martes, 10 de marzo de 2009

MICHAEL DOUGLAS: PASO DEL TIME

Michael Douglas

Mirá los cambios de este actor que desde hace un largo tiempo dejó de ser "el hijo de..."




Lejos está hoy Michael Douglas de ser aquel rebelde con causa que en los años sesenta se mudó a California para estudiar Arte Dramático en la Universidad de Santa Bárbara. Así comenzó el arriesgado camino de quitarse la etiqueta de ser "el hijo de Kirk Douglas". Con una madre y un padre consagrados a la actuación, su vocación se definió desde chico sin vacilaciones. Hoy, ya completamente afianzado y reconocido como uno de los célebres actores y productores que representan al Hollywood del siglo XX, confiesa sin vergüenza: "Salir de la sombra de mi padre fue mi mayor triunfo artístico". Aunque reconoce que de él heredó su vocación, su "intensidad interpretativa", y un debut cinematográfico en La sombra de un gigante (1966), película que protagonizaba Kirk.

Su pasado lo cataloga como un hijo de la revolución sexual, de los movimientos pro derechos humanos y de las protestas antibélicas (en la época de la guerra de Vietnam). "Soy producto de los años 60", se encasilla. Melenudo en su juventud, decidió instalarse, luego de graduarse en Santa Bárbara, en una comunidad bohemia en Banana Road. Aunque después regresara a Nueva York para continuar su formación artística. Hoy, aquel hippie revolucionario que participaba del teatro guerrillero y que se encarga siempre de aclarar que la búsqueda interior y la armonía siguen siendo importantes en su vida, es un multimillonario con mansiones por el mundo (Aspen, Mallorca, Los Ángeles, etc.), que además de sus labores artísticas tiene afición por la política. Es partidario demócrata y fue un importante apoyo del ex presidente estadounidense Bill Clinton, sobre todo durante el escándalo del caso Lewinsky. Es asiduo defensor de los derechos humanos, Mensajero de la Paz por la ONU desde 1998, y participa de los proyectos sobre la no proliferación de armas nucleares y sobre el control de la tenencia de armas. Su producción de 1979, El síndrome de China, ya empezaba a demostrarlo.

Con dos premios Oscar en sus manos, no tiene problema en admitir que varios de sus primeros trabajos fueron "películas horrorosas". Sin embargo, su papel protagónico de aquella época en Hail, Hero! (1969) conquistó a Quinn Martin, quien lo contrató para hacer de compañero de Kart Malden en la serie policíaca Las Calles de San Francisco, éxito televisivo durante los años setenta. Por su actuación obtuvo dos nominaciones sucesivas a los premios Emmy, y Martin le dio la oportunidad de dirigir dos episodios. El joven Douglas ya se perfilaba para ganarse un lugar propio; nada de acomodaciones: su talento se hacía evidente. Años más tarde, logró la producción de la emblemática y premiada (cinco Oscar) Atrapado sin salida (1975). Comenzaba a consagrarse como productor. El reconocimiento actoral vendrá más adelante.

A partir de entonces se sucedieron trabajos tanto de actor como de productor. Incluso la combinación de ambos talentos lo llevó a estrenar en 1984 la fantasía romántica (género que junto con el thriller de acción y el erótico lo definirán) Tras el corazón verde , protagonizada también por Kathleen Turner y Danny DeVito, con quienes formaría un trío implacable y taquillero. Pero Douglas ya no disfrutaba de actuar y producir en una misma película. Por eso decidió dedicarse plenamente a la actuación, a ser "creativamente egoísta" sin tener que hacerse cargo de todo.

Busca definirse: "Me creo mis propios desafíos por los papeles que hago. Estoy orgulloso de no estar estereotipado". Aunque en realidad sus interpretaciones se mueven dentro de dos o tres géneros y nada más.

Su único Oscar como Mejor Actor llegó en 1987 por el papel del seductor y arrogante corredor de bolsa Gordon Gekko en Wall Street, dirigida por Oliver Stone. Ese mismo año protagonizó junto con Glenn Close el desesperante thriller erótico Atracción Fatal. Y fue este solo el comienzo de su participación en películas afines: Bajos Instintos (1992), con Sharon Stone; Acoso (1994), con Demi Moore, una seguidilla que terminaría convirtiéndolo en lo que alguna vez denominó "adicto sexual".

A los 62 años, Michael Douglas sigue siendo un actor referente del Hollywood contemporáneo. Casado con Catherine Zeta Jones, hoy no tiene más remedio que burlarse de sus palabras pasadas, en las que afirmaba que jamás se relacionaría con una actriz. Así es que ahora, el bueno de Douglas busca encontrarse consigo mismo en todo lo que hace, desde la actuación hasta el golf. Con un buen vino y cigarro en mano, se hace el tiempo para reflexionar y ser filosófico. Ya lejos de su ansiado debut, siente que parte de su vida fue quedando en sus más de 30 interpretaciones, porque, como sentencia, "la actuación se lleva parte del alma".


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