martes, 25 de agosto de 2009

TELEVISION › UN FIN DE SEMANA DISTINTO PARA LOS FUTBOLEROS


Canal 7, pasión de multitudes

El domingo, con la televisación de cuatro partidos –entre ellos, el de Boca y el de River–, el canal quedó en un histórico segundo lugar en el rating entre las señales de aire. La contracara fue Fútbol de Primera, que, sin los goles cautivos, apenas alcanzó los 8,6 puntos.

Por Emanuel Respighi

No fue un fin de semana cualquiera. Para nadie. Fueron tres días en los que en algún momento, aunque fuera tan sólo unos minutos, el fútbol argentino se sintonizó en buena parte de los hogares argentinos que cuentan con un aparato de televisión. La transmisión en vivo y en directo –algunos en pantalla espejo, incluso– de los diez partidos del fútbol por la TV abierta se convirtió en el hecho cultural más importante de los últimos tiempos. Ineludible tema de conversación en toda reunión o encuentro social. Un nuevo orden que modificó costumbres y hábitos entre los argentinos (imposible evitar la tentación de sintonizar a toda hora cualquiera de los encuentros sólo por el hecho de ¡ser gratuitos!), y que tuvo sus consecuencias directas en el universo televisivo habitual. Un fin de semana futbolizado que dejó ganadores y perdedores en el mundo catódico.

El fútbol televisado por TV abierta puso patas para arriba el sosiego que suele acompañar a la pantalla chica durante los fines de semana. Ya nada fue como era antes. Tampoco, parece, volverá a ser lo que era en tiempos de pelota codificada. La transmisión de los partidos hizo que las programaciones habituales del 7, América y el 9 –los canales que se repartieron los cotejos en esta primera fecha– sufrieran levantamientos y cambios de horario de programas para darle espacio a la pelota. Y el inédito escenario modificó la composición y el comportamiento de la audiencia. Para bien de algunos, y mal de otros.

Hay algunos datos que hablan por sí solos: el viernes último, cuando el partido entre Gimnasia de La Plata y Godoy Cruz inauguraba el campeonato en el 7, durante alrededor de un cuarto de hora El Trece, que por entonces emitía el periodístico Zoom, era el canal que menos audiencia tenía de las cinco señales de aire; la nueva versión de Fútbol de Primera, con las incorporaciones de Fernando Niembro y Héctor “Bambino” Veira, ya sin la potestad de los goles cautivos, apenas alcanzó los 8,6 puntos de rating (la mitad de lo que promediaba hasta el torneo pasado); el último domingo, Canal 7 quedó en un histórico segundo lugar entre los canales de aire, detrás de Telefé y por encima de El Trece. Números que dan cuentan de un fin de semana en el que nadie puede decir que no pudo ver los goles: se repitieron una y otra vez por todos los canales, sean de aire o de cable, y hasta en las páginas de Internet, segundos después de haberse convertido.

Con transmisiones que no tuvieron la cotidianidad –visual, auditiva– a la que el público estaba acostumbrado, pero que no contaron con problema técnico alguno, el 7 fue el canal que más se benefició con la movida. La transmisión provisoria de la totalidad de la primera fecha, algo que cambiará desde el próximo fin de semana (ver aparte), le dio a la emisora estatal un impulso que se vio traducido en las planillas de rating: ninguno de los diez partidos que programó midió menos de 6 puntos, alcanzó su mayor marca con Banfield-River (12,5 puntos), y siempre que compartió un partido con el 9 o América, la gente optó mayoritariamente por verlo en la pantalla estatal. No hace falta señalar que el promedio de audiencia del 7 se vio cuadruplicado en cada uno de los tres días, con respecto al mismo período de la semana anterior: pasó de promediar el punto de rating a marcar 3,5 (viernes), 6,1 (sábado) y 7,3 (domingo). Un auténtico golazo.

Por su parte, América y el 9, los canales que se acoplaron a la gratuidad del fútbol, no corrieron la misma suerte. No es que no hayan mejorado su audiencia, pero tampoco sus promedios diarios tuvieron aumentos importantes: mientras que transmitiendo seis partidos América promedió 3,9 el sábado y 4,4 el domingo, en los mismos días del fin de semana pasado la emisora había alcanzado los 3,6 y 3,8, respectivamente. Las cifras del 9 son similares: con la emisión de un partido por día pasó de los 3,8 del sábado anterior a los 4,2 de éste, y de los 5,4 a los 5,8. Lo más llamativo fue que en la transmisión de Arsenal-Estudiantes, el 9 colocó una pareja de relator y comentarista propia sobre las imágenes, recurso que estaba explícitamente prohibido por el Comité Federal del Radiodifusión (Comfer). La avivada no duró mucho: apenas pasó el cuarto de hora del partido y el canal se acopló al audio del 7.

