sábado, 30 de mayo de 2009

CINE_TERMINATOR LA SALVACION

Christian Bale: "No quiero ser un tipo duro todo el tiempo"


El galés, de 35 años, ahora es un John Connor ya crecido, el elegido para encabezar la resistencia contra los robots en "Terminator, la salvación", que se estrena el jueves.

Por: Silvia Maestrutti
Terminator 4.
La verdad es que no me imagino quién ganaría si Batman y John Connor pelearan, Batman no usaría armas y a Connor le encanta usarlas, difícil anticipar un resultado", especula Christian Bale puesto a imaginar un enfrentamiento entre sus dos grandes roles cinematográficos. Un robot gigante junto a un poster de Terminator, La salvación, la cuarta parte de la saga (o la secuela de la secuela de la secuela, como les gusta llamarla a algunos críticos insidiosos), flanquea la puerta del salón Oasis del hotel Beverly Hilton, en Beverly Hills, donde los actores vienen a promocionar la película.

Bale llega temprano, vestido con una remera clara, un pantalón de vestir negro y una sonrisa a flor de piel. Difícil saber si se despertó así de relajado esa mañana o si está haciendo esfuerzos por contrarrestar la mala imagen que le generó un audio que circuló por Internet donde se lo escucha gritarle de mala manera al director de fotografía de la película, quien se le cruzó en medio de una escena en el set de Terminator... A su tiempo, todos sus compañeros y el director lo defenderán vehementemente, diciendo que sólo fue un lapsus, que enseguida pidió disculpas y que por lo general el actor anda siempre de buen humor.



A poco de que se hiciera público el audio te disculpaste en una radio de Los Angeles diciendo que en ese momento eras mitad Christian Bale y mitad John Connor. ¿Transformarte en tus personajes es tu método de actuación?

No soy una actor de método como se cree, no sé por qué se piensa eso. Lo que pasó es que estaba en medio de una escena muy tensa, toda mis escenas en la películas son de mucha tensión. Se que ésa no es una excusa, pero ése fue el contexto en el que pasó. No es que me iba a mi casa hablando como si fuera John Connor, como tiende a pensar alguna gente.

Le responde a Clarín con tono cansado, pero se nota que está resignado a tener que hablar del incidente por un tiempo más. Por un momento creyó que ese audio podría arruinar la película, filmada durante 77 días en Nuevo México, para la que se había estado entrenando por meses con soldados especializados del Ejército norteamericano. El resultado de la taquilla parece demostrar que no la hirió económicamente, ya que la película recaudó 46 millones en su primer fin de semana, afectada más que nada por las finales de la NBA que se disputaban en TV.

Christian Bale recuerda que tenía 10 años cuando apareció la primera Terminator, en 1984, y que por esa época no iba al cine. "Fui a ver T2, en 1991, y me voló la cabeza. Me acuerdo la electricidad que nos recorría como público al mirar esa película. Eso la hizo memorable para mí", asegura. El guión le llegó cuando estaba filmando Batman, El Caballero de la noche en Londres y al principio no le gustó. El director McG tuvo que viajar a convencerlo personalmente. Aceptó después de conseguir la libertad para hacer reescribir el guión. La secuela T3, en 2003, la última protagonizada por Arnold Schwarzenegger, pero no dirigida por James Cameron, no tuvo demasidas buenas críticas. Si él iba a participar tenía que ser de la mejor manera. Bale tiene tanta fama de perfeccionista como de intenso.

La película transcurre en una ciudad de Los Angeles post apocalítica, la raza humana ha sido destruida casi por completo por los robots de Skynet, una inteligencia artificial, y John Connor empieza a cumplir su destino de líder de la resistencia. Al principio le habían ofrecido el rol de Marcus Wright, un personaje mitad hombre mitad máquina, pero Bale prefirió quedarse con el de Connor y darle el rol de Marcus al australiano Sam Worthington.



¿Te imaginaste mirando "T2" que ibas a protagonizar la saga algún día?

No. La única película en la que me dio ganas de participar al mirarla fue La guerra de las galaxias, me hubiera encantado ser un stormtrooper. Pero nunca tuve la oportunidad de decírselo a George Lucas, y ahora creo que es un poco tarde.



¿Cuál es tu escena favorita en "Terminator, la salvación"?

Me encantó el momento cuando me cruzo con el T 800 original. Pero lo que más me gustó fueron las motos Terminators, especialmente porque pude manejar una y adoro las motos. La pude manejar en el desierto, y fue mejor sensación todavía que estar al volante del batimóvil, porque ahí siempre había otros que lo manejaban.



¿Por qué tu John Connor luce enojado todo el tiempo?

¿Será que están queriendo matarlo todo el tiempo? (retruca canchero). Eso no lo hace muy feliz. La mitología creó su historia, se ha profetizado que él será el líder de la resistencia, aunque todavía no lo es del todo en esta película, se verá más en la próxima. Tiene que luchar usando armas convencionales contra un enemigo que tiene toda la tecnología a su favor. Quizá sea alguien que recuerde cómo era eso de relajarse y disfrutar con amigos, pero ahora está siendo atacado por Terminators, así que no lo culpo por sentir todo el peso en los hombros



¿Fue muy duro el entrenamiento militar?

Fue muy bueno y una decisión muy inteligente de tratar el tema con seriedad, porque es fácil darse cuenta cuando ves a los actores con armas en la mano cuál de ellos sabe usarlas y cuál no. Disfruto mucho encontrarme con profesionales que pueden enseñarme alguna técnica nueva en todos los estadios de la vida, no sólo como actor.



¿Se te hace fácil identificarte con un personaje como John Connor? ¿Sos un duro tanto fuera como dentro de la pantalla?

Si miran en mi carrera he hecho de todo desde los 13 años cuando actué en El Imperio del sol (dirigido por Spielberg), también estuve en Mujercitas, lo que pasa es que la gente me identifica más con Batman, porque las otras películas no fueron tan populares. No me gusta repetir los roles, no quiero ser un tipo duro todo el tiempo. Eso sería muy aburrido.



¿Te imaginás haciendo comedias románticas?

No, para nada. Es que no las encuentro divertidas. Nunca disfruté mirando comedias románticas. Pero ya sé que nunca hay que decir nunca.



¿Como te llevás con la tecnología moderna que se ve en la película?

Soy un desastre, tengo que actualizarme. Me ayudaron a usar un IPOD para escuchar distintos dialectos, pero todavía uso casetes. Y no me gusta escribir e-mails, prefiero el papel y la lapicera. Lo que me gustan mucho son los video games, hubo una época en mi vida en que tuve cada consola que salió al mercado, el Halo era mi juego favorito. Todavía las guardo para el día en que sólo me dedique a jugar jueguitos.

viernes, 29 de mayo de 2009

MARTIN LUTHER KING_Herederos de la paz en pie de guerra




Herederos de la paz en pie de guerra

Steven Spielberg anunció la semana pasada la adquisición de los derechos sobre textos y discursos del luchador contra la segregación racial. Pero los sucesores destaparon una pelea en la que hay tres juicios pendientes: el film quedó en el aire.

Por Guy Adams *

Para un hombre que predicó la unidad y la hermandad, y que habló de manera tan elocuente sobre el sueño de que sus hijos pudieran crecer para ser juzgados por “el contenido de su persona”, Martin Luther King parece haber alcanzado muy poco éxito en enseñar esas nobles virtudes a sus seres más queridos y cercanos. Los descendientes del líder de los derechos civiles, que ganó el Premio Nobel de la Paz por su contribución a la lucha contra la segregación racial, están enredados en una agria disputa por el proyecto cinematográfico de Steven Spielberg, quien quiere así celebrar su vida, su época y su legado como icono moderno americano.

En un acuerdo anunciado la semana pasada, Dreamworks, la compañía de producción del director, se convirtió en la primera en adquirir los derechos sobre los discursos, libros y catálogo de propiedad intelectual de King, incluyendo el famoso discurso pronunciado en los escalones del Lincoln Memorial durante la Marcha a Washington de 1963. Spielberg pretende coproducir el biopic, definido como la “historia definitiva” de cómo King, un pastor de Atlanta, orquestó en 1955 el boicot a los ómnibus de Montgomery que sirvió como puntapié inicial a la lucha por los derechos raciales, elevándose al sitio de figura central del movimiento hasta ser asesinado en el balcón de un hotel en 1968, a los 39 años.

En una declaración a Variety, Spielberg señaló que fue “honrado” con la elección para “contar la historia de estos eventos históricos, definitivos”, y agregó: “Esperamos que el poder creativo del film y el impacto de la vida del Dr. King se combinen para una historia de innegable potencia, de la que nos sintamos orgullosos”. La noticia disparó una gran expectativa, sobre todo por el hecho de que a pesar de que King es uno de los grandes oradores públicos del siglo XX, ningún director de Hollywood había conseguido permiso para llevar sus discursos a la pantalla grande. Aunque falta aún un buen tiempo para que se seleccione el elenco, los analistas locales ya comenzaron a mencionar para el protagónico a estrellas como Will Smith, Denzel Washington y Jamie Foxx, a la vez que expresaron su esperanza de que Spielberg, quien ya hizo los films históricos Munich y La lista de Schindler, retorne a la silla de director.

Eso fue entonces. Desgraciadamente, menos de 24 horas después del confiado anuncio, se descubrió que dos de los tres hijos sobrevivientes de King amenazan con una demanda judicial, porque el lucrativo acuerdo fílmico fue realizado sin su conocimiento, mucho menos su bendición. Martin III y su hermana menor Bernice King dicen que están “iniciando acciones” contra su hermano Dexter, jefe ejecutivo de la herencia de King, debido a que aparentemente decidió negociar el acuerdo con Spielberg y Dreamworks sin siquiera buscar su permiso. “Estamos tomando acciones, aunque todavía no podemos decir en qué situación estamos”, dijo Bernice a la prensa. “Este es un acuerdo en el que el señor Spielberg y su gente entraron creyendo que existía la bendición de la Sucesión King. Pero no tiene el visto bueno de Bernice y Martin King.”

El comentario disparará una nueva serie de hostilidades en una ya larga disputa entre los tres hermanos, cuya conducta como co-beneficiarios de la herencia de su padre despertó acusaciones de estar desluciendo su legado para llenar sus propias cuentas bancarias. A pesar de la significación de King como héroe estadounidense, cuyo cumpleaños se celebra con un feriado nacional cada enero, los hijos siempre insistieron en recibir gruesas recompensas de quien quisiera publicar o emitir sus discursos o escritos, celosamente protegidos por copyright. En los ‘90 demandaron con éxito a USA Today y la cadena CBS por publicar y emitir el famoso discurso “I have a dream” (“Tengo un sueño”) sin pagar, en lo que se convirtió en un caso testigo. En 1997, la sucesión firmó un acuerdo de publicación multimedia con Time Warner, del que obtuvo una cifra de entre 30 y 50 millones de dólares. Desde entonces, los estudiosos de King han acusado a la familia de negar el acceso a importantes materiales de investigación.

De todos modos, los herederos no tuvieron problema en vender los derechos para usar ese discurso en publicidades de TV, e intentaron vender memorabilia de King en remates privados. El año pasado estalló otro escándalo, cuando se supo que Dexter King había insistido en que se le pagaran 800 mil dólares por permitir el uso de la imagen y las palabras de su padre en el proyecto de un monumento a Martin Luther King en Washington. El pedido fue un paso demasiado audaz para Bernice y Martin III, que iniciaron una demanda acusando a Dexter de malversación de fondos, y exigiéndole que abriera a estudio los balances financieros de la herencia. En ese momento dijeron a la prensa que su hermano llevaba años conduciendo la sucesión sin informarles nada. Dexter King entabló una contrademanda diciendo que sus hermanos obstruían las metas de la organización, e inició otro juicio alegando que ellos le habían entregado efectos personales de su madre Coretta a un escritor fantasma, en un acuerdo de 1,4 millón para realizar unas memorias autorizadas. Los tres juicios aún están en proceso; esta semana, Dexter emitió un comunicado en el que, aunque no responde puntualmente a las palabras de sus hermanos, recuerda que él es el encargado de proveer acceso a la propiedad intelectual de su padre.

martes, 26 de mayo de 2009

LA PROSTITUCION_femicidio maquillado

“La prostitución es un campo de concentración a cielo abierto”

Por Sonia, Paula, Nancy, Verónica *

La Leona, la Juanita, la Corre Camino, la Padre Nuestro, la Eva eran mujeres prostitutas, putas, que murieron con la esperanza de un futuro libre de violencia y de prostitución.

La Leona tenía 36 años, 5 hijos, 1 nieto. Su sueño era tener un día libre de prostitución, un domingo para quedarse con sus hijos, pero nunca lo pudo hacer. Nunca accedió a un “beneficio” del Gobierno, sus hijos no tenían DNI y ella tampoco. Se murió en el Hospital Rivadavia por falta de dinero para una resonancia magnética. Recién al mes de su muerte enterraron su cuerpo como indigente.

La Corre Camino escondía su soledad, sus miedos y sus penas con el alcohol. Todas las semanas le giraba dinero a su hija que vivía en el interior. Murió totalmente sola en el Hospital Piñeiro. Ni siquiera sabemos qué paso con su cuerpo.

La Padre Nuestro tenía 60 años, era una linda mujer, muy creyente. Un día no apareció más por la zona en la que solía estar. Nos enteramos de que murió en soledad. Tampoco sabemos qué paso con su cuerpo.

Eva tenía 60 años y vivía con vih. Participaba de muchos talleres de prevención del sida, siempre tenía profilácticos en la cartera. Pero nunca podía poner en práctica todo lo que aprendía en los talleres, porque el prostituyente-torturador sabía que era una mujer vulnerable, analfabeta, pobre y vieja que “no podía decir no”.

La Juanita tenía 70 años. La vida de prostituta la hizo mala, egoísta y fiolo. Murió sola en el Hospital Piñeiro. Su cuerpo estuvo un mes en la morgue. Y, ahora, no sabemos dónde está enterrada.

La Lucía tenía vih/sida, se infectó siendo puta. Fue a todas las marchas contra el Código Contravencional porteño, pagaba su afiliación todos los meses a una organización no gubernamental, iba todas las semanas a las monjas del barrio de Flores. Murió sola, en absoluta soledad y pobreza, y la enterraron como indigente.

¿Qué es indigente?, ¿qué es trata?, ¿qué es trabajo?, ¿qué es tortura? ¿qué es femicidio?, ¿qué es zona roja?, ¿qué es plaza?, ¿qué es mujer en situación?, ¿qué es cliente?, ¿qué es empoderamiento? La prostitución, para nosotras, es un campo de concentración a cielo abierto, donde entrás y desaparecés, la tortura es diaria, los penes son picanas, las palabras son latigazos que nos enmudecen.

Las prácticas sexuales torturadoras son para mujeres jóvenes, pero también para mujeres viejas, discapacitadas, niñas, embarazadas. ¿Dónde están estos cuerpos? ¿Qué pasa con ellos? Nos encerraron en cárceles y comisarías y conventos. Nos infectan por sólo 5 pesos de todas las infecciones sexuales que existen. Nos morimos por abortos clandestinos inseguros. Nos entierran como indigentes. Nos asesinan. Desaparecemos. Nuestros cuerpos, nuestras vidas, lo convierten en un mero espacio testimonial que “enriquecen” a las ong que “tratan” el tema.

La prostitución es una práctica constante de femicidio maquillado con un lenguaje que distorsiona, tapa y mantiene los lugares asignados por el patriarcado. La que tiene la palabra, tiene el poder y, de eso, han hecho uso y abuso el feminismo, el patriarcado, los parásitos y fiolo/as de las putas.

El mecanismo de este sistema organizado es un círculo perfecto, desde su lenguaje y cultura, que promueve el femicidio y sostiene la vulnerabilidad de las mujeres, en especial, de las pobres. Nos preguntamos: ¿Qué es el feminismo? ¿Dónde está la nueva generación de feministas? ¿Tienen lenguaje propio? ¿Tiene espacio hoy y aquí? ¿Hay un espacio oxigenado para discutir políticamente el rol nuestro, como mujeres, en esta sociedad, sin etiquetas que prefijan, fijan lugares de privilegios y exclusión?

Como víctimas y sobrevivientes de este sistema proxeneta, ponemos en práctica nuestra memoria y rebeldía, para poner en cuestión la política, la violencia, la democracia, la justicia y el olvido.

CLONACION_réplica de personas?


Clonación: Ni ovejas ni ratonas



Muchas veces se ha dicho, sugerido o pensado a las mujeres con las ovejas. O con la idea de suavidad, utilidad y docilidad de las ovejas. Así como las ovejas pueden dar abrigo y son mansas para acarrear de un prado a otro, también a las mujeres (o a los pueblos más sumisos) se los ha comparado con un grupo de ovejitas. El azar o la naturaleza hicieron que la primera especie clonada fuera –también– una oveja, la archifamosa oveja Dolly.

El experimento logró una parte del objetivo biológico de clonar una célula, pero no el de dar buena vida a Dolly (que vivió mucho menos tiempo del habitual para una oveja). Pero en un mundo donde la ciencia –y la fertilidad– suelen escapar de lo verosímil o lo habitual y la maternidad y paternidad se transforman a pasos agigantados no se conoce con exactitud qué es un futuro más diverso y qué especulación comercial.

El 22 de abril, la agencia de noticias Europa Press informó que un controvertido experto en fertilidad –Panaviotis Zavos, nacido en Chipre y nacionalizado norteamericano– anunció la clonación de catorce embriones humanos para gestar un niño clonado con células de la piel de su padre (una técnica que podría azuzar el machismo de la idea de la continuidad del varón de la familia). Según el diario británico The Independent (que citó como fuente a un documentalista que habría filmado el proceso de fertilización), Zavos ya implantó once de los embriones en el útero de cuatro mujeres.

La clonación con fines terapéuticos (la reproducción de células para ayudar a remediar enfermedades) está en proceso de investigación en distintas partes del mundo, pero la clonación reproductiva (para crear bebés) no sólo tiene muchas sospechas sino que es mal vista éticamente por sus efectos colaterales (por ejemplo, niños y niñas con una menor expectativa de vida como le pasó a Dolly o con el peso de ser similares a sus padres). Por eso está prohibida en casi todo el mundo y se habría realizado en un laboratorio de Medio Oriente al margen de los alcances legales.

Zavos no garantizó que la experiencia llegue a término, con lo cual se demuestra cómo las mujeres son usadas ya no sólo como ovejas mansas, sino como ratonas de laboratorios, con úteros usados como frascos para experimentar, sin respeto ni dignidad por su cuerpo.

El médico Fernando Neuspiller, director del Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI) en Buenos Aires, criticó la idea de experimentar para lograr la réplica de personas a través de técnicas de reproducción asistida: “La clonación de humanos es una técnica prohibida por la mayoría de los países y, por lo tanto, no nos planteamos su uso, inclusive aunque fuese un tratamiento exitoso”. Pero Neuspiller tampoco cree en los pronósticos de Zavos: “Desde el punto de vista científico, la técnica de clonación ha tenido éxito relativo en su aplicación en algunas especies, ya que a pesar de lograr nacimientos los animales clonados han tenido múltiples problemas con el paso de los años. En lo referente a la clonación de humanos, no se han presentado estudios serios y los comunicados que hay al respecto parecen más relacionados con grupos que buscan publicidad en base a hechos no probados que con progresos científicos reales”.

