martes, 29 de diciembre de 2009

3D, cerca de la revolución


El viernes se estrena "Avatar", película que está rompiendo récords de taquilla. ¿Está la Argentina preparada para recibir una andanada de películas en 3D? ¿Y para producirlas? Un informe sobre el cine del futuro.

Por: Diego Lerer

Trailer de Avatar, de James Cameron.

El fenómeno de taquilla mundial desatado por Avatar y el fuerte peso que en ese éxito tienen las proyecciones en 3D son la confirmación de que el formato ha llegado para quedarse. No sólo eso: tal vez dentro de unos años sea la manera en la que gran parte de la población vea cine... en el cine.

Como en la década del '50 con el surgimiento del Cinemascope para combatir la invasión de la televisión, Hollywood buscó y encontró un nuevo recurso para combatir al flamante enemigo que está haciendo estragos en sus arcas: la piratería.

Si gran parte de la población mundial ha decidido que es casi lo mismo ver una película "trucha" o ir al cine, la única solución posible parece ser... cambiar al cine. El éxito en el campo de la animación venía demostrando que el 3D era una posible solución -los chicos siempre motivan a los padres a las salidas-, pero, tras un par de intentos con películas de terror, Avatar está probando que el 3D puede ser, definitivamente, un producto premium. El tema es que no sólo combate a la piratería, sino que pone en riesgo la supervivencia del cine en dos dimensiones (2D) como opción cinematográfica, al menos para las películas de acción y aventuras.

¿Cómo se está adaptando la Argentina a este fenómeno? ¿Cómo afectó la crisis económica al crecimiento de las salas 3D? ¿Y la producción? ¿Estamos capacitados para hacer cine en 3D?

La primera pregunta es la más sencilla de responder: mal. En todo el país, sobre un total de 1180 salas, apenas hay 31 capacitadas para proyectar 3D digital. Esto implica que resulta imposible tener en cartel, paralelamente, más de una película en ese formato. En 2009 eso implicó que los estrenos en 3D tengan que escalarse. Pero, ¿cómo resolverlo en vacaciones de invierno cuando todas las propuestas infantiles se estrenan en simultáneo?

El recambio de formato se acaba de topar con otro contratiempo: el llamado "impuestazo tecnológico" hizo que el precio para equipar una sala en los distintos formatos 3D (los principales son el RealD, que usa la cadena Cinemark, y el Dolby Digital que usa el Hoyts) crezca y los exhibidores se preguntan si vale la pena el gasto. Lo que suceda con Avatar debería servir como ejemplo: a partir del 1° de enero veremos, seguramente, funciones en salas 3D agotadísimas, con gente prefiriendo volver otro día antes que verla en una sala convencional.

El fenómeno Avatar da un dato muy concreto: en su fin de semana de estreno en los Estados Unidos, el 71% de la taquilla llegó por salas 3D. En el segundo fin de semana, fue del 77%. Claro, allí puede hacerse porque Avatar se proyecta en más de dos mil salas 3D (el 60% de las que se estrenó). Pero no sucede lo mismo en el resto del mundo en el que ya se estrenó la película: sólo el 38 por ciento de las salas son en 3D. ¡Pero en ese 38% se juntó el 75% de la recaudación!

Si el fenómeno Avatar no fuera suficiente para desatar una corrida de exhibidores hacia las salas 3D, hay que ver lo que se viene para el año que viene. Si bien hay planes de abrir una docena de salas más en 3D, ¿cómo harán para arreglarse con los estrenos seguidos de Alicia en el país de las maravillas, Toy Story 3, Shrek 4, y la película nacional Gaturro, las últimas tres con estrenos anunciados casi simultáneamente para las vacaciones de invierno? Y esto sólo contando los títulos de animación. ¿Alguien duda que Transformers 3 será en 3D? ¿O la nueva Batman? ¿O la próxima X-Men, entre otras? ¿Cómo se lidiará con todo eso?

Hay un sólo ítem en el que la Argentina parece estar más avanzada que buena parte del mundo: en la producción en 3D. La versión "estereoscópica" de Boogie, el aceitoso, si bien no fue un proyecto concebido originalmente en 3D, quedó para la historia como la primera película en ese formato producida fuera de Hollywood. Y los estudios argentinos que hacen animación (Illusion, Pampa, Patagonik) tienen proyectos para los próximos años que están siendo concebidos, desde sus orígenes, en tres dimensiones. Empezando por Gaturro, la gran esperanza de la animación nacional.

"El cine del futuro es en 3D", asegura Sergio Neuspiller, director de Full Dimensional, empresa dedicada a la producción en 3D tanto para largometrajes (por ahora, animados, como Boogie o Gaturro) como para mediometrajes educativos que proyectan en escuelas. En su estudio de Belgrano, el realizador cuenta que su estudio "es la única empresa en América del Sur con la tecnología para filmar y producir en 3D con el protocolo DCI (Digital Cinema Initiative) que se utiliza en los grandes estudios de Hollywood".

Es que distribuir películas en 3D digital también implica un cambio importante en los formatos de exhibición: ya no hay latas de 35mm., copias tradicionales y desaparecen los procesos clásicos. Las películas llegan en discos duros y sólo se pueden proyectar utilizando claves ofrecidas por los estudios durante tiempos de exhibición negociables, y tanto los proyectores como las salas deben cumplir determinados requerimientos técnicos especificados en "ese libraco", como define Neuspiller al DCI.

En apenas 72 horas, cuando Avatar desembarque definitivamente en la Argentina (los 14 días que pasaron desde su estreno mundial parecen una eternidad y ya hay copias truchas circulando tanto por la calle como por internet) se sabrá si el público aquí está dispuesto a pagar unos dineros extras para poder apreciar la visión de James Cameron en toda su real... dimensión.

Nadie sabe muy bien qué deparará el futuro de la exhibición cinematográfica, pero para esta película no tengan dudas: pongan todas sus fichas en el 3D.

No hay comentarios: