Intimidades de una adolescente
"Mi intención era hablar de la violencia que el mundo del mercado ejerce sobre el ser humano y de la experiencia de la muerte de un ser querido en un contexto tan contemporáneo como puede ser el de los suburbios. Básicamente, quería preguntarme qué queda de lo humano en este entorno fundamentalmente mercantil." La francesa Isabelle Czajka resume así las preocupaciones que la llevaron a encarar su primer largometraje, El año siguiente , con el que ganó el Leopardo a la mejor ópera prima en el Festival de Locarno, de 2006, y cuyo estreno entre nosotros anuncia Zeta Films. El jurado de esa muestra, que integraba el realizador argentino Lisandro Alonso, destacó "el rigor y la austeridad de la narración, y su nueva mirada sobre la banlieue parisiense", en el fondo, similar a cualquier urbanización de las que abundan en la periferia de las grandes ciudades, con su impersonalidad, sus centros comerciales y su violencia.
"El ambiente fue lo primero", confirmó la directora meses atrás en una entrevista realizada en París, su ciudad natal, merced a una invitación de Unifrance. "Quería filmar el suburbio en este principio de siglo en que los cambios sociales soñados en otra época no se produjeron y el mundo se ha convertido en lo que vemos aquí, esos barrios armados en torno a centros comerciales, en los que nada está concebido a escala humana, las identidades van desapareciendo, todos nos sentimos ajenos y el vacío se hace más evidente. En el suburbio veo la destrucción de todo un paisaje devastado por las marcas y por los espacios de consumo. Me hace pensar en las ruinas."
-Pero El año siguiente habla de las experiencias de una adolescente.
-Sí, porque me interesó cierta resonancia que percibo entre la extrañeza que vive un adolescente y la falta de pertenencia que generan estos suburbios, todos idénticos e impersonales. No es que me preocupara especialmente la problemática de esa edad, lo que quería era observar a una chica de 17 años en un momento en que todo a su alrededor se derrumba: su padre muere, su madre ya no le presta atención, el lazo familiar se deshace, y ella tiene la impresión de que su infancia desaparece y que no tiene ya de dónde agarrarse, aunque es ahora cuando debe empezar a tomar decisiones. Deliberadamente -un adolescente está en construcción, se siente incómodo en su cuerpo, le cuesta trabajo moverse, nunca está bien en donde está- busqué ubicar en ese contexto tan actual y tan impersonal esta historia sobre la pérdida de los vínculos. Y también jugué con el contraste porque Emmanuelle es lo contrario de lo que significan esas urbanizaciones: serena, silenciosa, introspectiva, no entra en los comportamientos colectivos; de alguna manera, resiste.
-Y también está el tema de la muerte.
-Sí, de la muerte como se la considera a esa edad, cuando uno está construyendo su identidad. Y de cómo esa muerte va a ayudarla a encaminar su vida, todo ello frente a la deconstrucción del paisaje en que vive.
El año siguiente del título es el que sigue a la muerte del padre de la protagonista, personaje confiado a Anaïs Demoustier, una actriz que a pesar de tener sólo un par de años más que Emmanuelle reconoce que hay algunas coincidencias entre las dos: "En algunos rasgos nos parecemos: ella se siente muy sola -está en conflicto con su madre y apenas cuenta con la amistad de una inmigrante malí-, y yo pienso que los jóvenes, en general, nos sentimos un poco solos. También soy, como Emmanuelle, bastante observadora, pero creo que tengo más humor o, por lo menos, soy más jovial".
Claro que la protagonista del film está en una situación muy complicada, en una búsqueda desesperada de su identidad: se ha quedado sin referentes y se encuentra metida en un mundo impersonal que la absorbe y del que procura evadirse, aunque las escapatorias que halla no la conforman; ni la televisión ni los engañosos anzuelos de la publicidad ni las boutiques. "Pero eso no le impide contar con una fuerte imaginación", apunta Czajka.
Nacida en 1962 y egresada de la Escuela Nacional Louis Lumière a los 21 años, la realizadora trabajó largo tiempo como asistente de cámara o directora de fotografía junto con directores, como Pierre Granier-Deferre, Francis Girod y Cédric Klapisch. Antes de su ópera prima, filmó un documental y un cortometraje en los que parecen anticiparse algunos de los temas de El año siguiente : la filiación en Tout à inventer, sobre los conflictos de una madre primeriza, y el consumo en La cible (premiada en Clermont Ferrand), que transcurre íntegramente en un centro comercial. Más recientemente rodó otro corto, Un bébé tout neuf , para el que volvió a convocar a Anaïs Demoustier.
-¿Emmanuelle fue un papel pensado para Anaïs?
-No, no nos conocíamos; yo necesitaba una jovencita reservada que tuviera fuerte presencia y pudiera expresar sus emociones de esa manera callada. Cuando encontramos a Anaïs, no hubo nada que retocar en el guión: todas las piezas encajaron perfectamente y lo mismo sucedió con Ariane Ascaride, que encarna a la madre. Tenía que ser así porque en el film depende mucho de lo que Emmanuelle puede transmitir sin palabras. No por una cuestión de estilo -hablar de estilo habiendo hecho sólo una película sería pura pedantería y desubicación de mi parte-, sino porque soy así en la vida: prefiero la parquedad, la economía, la síntesis. Además, creo que se da una imagen falsa de la adolescencia cuando se la asocia con la exuberancia o la extraversión. Yo no la viví así y me parece que esa edad tiene que ver con algo silencioso e introvertido. Es más, creo que ése es el modo más frecuente en que se manifiesta entre las jovencitas.
Fernando López
No hay comentarios:
Publicar un comentario