LESBIANAS PIONERAS


Toy story

Cuenta la leyenda que la imaginación de unas cuantas lesbianas pioneras dio como resultado un buen número de originales juguetes sexuales que hoy circulan alegremente por el mercado mundial. Aun así sigue siendo un misterio qué lugar ocupan los dildos y vibradores en la intimidad de sus alcobas. Vale la pena formular la pregunta en voz alta para comprobar que las respuestas tan variadas hablan de una sexualidad lésbica muy por afuera de guiones y estereotipos.

Por Viviana Mil

El supuesto de que el sexo consigue hacer vibrar los cuerpos y las almas sensibles, tiene una versión literal: la repetición rítmica de los movimientos, la insistencia en ese lugar, esa zona, ese punto que se dilata en un eco y en otro, que pide otra vez, justo ahí, justo ahí donde tiembla... O ahí donde es posible poner a temblar con precisión mecánica y hasta electrónica esos objetos que permiten detenerse y no transpirar, insistir sin miedo al calambre, perseverar hasta escuchar el basta y guardar la energía suficiente para mirar con sonrisa de medio lado cómo cambia el color de la piel, cómo se perla de agua, cómo se moja y se expande el cuerpo que vibra bajo las buenas artes, manuales o electrónicas. Y sí, después de tantas reuniones estilo tupperware para vender y comprar juguetes sexuales, después de que hasta Susana Giménez puso su grito en el cielo de la televisión frente a las cosquillas de diversos vibradores habilitando el ingreso del juguete sexual a cualquier living, nadie puede obviar la existencia de estos adminículos de precios la mayoría de las veces desmesurados, sobre todo a sabiendas que en el sexo, pasada la novedad, también pasa la efectividad. Aunque es cierto que puestos en la escena mediática, los juguetes sexuales existen, sí, para mujeres, también, para mujeres heterosexuales. Pero eso, ya se sabe, es todo lo que existe para la imaginación mediática argentina. ¿Y las lesbianas? Bueno, lesbianas fueron las pioneras en el diseño de objetos de placer con más gracia que la mera reproducción del pene y más portables que las máquinas eléctricas que usaban los médicos en la época victoriana para curar la histeria –¡liberando orgasmos!–. Claro que la mirada de los otros (esa que acusa la falta sin siquiera nombrarla) y la necesidad de esquivar esa fe ciega en una especie de “destino anatómico” que conduce siempre a la penetración hicieron que haya cierto prejuicio con respecto a los juguetes sexuales, como si éstos, en lugar de ampliar el abanico de posibilidades, fueran una claudicación. La vida sexual de cualquier lesbiana, sin embargo, no se parece en nada a lo que se espera de, hace caso omiso de definiciones unívocas y elige la experimentación por sobre los guiones ya escritos. En el portal Cultura Lésbica, por ejemplo, una encuesta sobre el uso de juguetes sexuales que ya contestaron 3 mil mujeres da cuenta de cómo la curiosidad viene ganando la partida: un 31 por ciento asegura usarlos siempre u ocasionalmente, mientras que el 50 por ciento dice que no los usa pero les gustaría. Para el 22 por ciento restante que jura que no le interesa, he aquí unas cuantas experiencias de mujeres que gustan de los juguetes, no sólo por lo que aportan en vibración sino también en diversión...

Roll playing

Comprobado: no se puede hablar del mundo toy sin que medie la risa. Desde la tímida sonrisa a la explosiva carcajada, pasando por todos sus tonos y semitonos, la risa acompaña cualquier comentario alusivo al uso del juguete sexual. El chiste, la ironía, preceden casi siempre a la confesión íntima. “Está el chiste ese de cómo se llama la piel que le sobra al pito. Prepucio no. Se llama hombre. Los hombres saben que no pueden competir con un vibrador, y en realidad es porque no tiene nada que ver”, dice Lucy (32). Y aunque tras la ironía eluda establecer una valoración sobre el vibrador o sobre el hombre, es obvio que la comparación, finalmente refutada por ella misma, salió de un imaginario para el cual todo muchacho corre el riesgo de ser reducido, alguna vez en su vida, a un pene. Como si hombre fuera, para una mujer o incluso para otro hombre, según dicho imaginario, una síntesis demasiado específica. Para Soledad (45), dildo y hombre no tienen nada que ver, y el mismo acto de penetración le resulta placentero sólo con relación a una mujer: “Por un varón no me gustaría ser penetrada. En cambio a una chica sí se lo permito. Y también me gusta hacérselo”.

En cuanto al uso del arnés, este no parece ser, para Lucy, indicativo de ninguna posición subjetiva en particular: “El arnés es bueno para controlar fuerza, velocidad y otras cosas. No me produce ninguna cuestión asociada a la posesión. Quizá sí algo asociado al fetichismo. Yo tengo fetichismo con cualquier cosa, hasta con las camisas”. En este caso, entonces, no son las habilidades que pueden desplegarse con el arnés las más estimadas por Lucy, sino el objeto en sí mismo, como elemento ligado a una práctica sexual. Soledad, en cambio, identifica el arnés con lo que su incorporación en la relación con otra mujer le evoca: “A mí me da como una sensación de potencia y de poder jugar a eso que hacen los varones, se me representa la situación de ser como un varón que penetra a una chica”.

Es cierto que en muchos casos, las fantasías con relación a lo masculino alimentan el erotismo entre lesbianas. Pero quizá se precise aclarar que “fantasías” está en los antípodas de “literalidad”, y que las imágenes que las fantasías puedan traer consigo no tienen por qué corresponderse con la presencia real de un señor de carne y hueso. Para Mite (35), la asociación con lo masculino en relación con el uso del dildo es insoslayable: “Este juego a mí me pasa por algo ligado a lo que tiene el hombre, es algo alrededor de la imagen de la pija. Y si esto está relacionado con el mito popular sobre lo que se espera de una lesbiana, en mí se corresponde y no me importa, porque yo no me identifico con un varón sino que siento desde mi lugar masculino, un lugar masculino vivido desde mí, como mujer”.

Existen dildos dobles que sirven para la penetración simultánea entre dos chicas (pero que podrían ser utilizados junto a un hombre también) y que proporcionan, según dicen las malas lenguas, una gran alegría para sus usuarias. Esta “equitatividad” y “simultaneidad” en la distribución del placer diluiría tal vez ciertas especulaciones sobre el rol masculino o femenino. Pero también está claro que, a esta altura de la soireé, el mercado del juguete sexual ofrece infinitas posibilidades más allá de la penetración: “Un juguete sexual no es necesariamente para penetrar. Se puede estimular el clítoris y nada más, y sentir otro tipo de placer. A decir verdad: eso es lo que más me gusta”, cuenta Mariela (35). Es que la sexualidad es multiforme y mientras algunas chicas gozan de un modo, otras lo hacen de otro. Lo más notorio es que, contrariamente a la inamovible asignación de roles que la cultura imaginó para las lesbianas, casi todas transmiten su experiencia íntima como la de un espacio flexible, de juego y de intercambio, y coinciden en que, en una relación entre mujeres, el uso de un dildo no es imprescindible, ni su incorporación establece fijeza alguna de los lugares a ocupar. Mite nos cuenta: “Es un espacio más de juego. No es que la mayoría de las veces las relaciones me pasen por el uso del dildo. Cuando se da, funciona un poco como un juego de rol, pero ese rol es intercambiable”. Con respecto a este tránsito por distintos lugares durante el encuentro sexual, dice Soledad: “Jugar, entrar y salir de una escena, eso es lo que me permite poder usar un dildo con una chica. Yo pienso que la penetración de un cuerpo en otro implica, en ciertos casos, una cuestión de apropiación. Implica un poder que tal vez experimentan los hombres en ese momento y que una quiere conocer también. Es como una transformación temporaria”. Según Mico (24), no somos únicamente las mujeres quienes deseamos pasar por este tipo de experiencias: “Hay mucho ligado a que la mujer quiere probar ser un varón, incluso desde chica yo imaginaba cómo sería hacer pis de parada, pero me parece que los varones, homo o hétero, no importa, también transitan una situación análoga o similar, sobre todo en la adolescencia”. Probablemente. Según la mitología griega, Tiresias, el adivino tebano, durante un tiempo se transformó en mujer y luego volvió a ser hombre. Al tiempo Zeus y Hera quisieron saber qué sexo gozaba más en el amor y Tiresias respondió que la mujer: “Nueve veces más que el hombre”, dijo. Pregunta al margen: ¿la misoginia comenzará en la envidia?

Lo que se nombra existe

Durante mi adolescencia, recuerdo, circulaba una historia bochornosa para aquellas épocas: la de una monja que había sido revisada en un aeropuerto y en cuyo equipaje se halló un dildo. En el libro de Henrich Böll, El honor perdido de Katharina Blum, la protagonista se ve obligada a dar detalles de su vida íntima sexual ante los sucesivos detectives que investigan un caso en el que ella, de carambola, queda implicada por haberse acostado con el asesino. El famoso cuadro Santa Teresa del pintor y caricaturista belga Félicien Joseph Victor Rops muestra a la religiosa desnuda en situación de masturbación con un juguete en la mano y un libro en el piso (no se sabe si es la Biblia o un manual de instrucciones). Aun hoy siguen siendo millones los ejemplos de cómo la cultura vigila y a la vez alimenta su morbo entrometiéndose en el goce femenino, y obligándonos a estar alertas y a crear y defender un espacio de privacidad que parece siempre amenazado.

De su experiencia en el paso por las aduanas, nos cuenta Lucy: “Una vez me compré uno en San Francisco y después tuve mis taquicardias al cruzar cada frontera hasta llegar acá, porque es un objeto íntimo que no me interesa que todo el mundo vea o toquetee”. Por su parte, Mariela relata algo semejante, pero duplica la apuesta: “Yo tenía una novia española y cuando se volvió a su país me dejó su dildo porque tenía miedo de que le revisaran el equipaje y se lo encontraran. Lo gracioso es que ese dildo ella lo había heredado de una ex novia mexicana que antes de irse se lo dejó porque tenía pánico de que la revisaran en el aeropuerto”. Para Soledad, igual que para Lucy, un juguete sexual es “un objeto íntimo, y por eso no se muestra. Pero por otro lado esto también puede entrañar la cuestión negativa que todo lo ligado a la sexualidad tenga que ocultarse. En mi caso, no lo tengo guardado en un lugar recóndito, pero tampoco está en la mesita de luz. Quizá lo vea quien entró a mi habitación, aunque si ya entró en mi habitación por algo es”. Pero la idea que de lo íntimo se tiene no es igual para todas, y quizás haya una cuestión generacional que divida las aguas, en este como en tanto otros temas. Mico vive la cosa de un modo muy distinto a Soledad: “Yo lo dejo bastante a la vista y no me incomoda para nada que lo vean. De hecho un par de amigos lo vieron. Y es que en realidad no estoy usándolo en ese momento en que ellos lo están mirando; es sólo un objeto más”. Sin embargo, eso que Mico define como “sólo un objeto más” devela su condición de presencia subjetiva a medida que continúa su relato: “El que tengo ahora se llama Ernesto, porque es revolucionario, y al anterior le decíamos ‘El Eléctrico’”. Al respecto, Lucy da otra vuelta de tuerca sobre el género de la silicona: “Con mi novia lo llamábamos ‘El Amigo’, nos preguntamos por qué tenía que llevar nombre de varón, y una de las propuestas fue ponerle de nombre Laura, pero no funcionó”. En los catálogos de los sex-shop, no hay género predominante para nombrar a los juguetes. Así, algunos rinden homenaje a divas como Gilda (la de Hollywood) o Madonna, y otros evocan la potencia animal o asesina y se llaman Tiger o Magnum. Existen Billy o Delfín también, para quienes buscan simbolizar algo más suave, o Ella, sin más, si se prefieren generalidades (a menos que se aluda a Ella Fitzgerald, q.e.p.d.).

Artesanía, industria y revolución

“Las chicas del interior contaban que allá no llegan los dildos, que esas son cosas de los sex-shop de Capital Federal. Una chica entonces nos contó cómo se armó uno: con un repasador reapretado, lo envolvió con cinta de embalar y arriba le puso un preservativo. De estas experiencias contaban un montón. Un dildo típico y casero son las bananas de plástico que reparten en las fiestas en la parte del carnaval carioca”, cuenta Claudia Castro, coordinadora del taller de juguetes sexuales del Encuentro Nacional de Mujeres Lesbianas y Bisexuales llevado a cabo en 2008 en la ciudad de Rosario. Algo muy distinto a conformarse con lo que hay es, obviusly, la posibilidad de poder elegir. Dice Lucy, oriunda del barrio porteño de Almagro: “Aunque la mayoría de las veces prefiero métodos artesanales, es decir, el uso de mi cuerpo, mis manos, o lo que sea, a veces se introduce en el juego sexual con otra chica algún objeto. También artesanal es lo que una se puede fabricar con un pepino y un forro, por ejemplo; eso me gusta también. Por supuesto que he ido a algún sex-shop y he hecho mis compras. Ahora tengo uno con cara de conejito que es maravilloso. Yo viajo mucho y lo malo de viajar es que de tanto llevarlo de acá para allá, fue perdiendo funciones”. Acto seguido, Lucy enumera las múltiples virtudes de su conejo y de su relato impresiona lo mucho que la tecnología del juguete sexual ha avanzado en los últimos años. Hoy en día este mercado es vastísimo, sus ofertas van de los clásicos dildos a los vibradores vertebrados e invertebrados (como los seres vivos), calientes o fríos (ídem), de silicona y de otros materiales sofisticadísimos, como los de un tipo de cristal hipoalergénico liso o con engarces de jade (a pedido), hasta succionadores de clítoris y lenguas penetradoras, y juegos de dados que indican en cada tirada el rumbo que irá tomando una relación. En algunas páginas web que promocionan estos productos se da por sentado que la vida sexual de una pareja nunca es demasiado larga y, lejos de estimular la imaginación y la creatividad individual (que no le da dinero a nadie), ofrecen una salvación a mano de cualquiera con un buen pasar económico, o al menos no tan malo. Pero, por otro lado, se la pasa de perlas con esta moda que otorga a la vida sexual una innovadora ligereza. El sexo entre lesbianas, al no tener su fin en la reproducción, ha quedado para la ecuación cultural del lado del pecado o, peor aún, de la inexistencia. Pero los sex-shop modernos comienzan a hacer justicia y se dirigen, casi exclusivamente, a todas las mujeres y sus catálogos exhiben dildos y vibradores especialmente diseñados para lesbianas. El auge de los sex-toy deja en primerísimo plano la cuestión del erotismo y la palabra “juguete”, nos guste o no, comienza a aportarle a la sexualidad un revolucionario sentido de placer y entretenimiento.

Juguetes seguros

Después de 30 años de pandemia de VIH/sida, los casos de transmisión por vía sexual entre mujeres lesbianas o mujeres que sólo tienen sexo con mujeres siguen sin estar documentados, o apenas se los consigna como raros o escasos. La falta de datos estadísticos se muerde la cola: al no ser éste un vector importante de transmisión, no se invierte en estudios, por lo tanto no hay números reales –como tampoco hay, vale la pena aclararlo, estadísticas demasiado ciertas sobre la transmisión del virus a través del sexo oral cuándo éste se le practica a una mujer–, ni grandes ni pequeños. De hecho, hasta 2005, el Centro de Control de Enfermedades de los Estados Unidos no podía dar fe de ningún caso reportado de transmisión del virus por vía sexual entre mujeres. Y ahí terminan los datos. Queda entonces aplicar el sentido común, echando mano de lo que sí se sabe sobre transmisión de VIH: 1) Que el virus se encuentra en las secreciones vaginales y en la sangre. 2) Que para que exista la transmisión es necesario que una cantidad suficiente de virus ingrese en el torrente sanguíneo, a través de las mucosas o heridas en la piel. Con estos preciosos y precisos datos, cabe agregar que el VIH no es la única infección de transmisión sexual a la que una puede estar expuesta durante las relaciones sexuales o el intercambio de juguetes; mucho más frecuentes son otras enfermedades como la gonorrea, sífilis, clamidia, herpes o HPV. Por lo tanto, al usar e intercambiar juguetes sexuales se pueden tomar precauciones que apenas difieren de las que se toman con respecto a las propias manos cuando se usan para la penetración:

  • Superficies irregulares –como las que pueden encontrarse en objetos sexuales artesanales o bien demasiado grandes– o filosas –uñas largas o esculpidas– pueden provocar heridas o escoriaciones que podrían convertirse en puerta de entrada a infecciones.

  • Muchos juguetes sexuales aceptan el uso de preservativos sin problemas –-ya sea por su forma o tamaño–, que evitan introducir secreciones de una en el cuerpo de la otra al cambiarlos asiduamente.

  • En caso de no usar preservativos, es bueno limpiar los objetos antes de intercambiarlos, esos geles que ahora se usan para lavarse las manos en seco pueden resultar muy útiles y sencillos. También se puede utilizar saliva para limpiar flujo vaginal, pero esto no evita la transmisión de hongos o de hepatitis C.

  • Los juguetes hechos con materiales porosos –látex, jelly, siliconas, etc.– necesitan más cuidado en la limpieza si no se usa condón. Hay que tener cuidado de lavarlos con jabón y secarlos bien antes de guardarlos, así su vida será más larga y sin olores desagradables.

  • Hay juguetes de vidrio o acero quirúrgico –preciosos, ¡pero carísimos!–- que se limpian mucho más fácil; pero también, hay que decirlo, son más fríos.

  • Si se utilizan preservativos hay que tener cuidado al elegir lubricantes, ya que cualquiera que no sea de base acuosa –desde la manteca hasta la vaselina– podrían romper los condones.

EVOLUCION_El eslabón repetido



El eslabón repetido

Los restos fósiles de Ida, una hembra primate que vivió hace 47 millones de años en Alemania, parecen presentarse como la prueba definitiva de la pertinencia de las ideas de Darwin. Pero en el mundo de la evolución no todo es tan definitivo y singular como parece.

Por Matias Alinovi

Esto ya ocurrió muchas veces, porque está en el orden mismo de la evolución; o quizás en el de la divulgación de la teoría de Darwin. O mejor, en el de su prueba más –y a la vez menos– contundente: el registro fósil. Esta vez, la novedad quizá consista en que haya que considerarlo como un vago coup de théâtre promocional –pero, ¿qué se estaría promocionando?, ¿la paleontología?, ¿la investigación científica en general?, ¿alguna institución particular?–, en el año en que se cumplen 200 del nacimiento de Charles Darwin y 150 de El origen de las especies.

El hallazgo del eslabón perdido ya se anunció antes algunas veces. Lo que prueba que ni es único, ni está tan perdido. ¿Qué es el eslabón perdido? Una noción de contornos imprecisos, no del todo científica sino más bien divulgativa. Anunciar su periódico hallazgo suele ser una claudicación promocional de la ciencia. Pero la noción no es nueva.

Por un lado basta pensar en el gradualismo que supone la idea de Darwin para entender que, desde el principio, la Teoría de la Evolución por selección natural exigió un eslabón perdido esencial en el que no suele pensarse: el que explicara el origen de la vida y uniera la materia orgánica con la inanimada. Una vaga sustancia intermedia que se imaginó como un protoplasma informe, una gelatina viva, una albúmina hirviente. Thomas Henry Huxley, el más decidido defensor de la evolución, lo buscó dragando el fondo del mar de Irlanda. Previsiblemente, no lo halló.

