lunes, 5 de abril de 2010

CINE ARGENTINO: "Dos hermanos"


Borges-Gasalla: todo queda en familia

Se estrenò "Dos hermanos", de Daniel Burman Antonio y Graciela interpretan a Marcos y Susana, hermanos muy distintos que deben aprender a relacionarse tras la muerte de su madre. Los actores hablan de sus personajes, de la película y recuerdan anécdotas de una filmación muy exigente.


Por: Diego Papic


"Dos hermanos", la comedia dramática de Daniel Burman protagonizada por Antonio Gasalla y Graciela Borges.

El cine es duro", reflexiona Antonio Gasalla. "La remamos", confiesa Graciela Borges. Pero los protagonistas de Dos hermanos -séptima película de Daniel Burman- no se quejan, sino que reflejan con sentido del humor el arduo trabajo que fue interpretar a Marcos y a Susana, esos dos hermanos tan unidos como diferentes, que envejecieron en soledad y se precisan el uno al otro.

"En la avant-première, Burman se acercó a nosotros dos, nos abrazó y nos dijo: 'Les tengo que dar tanto las gracias por apoyarme' -revela Borges-. Yo casi le digo '¡casi te matamos, pero te amamos, Burman!'"

Las carcajadas retumban en la habitación del Hotel Alvear. Los caireles dorados de la araña y la bandeja con masitas secas ambientan el lugar de manera perfecta para hablar de esta película que transcurre entre cócteles decadentes y viejas casonas barrocas.

Veo que fue exigente Burman ...

Borges: ¿Sabés cuál es la ponderación sobre mí de muchos directores? "Es bárbara, es actriz de dos tomas, nada más." Ahora lo llamé a Antonio y le dije: "Antonio, repetí una toma dieciséis veces."

Gasalla: Hubo una con vos de veintidós. ¡Veintidós tomas y ya no sabés quién sos! Yo cruzaba la

calle quince veces. Porque si me decís que es una escena tan intensa que hay que hacerla crecer interiormente, pero ¡cruzar la calle! Yo dije: "Es la última película de mi vida".

Borges: No, el cine lo ama tanto que lo va a seguir haciendo.

Gasalla: Si, pero llega un momento que decís "Bueno, basta, morite".

Borges: No, es un chiste, es un

chiste.

Gasalla se corre de la seriedad con la que encaró la entrevista en un principio y apela a su histrionismo. Borges pone las cosas en su lugar para que no haya malos entendidos: el rodaje fue difícil, pero amable. Y los resultados están a la vista: Dos hermanos no sería nada sin el trabajo de ellos dos, sin su química, sin su construcción de los personajes.

¿Qué pensaron cuando recibieron el guión?

Gasalla: Yo recibí primero la novela (Villa Laura, de Diego Dubcovsky) y me parecieron dos maravillosos personajes. Después, cuando me llega el guión, y yo ya sabía que era Graciela, me empecé a llenar de intrigas, porque la novela no es muy discursiva, cuenta un poquito esta historia. Trabajamos muchos los tres, con Burman y Graciela, en hablar, en preguntar, en entender cómo y por qué. Hay muchas cosas que no se cuentan, que no se dicen, no hay mucha data de dónde agarrarse.

¿Y cómo encararon los personajes?

Borges: Me costó al principio. Un día empezamos a ensayar, y yo leía y había algo que no me cerraba. Entonces me dice Antonio: "Leelo sin comas ni puntos". Porque ella es una vorágine de palabras que usa irreflexivamente, sino no diría tanta cosa como dice. Un día descubrí cosas del personaje, descubrí que cuando gritaba tenía que ver conmigo. Uno siempre es uno, aunque haga un personaje. Yo estoy convencida de que no soy ese personaje, pero en este juego hay que sentirlo muy adentro.

Antonio, en tu caso encaraste un papel dramático. Es particularmente conmovedora la escena del velorio de tu mamá ...

Gasalla: Es una escena que de leerla nomás te acongoja.

Borges: Fue de tal manera que nos vestimos, ¿me dejás que lo cuente? Siempre te interrumpo (risas). Pusieron cámara. Nosotros dos no sabíamos ni cómo era la puesta en escena. Nos sentamos uno al lado del otro, pasamos letra y Burman la filmó. Y yo en un momento dado, que soy la que tiene más frialdad y es la más cruel, casi me pongo a llorar. Porque lo miré y eran tan sentido que para mí fue muy fuerte. Y yo creo que eso le pasa mucho a la gente con esa escena.

