AAmazonas en peligro
El 30 por ciento del Amazonas podría desaparecer en los próximos 22 años
Según la Universidad de Minas Gerais y el Instituto Amazónico de Investigaciones Ambientales, el desastre lo causarían la agricultura extensiva, la construcción de vías y la tala ilegal. Los cálculos indican que se perderían 670.000 kilómetros cuadrados (259.000 millas cuadradas) de selva. ''Este es el escenario más pesimista del estudio'', dijo el investigador Britaldo Silveira Soares.
''Las consecuencias principales serían la reducción en la precipitación fluvial y el brutal incremento en la quema y la emisión de gases de efecto invernadero''.
Los investigadores dijeron que el plan del gobierno para incrementar de manera importante el número de carreteras en el Amazonas para el 2027 tendrá un impacto, a lo que se sumaría la falta de presencia de las autoridades en la zona para impedir la tala ilegal.
Si las previsiones son correctas, dijo Soares, la pérdida de biodiversidad en la región será incalculable. ''El daño al Amazonas y al planeta será irreparable'', dijo. El estudio aparece una semana después de que el Ministerio del Ambiente de Brasil presentó cifras preliminares que señalan un aumento en la deforestación.
El presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva dijo que las cifras no han sido confirmadas aún y que hacen falta más investigaciones, pero los descubrimientos iniciales lo llevaron a ordenar un incremento en la presencia de policías federales y operativos de vigilancia ecológica en las zonas donde la quema ilegal de bosque parece haberse incrementado.
Los ecologistas dicen que el incremento en la demanda para productos agrícolas, especialmente soya y carne de res, ha llevado a los granjeros a crear campos de cultivo y pastizales en la selva.
Fuente: El Tiempo de Bogotá
Deforestación gana la partida en América Latina
Planes de gobiernos latinoamericanos han logrado avances, pero todavía chocan con fuertes intereses económicos
Nunca antes América Latina y el Caribe se luchó tanto contra la deforestación como hoy, afirman expertos y gobiernos. Pero la tala en la región aumentó hasta constituirse en la más alta del mundo.
De cada 100 hectáreas de bosque que se perdieron en el planeta entre 2000 y 2005, casi 65 correspondieron a esta área. En ese periodo, la tala registró un promedio anual de 4,7 millones de hectáreas, 249 mil hectáreas más que lo reportado entre 1990 y 2000.
"El tema de la deforestación sigue siendo difícil de manejar porque hay muchos intereses económicos en juego", dijo a Tierramérica Ricardo Sánchez, director para América Latina y el Caribe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma).
Los ministros de Ambiente de la región recibieron en su último foro, celebrado del 30 de enero al 1 de este mes en Santo Domingo, un informe de circulación limitada que expone, entre otros asuntos, el fracaso de las estrategias contra la destrucción forestal.
El documento "Iniciativa Latinoamericana y Caribeña para el Desarrollo Sostenible (ILAC) a cinco años de su adopción" evalúa los compromisos oficiales asumidos por los gobiernos en 2002.
"Hay una actuación de los gobiernos contra la deforestación como nunca antes, pero vemos que no es una tarea sencilla, pues hay una alta presión de grupos económicos", advirtió Sánchez.
La tala conlleva la pérdida de biodiversidad y fomenta la degradación de los suelos, además de favorecer "la reincidencia de los fenómenos climáticos extremos", agregó.
Fuente: Tierramérica
Guaraníes fuera de ambiente
Sin bosques, ríos ni tierras suficientes, indígenas de Mato Grosso del Sur buscan sobrevivir con el trabajo asalariado
Hasta que el visitante no se topa con una gran "casa de rezo" que confirma su condición de indígena, este distrito en el centro-occidental estado brasileño de Mato Grosso del Sur parece uno más del área rural, con la pobreza realzada por cabañas precarias.
El templo, de unos 4,5 metros de altura y el doble de largo, consta de un doble techo de la gramínea brasileña sapé (Imperata brasiliensis) que llega hasta el suelo, con paredes laterales triangulares y piso de tierra. Necesita una reforma, porque su estructura de bambú (Bambusa arundinacea) se está rompiendo, pero tanto éste como el sapé desaparecieron de Dourados y alrededores, explica a Tierramérica Jorge da Silva, quien la construyó hace siete años.
Silva es uno de los “rezadores” o líderes religiosos que buscan recuperar la cultura y los ritos de los guaraníes en la Tierra Indígena de Dourados. El debilitamiento de las creencias y costumbres tradicionales es señalado como una de las causas de la crisis de ese pueblo, con muchos asesinatos, suicidios de jóvenes, conflictos de poder y desnutrición infantil.
"Con la soja vino la desnutrición y el veneno en los ríos", señala Silva, quien atribuye a ese monocultivo, que se diseminó por Mato Grosso del Sur en las tres últimas décadas, la mayor devastación de un ambiente natural del cual los indígenas extraían bienes para su supervivencia, como alimentos y el sapé.
La soja y la ganadería apuntalaron la prosperidad actual del estado. Son actividades fuertemente deforestadoras, como se nota de forma estridente en la Amazonia, y terminaron por arrinconar también a los guaraníes en Mato Grosso del Sur.
La Tierra Indígena de Dourados es el principal ejemplo del "confinamiento" señalado por antropólogos. Sus tres mil 539 hectáreas son insuficientes para una comunidad, de 12 mil personas, cercada por la ciudad de un lado e inmensos campos de soja por otro. No hay más bosques en la zona.
Para los guaraníes, especialmente del grupo kaiwoá que es mayoritario en la reserva compartida con ñandevas y terenas, es una prisión y gran factor de violencia. No pueden seguir su tradición de mudarse cuando estallan conflictos con parientes o vecinos.
Fuente: Tierramérica
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