miércoles, 21 de octubre de 2009

Andy Warhol I : Un Warhol psicoanalítico



El curador canadiense de la exposición "Mr. America", Philip Larratt-Smith, considera que la construcción del personaje era un mecanismo defensivo del propio artista.

Por: Mercedes Pérez Bergliaffa

Joven, rápido y nómade, Philip Larratt-Smith (Toronto, 1979) encarna la nueva generación de curadores internacionales. Como un cóctel de inteligencia y estrategia, Mr. America , su expo­sición más reciente y suprema, es una gran muestra sobre el pope del pop, Andy Warhol. La más grande que haya llegado jamás a nuestro país. Y la versión que nos propone de su obra es, por lo me­nos, ambiciosa: el curador quiere explicar la obra de Warhol nada más ni nada menos que desde el psicoanálisis. Algo que no parece nada casual si tenemos en cuenta que Larratt-Smith fue, con ante­rioridad, asistente de la escultora Louise Bourgeoise, famosa por realizar sus obras desde un pro­fundo punto de vista muy íntimo, psicoanalítico, a través del cual analiza permanentemente su re­lación con su padre.

¿Sabrá Larratt-Smith que en Buenos Aires esto del psicoa­nálisis tiene un eco particular? ¿Coincidimos con el curador en que Warhol es, realmente, todo lo importante que parece ser para la historia del arte y para nosotros? Estas son respuestas que sólo el propio Larratt-Smith podría res­ponder. Por eso Ñ lo entrevistó, días previos a que la exposición desembarque en Argentina, vía Buenos Aires - Nueva York.

¿Por qué eligió hacer una ex­posición de Andy Warhol que itinerara exclusivamente por Latinoamérica? Pareciera que en cierta forma lo propone como un emblema de la América del siglo XX.
Durante los últimos años estuve organizando una serie de exhibi­ciones para el Centro Wilfredo Lam, de Cuba, en las que intenté cruzar los temas de la sexualidad y la identidad de los artistas nor­teamericanos, de poder verlos a través de sus obras. La primera fue un muestra de Louise Bour­geois, la segunda fue de Robert Mapplethorpe. La exposición de Andy Warhol iba a ser la tercera, pero cuando presenté los papeles para el trámite de autorización en el Departamento de Estado de los Estados Unidos (N de la R: las obras pertenecen al Museo Andy Warhol de Pittsburgh) el permiso para hacer la exposición de War­hol en Cuba fue negado. Entonces pensé en cómo hacerla de todas maneras. Y la manera que encon­tré fue ésta: haciendo viajar la ex­posición por otros países de Lati­noamérica que no son Cuba, pero a la vez siguiendo con el intento de realizarla allí, esperando que algo cambie. Tengo amigos artis­tas en ese país, y ya curé allí dos proyectos como curador free-lance . Y aunque se hizo allí una serie de muestras de artistas americanos, en realidad no hubo todavía un intercambio real. Mi idea con la exposición de Warhol en ese país, era provocar eso. Creo, además, que es un buen momento para ha­cerlo, ya que Cuba no está tan ais­lada como antes. Además, veo una coincidencia en el año 1959, que fue cuando Warhol comenzó con su producción artística y cuando Fidel Castro tomó el poder. Allí hay un cruce interesante.

¿Por qué al público latinoame­ricano podría interesarle saber tanto sobre Andy Warhol?
Con esta exposición intento hacer algo original sobre él, a tra­vés de una propuesta curatorial. Hubiera sido muy fácil hacer una muestra sobre Warhol, "el rey del pop", como las que se hicieron en los últimos 25 años. Pero eso no sería interesante, sería sólo un ejercicio. Quiero demostrar que Andy Warhol era un muy buen publicista de sí mismo, que creó un personaje de sí mismo para él y para los demás. Pero también que este "personaje" fue como una defensa, una seguridad que él se creaba, para defenderse de las personas que, a esa altura, ya estaban haciéndole demasiadas preguntas. Mi punto de vista es que Warhol usó e hizo su trabajo entrelazándolo íntimamente con su psicología. También pienso que él tuvo una influencia enor­me, influencia que otros popes del pop, como James Rosenquist, por ejemplo, jamás tuvieron. Esto se debe a la manera en que sintió su propia psicología en su práctica artística. Creo también que el uso que él hacía de las nuevas tecno­logías de la época, las de la repro­ducción mecánica (que respondía a un consumo de masas inminen­te) también están íntimamente ligados con sus procesos psicoló­gicos, con sus características, sus especificidades.

Para el catálogo de "Mr. Ameri­ca" hizo una entrevista a Guiller­mo Kuitca. ¿Considera que Kui­tca es la mejor opción a la hora de elegir un artista argentino cuya obra podría llegar a empa­rentarse con la de Warhol?
Respeto la obra de Kuitca. Creo que está comprometido, de una manera muy original e inespera­da, con la herencia de la pintura de Warhol. Claro que hay artistas argentinos a los que podría lla­márseles "pop" de una manera más obvia. En ese sentido, hay ar­tistas pop en Brasil, en Colombia, y también en la Argentina, que directamente importaron la gra­mática, los temas y demás cosas concernientes al arte pop. Pero lo que yo me propuse hacer para el catálogo es entrevistar a artistas que tengan una relación indirecta con ese tipo de arte, que no fuera tan obvia, como por ejemplo Jen­ny Holzer o John Baldessari, que integran catálogos publicados en otros países del continente. Por supuesto que hubiera podido en­trevistar a Jeff Koons o a Demian Hirst, que tienen una relación más directa e inmediata con War­hol. Pero me pareció más intere­sante poder hacerlo con gente que estuviera por afuera de esta espe­cie de genealogía mediática rela­cionada con el arte pop, y pensar que quizás eso podría presentar nuevas perspectivas sobre sus obras. La conversación que puede existir entre una obra de Koons y una de Warhol no sería realmente tan interesante, justamente por su relación tan obvia.–

En algún momento de la inves­tigación, ¿se sintió identificado en algún aspecto con Warhol?
Andy Warhol fue una persona muy extraña, y yo creo que tam­bién lo soy. Me refiero a que la experiencia formal sería la mis­ma, aún cuando el contenido es diferente. Hay algo en la actitud de Warhol que puede ser muy mo­lesto, muy poco bienvenido, en el sentido de que usaba a las perso­nas, y sólo quería estar rodeado por gente fabulosa y hermosa.

No hay comentarios: