lunes, 2 de marzo de 2009

ETTORE SCOLA: DISCRIMINACION

Ettore Scola: "Hoy existe la misma discriminación"

El cineasta italiano habla de Competencia desleal, un film sobre el racismo en la Roma de 1938, que finalmente se estrenará este jueves


Ettore Scola: "Hoy existe  la misma discriminación"Otra vuelta sobre el hecho histórico: el reconocido realizador ya se había referido al año del encuentro entre Mussolini y Hitler en Un día muy particular

Por Néstor Tirri

"¿Cómo van las cosas en la Argentina? ¿La crisis llegó allá también?", pregunta Ettore Scola por teléfono desde Roma, convocado por LA NACION para hablar del demorado estreno en Buenos Aires de un film suyo. Vale recordar que el maestro de Nos habíamos amado tanto conoció esta ciudad en 1964, cuando vino como guionista de Dino Risi para el rodaje de Un italiano en la Argentina . El film, que estuvo a punto de conocerse en 2002, cuyo estreno se frustró por la debacle financiera, y sólo se vio una vez -en 2004- en Pantalla Pinamar, es Competencia desleal (Concorrenza sleale) , otra incursión del prolífico cineasta italiano en comedias dramáticas centradas en amores o enredos familiares con fondo de algún hecho histórico capital.

En 1977, su célebre Un día muy particular había cifrado el encuentro de dos seres (Mastroianni y la Loren) en el histórico 6 de mayo de 1938, cuando Hitler fue recibido en Roma por Benito Mussolini y el fascismo no sólo selló su alianza con el nazismo, sino que, además, se "contagió" de un racismo hasta entonces inédito en Italia.

Por entonces ya había filmado Feos, sucios y malos , y después seguiría sorprendiendo con La terraza , El baile y -entre otras- La familia , hasta que con Competencia desleal , casi 25 años después de Un día... , Scola retomó aquel asunto y volvió al mismo día fatal de 1938, cuya primera consecuencia nefasta fue la proclamación de las denominadas "leyes raciales": Mussolini, quien incluso había sabido ganarse el apoyo de judíos, de repente quitó a éstos sus derechos civiles y promovió una persecución que acabó en deportaciones a los campos de concentración de Alemania. "De pronto, hasta los niños debían dejar las escuelas porque eran judíos -cuenta Scola, hoy de 78 años, testigo de aquella cacería-. Yo iba a la primaria y tenía un compañero de banco que era mi amiguito, hasta que un día no vino más: era judío y no podía asistir a la escuela pública."

Dos sastres en pugna

En Competencia desleal , dos comerciantes (Diego Abatantuono y Sergio Castellito, sastres ambos) compiten en la misma calle de Roma, hasta que comienza la discriminación y uno de ellos sufre atentados en su negocio porque es judío.

-Para el personaje de León, el judío, usted lo quería a Roberto Benigni. ¿Se lo ofreció?

-Sí, pero él ya estaba trabajando con Vincenzo Cerami en el guión de La vida es bella , que debía transcurrir en 1938, con el asunto del antisemitismo. El film de Benigni, además, se inicia con escenas de negocios agredidos, como en el nuestro.

-Con Benigni, Competencia desleal habría tenido un aire más de comedia?

-Seguro. Aunque el tema era serio, con él habría adquirido una dimensión de juego mayor, porque Benigni siempre apela a ese personaje suyo, tan bizarro? Así fue que recurrí a Castellito, que es? en fin, una persona un poco más normal [risas].

-En Gente de Roma incluyó ese episodio de la anciana judía que ve el rodaje de un film con nazis que ingresan en el gueto, y cree que ha vuelto la pesadilla?

-Es el rodaje de un corto que filmé en 1994, y que es una continuación de Competencia? : ésta narraba el comienzo de la persecución y era sólo el presentimiento de lo que iba a ocurrir; el corto transcurre durante la guerra, el 13 de diciembre de 1943, la gran redada en el gueto, cuando los nazis se llevaron 1200 personas en un día. De ellas, volvieron apenas unas veinte.

-En su película, los dos personajes en litigio son ingenuos, no profesan credos políticos, pero hay otro que sí tiene conciencia política.

-Sí, el de Gérard Depardieu, que es un profesor de la secundaria. A los docentes que no se afiliaban al partido fascista los echaban, fueran judíos o no, y por eso muchos emigraron a Francia. Aquellas leyes fueron absurdas: en Italia, los judíos estaban integrados desde 2000 años atrás. Tampoco podían existir camareros cristianos, porque era "indigno" que éstos tuvieran que servir a judíos. Se dice que el pueblo italiano no es racista; es verdad, pero fue indiferente: no reaccionaron ante aquellas disposiciones. Parecían leyes menores, porque no preveían ni cárcel ni deportaciones? por el momento. Pero después se produjo. Esa es la culpa italiana, la indiferencia.

-A propósito, ¿piensa que la marginalización de los judíos italianos de entonces es parangonable a la actual segregación de los rom, de los africanos y de todos los llamados indocumentados?

-Ciertamente; hoy existe esa discriminación. Se dice: «No lo llamemos racismo». Pero subsiste ese miedo por el «distinto», el que te quita el puesto de trabajo, el que tiene una piel distinta a la tuya? No es casual que en época del nazismo los rom también hayan terminado en campos de concentración: eran los gitanos de entonces.

Competencia desleal es el penúltimo de los 28 largometrajes de Scola, autor de fuste conceptual del cine del siglo XX, indiscutible continuador de la visión humanista de Vittorio De Sica. Sin embargo, las condiciones reinantes no favorecen una vuelta del maestro a los sets.

"No se dan las condiciones para eso -afirma el cineasta, en una mezcla de melancolía y asordinada rabia-; no tanto las económicas cuanto las de atmósfera cultural: hoy no existen, y no me da el ánimo para intentar algo. Escucho a mis coetáneos, Citto Maselli o Giuliano Montaldo, que tienen mi edad y que siguen luchando para concretar un film. Hay que aceptar las pautas del mercado y también las culturales, ambas relacionadas entre sí? y no me dan ganas. Después de Gente de Roma [2004] no hice ningún otro film, y he preferido ponerme a leer, a estudiar o frecuentar amigos. Un film es una obra del intelecto y éste debe sentirse libre y en armonía con lo que sucede en el entorno. Hablo por mí: el cine italiano debe seguir adelante, como decidíamos hacerlo nosotros, 35 años atrás, cuando filmábamos aquellas comedias contra viento y marea. Hoy, un cineasta joven, para expresarse debe aceptar [y tratar de eludir] las limitaciones y censuras. Yo ya no estoy dispuesto a «aceptar»: prefiero no hacer."

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