Los actores Gerard Butler ("300") y Katherine Heigl ("27 bodas") hablan de esta comedia romántica de Robert Luketic ("Legalmente rubia"), que se centra en un tema que nunca pierde vigencia: la batalla de los sexos.
Por: Silvia MaestruttiPoco tienen que ver las comedias románticas, las estrellas de fútbol internacional y las amenazas de bomba. Y sin embargo formaron parte de un raro cóctel el sábado 18 de julio en Los An geles, en una calurosa tarde en la que tanto la pareja protagónica de La cruda verdad, Gerard Butler y Katherine Heigl, como las estrellas del Inter (los argentinos Walter Samuel y Javier Zanetti incluidos) tuvieron que refugiarse bajo la sombra de unos árboles en Beverly Hills mientras escuadras anti bomba de SWAT revisaban las instalaciones del elegante Four Seasons Hotel, donde estaban casualmente hospedados.
La comedia La cruda verdad será recordada por una escena en la que la actriz Katherine Heigl experimenta un orgasmo en un restaurante frente al personaje encarnado por Butler gracias a una bombacha vibradora, al mejor estilo del de Meg Ryan en Cuando Harry encontró a Sally, y de eso hablarían esa tarde sus protagonistas. Pero al mediodía, obligados a evacuar el hotel junto con la prensa que los estaba por entrevistar y otros 400 huéspedes en los que destacaba el plantel del Inter, Butler no perdió la ocasión de sacarse una foto con el sueco Zlatan Ibrahimovich (todavía en el equipo italiano y poco antes de ser transferido al Barcelona).
"Soy fanático del fútbol, pero viviendo en los Estados Unidos me encuentro a veces llamándolo soccer y me quiero matar" comentaba el actor escocés, estrella de la película 300, mientras jugaba con un escarbadientes en la boca y trataba de sacarle el miedo a las mujeres que lo rodeaban bromeando con ellas seductoramente como todo buen galán.
A pocos pasos, sentados en una escalinata, los argentinos se desayunaban con que que la tensa jornada que terminaría siendo una falsa alarma se les había hecho más hollywoodesca todavía al estar cerca de estrellas de cine.
Finalmente, Butler y Heigl, la actriz que se hizo popular por su personaje de Izzie en el programa de TV Grey's Anatomy, terminaron recibiendo a la prensa en un restaurante cercano al hotel, rodeados de periodistas con copas de vino en la mano, algo bastante inusual. "De ahora en más quiero que todas mis entrevistas se hagan así. Mozo, otra copa para todos", seguía bromeando Butler, un actor que ahora empieza a transitar el camino de las comedias románticas después de haber hecho varias películas de acción y protagonizado el musical El Fantasma de la Opera.
"Creo que está bien hacer todo tipo de papeles, algunas películas te dejan tenso y es muy bueno poder continuarlas con una comedia. Imagino que hay parte de mí en cada rol que hago, ya sea cómico, sexy o violento. Lo tomo como un desafío actoral, no quiero encasillarme, estoy viviendo un muy buen momento donde me ofrecen proyectos muy interesantes y quiero aceptarlos todos", se despachó el actor mientras el director de la película, Robert Luketic, el de Legalmente rubia, asentía con la cabeza.
La batalla de los sexos
"La quimica entre ellos es innegable y eso le hizo mucho bien a la película", dijo Luketic refiriéndose a su dupla protagónica. Katherine Heigl es también productora del filme, junto con su madre. Y a pesar de que se quejó de que la comedia 'Ligeramente' embarazada, de Judd Apatow, que protagonizó junto a Seth Rogen era muy sexista, lo mismo podría decirse de esta producción en la que un chauvinista (Butler) le termina dando consejos de levante a una mujer bella e inteligente, pero muy exigente (Heigl), que no consigue dar con el hombre perfecto. Los consejos pasan por acentuarse el escote y acortarse la pollera. Bien de manual.
La historia se centra en Abby, una productora de televisión californiana que tiene un programa matutino con problemas de rating y un jefe que la obliga a aceptar como columnista a Mike, un tipo que habla de sexo sin filtro y que parece bastante misógino aunque luego se sabrá que oculta un corazón herido en alguna parte de su cuerpo. Ella lo aborrece y lo quiere echar. El le apuesta a que le consigue novio si ella se deja aconsejar. La fórmula del te amo/te odio siempre parece funcionar.
"Quise producirla porque estoy muy cansada de no poder tomar decisiones sobre mis roles cuando sólo soy una actriz. Y me encantó que fuera una comedia para adultos, es raro ver un lenguaje tan crudo en una comedia romántica, pero ésa es la forma en que hablamos... Me parece actual, no vamos a hacer como que nos asustamos -se justifica Katherine-. Muchas de mis amigas están en esa penosa situación, siendo divinas y no pudiendo dar con el hombre adecuado debido a sus exigencias... Finalmente, es bueno que los hombres vengan a ver una película romántica, y sin sentir que lo hacen forzados a acompañar a sus novias".
El lenguaje que usa Butler en la película puede asustar un poco a algún estadounidense, pero no será novedoso para los argentinos acostumbrados a la teve mediática. Por momentos Butler hace reír con tanto chauvinismo, lo sabe y se defiende. "No soy de los hombres que habla así con sus amigos -explica-, aunque en Hollywood me sorprendió escuchar que las mujeres que trabajan en mi entorno, las estilistas por ejemplo, usan ese lenguaje con sus amigas".
El mensaje de la película está en el póster promocional, argumenta el actor. "Es cierto que muchas veces los hombres pensamos con nuestros genitales mientras las mujeres son más cerebrales -analiza-. Y terminamos encontrándonos en el medio, uniéndonos a la altura del corazón. Los hombres pasamos de ser ultra dominantes a castrados y ahora estamos tratando de encontrar un justo medio. Eso me pasa a mí, al menos, sigo buscando un equilibrio, no me niego a reconocer mi lado sensible".
Mientras le enseña a seducir a su vecino, un médico exitoso, Mike le regala a Abby una bombacha vibradora a control remoto para que se masturbe, ya que ella es demasiado rígida (¿frígida?) y no se permite ese tipo de autoexpresión erótica. La escena más divertida de la película la muestra teniendo que salir a cenar de urgencia con su jefe y los inversionistas del canal sin tener tiempo de sacársela. El control remoto cae en manos de un chico que lo activa jugando mientras la pasea por los cuatro ciclos del aparatito, de menor a mayor intensidad.
"Katherine tuvo que fingir como 52 orgasmos en cuatro horas, pero nos quedamos con la primera toma", reconoce divertido el director. A Butler, que se dice fanático de la película de Meg Ryan Y Billy Cristal, la escena le pareció "desopilante y muy interesante de observar de cerca".
Katherine Heigl jura y perjura que ella nunca vio Cuando Harry encontró a Sally, aunque concede que estuvo a punto de alquilarla muchas veces. "Tengo entendido que Meg Ryan finge un orgasmo ahí para mostrar que las mujeres lo hacen -dice-. Yo, en cambio, tengo que experimentarlo mientras trato de disimular porque tengo que hablar de negocios. Creo que son dos escenas bien distintas. Igual, si ésa es la escena por la que van a recordar esta película, pues entonces bienvenida sea", celebra la productora más que la actriz.
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