sábado, 5 de marzo de 2011

MURIO DAVID F. FRIEDMAN, EL PADRE DEL CINE GORE





Poca plata y mucha sangre







Por Alfredo Garcia

“Increíblemente cruda y poco profesional de principio a fin, Blood Feast es un insulto incluso a los más pueriles y poco exigentes sectores del público. El hecho de que se tome a sí misma en serio vuelve a esta producción de David F. Friedman aún más ridícula. Es un verdadero fiasco en todos los rubros.” Esto escribió Variety, conocida como la biblia de show business, sobre la legendaria película de Herschell Gordon Lewis producida por David F. Friedman. El productor mandó una carta de respuesta a la revista preguntando: “¿Quién dijo que nos tomamos la película en serio?”.

En 1963, Blood Feast cambió la historia del cine para siempre, debido sus altísimos niveles de hemoglobina: filmada en blood color con un presupuesto de 24 mil dólares, era la primera película íntegramente gore de la historia. En Blood Feast, Mal Arnold interpretaba a Fuad Ramses, un egipcio organizador de fiestas empecinado en revivir una antigua diosa sedienta de sangre, para lo que hacía falta descuartizar a cuanta señorita se le pusiera a mano. Estas escenas mostraban la extirpación de órganos con todo lujo de detalles y, pese al minimalismo de los efectos especiales, se veían imágenes sangrientas totalmente desconocidas hasta entonces en el cine: los cines de barrio y especialmente los autocines se vieron invadidos por hordas desenfrenadas de espectadores ansiosos por ver si era verdad aquello que les habían contado sobre las masacres y carnicerías de Blood Feast. El éxito provocó que pronto los censores prohibieran el film en algunos estados (y también en países como Inglaterra y Francia), lo que en algún punto sirvió para agrandar el fenómeno comercial del flamante cine gore.

Blood Feast aparentemente es tanto una obra de su director Herschell Gordon Lewis como del productor David F. Friedman. Muchos años más tarde contaron que el nuevo género fue descubierto casi sin pensarlo, más por descarte de otros géneros que por otra cosa. “Estábamos escapando de otro tipo de cine. Sabíamos que las películas nudies no iban a durar como negocio y entendimos que había que inventar algo nuevo. Hicimos una lista del tipo de películas que podíamos hacer con la misma plata que una nudie, y luego de tachar varias opciones, finalmente quedó el gore como principal posibilidad.” Con una estética alucinante, ultrakitsch y una monocorde, casi hipnótica música de órgano como único fondo musical (herencia de la madre de Friedman, que tocaba el órgano en salas de cine mudo), Blood Feast recaudó una fortuna y originó otros films gore de la dupla Lewis–Friedman, siendo el más conocido 2000 Maniacs, elaborada comedia negra sobre un pueblo fantasma de psicópatas que descuartizaban a los viajeros que caen por ahí, de todas las formas imaginables.

Muchos años después, en 2001, Friedman volvió de la cripta para producir una remake, 2001 Maniacs. También produjo una segunda parte de Blood Feast.

Friedman falleció el 10 de febrero en Anniston, el pueblo de Alabama que lo vio nacer. Su padre era periodista de un diario local y su mamá tocaba el piano en los cines. Friedman conoció a un pionero del exploitation llamado Roger Kabb, famoso por sus exhibiciones ambulantes del film de higiene sexual Mom & Dad, e intentó hacer cosas parecidas para una compañía de películas de 16 mm, algunas de las cuales lo unieron a Herschell Gordon Lewis. Con él se iban a filmar sus películas en Miami, para aprovechar las vacaciones. En esa época, justo antes de Blood Feast, Friedman y Lewis filmaron una nudie que también incluía violentas escenas de violación, Scum of the Earth. Luego, el dúo de socios fue cada uno por su lado y Friedman se dedicó más que nada a producir películas eróticas con mucho sentido del humor, como su versión de Blancanieves o de Los Tres Ositos en clave softcore. Cuando llegó el cine XXX, Friedman dio un paso al costado, diciendo que lo aburría, aunque de todos modos se desenvolvió como presidente de The Adult Film Association of America. En los últimos años, sus películas de exploitation, sexo y sangre estaban siendo redescubiertas por los fans del mundo, y Friedman se la pasaba de festival en festival y de convención en convención. Hasta que la semana pasada, a los 87 años, la muerte terminó de convertirlo en uno de los reyes del cine trash.

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