Es el actor más buscado de Hollywood. En breve se lo verá en cinco filmes. Casado con una argentina, dice que le encanta aprender de los directores y que quiere dedicar más tiempo a su familia.
Por: Vannesa ThorpeLos corredores que el año pasado participaron en el Triatlón de Miami se sorprendieron al ver una cara conocida cruzar la línea de llegada. Se parecía mucho a Jason Bourne, el amnésico e implacable agente secreto, que arribaba a la meta marcando un tiempo inferior a una hora para el tramo de 10 kilómetros de la competencia. En realidad, Matt Damon, que encarnó a Bourne en la trilogía cinematográfica, competía para tratar de perder peso. Había engordado 15 kilos para interpretar el papel del ejecutivo alucinado en torno al cual gira la trama de El desinformante, nueva película de Steven Soderbergh.
Su reciente estreno en los Estados Unidos bien podría marcar el punto más alto de una carrera ya brillante. Damon, en el mejor momento de su trayectoria, puede pedir el cachet que quiera en Hollywood, donde lo consideran una figura significativa.
Además de sumar kilos, el actor tuvo que colocarse prótesis en la cara para ese papel bastante poco atractivo. En el film de Soderbergh, es Mark Whitacre, un inesperado activista que saca a la luz un complot para manipular los precios. A Damon, un astro de Hollywood que hace poco fue elegido el Hombre Más Sexy del Mundo por la revista People, el aspecto fofo del personaje le resultó una buena manera de compenetrarse con el papel. "Era una metáfora de la indefinición de este hombre," dice.
La decisión de modificar su apariencia fue una estrategia poco habitual en Damon, que se abrió camino hasta la cima protagonizando películas totalmente diferentes sin cambiar su aspecto.
A los 39 años, todavía conserva el rostro aniñado que lo identificó en En busca del destino en 1997. Esa película, hecha con su amigo Ben Affleck, le valió un Oscar al Mejor Guión y fue el inicio de una trayectoria con pocos errores y que marcha sobre ruedas. Como estrella de éxitos comerciales como las series de Bourne y La gran estafa, ahora gana de 10 a 20 millones de dólares por los grandes papeles y ha sido elegido por Forbes como una de las estrellas más redituables del cine.
Damon tiene la capacidad de expresar diferentes estados de ánimo internalizando su actuación al punto de hacerla invisible. Ese semblante inescrutable fascina a los directores y al público. "La cosa pasa por las decisiones físicas que toma como actor", dice Paul Greengrass, que lo dirigió en dos películas Bourne. "No dice: 'Ay, me persiguen, tengo que escapar' sino que encuentra en lo que hace el impulso para moverse. Su actuación es pura inmediatez."
Damon explica la visión que tiene de su oficio: "Como actor, uno tiene que tomar decisiones sobre cuáles son las motivaciones de los personajes, aun cuando no lo revele". Su cara sigue sin arrugas, casi inexpresiva, pero ese aspecto se adecua a esta época paranoica. Mientras los ciudadanos comunes son sometidos a una creciente vigilancia, los famosos son objeto de una observación continua. Damon ha logrado evitar el escándalo y preservar la intimidad de su vida con Luciana, la mujer argentina con quien se casó hace cuatro años, y sus tres hijas, Alexia, Isabella y la pequeña Gia. La vida familiar ahora es un tema clave en las decisiones profesionales de Damon. "Ya no podemos estar fuera de casa", dice. Afirma que hará menos películas, pero la larga lista de proyectos actuales significa que pasarán meses antes de que el público note algún distanciamiento.
Después de años de proyectos que incluyeron éxitos brillantes (su papel de Tom Ripley en El talentoso Sr. Ripley, de Anthony Minghella) y ocasionales fracasos (la aparatosa All The Pretty Horses, de Billy Bob Thornton), Damon sólo tiene por delante trabajos de alto perfil.
Actualmente está filmando The Adjustment Bureau, basada en un cuento de Philip K. Dick, y además se lo verá en la película de Greengrass sobre la guerra de Irak, Green Zone (aquí se llamará En la ciudad de las tormentas). Y queda por ver qué pasa con la cuarta Bourne.
Antes de eso lo veremos en Invictus, de Clint Eastwood, en la que encarna al capitán de un equipo de rugby a quien Nelson Mandela encarga unificar a Sudáfrica luego del apartheid. Damon volvió a ponerse frente a la cámara de Eastwood en el thriller sobrenatural Hereafter y también tendrá un rol en la adaptación de los hermanos Coen de la novela de Charles Portis, True Grit.
En las entrevistas lo que más quiere es promocionar las causas que son importantes para él, como la organización solidaria Water.org que co-fundó para facilitar el acceso al agua limpia y los servicios sanitarios en las regiones más pobres del mundo. Hace poco la agrupación instaló un pozo de agua en una aldea etíope. "Los animales bebían en la misma fuente que las personas. Pusimos un maravilloso pozo que quedará para siempre allí", dijo.
Su compromiso con esta y otras campañas ha llevado a algunos a compararlo con estrellas de antaño con inquietudes éticas como Robert Redford y Paul Newman. A Damon no le gusta que lo comparen. "Este asunto del galán no me resulta fácil. Siempre me consideré un actor de carácter", dice para explicar su incomodidad ante el rótulo.
Los modelos de actuación que admira Damon son Robert Duvall y Gene Hackman, ambos conocidos como actores de carácter. Y, en materia de dirección, es Eastwood el que más le gusta. Damon menciona con envidia la forma en que aquel se acomodó en la silla de director. Calcula que pasarán cinco años antes de que intente esa maniobra, siguiendo los pasos de Affleck, que hizo Desapareció una noche hace dos años con cierto éxito.
Habiendo actuado para muchos de los más importantes directores, como Coppola, Spielberg y Scorsese, Damon ha tenido más oportunidades de aprender el oficio de primera mano que muchos aspirantes a director. "Aprendí mucho con sólo estar parado junto a estos grandes directores y observarlos", dice.
Soderbergh advirtió que, a veces, el actor adopta la actitud de un estudiante en el set. "Le interesa la totalidad de la película", dice. "Matt tiene un sentido muy desarrollado del contexto de una película."
Spielberg, que dirigió a Damon en Rescatando al soldado Ryan, también comentó que la estrella nunca permanece en su remolque entre tomas. Lo ha visto estudiando los detalles del proceso de filmación.
Por ahora, le resulta difícil renunciar a actuar. "Es por eso que me cuesta rechazar las oportunidades de trabajar con gente como esa. Todavía tengo mucho que aprender. Sé que quiero dirigir. Ver a estos tipos trabajar cada uno a su manera es un entrenamiento muy activo", explica. Sabe que su estrellato no durará para siempre y le preocupa la posibilidad de haberse vuelto adicto a las oportunidades que brinda. "Es maravilloso sentir que uno no tiene otro motivo para aceptar un trabajo que el de querer hacerlo", señaló.«
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