lunes, 16 de marzo de 2009

TEMAS: PENA DE MUERTE

Susana Giménez y la pena de muerte
Por Zula

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El viernes, 27 de febrero, se conocía el crimen de Gustavo Lanzavecchia, el decorador de Susana Giménez, conocida conductora televisiva. El decorador murió ahogado luego de ser arrojado atado de pies y manos a una pileta durante un asalto, en su casa de Lomas del Mirador. Horas más tarde, Susana Giménez, dio una conferencia de prensa motivada por la muerte de Lanzavecchia, donde dijo entre otras cosas: "El que mata debe morir".

Las palabras de Susana son un reflejo de la clase social a la que pertenece. Una clase social que observa la realidad desde sus mansiones. Una clase que se ha mantenido gracias a estrechar lazos con dictadores genocidas como Videla o expoliadores como Menem. Una clase que se ha sostenido por medio de la explotación de otros seres humanos. Las palabras de la diva, tambien representa a la clase media asustada, que ve en cada habitante de las villas un delincuente.

Ahora bien, cual es el rol que juegan los medios masivos, que corrieron presurosos a realizar informes, editoriales, encuestas poco representativas y menos serias. Según Ignacio Ramonet en su articulo “Comunicación vs. Información”: “se produce a veces un verdadero mimetismo mediático, una especie de fiebre que se apodera súbitamente de los medios y que los impulsa con la más absoluta urgencia a precipitarse para cubrir un acontecimiento…Los medios se autoestimulan de esta forma, se sobreexcitan unos a otros, multiplican la emulación y se dejan arrastrar en una especie de espiral vertiginosa, enervante, desde la sobreinformación hasta la náusea”. Sin embargo este mimetismo mediático no es por azar, los medios masivos concientemente sobreinforman, buscando construir una realidad social que refuerza ideas como la “ola de inseguridad” y produce, al mismo tiempo, un único esteriotipo de delincuente: el villero.

Una vez más, se habla en los medios y desde los medios sobre los derechos humanos y la “necesidad” de mano dura y para fortalecer este discurso, se sientan a debatir personas como Mirta Pérez y Juan Carlos Blumberg.

Una vez más los medios masivos omiten decir, que los derechos humanos son derechos inherentes a todas las personas, sin distinción alguna de nacionalidad, lugar de residencia, sexo, origen nacional o étnico, color, religión, lengua, o cualquier otra condición. En cuanto a la pena de muerte, varios tratados a los que Argentina adhiere, entre ellos el Pacto de San José de Costa Rica, impide que la pena de muerte se legalice.

Las palabras de la conductora levantaron adhesiones y una que otra critica, pero como ya es costumbre en los medios masivos, otras voces estuvieron ausentes en el debate, voces que sistemáticamente son silenciadas. Las voces que denuncian que la pena de muerte existe de hecho: la de los familiares de las victimas de gatillo fácil, la de los 100 niños y niñas que mueren todos los días por causas evitables, las de los adolescentes sumergidos y sumergidas en la adicción al paco. Las hijas e hijos de la exclusión, de la falta de educación, de la falta de salud. Y entre todas esas voces se cuela la replica a los dichos de Susana Giménez, que hace la abogada Florencia Arrieto defensora de Brian el adolescente que continúa preso, en el caso del asesinato del ingeniero Barrenechea aunque en el expediente no exista ni una sola prueba que lo vincule con el hecho: “…lamento que se intente combatir la violencia con más violencia; lamento que haya más caridad, que es vertical y humillante y no más solidaridad que es horizontal...lamento que no entienda lo que dijo Yunus el premio Nobel de la paz: "ES DIFICIL QUE DONDE HAY MISERIA NO HAYA VIOLENCIA"; lamento que los medios masivos no nos den el espacio para decir nuestra parte, si sirve para debatir, es positivo, si solo sirve para agitar la técnica Volkish o populachera, que consiste en potenciar los prejuicios mas bajos para crear un enemigo a través de la propaganda...sería perverso.

Señora Susana Giménez, los derechos humanos son un conjunto de principios aceptados universalmente, reconocidos constitucionalmente y garantizados jurídicamente. Aseguran al ser humano su dignidad como persona. El único garante y violador de estos derechos, es el Estado. Los derechos humanos son para todos y todas, incluida usted.


CUANDO FAMOSOS OPINAN SOBRE LA BARBARIE
Por Dr. Daniel Barone

CUANDO FAMOSOS OPINAN SOBRE LA BARBARIE. Por el Dr. Daniel Barone Mientras los gobiernos de casi todos los Estados han adherido formalmente a la proclamación de los Derechos Humanos y la comunidad internacional está tomando conciencia de los riesgos que generan la ejecución de menores y de personas inocentes, aparecen personajes populares que preconizan, frente a hechos circunstanciales, el establecimiento de la pena de muerte, agitando y conmoviendo a la opinión pública. De ser cierto que estas “estrellas” son quienes más cabalmente encarnan lo colectivo, simbolizaría que nuestra sociedad llevaría en su seno una enorme reserva subterránea de violencia, manifestada en la difusión pública de la criminalidad y en una ostensible decadencia moral, de modo tal, que la sociedad que se dice cristiana, en realidad viviría consagrada al relativismo moral. Posiblemente existan otros famosos que afirmen ser creyentes, sin embargo, si tratamos de averiguar qué piensan de Dios o qué es Dios para ellos, o cuál es el núcleo doctrinario de su religión, posiblemente los pondremos en dificultades. El verdadero test para demostrar la existencia real de una convicción en quienes se dicen creyentes, es analizar la influencia que ha ejercido la religión en su vida propia. Así es, la inmensa mayoría de los llamados cristianos no vivimos de manera diferente a los que no lo son, porque aún dudamos o desconocemos la moralidad respecto a determinadas conductas, en especial aquellas que son pilares de los Derechos Humanos como la eutanasia, el aborto, la eugenesia y la pena de muerte. Antes algunas personas a las que se reconocía alguna autoridad, sacerdotes, filósofos, sociólogos, juristas y doctrinarios opinaban sobre temas metafísicos, morales, sociales o normativos. Hoy se habla con idéntico énfasis, y sobre todo, es escuchado por igual, al deportista, al puntero político, al drogadicto o la actriz o conductora de moda. La autoridad que provenía de Dios y las mismas autoridades que representan al gobierno han sido aplastadas bajo el maremagno de opiniones que trasmiten las pantallas de televisión. Pero la tragedia no radica en que todo sea lo mismo, sino en que todo sea igual. Para finalizar estimo que muchos famosos robotizados por los medios, las únicas normas éticas que conocen tienen por objeto asegurar la racionalidad de las ganancias obtenidas y usualmente, no repararían más que en la cosa, no en la persona y en tal sentido, no son conscientes de sus barbaries.

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