¿Por qué los Póstumos son clave?
Por: Sergio Sánchez. Prof. Univ. Nac. de Córdoba
Sigue siendo ineludible al referirse a los escritos póstumos de Nietzsche, recordar su accidentada fortuna editorial, iniciada ya en vida del filósofo, a la sombra de su demencia. De la ingente masa de escritos inéditos (esbozos, planes de lectura, fragmentos, aforismos), el Archivo Nietzsche, creado y "gobernado" por la hermana del filósofo, Elisabeth, publicó una compilación bajo el título La voluntad de poder .Esto se hizo sin atender al orden cronológico de la escritura de Nietzsche ni a ningún aspecto filológicamente relevante, sólo agrupando los distintos textos según los temas comunes (y éstos, muchas veces, mal identificados). En algunos casos, la edición dividía aforismos destruyendo la continuidad con que habían sido concebidos; en otros fusionaba fragmentos originalmente separados, dando lugar a textos en los que se perdía u oscurecía drásticamente el sentido que tenían en los manuscritos del filósofo.
Más aún: al compilarse indiscriminadamente el contenido de éstos sin un conocimiento adecuado de su modo de trabajar, se incluyeron numerosos textos que, en realidad, no pertenecían a Nietzsche sino a lecturas que éste había transcrito o resumido para uso posterior. Así, textos de Baudelaire, Mill, Tolstoi, etc. pasaron a formar parte de la obra de Nietzsche , y La voluntad de poder , que jamás escribió como tal, fue promovida por el Archivo y acogida en todas partes como "la obra principal" del filósofo. Unos pocos, como Martin Heidegger, expresaron entonces sus reservas sobre el engendro editorial.
Todavía hoy no faltan quienes la citan desconociendo su génesis fraudulenta. Recién en los 60, el extraordinario trabajo de Mazzino Montinari puso fin –si no a ediciones salvajes– al menos sí a las tergiversaciones del legado póstumo. La Edición Colli-Montinari de la obra de Nietzsche ofreció por primera vez el conjunto de los Póstumos en la forma y el orden cronológico de su escritura, con abundante aparato de notas, en lo que constituye un modelo ejemplar de edición crítica.
Sólo entonces fue posible una lectura como la que el filósofo requirió en más de una ocasión ("un lector [...] que me lea como los buenos filólogos de antaño leían su Horacio"): histórica y no "actualizante", filológica y no ideológica.
La importancia de los Póstumos radica en que permiten ingresar en el laboratorio de Nietzsche y apreciar su peculiar modo de trabajar: contra el mito (forjado en parte por él mismo) del filósofo-genio que saca sus ideas de su solo mechinal, estos textos revelan el vasto mundo de lecturas y el intenso intercambio y confrontación crítica que mantiene a lo largo de toda su vida lúcida con las más diversas expresiones de la cultura de su época.
Valorados en su relación dinámica con el contexto y las obras publicadas, los Póstumos se revelan como "el diario de una intensa vida intelectual en su devenir" (según la definición que da el especialista Giuliano Campioni). Una cantera preciosa, en la que es posible identificar el surgir de ideas originales y, sobre todo, verificar el carácter esencialmente inacabado de este pensamiento, que no resuelve sus tensiones en dogma o sistema.
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