martes, 10 de febrero de 2009

ANTE LA ASUNCION DE BARACK OBAMA

El largo blues de los reclamos y las esperanzas de los escritores negros

Una literatura que refleja expectativas y las luchas de los afroamericanos.

Por: Patricia Suárez.

UN DURO. James Baldwin, nieto de esclavos, clave en la narrativa de la discriminación.

Un sueño americano: un país donde la igualdad y la libertad permita a todos alcanzar la propseridad gracias a la eficiencia y el esfuerzo. Un lema : "un país donde lo imposible no existe". Acaso nadie como los negros hayan vivido la contracara de la declamada panacea.

A los Estados Unidos entraron como esclavos aproximadamente cinco millones de africanos desde el siglo XVI. El tráfico de esclavos duró casi dos siglos, hasta que el Congreso declaró libres a todos los hombres el 1º de enero de 1863, a instancias del presidente Abraham Lincoln y su triunfo en la Guerra de Secesión. A partir de aquí la lucha por los derechos civiles, costó a los afroamericanos sangre, sudor y lágrimas. Martín Luther King, Malcom X y otros muchos líderes negros fueron asesinados. Recién en 1954 se declaró inconstitucional la segregación racial en la escuela pública; en 1955 fue encarcelada una mujer de color, Rose Parks, por negarse a ceder su asiento en un colectivo a una persona de raza blanca y sólo en 1965 el derecho a voto fue legitimado, garantizando de esta manera la libertad de elección de los votantes y su seguridad durante los procesos electorales. Con este panorama, para un escritor negro empuñar la pluma era casi autoinmolarse. Pero hoy la gran mayoría de escritores negros tienen alguna militancia política y cifran -o no- expectativas en la futura presidencia de Barack Obama.

La primera literatura fue oral: en el caso de los esclavos americanos, las canciones y los blues dieron lugar al jazz y a la poesía. Canciones como "No más migajas de maíz para mí, no más, no más, / No más latigazos del amo para mí, no más no más..." darán forma a la poética de Langston Hughes (1902-1967), autor de versos como "Yo, también, canto a América".

Idéntico caso, aunque dueño de una poesía irritada es Ray Duram (1915-1963): "¿me has visto alguna vez comprar a un vicepresidente?/ ¿o cerrar una escuela?/ ¿o enviar dinero a Trujillo?..." En el caso de la prosa la primera escritora es Harriet Wilson con la novela Nuestro negro (1859) que narra las dificultades de la vida para un esclavo en los estados del norte.

Desde su nacimiento hasta la actualidad, en la literatura hecha por los afroamericanos aparece siempre la acusación a los blancos de discriminarlos y tratarlos como ciudadanos de segunda clase. Es esta literatura la que hacen Richard Wright (1908-1960) y James Baldwin (1924-1987). Ellos fueron los narradores negros en cuya prosa realista se retrataron las dificultades que atravesaba su pueblo en el vínculo con los blancos. Ambos lucharon por los derechos civiles. Baldwin, que además era homosexual, cansado por los prejuicios de los americanos emigró a París, donde permaneció hasta su muerte. Su libro El cuarto de Giovanni fue un escándalo cuando se publicó en 1956, sólo comparable a la ola que generó el Trópico de Cáncer de Henry Miller. El editor recomendó a Baldwin quemar el libro porque la homosexualidad como tema disgustaría a los lectores negros. Contrariamente a lo esperado, estos lectores se mostraron agradecidos.

El poeta y dramaturgo más controversial de los Estados Unidos es sin duda Le Roi Jones (1934) cuyo nombre cambió a Amiri Baraka cuando se convirtió al islamismo en 1965, tras el crimen del lider Malcom X.

Asociado a los beatniks al comienzo, elaboró luego una poesía combativa y es un poeta laureado por el estado de Nueva Jersey. Pasó por el marxismo y actualmente forma parte de la izquierda norteamericana. No deja nada sin criticar del modo más ácido que encuentra y carga acusaciones de sexista, homófobo y antisemita. Pero su poesía es un prodigio de musicalidad y en el 2001 escribió un poema titulado Alguien hizo estallar EE UU, donde se lamenta de que tanta gente se preocupe por el terrorismo y nadie actúe para redimir los crímenes raciales dentro de los Estados Unidos que se cometen desde antaño.

La novelística afro americana va de la mano de tres grandes autoras y activistas de los derechos civiles. Maya Angelou (1928), autora de poemas y libros autobiográficos como Encontraos en mi nombre, narra sus duros comienzos: su maternidad a los dieciséis años y las penurias que padeció en el duro mundo del trabajo.

En este punto, la historia de Maya Angelou no es muy distinta de la que Billie Holliday, la gran cantante de jazz, narra en Lady sings the blues. Ambas se inscriben la tradición afroamericana de la escritura autobiográfica. A mediados de los '60 se exiló voluntariamente en Ghana, porque consideraba que África era el único lugar del mundo donde podía librarse del estigma de la negritud.

Toni Morrison (1931) se inició en la escritura alrededor de los 40 años. Su primer libro, Ojos azules salió en 1970 y a ellos les siguió Sula (1973) y La canción de Salomón (1977) que recibió el National Book Critics Award y fue un éxito de ventas. Vuelve a lograr algo similar una década después, al recibir el Premio Pulitzer con Beloved, la historia de una mujer que mata a su hija aun niña para salvarla de la esclavitud. Aun cuando la obra de Morrison era sólo de seis libros, obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1993, convirtiéndose así en la primera mujer de color en recibirlo.

Aunque Alice Walker (1944) era escritora y activista desde sus comienzos, saltó a la fama con el libro El color púrpura (1982) que le valió el premio Pulitzer del año siguiente. La novela -las cartas que se escriben entre Celie y su hermana y cómo Celie vuelve a la vida gracias a la escritura y al amor de una mujer- se hizo popular cuando Steven Spielberg la llevó al cine.

En la narrativa de estas tres autoras, el tema central es el matriarcado o, para decirlo de otra manera, cómo las mujeres mantienen unidas la familia. Más allá de cualquier vínculo amoroso entre hombres y mujeres, las mujeres son capaces de solidarizarse entre ellas para la crianza de los hijos. Abuelas, hijas, hermanas, esposas y ex esposas, suegras y cuñadas, todas bajo un mismo techo, se encargan de criar y transmitir su cultura a los niños. "Un hombre sólo es un hombre", pone Toni Morrison en Beloved, "pero un hijo ya es alguien". En una cultura donde los hombres huyen, desaparecen, son asesinados o linchados por los blancos, la trinchera la constituye el amor de las mujeres.

Entre las poetas, Rita Dove (1952) expresa una línea de pensamiento similar. En 1987 se convirtió en la segunda escritora afroamericana al recibir un Pulitzer en poesía (la primera fue Gwendolyn Brooks en 1950).

Es posible que desde el martes el presidente Barack Obama se encargue de agitarles el imaginario político con la novedad de un presidente de su raza y y de ampliarles y complicarles la paleta temática.

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