Polvos de estrellas
Hoy llega a los cines la nueva comedia de Kevin Smith, en la que se mete con el sexo filmado por dos amigos que pasan a los bifes. Una pareja cordobesa dueña de una productora XXX pone su ojo clinico sobre el film y encuentra similitudes y diferencias con su propia vida delante (ejem, y por detras) de una camara.
Por Federico Lisica
Decir “porno” no es lo mismo que pronunciar “triple equis”, y menos que el anodino “condicionada”. La fortaleza de la sonoridad de “porno”, como un mazazo pegajoso, encaja bien con lo que se ve en este tipo de películas, y eso lo sabe Kevin Smith. Se rumora que en The Weinstein Company aprobaron Zack y Miri hacen una porno al escuchar el nombre. Aunque, claro, esa misma palabra provocó bastante alboroto en el estreno (se prohibieron algunos afiches, la publicación Today le bajó el pulgar por el título, y hasta la propia productora lo recortó para ediciones posteriores). No es la primera vez que el chico de Nueva Jersey mete el dedo justo donde le molesta al conservadurismo yanqui. Dogma, su primer y estupendo film mainstream, fue boicoteado por mostrar a Dios en bolas –en la piel de Alanis Morissette– y suponer que una descendiente sanguínea de Jesús (antes y más divertido que El código Da Vinci) hacía abortos. Por acá sólo se vio en la pantalla grande Jersey Girl, lamentablemente el film de su etapa “adulta”. Y en plena revalorización de la comedia americana, con su noveno largo, Smith viene a reclamar lo que es suyo.
¿Y por qué no? Si Clerks y Mallrats fueron un modelo para el Frat Pack y la factoría Apatow, con esos hermosos perdedores poblando la pantalla, sus referencias a la cultura pop, diálogos a la quijada y dignos gags de slapstick comedy. Zack y Miri... está protagonizada por Elisabeth Banks y Seth Rogen, quien admite haber crecido viendo las películas del director. En plan de devolución de favores, Smith escribió con Rogen en mente el papel de Zack, un veinteañero negado con la adultez. Con Miri comparten casa, amor platónico, borracheras y boletas sin pagar. Cuando tocan fondo (y acá es lavarse la cabeza con agua del inodoro), idean una porno para hacerse unos dólares. El impulso se los otorga la sorpresiva fama de Miri con un viral circulando por la web: ella en bombacha junto al culo regordete de Rogen. Los ayudan unas chicas licenciosas (incluyendo a Tracy Lords, ex estrella del género en la realidad) y demás personajes vistos en el universo de Smith y Rogen. O sea, tipos comunes fifando y filmando en una cafetería. Están las muecas, las poses, las imprevisibilidades corporales y los nombres increíbles: Star Whores explicita por qué Smith es física y espiritualmente el clon del dueño de la tienda de comics de Los Simpson.
“Cuando tratan de definir el título frente a sus amigos y argumentan para convencerlos sentados en un sofá, es casi una copia de lo que nos sucedió al comenzar a grabar”, cuenta Martín Vicet, dueño junto a Alana Moss de la productora Taccon 7 (llamada así por su fetiche con los tacos altos). Y si la relación entre Zack y Miri se acrecienta mientras se entregan en cámara, en el caso de este cordobés y su esposa hondureña nació de la fruición previa por el porno. “Lo que empezó como una aventura terminó en un casorio. Casi ponemos una farmacia, pero nos ganó nuestro gusto por el sexo”, explica Vicet, quien destaca que son los únicos directores en nuestro país que actúan en sus películas XXX.
Los locales, al igual que los de la ficción, creen que un backstage relajado ayuda, y lo filman para desmitificar el negocio. “Le doy importancia a que las chicas se vean sexies, que los ojos se centren en ellas. Me gusta que se vean delicadas y sumisas, y a los actores que sean dominantes y degenerados. Pero les doy tiempo para que disfruten el momento porque cuando se hace algo fingido, la cámara lo capta, y ésa es la diferencia entre el cine nacional y el extranjero”, revela Alana. Martín suma: “Al principio fue una mezcla de caraduras y audaces, ya que Alana tiene un buen cuerpo, pero yo no represento al típico actor porno con mi pelada y mi panza prominente. Cuando llegamos a la distribuidora con nuestra primera película, pensé que me iban a pedir que quitara nuestra escena. Para mi sorpresa no fue así y empecé a recibir mails de gente común que se sentía identificada con lo que veía en nuestros videos”.
La película de Smith, que a Martín y Alana les pareció “buenísima”, es junto a The Girl Next Door una comedia “casi” ATP que muestra el interior de una industria gigante. “No sería de extrañar que una película ‘normal’ no sea más que una promoción para aumentar el consumo de películas XXX”, indica Vicet. Según este conocedor, por cada film porno se hace una versión menos explícita para diferentes tipos de programas y targets. “Cada vez hay más público que se acerca a este mundo y deja de verlo como algo diabólico.” En la película de Smith, Zack lo resume en una frase: “Hoy el porno es como la Pepsi y la Coca, pero con pitos”.
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