Por otro lado, en materia de evolución orgánica, la noción de eslabón perdido procede de la discontinuidad característica del registro fósil. En cuanto Darwin propuso la idea de la transformación orgánica, ocurrió el enfrentamiento natural entre partidarios y detractores de su idea. y muchas veces, las preferencias podían reconocer motivos no científicos.

CONMOVER PARA CONVENCER

Quizá por eso, porque remitía a concepciones ajenas a la ciencia, rápidamente se entendió que la batalla debía ser librada, y ganada, ante la opinión pública. ¿Qué prueba material contundentemente publicitaria de la realidad de la evolución podía hallarse?, se preguntaron los amigos de Darwin. Huxley, siempre dispuesto, pensó en los fósiles. Darwin mismo los invocaba en su libro como una prueba general –una más, una entre otras– de la evolución.

Estimó que si los paleontólogos desenterraban secuencias de especies fósiles que convergieran en las especies modernas, la opinión pública creería en la verdad de la evolución. Vería su verdad como una revelación, asistiría a la materialización de la evidencia. Huxley mismo, que había sido el primero en afirmar que el hombre había evolucionado a partir de un antepasado simiesco, junto a un grupo esforzado de evolucionistas, se aplicó a excavar. Había que encontrar las formas intermedias y convencer.

Pero el registro fósil no mostró lo que los amigos de Darwin esperaban. Mostró, más bien, abruptas discontinuidades. Allí donde se excavara, las especies fósiles parecían haber prosperado sin mayores cambios durante cientos de miles de años hasta ser, inopinadamente, reemplazadas por especies nuevas. Eso probaba, se apresuraron a explicar los detractores de Darwin, que las especies no surgían unas de otras sino que Dios las creaba periódicamente. La huella fósil, inesperadamente, se convirtió en la prueba material de la intervención divina.

DE COMO SURGIO EL CONCEPTO DE ESLABON PERDIDO

Darwin, con calma, explicó que, aun con aquellas notables discontinuidades, el perfil global del registro fósil confirmaba la Teoría de la Evolución, porque exhibía una tendencia reconocible hacia la variedad y la complejidad orgánica de las especies. ¿Y cómo explicaba la abrupta aparición de especies nuevas?

Por el conocimiento imperfecto del registro, que procedía del hecho de que sólo había sido explorada una parte exigua del mundo, y que sólo algunos organismos lograban preservarse como fósiles. Darwin confiaba en que ulteriores investigaciones paleontológicas descubrirían las formas intermedias, los eslabones perdidos del árbol de la vida.

Y por eso, durante generaciones, sus epígonos repitieron convencidos de que ulteriores investigaciones paleontológicas perfeccionarían indefinidamente el conocimiento del registro fósil hasta materializar su modelo de cambio gradual. Eso nunca ocurrió. Y de esa imperfección, de ese aparente desacuerdo entre la predicción teórica y la evidencia material, surgió la noción confusa de eslabón perdido. Surgió, digámoslo así, una tradición que continúa.

ANTECEDENTES

En materia de evolución humana, el primer candidato a eslabón perdido (encontrado) es anterior a Darwin. En 1856, tres años antes de El origen de las especies, se hallaron en Alemania fragmentos fósiles indudablemente humanos y antiguos. Pero el descubrimiento se vio empañado por una dificultad: el desconcierto respecto de la edad imposibilitó la identificación. Si medir es comparar, digamos que no había con qué comparar la edad de aquel fósil.

Indistintamente se opinó que el esqueleto había servido a un remoto antepasado simiesco del hombre, a un cosaco que había combatido a Napoleón, a un holandés antiguo, a un caníbal, a un irlandés. Hallazgos ulteriores, en Francia, de cráneos aparentemente humanos con características similares, condujeron a una denominación genérica: el Hombre de Neanderthal.

El desconcierto se repitió unos treinta años después, cuando Eugène Dubois, un antropólogo holandés que se había propuesto encontrar en los trópicos el eslabón perdido entre el mono y el hombre –las intenciones ya eran claras por entonces– desenterró en Java, zona tropical dominada por Holanda, la parte superior del cráneo de un homínido, algunos molares y un fémur izquierdo. Dubois, que estaba seguro de haber encontrado lo que se había propuesto encontrar, bautizó a su hallazgo Pithecanthropus erectus, como para cifrar en el nombre la convicción o el desconcierto.

La licencia metafórica que suponía hablar del eslabón perdido, había preparado la opinión científica. Era, por entonces, extremadamente favorable a la idea de que los ancestros humanos debían presentar una combinación morfológica de características simiescas y humanas. Y esa conjetura, que aún no había encontrado definitivos elementos de oposición entre los exiguos restos fósiles que se conocían por entonces, fue corroborada, una vez más, en Piltdown.

EL HOMBRE DE PILTDOWN

El Hombre de Piltdown fue, hasta los años ‘20, y más allá del escepticismo que concitó desde el principio su reconstrucción, más o menos lo que todo el mundo esperaba de un eslabón perdido: una mezcla sabiamente dosificada de características mixtas. Pero Piltdown fue un fraude, que consistió en la anexión fraudulenta de una cabeza de hombre y una mandíbula de mono. Un defensor de la patraña dijo alguna vez que si la naturaleza había permitido que en un mismo ser coexistieran atributos de mono y de hombre, a algún compromiso tenía que haber llegado en las coyunturas.

Desde entonces, periódicamente, ante el descubrimiento de restos fósiles de homínidos más o menos antiguos y bien conservados, se anuncia el hallazgo del eslabón perdido. Sabemos que los números son infinitos. Eso quiere decir, entre otras cosas, que hay infinitos números que no se han escrito, que no se han pensado. Sin embargo, sabemos que están ahí, en la recta real. Entre cualesquiera dos números, hay infinitos números, infinitos eslabones que conducen de uno a otro, esencialmente desestimables: no necesitamos verlos para saber que existen.

En la evolución, los eslabones de la transición orgánica no son infinitos, y son todos estimables. Cada nuevo eslabón es la forma que aparece después de alguna, y antes de alguna otra, y eso la vuelve única. El gradualismo que supone la teoría de Darwin parece demandar un corpus empírico completo, en el que paulatinamente se vean las transiciones. Una exigencia de la teoría, respecto de los hallazgos que tienen valor de prueba, que parece requerir una perfección que los propios hallazgos no tienen. Pero esa exigencia es ilusoria, y no está en la teoría misma.

Huxley buscó la prueba plena de la evolución. Darwin, quizá más sabio, pruebas parciales, concéntricas, que acumularan evidencia en una dirección. Porque la prueba plena no es una necesidad para el tribunal de la comunidad científica. Está dirigida antes al jurado de la opinión pública que a los jueces de la ciencia.


TANGO:INGLATERRA VIVE UN BOOM DE AMANTES DEL BAILE TANGUERO



“Hoy Buenos Aires es la Meca”

En clubes de toda Gran Bretaña se juntan pequeñas multitudes a ensayar cortes y quebradas. “Hay milongas cada noche de la semana, y hay tango en todo el país: es algo realmente grande”, dice Paul Bottomer, bailarín profesional y profesor.

Por Andrew Johnson

Es, como podría esperarse de sus creadores latinoamericanos, sexy, apasionado y dramático. Y ahora el tango, que ha seducido por décadas a amantes de la danza de todo el mundo y disfruta en el último par de años de un boom mundial, puede ser reconocido como uno de los más grandes logros culturales de la humanidad. La Unesco, el cuerpo de Naciones Unidas que busca resguardar la herencia cultural, se reunió la semana pasada para considerar darle al tango el status de protección cultural solicitado por la Argentina y Uruguay, que combinaron sus fuerzas a pesar de no estar del todo de acuerdo sobre el rumbo de la evolución de su danza.

En Gran Bretaña se ve un notorio crecimiento en el número de personas seducidas por el tango, en clubes de todo el país donde cientos de hombres y mujeres se enzarzan en un apasionado abrazo signado por la a menudo lastimera música sudamericana. Es tal el encanto global que los obsesivos ingleses de la danza están viajando a Buenos Aires, la disputada cuna del baile que se desarrolló en los burdeles de la ciudad en el siglo XIX: por su parte, Uruguay sostiene que el lugar de nacimiento fue Montevideo. Aun los menos ambiciosos fans británicos están preparados para viajar por su país o a Berlín, Suecia, Francia, Estados Unidos, Holanda y Noruega, para ensayar algunos pasos con un maestro. Steve Morrall, organizador de eventos tangueros y lecciones para su compañía Tango UK, dice que los números se han incrementado notablemente en los últimos cuatro o cinco años. “Tanto, que somos capaces de sostenernos con este único ingreso”, dice. “Hace algunos años, mi esposa y yo pasamos un mes en Buenos Aires, para zambullirnos por nosotros mismos en esa cultura. Dos años atrás alguilamos una nave y llevamos a sesenta bailarines en un crucero de tango por el Nilo con dos maestros argentinos.”

El ex campeón mundial de tango Paul Bottomer, que ahora dirige una escuela llamada Dance Matrix, dice que la atracción del baile radica en su “intimidad segura”. “Hoy en Londres hay milongas cada noche de la semana, y hay tango en todo el país: es algo realmente grande. Se puede sentir la emoción de la música, con una danza muy íntima. El ‘abrazo’ tiene un grado de intimidad, pero a la vez de respeto por tu compañera. Es un diálogo: uno improvisa los pasos dentro de un esquema.” Jim Bedford, de 73 años, se embarcó en el asunto seis años atrás. “Había vuelto de Barcelona, donde voy tres meses al año”, dice. “Allí alquilo un piso, sobre todo para bailar tango. Estuve en Buenos Aires y por toda Europa, pero también en Southampton, Bristol y Oxford, para bailes de una noche. Es la unión de dos extraños a través de la música.” Bedford es también un habitual del festival Tango Mango en Devon, que se realiza cuatro veces al año y atrae a cientos de bailarines de todo el mundo.

