EN THE NEW YORKER
Woody Allen vs. Bernard Madoff
El cineasta neoyorquino se venga en un relato cómico del tristemente famoso estafador de Wall Street. El relato, protagonizado por dos langostas, tiene ecos kafkianos y retrata el mundo judío de Allen.
Por: Marc Bassets - Nueva York
La sorpresa es que el primer creador de calibre en atreverse con la figura de Madoff haya sido Woody Allen, conocido sobre todo por su trabajo como cineasta, pero también un excelente escritor humorístico. En el último número de la revista The New Yorker,su hogar literario desde los años sesenta, Allen publica un cuento donde dos estafados por el financiero se vengan de él de la forma más inesperada.
"Hace dos semanas, Abe Moscowitz murió de un ataque al corazón y se reencarnó en langosta", empieza este relato kafkiano, cuyo título, Tails of Manhattan, es un juego de palabras. Tail,en inglés, significa cola, pero suena como tale, cuento.
El tal Moscowitz acaba en la pecera de una marisquería del Upper East Side de Manhattan, y allí se encuentra con Moe Silverman, un viejo conocido. Ambos fueron estafados por Bernie Madoff y murieron como consecuencia de la estafa. Ambos se reencarnaron en langosta.
"Al principio me decía que no tenía espacio para un nuevo inversor. Pero cuanto más me rechazaba, más quería yo entrar", dice Silverman, que se suicidó al descubrirse víctima del fraude. "El día que supe que él podía gestionar mis cuentas me emocioné tanto que recorté la cabeza de mi esposa de la foto de nuestra boda y puse la suya en su lugar".
El caso es que un día Madoff burla el arresto domiciliario y aparece en el restaurante donde las langostas se pasan las horas filosofando. Es más, pide langosta y las elige a ellas. "¡Me timó hasta que me quedé sin los ahorros de toda una vida y ahora se me tragará con salsa de mantequilla! ¿Qué clase de universo es este?", llora Moscowitz.
El desenlace es rocambolesco y puede servir para resarcir, aunque sea en la ficción, a las víctimas de Madoff, un prohombre de la comunidad judía que durante años engañó a casi todo el mundo - incluidas víctimas del holocausto-sin que su imagen se resquebrajase.
Quizá no sea tan sorprendente que Woody Allen haya sido uno de los primeros en atreverse con Madoff, que se movía por los escenarios de sus películas y vivía en su barrio. Incluso recuerda a algún personaje suyo como el oftalmólogo de Delitos y faltas,que contrata a unos matones para asesinar a su amante y sigue con su vida de ciudadano honorable.
Lleno de palabras yiddish como mensch y heimlich, Tails of Manhattan regresa al microcosmos de las mejores películas de Woody Allen: el Nueva York judío, el Upper East y el Upper West Side. Y recuerda, aunque sea con un divertimento, por qué está considerado una gran voz de la ficción judía neoyorquina, en la estirpe de Isaac Bashevis Singer.
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