Greta Garbo (Estocolmo, 18 de septiembre de 1905 - Nueva York, 15 de abril de 1990) fue una actriz de cine sueca. Nacida en Södermalm, barrio humilde de Estocolmo (Suecia), con el nombre de Greta Lovisa Gustafsson, se convirtió en uno de los principales mitos del Séptimo Arte. Su precoz retirada con apenas 36 años contribuyó a engrandecer su leyenda.
Fue conocida con los apodos de «La divina» y «La mujer que no ríe» debido al rictus serio de su rostro, sólo interrumpido en una escena de su memorable filme Ninotchka donde suelta sorpresivamente una carcajada. Esta excepción hizo correr ríos de tinta en los periódicos con el titular «La Garbo ríe».
Su vida siempre estuvo rodeada de misterio y de múltiples preguntas que jamás respondió. Se retiró a edad muy temprana y vivió el resto de su vida casi recluida. Precisamente su enigmático comportamiento y su pertinaz soltería dieron pie a múltiples rumores en los medios acerca de su bisexualidad (entre esos rumores, el de ser amante de la actriz mexicana Dolores del Río y la escritora Mercedes de Acosta).
También fue sospechosa su distante relación con Marlene Dietrich; ambas fingieron que no se conocían hasta que las presentó Orson Welles en 1945, pero se ha desvelado que habían trabajado juntas en una película muda, siendo muy jóvenes ambas, y que tuvieron una breve relación. Según estos rumores, Greta se sintió maltratada y burlada por Marlene, y al hacerse famosas optaron por evitarse y negar todo contacto.
Tantos rumores que sus amigos nunca confirmaron o desmintieron, a la larga sólo acrecentaron la leyenda de Greta Garbo, convirtiéndola en uno de los más grandes mitos del séptimo arte.
Aún hoy su rostro es considerado quizás el más perfecto que haya pasado por la gran pantalla.
Greta Garbo inició su carrera como actriz en Suecia, en la época del cine mudo, donde participó en varias producciones como extra y en otras dos junto al director Mauritz Stiller, quien también sería contratado por Hollywood.
Su primer trabajo en Estados Unidos fue The Temptress (1926), y pronto fue emparejada con el galán John Gilbert, con quien rodó tres películas casi consecutivas de gran éxito. Iniciaron un idilio y decidieron casarse, pero Garbo no se presentó a la boda y Gilbert terminó ese día peleándose con el productor Louis B. Mayer, que se había reído de ella. A pesar de este desencuentro, Garbo y Gilbert siguieron trabajando juntos y cuando él ya vivía su declive como estrella, ella le recuperó para un papel en La reina Cristina de Suecia.
El ascenso de Greta Garbo como estrella fue en los últimos años del cine mudo, pero la llegada del sonoro no la perjudicó como a Mary Pickford, Gloria Swanson y otras divas del momento. Aunque las novedosas películas con sonido delataban su fuerte acento sueco, Garbo retuvo y reforzó su estrellato, y ya con su primera película sonora (Anna Christie) fue nominada al premio Oscar.
Películas como Mata Hari, La reina Cristina de Suecia y Anna Karenina afianzaron la leyenda de «la Garbo». Se cuenta que al rodar Ninotchka, y por miedo al fracaso, quiso dejar la profesión, si bien ya anteriormente había ido reduciendo sus trabajos.
Fue nominada como mejor actriz por la Academia Americana de Cine en 1930, 1932, 1937 y 1939, pero nunca recibió un Óscar, olvido que años más tarde la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas decidió enmendar con un Óscar honorífico en 1954 que rechazó, porque según sus propias palabras «no quería verle la cara a nadie».
Greta Garbo fue asociada a la frase «Quiero estar sola», si bien ella precisó: «Quise decir que me dejen sola, lo que es diferente». Su estilo de vida fue calificado de ermitaño y un tanto huraño, pues a diferencia de otras estrellas la Garbo se mantuvo alejada de los grandes eventos de Hollywood, prefiriendo la soledad y el anonimato.
En la cúspide de su popularidad, Garbo dejó el mundo del cine a la temprana edad de 36 años y vivió el resto de su vida en un departamento en Nueva York cerca de Central Park, totalmente retirada y evitando cualquier contacto con los medios informativos. No acudía a fiestas ni a ningún acto público; incluso cuando le ofrecieron un Oscar Honorífico, lo rechazó. Su última entrevista fue tan breve como sorprendente: el periodista empezó diciendo «Yo me pregunto...» y ella le interrumpió y se marchó diciendo «¿Por qué preguntarse?».
Los periodistas la acosaron hasta el último momento e hicieron guardia ante su casa persiguiéndola para fotografiarla en su vejez, motivo por el cual se le veía siempre utilizando gafas oscuras y sombreros para ocultar su rostro. Tales precauciones no bastaron; fue fotografiada en varias ocasiones, incluso en el año de su muerte, y en 1976 la revista People publicó imágenes suyas nadando desnuda, captadas con teleobjetivo.
A pesar de su temprana retirada, contó con una importante fortuna gracias a sabias inversiones inmobiliarias en la lujosa zona de Rodeo Drive (Beverly Hills, Los Angeles). Pero vivió con sencillez, comiendo frugalmente, y aunque trató con famosos como Aristoteles Onassis y el fotógrafo Cecil Beaton, vestía ropajes muy discretos y llevaba el pelo sin teñir, encanecido, para pasar desapercibida. Murió en Nueva York a los 84 años de edad víctima de un síndrome renal y de neumonía, y su fortuna (estimada en 20 millones de dólares) fue heredada por una sobrina suya, residente en New Jersey.
No hay comentarios:
Publicar un comentario