El filme argentino escrito, dirigido y protagonizado por Mariano Llinás, fue distinguido por la Federación Internacional de la Prensa Cinematográfica (Fipresci) como la Mejor Película Latinoamericana de 2008.
HISTORIAS EXTRAORDINARIAS. La película de Llinás se convirtió -a pesar de sus 4 horas de duración- en un hito del cine independiente nacional.
Ganadora del Premio Especial del Jurado y del Premio del Público en el décimo Bafici, la película fue elegida ahora como el mejor filme latinoamericano por un jurado compuesto por miembros de cinco filiales latinoamericanas de Fipresci (Argentina, Brasil, Chile, Uruguay y Cuba).
Historias extraordinarias, una apasionante épica ambientada en la pampa húmeda argentina que, durante cuatro horas, entrelaza las peripecias de tres personajes distintos, se sigue exhibiendo los domingos de mayo, a las 19 horas, en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba).
El filme es protagonizado por el propio Llinás, Walter Jakob y Agustín Mendilaharzu y aborda -en cuatro horas intensas, cautivantes y para muchos un tanto extensa- las increíbles aventuras de tres hombres que recorren la provincia de Buenos Aires.
Con esta suerte de juego de cajas chinas, en el que las tres narraciones centrales no dejan de ramificarse en un sinnúmero de historias y personajes, en pequeñas anécdotas y detalles, fotos e indicios que conducen hacia otras nuevas e infinitas narraciones, Llinás llamó la atención del público y logró seducir a la prensa especializada.
Y no es para menos, ya que con mucha inteligencia y muy poco dinero, el cineasta y autor de este guión monumental –para la agencia Télam- consiguió crear un mundo de aventuras, personajes enigmáticos y misterios que no tienen nada que envidiar a cualquier superproducción local o extranjera y, sobre todo, proponer un nuevo modo de pensar el cine en la Argentina.
En sus cuatro horas de duración y gracias a distintas voces en off omnipresentes, la película invita a seguir las aventuras de X (Llinás), Z (Jacob) y H (Mendilaharzu), quienes se ven envueltos, casi por accidente, en tres fabulosos enigmas.
En el primero, X se ve envuelto en un crimen en el que están involucrados tres ex agentes penitenciarios y un reo chileno -autor de la matanza de un jeque saudita y su familia-, y a partir de ese hecho permanece oculto en un hotel durante varios meses, intentando entender qué hizo y por qué se esconde.
La segunda historia es la de Z, convocado a ocupar el puesto vacante que dejó el antiguo jefe de una oficina de pueblo, donde descubrirá que ese hombre supuestamente rutinario escondía un enorme secreto y se dedicará a seguir, a través de diferentes pueblos de la provincia, las pistas que escondió en un mapa y una serie de cartas.
Por último está H, que fue contratado para recorrer en bote la extensión del río Salado en busca de unos antiguos monolitos que demostrarían la potencialidad de un proyecto acuífero desactivado, y que se cruza y debe acompañar a otro hombre que fue contratado, justamente, para destruirlos.
Sin embargo, a partir de esos tres ejes centrales, la película se ramifica como un árbol -o como el mapa de rutas y caminos del que se vale Z- en una cantidad innumerable de subhistorias audaces, intensas y enigmáticas en las que conviven personajes sorprendentes y maravillosos.
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