Kim Schwartz, que abandonó su carrera legal en Londres para pasar cuatro años en Buenos Aires estudiando el baile, es ahora una maestra que vive en la capital inglesa. “Cuando empecé, once años atrás, había muy pocos profesores en Londres. Parecía más bien una cosa para excéntricos”, recuerda. “Ahora es algo mucho más ‘mainstream’, que llega a todas las edades. Si uno mira la cantidad actual de profesores de tango, se da cuenta que se ha vuelto un fenómeno masivo. Buenos Aires es la Meca, pero se puede ir a bailar a cualquier lado, de Grecia a Alemania. La gente va a buscar un profesor en especial, o solo a bailar con gente que está fuera de su comunidad tanguera habitual.” La Unesco dará a conocer su decisión final en septiembre.

sábado, 23 de mayo de 2009

EL MARIO BENEDETTI_MUNDO DE LA CULTURA LLORA A BENEDETTI


Murió el poeta de los sentimientos, la emoción y las ideas

Mario Benedetti fue uno de los grandes de la literatura latinoamericana. Con un estilo llano, creativo y profundo cautivó a varias generaciones. Tenía 88 años.


PAISAJE MONTEVIDEANO. El escritor en un paseo por el centro de su amada Montevideo: tuvo que exiliarse tras el golpe de Estado y regresó en 1985.

EL LECTOR. Benedetti recita sus poemas clásicos

Su corazón, corazón coraza, dijo basta en su casa, en su Montevideo, once días después de haber sido dado de alta por una dolencia digestiva crónica que le originó sangrado de colon y una descompensación respiratoria. Mario Benedetti había vuelto a su casa, al responder satisfactoriamente al tratamiento médico, en la que fue su cuarta internación hospitalaria durante 2009. Lo velarán hoy en la sede del Congreso de Uruguay.

Así cerró su trato con la vida, a la cual había asomado el 14 de septiembre de 1920 en Paso de los Toros, Tacuarembó. Sus padres le dieron cinco nombres: Mario Orlando Hamlet Hardy Brenno. Por eso le dedicó un poema al hijo que nunca tuvo, prometiéndole un nombre monosilábico.

Un ligero humor, cierta esperanza, una prosa despejada, una atenta mirada sobre el universo de la clase media rioplatense, fueron elementos típicos de su extensa obra. Exiliado y famoso, vivió entre Montevideo, Buenos Aires, Lima, La Habana y Madrid.

Escribió en todos los géneros. Fue cuentista, novelista, dramaturgo, ensayista, periodista, poeta. Publicó más de 80 libros. Sus poemas serían musicalizados e impresos en afiches. Sus novelas y cuentos llegarían a ser películas taquilleras. Sus ensayos --sobre todo Letras del continente mestizo, de 1967-- influirían en las lecturas de miles de jóvenes latinoamericanos. Integró la corriente literaria que en los años 60 fue llamada "nueva literatura latinoamericana" -junto a Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, Mario Vargas Llosa, Carlos Fuentes, José Donoso, Juan Rulfo, entre otros- que tenía como fórmula los relatos mágicos y el lenguaje ágil, destreza aprendida de los narradores norteamericanos y el periodismo.

El autor de la novela La tregua -150 ediciones y traducida a veinte idiomas, la versión fílmica de Sergio Renán fue nominada al Oscar en 1974- tuvo una infancia y adolescencia muy duras. Estafaron al padre y la farmacia de éste quebró. En 1924 se mudaron a Montevideo. Benedetti hizo la primaria en el Colegio Alemán --aprendió el idioma y el hábito de la puntualidad- hasta que sus padres lo sacaron porque ahí se hacía el saludo nazi. Cursó la secundaria en el Liceo Héctor Miranda --símbolo de la educación laica-- y en 1935 empezó a trabajar en la empresa de repuestos Will Smith, donde fue contador, cajero y taquígrafo.

En 1939 se mudó a Buenos Aires como secretario de la Secta Raumsólica de Logosofía. En esta orilla vivió en pensiones pobres, leía poemas de Baldomero Fernández Moreno en la plaza San Martín y le escribía poemas a su amada de toda la vida, Luz López Alegre, con quien se casaría en 1946. Ella murió en 2006 y desde entonces el escritor no se movió del centro de Montevideo. Sólo salía para ir al cercano bar San Rafael donde almorzaba, acompañado por su hermano Raúl y su secretario, Ariel.

Hacia 1941 el joven escritor volvió a Montevideo con un puesto en la Contaduría General de la Nación, pero se enfermó de tifus. Su amada Luz se atrevió a besarlo en la boca a pesar del tifus y lo conquistó para siempre. En 1945 Benedetti se integró al semanario "Marcha", allí conoció a Juan Carlos Onetti, Angel Rama, Idea Vilariño y otros escritores de la mítica Generación del 45. Allí trabajo hasta su cierre, en 1974, por la dictadura de Juan María Bordaberry.

El regalo de sus bodas con Luz, en 1946, fue un primer libro de poemas, La víspera indeleble, que apenas vendió nueve ejemplares y jamás fue reeditada. En 1948 dirigió la revista "Marginalia" y publicó la primera de sus obras influyentes, el ensayo Peripecia y novela. Integró la redacción de la revista "Número" y ya era el director literario de "Marcha" pero no abandonaba su empleo público. Uruguay "es la única oficina que ha conseguido el estado de República", decía en 1956 en sus Poemas de la oficina.

Con la publicación de un libro de cuentos, Montevideanos, en 1959, mostró su ojo para captar el mundo de la clase media uruguaya. Y en 1960, con la novela La tregua se hizo famoso.

Se identificó además con los movimientos de liberación, con la izquierda y con la Revolución Cubana.

El golpe de Estado de ese años en Uruguay lo lanzó al exilio. Tras el cierre de "Marcha" se fue a Buenos Aires, de donde escapó en 1975 amenazado por la Triple A. Fue detenido en Lima y en 1976 llegó a La Habana por intermedio de Haydée Santamaría, directora de la Casa de las Américas. En 1980 se trasladó a Palma de Mallorca. Y en 1983, a Madrid. En 1985 volvió a Montevideo para orientar el semanario "Brecha". Llegarían desde entonces muchos honores, como los premios Reina Sofía y Amnesty International, entre otros. Hacia 1994 se difundieron en España recopilaciones de sus poemas y sus cuentos. Los críticos literarios anotaron a Benedetti en el "coloquialismo".

Hasta el fin de su vida continuó defendiendo el socialismo "como esencia". En 1999, cuando ganó el Premio Reina Sofía de poesía, dijo que el siglo XX fue el tiempo "del progreso técnico y científico, egoísmo y vergonzoso desarrollo de la injusticia social. La globalización política y económica está en boca de todos, pero nadie habla de la globalización de la hipocresía y de la frivolidad".

Sus compatriotas lo homenajearon en 2004 cuando recibió el doctorado honoris causa en la Universidad de la República. Ya era un montevideano universal.

INTERNET:El domingo 17 se celebró el día mundial de Internet

Internet, réplica de la vida real

Expertos analizan su presente y pronostican un futuro con virus sofisticados, ataques online y una búsqueda de seguridad que podría ampliar la brecha digital.

Por: Bruno Massare

PUNTO DE INFLECCION. La red de redes no fue concebida para comprar y vender productos ni para conectar a tantos millones de computadoras y toda clase de dispositivos. Por eso, sus problemas de crecimiento se vuelven cada vez más críticos.

El físico inglés Tim Berners-Lee no se imaginó el volumen que tomaría su idea de crear una red de redes, a la que bautizó World Wide Web, cuando hace 20 años proponía desde su oficina en el CERN (el organismo nuclear europeo) en Ginebra, Suiza, los primeros trazos de un sistema para compartir información entre redes de computadoras capaces de comunicarse entre sí a través de un protocolo en común.
A partir de entonces, Internet abandonó progresivamente el ámbito científico y militar para ingresar en la vida cotidiana de cada vez más personas. Hoy, la experiencia en Internet repite cada vez más cosas de la rutina diaria, desde relaciones humanas hasta millonarias transacciones comerciales. Sus amenazas también son las mismas que las de la vida real. La seguridad es puesta en jaque por ataques y virus informáticos, la posibilidad de guerras en Internet se vuelve cada vez más cierta y las asimetrías entre pobres y ricos se replican, al extremo que algunos expertos especulan con la posibilidad de que surjan barrios cerrados dentro de Internet.


En pie de guerra

La barrera que supuestamente divide al mundo virtual del real se borronea cuando se especula con la posibilidad de que un conflicto entre dos países pueda tener no sólo un correlato en la Web, sino ser al mismo tiempo medio y objetivo de un ataque. No se trata de ciencia ficción: hace dos años Estonia vio prácticamente anulados sus servicios de Internet por un ataque de hackers rusos ofendidos por el traslado de una estatua en homenaje a los soldados rusos caídos en la Segunda Guerra Mundial.

Por esos días, en la primavera boreal de 2007, Kurtis Lindqvist estaba casi por casualidad en la república báltica como invitado a un congreso sobre nuevos estándares de Internet. Sueco, 34 años, Lindqvist fue uno de los expertos que ayudó a sortear la situación de emergencia que atravesó el ex miembro de la desintegrada Unión Soviética.

