Sus pasos en la Argentina
En el diario de viaje de Charles Darwin es notorio que sus experiencias en territorio argentino oscilaron entre el rechazo, la aversión y, a veces, el deslumbramiento. A los 22 años de edad, en 1831, se embarcó en el Beagle. En 1832 está en Tierra del Fuego y es testigo presencial de la experiencia de reinserción intentada por Fitz Roy, quien retorna allí con tres fueguinos que había secuestrado en su viaje anterior. Cuando en 1833 el Beagle llega al Río Negro, Darwin decide desembarcar y proseguir por tierra hasta Buenos Aires. Durante ese trayecto, y buscando un salvoconducto, visita a Rosas, quien en ese momento, en plena campaña contra los indígenas, estaba acampando a orillas del Colorado. Varios años después Rosas se exilia en Inglaterra y está allí en 1859 cuando se publica
En septiembre de 1833, Darwin llega a Buenos Aires. Desde allí realiza una excursión por el litoral del Paraná. De regreso, encuentra a Buenos Aires en medio de la "Revolución de los Restauradores" y se le impide ingresar a la ciudad, donde debía estar esperándolo el Beagle. Se desespera y entonces menciona su encuentro con Rosas. Le permiten pasar, aunque sin guía ni caballo.
El Río de la Plata no pudo causarle peor impresión: "El Plata parece un noble estuario en el mapa, pero en la realidad es bastante pobre. Un amplio torrente de aguas cenagosas sin grandeza ni belleza".
En Patagonia, se dedicó a la búsqueda de fósiles y a desentrañar la geología de sus costas. Si bien hay quien sostiene que sus ideas evolutivas se iniciaron allí, la Patagonia parece haberle dejado otro tipo de impacto. Al final de su diario, apunta: "Al recordar imágenes del pasado me encuentro siempre con las planicies de la Patagonia cruzando mi mente: esas praderas sólo notables por su escasez e inutilidad. Se caracterizan sólo por lo que no tienen. (...) ¿Por qué (...) esas tierras áridas están tan firmemente presentes en la memoria? (...) En parte, debe ser por el margen de libertad que le dan a la imaginación".
En marzo de 1834, llega a las Malvinas, cuya posesión ya estaba en disputa, a las que recorre auxiliado por un par de gauchos. Se dirige luego a Chile. Pero en marzo de 1835 vuelve a pasar por territorio argentino, al cruzar los Andes, una tentación a la cual no pudo escapar. En el transcurso de esa expedición Darwin encontró el primer bosque fósil de América del Sur.
En octubre de 1835 el Beagle está de regreso en Inglaterra. Además de sus colecciones, Darwin se habría llevado otro recuerdo de su paso por aquí. Vivió sus años de madurez acosado por una extraña enfermedad. Se sospecha que padecía lo que después fue definido como "Mal de Chagas".
No hay que olvidar que Darwin también estuvo presente en Argentina a través de sus ideas. No sólo influyó a Holmberg y a Ameghino, entre otros científicos, sino también a Sarmiento, quien dijo haber conocido a Darwin en Chile. Esas ideas, interpretadas bajo otra luz, derivaron, aquí y en otras partes del mundo, en proyectos políticos y eugenésicos. Pero esa es otra historia cuyo debate, esperemos, pueda abordarse en el transcurso de las actividades que este año le serán dedicadas a Darwin.
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