidores son demasiado leales para caer en la trampa de Kelley.” El New Yorker, por su parte, aseguró que la biografía tiene un claro tono “persecutorio”. Eso sin mencionar que a Kitty Kelley se la conoce por la poca rigurosidad investigativa, por la facilidad con que enarbola rumores como verdades, por citar sin especificar fuentes...
Oprah sigue como si nada. Prepara su debut en cable y ya anunció que quiere profundizar su faceta de productora de cine. Y la gente todavía la adora: hace poco, dio un discurso en la Universidad de Stanford (el video puede rastrearse en YouTube) donde los estudiantes la ovacionaron de pie. Ahí habló de su propia vida, de su ascenso televisivo, sus conflictos de imagen y la decisión de mantener la esencia a toda costa; mencionó su paso por la Universidad de Tennessee y dijo que había rendido hacía sólo unos años su última materia. Nombró varios libros, citó a Luther King, habló de las lecciones que el mundo tenía para los inminentes egresados y demostró, una vez más, su increíble carisma. Demagogias aparte, hay algo central que hace la diferencia de este lado del mapa: mientras nuestras divas salían a pedir pena de muerte, la reina de la televisión norteamericana aseguraba que es necesario ponerse al servicio de otros.
Ahora, Winfrey vuelve a repetir esa pose ante la repercusión del polémico libro. Y hasta en eso, la biografía (falsa o verdadera) termina siéndole funcional. “Como todo, esto también pasará”, fue lo último que le escucharon decir al respecto. Reina de un país sin aristocracia, Oprah está tranquila. Tal vez porque sabe que una realeza elegida también puede durar para siempre.
jueves, 10 de junio de 2010
AMIN MAALOUF, FLAMANTE GANADOR DEL PRINCIPE DE ASTURIAS DE LAS LETRAS
“Con un lenguaje intenso y sugerente, Maalouf nos sitúa en el gran mosaico mediterráneo de lenguas, culturas y religiones”, señaló el jurado a la hora de distinguir al autor de León el Africano, nacido en Líbano y protagonista de un duro exilio.
Por Silvina Friera
“El Paraíso es de los extraños.” La frase le pertenece al “extraño” Amin Maalouf, “optimista inquieto” y flamante ganador del Premio Príncipe de Asturias de las Letras por su capacidad “para abordar con lucidez la complejidad de la condición humana y tender un puente hacia la tolerancia y reconciliación entre pueblos y culturas”. Esa frase premonitoria de su destino literario la escribió en su celebrada novela León el Africano. El escritor francolibanés de 61 años, una de las voces más importantes de la literatura árabe, adoptó el francés como lengua literaria en su adolescencia, sin sospechar que se transformaría también en su lengua cotidiana cuando tuvo que exiliarse en París, a mediados de la década del 70, donde reside desde entonces. La mayoría de sus libros, ficciones y ensayos, que han sido traducidos a más de veinte idiomas, orbitan en torno del mundo árabe. “Con un lenguaje intenso y sugerente, Maalouf nos sitúa en el gran mosaico mediterráneo de lenguas, culturas y religiones para construir un espacio simbólico de encuentro y entendimiento”, fundamentó el jurado. Como corresponde, el ganador se declaró feliz, honrado y orgulloso de recibir la distinción.
“España siempre ha estado presente en mi obra. No sólo porque es la patria del héroe de mi primera novela, León el Africano, sino también, y sobre todo, porque ha sido el lugar de un encuentro emblemático, que se ha mantenido durante siglos, entre las tres grandes religiones del Mediterráneo”, señaló Maalouf, ese “optimista inquieto”, como se define, al que le interesa “contar la historia desde el lado de los perdedores”. “Intento comprender la realidad sinceramente, sin ponerme orejeras para escuchar sólo lo que quiero oír. Una vez que hago el diagnóstico me digo que la realidad no es inmutable y que hay que transformarla, imaginar el mundo de otra manera y eventualmente reinventarlo”, subrayó. Novelista con fama de ermitaño que se encierra literalmente durante meses para urdir sus libros, Maalouf nació en Beirut, en 1949. En su árbol genealógico están los desplazamientos. Y las casas abandonadas. “Pertenezco a una tribu que, desde siempre, vive como nómada en un desierto del tamaño del mundo”, se lee en Orígenes (2004). “Nuestros países son oasis de los que nos vamos cuando se seca el manantial; nuestras casas son tiendas vestidas de piedra; nuestras nacionalidades dependen de fechas y de barcos. Lo único que nos vincula, por encima de las generaciones, por encima de los mares, por encima de la Babel de las lenguas, es el murmullo de un apellido.”