"Los que realmente tuvieron que lidiar con los ataques fueron ellos, aunque fuimos varios los que estuvimos ahí para ayudar. Fue interesante poder observar algo así de primera mano y discutir con ellos sobre cómo enfrentarlo", dijo Lindqvist, responsable de operar uno de los 13 servidores raíz que administran el tráfico de Internet en todo el mundo. Y traza un panorama poco alentador hacia el futuro: "Este tipo de ataques no son nuevos. Hemos visto acciones similares contra websites de la OTAN durante la guerra en la ex Yugoslavia, aunque ahora se han hecho más comunes y sofisticados. Los ataques a Estonia, por ejemplo, no se concentraron sólo en websites del gobierno, sino también en los de las universidades. Todavía no hemos visto ataques online de un país a otro como parte de las hostilidades, pero no significa que no sucederá en el futuro".

El medio para causar el daño es conocido como ataque distribuido de denegación de servicio (DDoS, por su sigla en inglés), que consiste en agotar los recursos de una máquina central –un servidor– a través de un ataque coordinado entre una multiplicidad de máquinas que, previamente infectadas a través de un virus, pueden ser controladas en forma conjunta (lo que se conoce como botnet).

Precisamente, la creación de una botnet es una de las especulaciones que se tejen alrededor de Conficker, el virus más famoso del último semestre. Este programa, que aprovecha vulnerabilidades en el sistema Windows, se calcula que ha infectado unas 12 millones de computadoras desde octubre de 2008. Lo curioso es que, a diferencia de otros programas maliciosos, Conficker no hace daño alguno, con lo que algunos presumen objetivos que van desde la creación de una botnet gigantesca hasta una suerte de reverso de Google que funcione como un potente buscador de información sensible con fines comerciales.

"Hoy hay una economía subterránea, donde uno puede comprar ataques DDoS ofrecidos por quienes controlan un gran número de computadoras infectadas a lo largo de todo el mundo. Las herramientas están disponibles, lo único que falta es una motivación o un buen negocio", sugiere Lindqvist.

Claro que las motivaciones pueden ser más irrelevantes. "Cada vez que hay un partido Argentina-Brasil, el ganador sufre ataques a sus sitios de Internet por parte de hackers del país rival", apunta Julio Ardita, consultor de seguridad de Cybsec, que cobró fama a mediados de los '90, cuando debió pagar una multa tras haberse infiltrado en los sistemas de la Universidad de Cambridge, desde donde llegó hasta las computadoras del Pentágono y la NASA, entre otras.

Dmitry Bestuzhev, investigador y especialista en virus informáticos de la multinacional rusa de seguridad Kaspersky Lab, considera que gran parte del problema parte de una lucha desigual: "Los países no están preparados para recibir ataques y la mayoría de los usuarios son principiantes, mientras que los creadores de los virus son expertos. Antes de crear cualquier software malicioso, tienen a su disposición las herramientas y la información a través de Internet. Hasta trabajan en equipo".

El especialista nacido en Ukhta, Rusia, pero que reside en Quito, Ecuador, desde 2003, aporta datos curiosos sobre el origen de los ataques en América Latina: "La mitad del código que analizamos no sabemos de dónde viene; de la otra mitad, un 24 por ciento proviene de China, un 14 por ciento de Brasil y un 11 por ciento de Rusia".

Sebastián Bellagamba, titular para América Latina y Caribe de la Internet Society, el principal organismo que coordina globalmente el desarrollo de protocolos y estándares para Internet, está convencido de que los ataques se extenderán. "Internet pasó de un pasatiempo a ser un recurso crítico. Hoy, la recaudación de impuestos depende de Internet. Si alguien logra dejar a un país sin conexión muchos no pueden trabajar, se para el país. En la Web las amenazas son concretas y no sucede nada muy distinto de lo que pasa en el mundo real, en el mundo físico", sostiene.


Asimetrías

La vulnerabilidad que hoy presentan redes, sitios y usuarios de todo el mundo también está marcada por las asimetrías entre los países más y menos desarrollados. Una de las principales razones está muy a la vista: el uso de software ilegal, considerablemente más extendido en los últimos años, aumenta las posibilidades de ingreso de un virus en una máquina debido a que no puede ser actualizado para prevenir nuevas amenazas.

Pero las asimetrías no terminan allí, sino que se extienden a gran parte del universo de Internet. De hecho, los 13 servidores raíz se encuentran en el hemisferio norte del planeta. Si bien estas máquinas no tiene influencia sobre la toma de decisiones y actualmente existen 169 "copias" repartidas por todo el mundo para mejorar la velocidad de acceso en cada zona, la ubicación de estas máquinas se explica por una cuestión de cercanía a los centros geográficos con mayor cantidad de tráfico en Internet. "Si lo ponemos en términos geopolíticos, hay claramente una diferencia", desliza Bellagamba.

Según la consultora estadounidense Telegeography, que monitorea la infraestructura mundial de telecomunicaciones, ciertas ciudades funcionan como "nodos" para el tráfico de Internet y en general son grandes consumidoras de ancho de banda. Entre ellas se destacan Nueva York, Miami, Londres, Singapur, Hong Kong.
"En el caso de América Latina, Miami es la que conecta a los países de la región con el resto del mundo. Es fácil verlo si uno mira el despliegue de los cables submarinos, ya que la mayor parte de los que llegan a las costas de Sudamérica y el Caribe tienen cabecera en Miami", amplía Alan Mauldin, director de Investigación de TeleGeography, desde su oficina en Washington, Estados Unidos.

Las conexiones a Internet dependen en buena parte del servicio que prestan estos cables que atraviesan el lecho de los océanos y el mapa mundial es terminante en las diferencias: son sólo tres los cables que llegan a la costa argentina –a la localidad balnearia de Las Toninas– y que, camino hacia el norte y previas escalas en otras ciudades, hacen base en Miami.

"Estados Unidos todavía cumple un rol vital en conectar a las diversas regiones del mundo, sobre todo América Latina. Sólo el viejo Atlantis-2 conecta a Sudamérica con Europa, pero es un cable con baja capacidad", resalta Mauldin.

Ardita destaca que, al pasar por territorio estadounidense, "Estados Unidos tiene la posibilidad de controlar el tráfico y su contenido. Para eso trabajan con filtros, aunque es posible evitar ese control mediante sistemas de encriptado. Muchas empresas están usando ese tipo de resguardo".

El control que Estados Unidos puede realizar del tráfico de Internet y las comunicaciones que pasan por su territorio a partir de las atribuciones que le brinda el Acta Patriótica promulgada en 2001 generó un efecto previsible: el número de conexiones que pasan por territorio estadounidense disminuyó considerablemente y eso, a la vez, estimuló el crecimiento de redes intrarregionales.

Así, el tráfico de los países latinoamericanos se ha concentrado más en el desarrollo de redes entre los países de la región y a tasas muy veloces, como antes había pasado en Europa y Asia. "Entre 2007 y 2008 creció a un 126 por ciento, mientras que el promedio mundial en esos dos años fue de 53 por ciento", detalla Mauldin.


¿Una nueva Internet?

La red de redes no fue concebida para comprar y vender productos ni para conectar a tantos millones de computadoras y toda clase de dispositivos. Por eso, sus problemas de crecimiento se vuelven cada vez más críticos. La asignación de nuevas direcciones (conocidas con el nombre de IP, por protocolo de Internet) está llegando a su límite y se está migrando a un nuevo protocolo, bautizado IPv6, que reemplazará al IPv4.

"Lo que hay que tener en cuenta es que IPv4 no fue diseñado para actividades comerciales", advierte Ardita. El cambio, gradual pero relativamente urgente, exige el recambio de equipamiento, otro factor que sumará otra brecha en desmedro de la integración de los países menos desarrollados al mundo de Internet.

"No hay suficiente conciencia de que en 2011 se pueden agotar las direcciones que pueden asignarse. No es un escenario dramático, pero puede afectar el crecimiento de Internet", argumenta Bellagamba. Y agrega: "Al usuario no le cambia nada, por lo cual los operadores no tienen un incentivo económico para hacerlo, ya que se les dificulta cobrar más por eso".

La definición de estos estándares y el "gobierno" de Internet es un sistema en el que Estados Unidos (su país de origen, que la administró hasta 1998), fue cediendo protagonismo a favor de un cuerpo decisorio en buena medida autárquico y colaborativo.

Lindqvist forma parte de la Fuerza de Tareas de Ingeniería de Internet (IETF, por sus siglas en inglés), el único organismo que puede definir estándares de Internet. "No hay una organización o país que tenga influencia sobre este grupo de trabajo. Cada participante lo hace en calidad de individuo y en base al análisis de propuestas y al consenso", sostiene.

Existen otras organizaciones, como el Internet Governance Forum, que actúa como un foro de discusión acerca del gobierno de Internet. Se trata de un marco mucho más amplio que el tecnológico o de recursos y que incluye temas como combatir la pornografía infantil en la Web o reducir la brecha digital.

"Cada organismo es transparente y refleja a alguna comunidad involucrada, antes que a las políticas de cada país. Creo que este sistema ha venido funcionando muy bien", dice Lindqvist.

"Como el IETF no existe jurídicamente, una de las causas por las que se creó la Internet Society fue para darle un paraguas jurídico. Y para garantizar que los estándares sean abiertos y libres de uso. Este modelo de desarrollo abierto y participativo es el que hizo que Internet creciera en la forma en que lo hizo", se enorgullece Bellagamba. Sin embargo, dado que muchas de estas y otras organizaciones, como la ICANN (que se ocupa de los nombres de dominio), tienen sede en Estados Unidos, están bajo sus leyes y, todavía, cierto grado de influencia.

