La conexión Borges-Tolkien: misterios del Aleph y el Anillo
El investigador Martín Hadis revela raíces comunes en Jorge Luis Borges y J.R.R. Tolkien, dos de los escritores más influyentes en el siglo XX. Según él, ambos advierten sobre tecnología y poder.
Por: Juan Manuel Bordón
Hablar con Hadis es como jugar a los tragamonedas. La variedad de ideas e imágenes que lanza son un combo a la vez preciso y enigmático: relaciona hobbits, elfos y compadritos porteños; disciplinas como la informática, la literatura y la antropología; la sirena del jackpot chilla cuando vincula los anillos de Tolkien, el (infinito) libro de arena de Borges, el aleph descubierto en un sótano porteño y los Palantíri (esferas que muestran distintos puntos en el espacio y el tiempo) de la Tierra Media. "Yo soy licenciado en sistemas, una profesión curiosa para dedicarse a Borges, a Tolkien y a la lingüística. Pero una de las cosas que más me interesa es cómo usan los aparatos. En ambos hay una advertencia muy contemporánea, nacieron en el siglo XIX, vieron la bomba atómica y murieron en la segunda mitad del siglo XX. La relación entre tecnología y poder, el lugar que los artefactos ocupan en la vida del ser humano, son preguntas que se hicieron y siguen vigentes: en tecnología estamos tocando límites, se crean algoritmos que imitan facetas del cerebro humanos, programas como Google Earth permiten ver cualquier lugar del mundo desde una computadora, transformamos genes. Poblamos el mundo de artefactos, ¿pero somos conscientes ética y humanamente de qué significa eso? ¡Es una locura! ¡Es fascinante!".
Hadis dará un curso sobre el vínculo sobre ambos autores a partir del 9 de marzo en el Malba (ver: www.malba.org.ar). Ya ha publicado dos libros sobre Borges y cuenta que prepara otro en el que rastrea las simetrías entre las vidas de ambos: como un pequeño detalle, cuenta que la mujer que inició en la literatura inglesa a Borges (su abuela Frances Haslam) tiene el mismo nombre que el sacerdote que le enseñó español a Tolkien (el jesuita Francis Morgan). La genealogía de muchos de sus objetos mágicos también tiene un origen común en la literatura inglesa. Hadis ve un referente para artefactos como los Palantíri o El Aleph en el cuento "The Cristal Egg" ("El huevo de cristal", de 1897). Allí, H.G. Wells (una debilidad de Borges y Tolkien) inventaba un huevo que permitía ver el planeta Marte.
En los artefactos y relatos de ambos -dice Hadis- se ocultan viejas ambiciones humanas: sondear el tiempo y el espacio, tener un anillo que permita desaparecer, contar con una memoria perfecta o un libro que contenga todos los relatos. Sueños que la tecnología actual acecha. "En parte de la obra de ellos, los aparatos empujan la acción, aparecen para cambiarlo todo. El señor de los anillos no es nada sin el anillo; El libro de arena no es nada sin la aparición del libro. Pero lo más interesante es lo que generan. En Borges, esos objetos cuestionan la naturaleza de la realidad, la reordenan, mientras que los personajes son piezas de ajedrez. En Tolkien el planteo es distinto. El dice, 'bueno, tenemos un anillo que puede destruirlo todo', pero lo da por hecho. Le interesa cómo esos objetos afectan a los seres humanos, no lo que le hacen a la realidad".
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