La familia materna de Maalouf, originaria de Turquía (de donde escapó durante las masacres de 1915), se estableció en El Cairo, ciudad que también se verían forzados a dejar en los ’50, cuando la fiebre nacionalista nasserista se centró en los no egipcios. Aunque el escritor pasó varios años de su infancia en el país de los faraones, no guarda recuerdos de esa experiencia, “salvo una enorme frustración”, según le confió a su traductor al italiano Egi Volterrani. “Mi condición de exiliado determina mi paso a la escritura. La tinta, como la sangre, escapa forzosamente a las heridas.” Su padre, un conocido periodista bisnieto de un predicador presbiteriano, le contagió el amor por las letras; de su madre heredó la educación francófona que le facilitaría con los años el exilio definitivo. En el mito original hay un niño de seis años que escribió su primer artículo en árabe. Pero a los 16 todas sus notas estaban en francés. “El árabe era mi lengua social; el francés, por el contrario, era la lengua de mis notas íntimas, con la vocación de quedar para siempre escondidas”, recordó el escritor que durante muchos años trabajó como periodista en el diario An Nahar, en la sección de política internacional.
La guerra civil que desangró al Líbano durante quince años lo expulsó a París en 1976. La lengua íntima de Maalouf se convirtió en su lengua cotidiana y definitiva. En 1993 obtuvo el prestigioso Goncourt con la novela La roca de Tanios, ambientada en el siglo XIX en un Líbano dividido por el enfrentamiento entre Egipto y el Imperio Otomano. En los primeros años en Francia continuó con el oficio periodístico en Jeune Afrique, cubrió la guerra de Vietnam y la revolución de Irán, entre otros conflictos. Pero también comenzó a escribir y cuando llegó a la página 100 de León el Africano, publicado en 1986, decidió dedicarse por completo a la literatura. Antes de esa novela bisagra en su destino publicó Las Cruzadas vistas por los árabes, libro en el que relata cómo se vivieron las cruzadas del lado musulmán, un punto de vista hasta entonces olvidado. Mario Vargas Llosa dijo del escritor francolibanés: “Cuando le insisten en que confiese si, en el fondo de su alma, se siente más francés que libanés, o a la inversa, a Amin Maalouf le sobrecoge la angustia porque comprueba lo extendida que está la costumbre, mejor dicho el prejuicio, de imponer a los seres humanos una identidad unívoca, para entenderlos mejor”.
El año pasado se publicó en España el último ensayo de Maalouf, El desajuste del mundo. Cuando las civilizaciones se agotan, en el que cuestiona el convulso período actual y se pregunta si la humanidad ha alcanzado el techo de su incompetencia moral. Lejos de caer en un nihilismo sin fondo o en una demoledora visión apocalíptica, Maalouf está convencido de que hay que recuperar las ganas de luchar para hacer del mundo un lugar de convivencia. “La diversidad es a la vez fuente de riqueza y de tensiones. Si se gestiona de forma inteligente, la cultura calma las tensiones, pero si la diversidad se organiza de un modo caótico, aumentan. No debemos pensar en términos de comunidades, sino de personas. Encerrar a la gente en comunidades no es bueno para la sociedad de acogida ni para los inmigrantes”, aseguró con el respaldo que le brinda ser “la voz de la experiencia”.
Autor de las novelas Samarkanda (1988), Los jardines de Luz (1991) y El viaje de Baldassare (2000), entre otras, Maalouf se manifiesta preocupado por el retorno a la idea militante de la identidad en su ensayo Identidades asesinas (1996). “La identidad ha de ser una ocasión para enriquecerse y no una excusa para hacer prevalecer una parte. Se trata de asimilar, de aceptarse, de tolerar”, ha explicado el escritor, consciente de que “la identidad está en el centro del debate del siglo XXI”. La pulsión de una lucha íntima, pero también pública y política, está en cada una de sus páginas. “En todo lo que escribo, tengo la sensación de llevar a cabo un combate, mi combate, siempre el mismo. Contra la discriminación, la exclusión, el oscurantismo, las identidades limitadas, la pretendida guerra de civilizaciones y contra las perversiones del mundo moderno, como las manipulaciones genéticas azarosas.”