Dado que IPv6 viene a resolver un problema de demanda pero no de seguridad, esta última se ha convertido en el gran desafío. Las ideas alrededor de este problema han sido varias. Una de ellas fue la de crear un dominio .bank para los sitios financieros, como forma de crear una capa más segura para transacciones. Lindqvist se muestra crítico: "Está basada en la premisa de que es posible aislar de forma segura a las instituciones financieras de todo el mundo, con un procedimiento lo suficientemente rígido como para que ningún otro actor pueda registrar un dominio .bank, por ejemplo. Si se pudiera lograr, sería valiosísimo. Pero lo cierto es que lo que uno puede ver en un correo electrónico puede ser muy distinto de lo que ve en una dirección de Internet. Entonces, el riesgo es crear una todavía más falsa sensación de seguridad en el usuario promedio, que sin problemas hará un clic en cualquier cosa que diga .bank en su pantalla".

La creación de una nueva capa de Internet, más segura y en la que los usuarios resignen anonimato a cambio de una reducción de las amenazas, es una de las propuestas que manejan quienes postulan la necesidad de "reinventar Internet". Este último, por caso, es el eslogan del programa Clean Slate, que la Universidad de Stanford desarrolla con grandes empresas tecnológicas del mundo.

"Hubo muchos intentos de regular Internet, pero es muy difícil. China filtra casi el 30 por ciento del contenido, con un costo infernal de mantenimiento, y no lo logra. Pero creo que la resignación de anonimato es algo que se va a dar. Para poder hacer una transacción en un sitio será necesario usar un certificado digital que acredite la identidad. Aunque siempre alguien encontrará la forma de ingresar a una máquina y hacerse pasar por otro", opina Ardita.

La pregunta es si, de crearse esta nueva Internet, podrían terminar conviviendo dos grandes redes: una segura, confiable, con contenido relevante, más elitista y con mayoría de usuarios de los países más desarrollados, en contraposición a otra que sea su reverso.

Bellagamba no cree que eso tenga que convertirse en un problema. "Puede pasar que una red se transforme en la principal para ciertos contenidos e inclusive algunos proveedores están evaluando crear accesos más caros, con valor agregado. Pero lo fundamental es que mantengan lo otro".

Lindqvist parece desconfiar un poco más de estas ideas: "No se basan en el concepto que convirtió a Internet en un éxito: que los usuarios puedan encontrar cualquier contenido y producirlo por sí mismos. Pero lo que más me asusta es que los operadores puedan tentarse, por razones de negocio, de comenzar a crear barrios cerrados en Internet".

CINE: ANGELES Y DEMONIOS

Secretos bien guardados y listos para usar

Con Angeles y demonios –suerte de precuela del mega tanque El código Da Vinci–, el director Ron Howard vuelve sobre los pasos del novelista Dan Brown. Sociedades secretas, conspiraciones palaciegas en el Vaticano y física teórica en un cóctel listo para el consumo de masas.

Por: Marcelo Pisarro

SECRETOS BIEN GUARDADOS y listos para usar. Con el estreno de Angeles y demonios, basada en la novela de Dan Brown, el director Ron Howard vuelve a las conspiraciones palaciegas en el Vaticano y física teórica en uncóctel listo para el consumo de masas.

Qué buena palabra que es spoilear. El neologismo viene de spoiler y se refiere al aguafiestas que revela detalles vitales de una trama. Si se extendiera su definición, o su uso coloquial, podría decirse que El código Da Vinci (2006), dirigida por Ron Howard en base a la novela homónima de Dan Brown, es probablemente una de las películas más spoileadas de la historia. Acaso sólo pueda ser superada en spoileadas por La pasión de Cristo (2004), de Mel Gibson, y aun así un lector comentó en la edición digital de una columna de Umberto Eco en L'espresso: "Querido Umberto, nunca te perdonaré que me hayas contado el final de la película".

Angeles y demonios, continuación cinematográfica y predecesora novelesca de El código Da Vinci, puede spoilearse mediante una serie de notas al pie de página de la industria cultural. Tras haberse enfrentado a Lara Croft en Tomb Raider (2001), la sociedad secreta de los Illuminati traza un nuevo plan: explotar el Vaticano con un frasquito de antimateria. Todo coincide: en el CERN enchufan el Gran Colisionador, en el Vaticano muere el Papa. Los fantasmas no son los de Solaris, surgidos del bosón de Higgs, sino los de El Padrino III, invocados por conspiraciones palaciegas y por un "tómese un té, Su Santidad". Los cuatro cardenales favoritos son secuestrados, el cónclave se reúne para echar humito blanco o gris sobre la multitud, la torpe Guardia Suiza no puede descifrar los misteriosos ambigramas. Llaman a Forrest Gump (Tom Hanks).

En el Vaticano detestan a Forrest Gump, pues anduvo diciendo que Jesús se revolcó con Mónica Bellucci y que Amélie Poulain es su descendiente. Pero Forrest tiene un aliado: Mark Renton (Ewan Mc Gregor), el yonqui de Trainspotting, que se desenganchó de la heroína, se puso sotana, maneja helicópteros y consiguió trabajo de camarlengo. Los Illuminati aman tanto los cataclismos como el melodrama, así que dejaron una serie de pistas para que Forrest las descubra mientras corre por las calles de Roma ("¡Corre, Forrest, corre!"). Al final Mark Renton se convierte en lo que fue desde el principio: mezcla entre Jack Bauer (24) y John McClane (Duro de matar). La explosión justifica el presupuesto. Toda buena película debe acabar con un ¡bum! Y luego, como anticlímax, Forrest y el nuevo Papa se guiñan el ojo: "¡Misión cumplida!". Salvaron a la Iglesia Católica, y eso quiere decir que han salvado al mundo.

Mientras todo esto sucede (no antes, no después, sino mientras tanto), el obispo más viejo del mundo, de 103 años, dice que la película es difamatoria, ofensiva y estúpida; luego un comunicado del Vaticano afirma que es "inofensiva" para la Iglesia Católica. Un prestigioso físico del CERN sostiene que la antimateria no se puede robar en un frasquito, que no puede explotar, que él no irá a ver la película. Los periódicos se hacen preguntas tan extrañas como: ¿Aumentará el turismo en Roma gracias a Angeles y demonios, tal como sucedió en Francia y Escocia gracias a El código Da Vinci?

Es más que una ocurrencia sobre los límites entre hechos empíricos y construcciones textuales. Todo esto sucede en lo que el situacionista Guy Debord llamó, hace medio siglo, "el cielo del espectáculo": la reconstrucción, por parte del capitalismo moderno, de la ilusión religiosa, en forma de espectáculos (encuentros deportivos, ciudades, shoppings, atentados terroristas, guerras, películas, shows artísticos) que ocupan, como una representación de sí mismos, todo aquello que antes era vivido directamente. "El espectáculo –escribió Debord– se presenta como una enorme positividad indiscutible e inaccesible. Dice solamente que lo que aparece es bueno, y lo que es bueno aparece". La tautología es tan críptica como los ambigramas con que juguetea Forrest: lo que ves es lo que hay, y lo que hay es lo que ves. En la sociedad del espectáculo no hay actores sino espectadores, y el espectáculo crea otros espectáculos de intervención y elección, incluso de oposición y rechazo. Ninguna novedad, diría Theodor Adorno. Ya todo ha sido previsto.

Probablemente aquellos que, en 2000, compraron la novela de Dan Brown, sólo compraron un libro que les llamó la atención o que juzgaron atractivo. Pero quienes, casi una década más tarde, deciden si quieren ver, o no, la versión cinematográfica, forman parte de un fenómeno diferente. La mercancía que es capaz de producir su propio contexto, un contexto que convierte cada cosa que toca en parte de ese mismo contexto, y que dramatiza un espectáculo de elección, donde la decisión de ver una película, de no verla, de alertar a otras personas para que la ignoren o difundan sus hipótesis, se convierte en una disposición que involucra a la moral, la religión, la tradición, la política, el mercado y los límites del discurso público. Hace casi noventa años, el sociólogo francés Marcel Mauss hubiese hablado de un "hecho social total", aquellos fenómenos sociales donde se expresan a la vez instituciones jurídicas, económicas, religiosas, estéticas, morfológicas, y más, donde lo que está en juego es más que un intercambio material (este collar por aquel otro, estos billetes por un ticket); lo que está en juego, como espectáculo de decisión y empatía, es el destino de la propia sociedad.

Y de todos modos, no funcionó. Angeles y demonios no fue capaz de repetir el contexto generado por El código Da Vinci, la clase de cacofonía que produce boicots para defender a la iglesia de los blasfemos, o noticias tan curiosas como las protestas de una asociación de albinos. También produjo una oleada de documentales develando conspiraciones, tratados académicos explicando "errores", novelas cuyas tapas anuncian, palabras más o menos: "Un asesinato, un documento milenario y un secreto que puede cambiar la historia de la Humanidad". Es imposible determinar los límites del hecho social total, los limites del contexto de la baratija de mercado, pero hoy, en las mesas de saldos de Av. Corrientes, se ven libros sobre los cátaros y los joaquinistas al lado de recetarios de cocina. Y todo esto, de alguna manera, forma parte de la película. Del "mientras tanto".

Quizás no funcionó con Angeles y demonios porque una misma figurita no asusta dos veces; o porque la vagina de María Magdalena y los chafados albinos del Opus Dei son más interesantes que la antimateria y los Iluminados de Baviera; o porque bastó una palabra del Vaticano para romper el encanto: "inofensiva".

A diferencia de Angeles y demonios, inofensiva, El código Da Vinci generó ese momento mágico en que la industria cultural, la industria del entretenimiento, la factoría de símbolos que son vendidos y comprados como nuevas verdades y nuevas mentiras, rebasa sus límites y crea nuevos hechos sociales, nuevos circuitos, nuevas conversaciones y nuevas discusiones públicas. Por lo demás, una y otra película son todo lo absurdas, solemnes, chatas y tediosas que pueden serlo. Y una y otra se pueden ver de buena gana si un domingo lluvioso las pasan por la tele.