Todo concluye al fin

Además de regresar el fútbol al canal estatal después de casi dos décadas, la emisión de los cotejos por aire permitió el retorno de un viejo y querido ritual: ver los partidos por TV, en mute, y escuchar el relato radiofónico sin delay alguno entre ambos medios. Una opción –más que saludable, necesaria, sobre todo para quienes no quieren toparse con antiguos latiguillos que parecían estar archivados definitivamente entre los “nuevos” relatores– que se había perdido ante el desajuste sonoro-visual que en tiempos de televisación por cable se producía entre las transmisiones radiofónicas y las televisivas. No hay mal que por bien no venga.

Obviamente, uno de los mayores perjudicados del fútbol “gratuito y para todos” fue El Trece, el canal del Grupo Clarín –dueño de los derechos de televisación, a través de TSC, hasta el último torneo Clausura–, que sintió en carne propia el incremento de audiencia que tuvieron América, el 9 y el 7, en mayor medida. De hecho, el promedio de audiencia del fin de semana evidenció una baja sensible. El domingo, inclusive, dejó al Trece superado por el 7 en la tabla general del día.

El promedio de 8,6 puntos del remozado Fútbol de Primera, ya sin la exclusividad de ser la primera pantalla de los goles de la fecha, es una señal de alarma para el ciclo que le abona a la AFA 14 millones de pesos por año y que solía medir entre 16 y 20 puntos. Un programa que sin la posibilidad de filmar los partidos con sus propias cámaras, se tuvo que limitar a los compactos de tres minutos de imágenes que la AFA le cede por partido. El ciclo, que por obligación ahora se dedica más al análisis y las entrevistas, cuenta con un panel permanente en el estudio formado por Juan Pablo Varsky, Fernando Pacini y Sebastián Vignolo, a los que se suma Veira a un costado. Los periodistas, sentados tras un escritorio, comentan y relatan los compactos de los partidos y participan de las entrevistas que, en una suerte de living minimalista, se hacen con alguno de los protagonistas de la fecha (Juan Sebastián Verón fue el primer invitado). El móvil, en la casa de Martín Palermo, estuvo a cargo de un Tití Fernández que sigue creyéndose gracioso (“Palermo está comiendo un chivito en este momento: si no bajás con un par de costillitas, se terminó la amistad”, lo desafió).

Pero la mayor novedad del ciclo es el ingreso de Niembro al staff, cuya única tarea consiste en realizar un largo reportaje, mano a mano, con alguna “gran figura” relacionada con el fútbol. A media luz, con sólo dos sillones como decorado, y haciendo gala de primeros planos entre el entrevistador y el entrevistado, la idea de este segmento de Fútbol de Primera es lograr un diálogo intimista con el invitado, alejado de la coyuntura futbolística. La primera emisión contó con la participación de Marcelo Tinelli, gerente de marketing de San Lorenzo, estrella del canal y el hombre que llevó a Niembro a Del Plata cuando comandaba la emisora de radio. El periodista no pudo con su genio: en sus primeros cinco minutos al aire se refirió a Tinelli “como el futuro presidente” de San Lorenzo (aunque el conductor se encargara de negarlo una y otra vez), y nombró a Veira como probable entrenador de su gestión.

Otro que sufrió la televisación del fútbol por TV abierta fue la TV por cable en general, cuyo encendido el sábado y el domingo rondó los 17 y 19 puntos, cifras por debajo de los 25 que promediaban esos días en tiempos en los que el fútbol se televisaba por la TV paga (cinco cotejos por TyC Sports y otros tantos por el canal codificado TyC Max). En tal sentido, vale decir también que en este nuevo escenario la TV abierta sumó ahora más rating durante el fin de semana, viendo incrementado su encendido entre 3 y 7 puntos, en desmedro del cable.

Pasadas a retiro las “radios televisadas” que Fox Sports y TyC Sports tenían en su programa, por carecer de sentido ante la posibilidad de ver por aire los partidos, los canales debieron ingeniárselas como pudieran para mantener la atención del televidente. Mientras que La última palabra y Estudio Fútbol mantuvieron sus respectivos estilos, el que más sintió la nueva era fue Paso a paso, el programa de Martín Souto y Ariel Rodríguez, que basaba todo el interés de su contenido en el privilegio de poder ingresar a los campos de juego con cámara propia (ahora potestad del 7). Sin embargo, los muchachos se las rebuscaron como pudieron e, incluso, en muchos partidos sortearon los controles y colaron alguna camarita que les permitió contar con imágenes propias.

Pasó un fin de semana atípico e inolvidable para el futbolero. Volvió el fútbol y se pudo ver rodar la pelota a toda hora por la TV abierta. Nunca mejor dicho que, esta vez, el fútbol fue una verdadera pasión de multitudes.


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