La película aborda el tema de la edad y el paso del tiempo. Ustedes, por supuesto, tienen la misma edad que sus personajes. ¿Se vieron reflejados de alguna manera?

Borges: Yo nada, porque no creo en las edades. Sobre todo un actor, creo que puede hacer de 40 años, de 50, de 60, de 80. Yo tengo la edad de Meryl Streep, que hace variedad de personajes. Antonio hace esas mujeres maravillosas de 42 años y hace este hombre.

Gasalla: A mí no me toca. Cuando actúo, actúo, y cuando vivo, vivo. No tengo eso mezclado. Aunque sé que en lo que hago puede haber millones de cosas mías, sobretodo cuando escribo. Pero no hay algo adentro mío que me toque y me haga sentir el paralelo con lo que hago.

¿Habían trabajado juntos alguna vez?

Gasalla: No, pero nos conocíamos desde hace mucho tiempo. Mirá, yo creo que acá hubo un montón de uniones que fueron algunas reales y otras de la ficción. Los personajes nos juntaron a la fuerza. Es decir, al leer el guión y el libro, están tan conectados los dos personajes que a la larga hay un ejercicio con la actuación que todos los actores con experiencia lo sabemos hacer, que es crear ese vínculo que va apareciendo.

Borges: De todas maneras hay actores que son más entradores que otros.

Gasalla: Eso implica que hay gente que es más generosa trabajando, gente que no te da pelota o gente que necesita otro mundo aparte para meterse en su laburo. Acá, la verdad, empezar por el Uruguay nos unió mucho. Vivís en el mismo hotel, estás todo el tiempo con la misma gente y la película se convierte en tu respiración. Es una película tan excluyente para nosotros dos, que no nos vinculamos casi con nadie en la película. Y por otro lado creo que apareció algo que estaba latente ahí que son estas cosas de la profesión. Con Graciela nos conocemos realmente hace muchísimo tiempo. Siempre nos decíamos "tenemos que hacer algo juntos".

Borges: En un momento casi surge. Yo siempre le decía "hagamos algo juntos en teatro". Siempre tuve muchas ganas de trabajar con Antonio, y se dio.

Gasalla: Nos entendimos mucho en cámara también. Hay algo en mirarnos ... es una película muy particular, ella habla mucho y yo hablo poco. Además, juntos no hablamos casi nada, entonces tampoco hay grandes escenas donde los dos pueden explayarse y aparecen otros vínculos paralelos. Acá laburamos mucho solos, cada uno por su lado, y después, cuando nos juntamos, tenemos escenas como con ciertas asperezas.

Y vos, Antonio, no hiciste mucho cine. ¿Por qué?

Gasalla: En general eso es normal. La gente de cine hace cine, la gente de teatro hace teatro. Hacer teatro y ser cómico es algo que te aleja bastante del cine.

Borges: A mí siempre me comentaban de Antonio, y yo no sabía si él quería o no hacer cine. Creo que tampoco se animaban mucho a decírselo. A mí me preguntan "¿vos harías televisión?". Y yo soy una actriz, y si hay algo que me piden hacer, siempre que me guste, yo lo voy a querer hacer. ¿A quién no le gustaría hacer un programa de televisión, masivo como es? ¿A quién no le gustaría hacer una gran obra de teatro?

Gasalla: En el cine hay otra mística. Vos vas a filmar y ya hay silencio. Hay como un respeto de las categorías de cada rubro.

Borges: A Antonio lo ama la cámara porque está estupendo física y actoralmente. Yo no me acordaba de que lo amaba tanto la cámara, porque no es lo mismo la cámara del cine que la de televisión. Son muy distintas.

Graciela Borges se deshace en elogios para con su compañero y se nota que, a pesar de que son dos peso pesados, se ayudaron y complementaron durante el trabajo. Gasalla vuelve a recordar, con un gran sentido del humor, cuando recuerda esos momentos difíciles que el tiempo transformó en anécdotas divertidas, las exigencias de Burman.

"Me decía 'ahora no mires tanto para allá, mirá un poquitito para acá'. Llegaba un momento que decía: '¿paró por mí? ¿la está corrigiendo porque estoy mal?'", se ríe Gasalla.

Borges: Mirá que para desconcertarme a mí ...

Gasalla: Pobre Borges, lloraba.

Borges: En un momento dado me puse nerviosa, y él me agarró la manito.

Gasalla: Te digo, yo lo hubiera matado a Burman en un momento.

Borges: Pero lo queremos.«

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