Guerras y glaciares del señor Kurt Vonnegut
Jorge Aloy
El 13 de febrero de 1945 la humanidad perpetró la mayor matanza contra sí misma: los bombarderos incendiarios de EEUU atacaron la ciudad de Dresde: 35.000 muertos. Casi todos civiles, ya que no era una ciudad estratégica en la guerra. Repito: fue y, aún hoy, es la mayor matanza. Uno de los derechos que da ganar una guerra es provocar el olvido.
Un prisionero de guerra, llamado Kurt Vonnegut, durante el bombardeo estuvo empleado en un matadero ubicado en un subsuelo. La puerta de su prisión-trabajo tenía el número cinco y, ahí dentro, fabricaban una miel con vitaminas para embarazadas. Veinticuatro años después esta experiencia quedó registrada en Matadero Cinco, libro de ficción y hasta de ciencia ficción en muchos puntos, donde los detalles mínimos de la guerra hacen al desolador conjunto. Esta obra transformó al autor en el ícono de una generación envuelta por la guerra de Vietnam.
Si bien el tema del bombardeo de Dresde roza casi toda la obra de Vonnegut, es en Matadero Cinco donde lo despliega implacablemente. Cuenta que durante el proceso de escritura comentó sobre el proyecto a un productor de cine, y éste le preguntó: "¿es un libro anti-guerra? ¿Por qué no escribes un libro anti-glaciar en lugar de eso?".
Kurt Vonnegut nos explica el chiste: “Lo que quería decir es que siempre habría guerras y que serían tan difíciles de eliminar como lo son los glaciares. Desde luego, también yo lo creo”.
El mundo cambió en muy poco tiempo: En el año 1975 en nuestro país teníamos el glaciar Castaño Overo con una extensión de un kilómetro cuadrado. Hoy sólo quedan algunos trocitos de nieve. Incluso el Upsala, el glaciar más grande de Argentina continental está sufriendo un progresivo desmembramiento.
Y en Ushuaia, en un plazo de tiempo muy breve, deberán encontrar solución al abastecimiento de agua potable ya que en la actualidad proviene únicamente del deshielo del glaciar Martial. Estos estudios difundidos por el geólogo del Conicet, Jorge Rabassa, nos dejan una desalentadora conclusión: "Muy probablemente, entre los años 2020 y 2030, la mayoría de estos cuerpos de hielo se habrá desvanecido".
El pronóstico de la inmortalidad de los glaciares es falso. No así el de las guerras. Donde hay nieve habrá sólo campos, y quizá sean de batalla.
Lo último: Kurt Vonnegut en Matadero Cinco ya tenía prevista esta posibilidad, y lo advirtió en el prólogo: “Además, aunque las guerras no siguieran siendo como los glaciares, seguirás siendo llorada, vieja muerte”.
El 13 de febrero de 1945 la humanidad perpetró la mayor matanza contra sí misma: los bombarderos incendiarios de EEUU atacaron la ciudad de Dresde: 35.000 muertos. Casi todos civiles, ya que no era una ciudad estratégica en la guerra. Repito: fue y, aún hoy, es la mayor matanza. Uno de los derechos que da ganar una guerra es provocar el olvido.
Un prisionero de guerra, llamado Kurt Vonnegut, durante el bombardeo estuvo empleado en un matadero ubicado en un subsuelo. La puerta de su prisión-trabajo tenía el número cinco y, ahí dentro, fabricaban una miel con vitaminas para embarazadas. Veinticuatro años después esta experiencia quedó registrada en Matadero Cinco, libro de ficción y hasta de ciencia ficción en muchos puntos, donde los detalles mínimos de la guerra hacen al desolador conjunto. Esta obra transformó al autor en el ícono de una generación envuelta por la guerra de Vietnam.
Si bien el tema del bombardeo de Dresde roza casi toda la obra de Vonnegut, es en Matadero Cinco donde lo despliega implacablemente. Cuenta que durante el proceso de escritura comentó sobre el proyecto a un productor de cine, y éste le preguntó: "¿es un libro anti-guerra? ¿Por qué no escribes un libro anti-glaciar en lugar de eso?".
Kurt Vonnegut nos explica el chiste: “Lo que quería decir es que siempre habría guerras y que serían tan difíciles de eliminar como lo son los glaciares. Desde luego, también yo lo creo”.
El mundo cambió en muy poco tiempo: En el año 1975 en nuestro país teníamos el glaciar Castaño Overo con una extensión de un kilómetro cuadrado. Hoy sólo quedan algunos trocitos de nieve. Incluso el Upsala, el glaciar más grande de Argentina continental está sufriendo un progresivo desmembramiento.
Y en Ushuaia, en un plazo de tiempo muy breve, deberán encontrar solución al abastecimiento de agua potable ya que en la actualidad proviene únicamente del deshielo del glaciar Martial. Estos estudios difundidos por el geólogo del Conicet, Jorge Rabassa, nos dejan una desalentadora conclusión: "Muy probablemente, entre los años 2020 y 2030, la mayoría de estos cuerpos de hielo se habrá desvanecido".
El pronóstico de la inmortalidad de los glaciares es falso. No así el de las guerras. Donde hay nieve habrá sólo campos, y quizá sean de batalla.
Lo último: Kurt Vonnegut en Matadero Cinco ya tenía prevista esta posibilidad, y lo advirtió en el prólogo: “Además, aunque las guerras no siguieran siendo como los glaciares, seguirás siendo llorada, vieja muerte”.
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