Maalouf cree que la literatura “puede ser una herramienta de paz”. “Tenemos que reinventar el mundo. La literatura tiene la obligación de hacerlo, en todas las lenguas”, afirmó el escritor, que no se cansa de repetir que conocer la cultura y la literatura de otros pueblos allana el camino para la convivencia. “Podemos imaginar perfectamente una solución donde todos los pueblos de la región, los israelíes, los palestinos y los de alrededor sean ganadores. Todo el mundo puede ser ganador, tener paz, prosperidad, seguridad. Mucha gente cree en ello.” El murmullo de su apellido, ese sonido que lo vincula al mundo y a sus lectores, se amplificará.
miércoles, 9 de junio de 2010
ZUHAIR JURY HABLA DE EL PIANO MUDO, SU FILM SOBRE MIGUEL ANGEL ESTRELLA
“Es legítimo que un artista tome una posición política”
Guionista de su hermano Leonardo Favio, Jury rompió un silencio de nueve años para una historia que lleva el adecuado subtítulo de “Las manos que rompieron el poder”, que sirve como ejemplo del doble compromiso de Estrella con la música y los derechos humanos.
Por Oscar Ranzani
Bastó que un cineasta leyera su biografía para que surgiera la idea de realizar un largometraje sobre el notable pianista Miguel Angel Estrella, cuya vida es realmente de película. Es que este entrañable tucumano que solía subir su piano a un camión y dirigirse hasta los lugares más inhóspitos para interpretar música frente a los indígenas y obreros, también defendió los derechos humanos cuando su vida corría peligro. En épocas en que la dictadura argentina era dueña de la vida y de la muerte de las personas, debió huir a Uruguay. Pero allí no terminó el tormento: fue secuestrado, detenido clandestinamente y sometido a todo tipo de torturas. Y salvó su vida por la presión internacional que se generó cuando se conoció el destino que le había otorgado la Operación Cóndor. Sobre la etapa de sus dos años de cautiverio posó su mirada el cineasta Zuhair Jury, hermano de Leonardo Favio y guionista de casi todas sus películas. Jury elaboró una ficción titulada El piano mudo que filmó en Tucumán, donde recreó la penosa estadía de Estrella en el Penal Libertad (vaya paradoja) de Uruguay. Su film, que se estrena mañana en Buenos Aires, contiene saltos temporales que permiten conocer acontecimientos del pasado de la vida del artista y que funcionan como viajes oníricos del personaje interpretado por el actor Sebastián Blanco Leis.
Luego de interiorizarse sobre la vida de Estrella, Jury notó que “tiene algo que ver conmigo”. “Nunca es mi costumbre trabajar sobre biografías y menos de gente viva. Siempre he trabajado de acuerdo a mi creación, a mi entidad sensorial de la existencia. Pero advertí que tenía mucho emparentamiento con lo que me es grato a la creación. Su mística, su origen campesino y todo el suceso de su existencia”, relata Jury sobre los motivos que lo llevaron a dirigir una película sobre Estrella. Aunque aclara que no pensó a su film como un homenaje porque la vida de Estrella “es suficiente para que se valorice a sí misma. No necesita la palabra ‘homenaje’ para que intermedie en este asunto”.
–¿Por qué decidió realizar una ficción y no un documental?
–La propuesta era ficcionar pero, en realidad, lo documental está dentro del film, en el supuesto de que he tratado de ser fiel a los momentos que originaron su infancia y su vibración ante la existencia, ante la pobreza, ante la justicia. Y todo eso fue conformando una obra que en ese sentido tiene mucho de documental.
–¿Por qué decidió centralizar el relato en los dos años de cautiverio durante las dictaduras latinoamericanas?
–Porque su existencia en ese instante fue lastimada en una forma que marcó su vida muy fuertemente. Y además advertimos que, quizá si él no hubiese sido detenido y torturado como un activista de la guerrilla, no hubiésemos contado su historia. El hubiese seguido transitando su vida y terminado haciendo la Fundación Música Esperanza, por los derechos humanos, y hubiera sido un benefactor de la humanidad como tantos otros. Entonces, el suceso de su prisión, de su posible muerte, hace que su existencia tenga un valor agregado para ser narrado. Y aprovechamos también para que sepamos entre quiénes vivimos.
–Si bien el film está centrado prácticamente en su cautiverio, metafóricamente hablando la cámara trasciende el espacio público del presidio para registrar su sensibilidad y sus valores inquebrantables. ¿Fue pensado con este objetivo?
–Yo soy enemigo del racconto en medio de un film, pero era necesario ampliar su vida en un momento especial. Y desde la cárcel es donde hago un racconto para ampliar el espectro de lo vivido y que aquello que experimentó también nos muestre otro tipo de riquezas e incluso de conflictos.
–El film se subtitula “Las manos que rompieron el poder”. ¿Cómo surgió esa frase y qué busca representar?
–Es una frase que surgió en una charla con mi hermano Horacio. El giro de la frase hay que buscarlo en que la dignidad no está sola. En realidad, Miguel Angel rompe el poder de esa estructura presidiaria, férrea y castrense, a través de lo que significaron sus manos, que lo llevaron a un reconocimiento internacional sumamente importante y respetable. Y esos seres que en todo el mundo le dieron un valor como persona, como creador, como artista y como humanista, hicieron también que se creara un frente de defensa sobre su persona para no ser desaparecido. Entonces, esa existencia más otras existencias de la misma calidad ética y humana, rompieron el poder de la muerte.
–¿Cómo trabajó con el actor Sebastián Blanco Leis el humanismo que requería el personaje?
–No le dije muchas palabras, porque es muy sensible y captador. Le señalé en muy pocas expresiones el contenido humanista del personaje que estábamos por encarar y cuál era su entidad sensorial, su mística y su actitud. Y no tardó mucho en comprenderlo, pero además es un estudioso, así que leyó todo el libro sobre la vida de Miguel Angel.
–¿Cómo surgió la idea de filmar en el penal de Villa Urquiza, en Tucumán, con los propios internos y guardiacárceles? ¿Cómo recuerda esa experiencia?
–Fue una propuesta un poco alucinada que me trajo Horacio. Dentro de las necesidades de la producción, para ver si podía ser útil ese suceso que era novedoso, me trajo esa idea. Cualquier otro hubiese desistido de eso y creado un penal artificial, o hubiese utilizado lugares que tuvieran la apariencia de un penal con extras y actores. Nosotros trabajamos con presos e inclusive los guardiacárceles de Villa Urquiza trabajaron como tales en el penal uruguayo en la ficción. Yo tengo cierta empatía con lo lumpen. Y sabía que los presos eran mis conocidos y que iba a tener un diálogo de hermandad. Y así fue. Eramos como una sola familia. Y ellos se olvidaron por un tiempo del suceso terrible de la privación de la libertad. Vivieron dos meses en una euforia de creación novedosa. Incluso, cuando yo mandaba un corte en una escena, alguno se permitió decirme: “No, negro. A eso le falta realismo”. Y yo me puse a pensar lo que había ocurrido en la escena y deduje que tenía razón. Así que la repetí y salió como correspondía. Si no, hubiese sido una escena mentirosa.
–En determinado momento de la trama se produce un salto temporal cuando pasa de los años de cautiverio en Uruguay a la época de la dictadura de Juan Carlos Onganía. Allí, su mujer Marta le pide a Miguel Angel que no olvide sus ideales, cuando se aprestaba a realizar un concierto ante el dictador. ¿Por qué incluyó este hecho?
–Es muy puntual: eso nos demuestra que Miguel Angel Estrella es un hombre con todas las letras, porque pudo no haber manifestado el suceso porque es un ripio. Pero un ripio que lo muestra a él débil en un instante de su vida. Y yo digo, a contramano de su dignidad y de su concepción de la vida. Somos falibles y podemos caer en el desvío de lo que nos corresponde en determinado momento. Puede sonar exagerado, pero en mi relación con él, lo que más rescato es esa confesión.
–Estrella no sólo dio cátedra como músico, sino que también fue genuino educador popular de los derechos de los pueblos. ¿El comienzo del film busca reflejar este aspecto?
–Sí, porque además es verdad y me parece muy conmovedor. Si él hubiese sido un concertista de guitarra... pero trasladar un piano bajo un algarrobo en esos cañaverales y andar con un camión destartalado me parece un suceso heroico y bellísimo. Y así lo usamos, porque además es como fueron sus orígenes en relación con los dirigentes cañeros y obreros.
–¿Considera que Miguel Angel Estrella ha trascendido el universo de la música?
–Sí, pero lo ha trascendido desde el comienzo. Primero, por su dedicación a la organización de los pobres para que dejen de ser tan pobres y para que, además, tengan voz, y sepan que tienen voz. Y que la pueden exponer. Inclusive, la voz no debe ser nada más que voz: debe llegar a ser grito para conmover a una sociedad estructurada.
–¿Y cómo analiza la relación entre arte y política en la vida de Estrella?
–La actitud del artista que toma una posición política es legítima. El es peronista de lo más hermoso que tiene el peronismo: la zona cristalina de la justicia social, de la dignidad del hombre, de la elevación de las personas y de las sociedades. Y sobre todo, como fundamento principal de los más necesitados. Esta es la verdadera actitud revolucionaria. En las sociedades argentinas es muy difícil vivir sin apostar a la idea del justicialismo social de izquierda. Quien no piense así es porque tiene ripios en el alma. Esta es mi consideración.
–¿Estrella es un genuino ejemplo de que es posible promover los derechos humanos a través del arte?
–Sí, porque en su obra caminan paralelos el arte y la docencia de este suceso que él viene trayendo desde hace tantos años. Su obra llega a Asia, Africa, a los países árabes, Europa, América. En estos momentos es embajador de la Unesco en París...