El valor de llamarse Marlon Brando
Los fiduciarios del legado del actor se querellan contra una inmobiliaria que usa su nombre y registran la marca
Las estrellas de Hollywood son mucho más que actores. Son negocio. Y si abandonaron este mundo, su valor se multiplica. Marlon Brando falleció en 2004 a los 80 años. Pero desde entonces son muchos los que han querido explotar el valor de un nombre inmortal que lleva unido a su memoria títulos tan legendarios como Un tranvía llamado deseo o Apocalipsis Now.
El pasado viernes, los tres fiduciarios del legado de Marlon Brando -su asistente personal Avra Douglas, el contable Larry Dresler y el productor Mike Medavoy- interpusieron una demanda en Los Ángeles contra la empresa propietaria de los Broadcast Center Apartments, que han utilizado sin permiso el nombre de Brando para bautizar dos de sus mejores lofts.
No se trata de la primera disputa legal que ha surgido en torno al uso del nombre de Brando: actualmente hay abiertas 26 en diferentes juzgados de Estados Unidos.
En Miami Beach, por ejemplo, en los Artecity Condominiums se puede adquirir un apartamento Brando con dos habitaciones, tres balcones y muchos metros cuadrados. Para combatir a quienes gustan de explotar sin permiso la imagen de un actor que casi siempre peleó por alejarse de la comercialidad, los fiduciarios acaban de crear la empresa Brando Enterprises, una sociedad con la que esperan proteger y manejar mejor todo lo relacionado con la marca Brando, que, como dice Medavoy, el productor y amigo del actor, es mucho más que un nombre. "Él representa al hombre tradicional, en cierto modo rebelde, pero no completamente. A lo largo de su vida siempre estuvo orgulloso de la idea de no haberse dejado comercializar", afirmó Medavoy en el diario The New York Times.
Entre los principales objetivos de Brando Enterprises -que también ha creado una empresa para dar licencias de imagen- está la de construir el resort Brando, una urbanización en la isla de Tetiaroa, en el océano Pacífico, propiedad del actor y donde están proyectados 40 bungalows que se construirán a precios de entre 50 y 100 millones de dólares, aunque no parece que vaya a inaugurarse antes de 2012.
"Marlon, ¿qué quieres hacer hoy?"
Actores, directores y amigos recuerdan en el documental 'Brando' el talento abrumador, la belleza sobrecogedora y el difícil carácter del que está considerado el mejor intérprete de la historia del cine
Marlon, ¿qué quieres hacer hoy?" El carácter ingobernable de Marlon Brando era conocido por todos los directores. Sabían que ya nunca más podrían dirigirle. Se había convertido en un tirano. Pero se amoldaban a él. Eran conscientes de que estaban ante el mejor intérprete de la historia del cine. Todo merecía la pena. Disgustos y desplantes incluidos. Todo por un segundo en la pantalla. Eso fue a partir de los años sesenta cuando Marlon Brando se convirtió en un excéntrico personaje, quizás cansado de sí mismo. Lo recuerda el crítico y estudioso David Thomson en el documental Brando, en el que, a lo largo de tres horas, actores, directores y amigos hablan de su talento, su influencia y su genio sin límites, aunque sin ahondar demasiado en la trágica faceta familiar de este hombre rico y poderoso, muerto con 80 años y 135 kilos de peso en Los Ángeles el 1 de julio de 2004. Y lo corrobora el realizador Bernardo Bertolucci, que le dirigió en El último tango en París. "Me dijo: 'no creo que haga otra película porque me resulta agotador dar tanto. Durante 50 años he sido capaz de esconderme detrás de Brando y ahora, quizás, doy demasiado de mí mismo".
Brando, una producción de la cadena TCM (Turner Classico Movies) que se proyectó por primera vez en el Festival de Cannes, se podrá ver de nuevo en el de San Sebastián el próximo septiembre.
"Hay un antes y un después de Marlon Brando", declara el realizador Martin Scorsesse en el documental. "Pienso que es importante que las generaciones jóvenes vean sus películas por orden cronológico para sentir las emociones que explotaron con él en la pantalla". Brando es, en buena medida, toda una declaración de amor y de admiración por alguien del que su amigo Jack Nicholson, el único autorizado para intervenir en su funeral, dijo: "Todos somos hijos de Brando". Y si los actores se rinden ante su genio, -Al Pacino: "Él hacía lo que yo aspiro a hacer"; Jon Voight: "Marlon resultaba sensual, todo en él lo era, el modo en que cogía el gato, la manera de mover las manos", o Edward Norton: "Para mí, la más grande generación de actores como De Niro y Dustin Hoffman, Gene Hackman, Robert Duvall y Al Pacino, Morgan Freeman y Meryl Streep es producto de Brando"- los realizadores no le van a la zaga. La frase de Michael Winner que le dirigió en Los últimos juegos prohibidos (1971) lo resume todo. "Antes de Brando, los actores representaban personajes, después de Brando los vivían literalmente".
Descubierto en 1946 en Broadway por su papel en Trackline Cafe, un año después Tennesse Williams dió el visto bueno para que interpretara a Stanley Kowalski en el estreno teatral de Un tranvía llamado deseo. Brando retomó ese mismo papel en la adaptación cinematográfica que realizó Elia Kazan. Fue el comienzo de la gloria y del fervor. 39 películas, dos Oscars (La ley del silencio y El Padrino) y seis nominaciones de un hombre sexual, anárquico, airado y dolorido que sobrecogió al mundo.
El actor al que aburría el cine
Marlon Brando (Omaha, Nebraska, 1924) despreciaba la profesión y no se cansaba de repetir que si actuaba era por dinero. El éxito no siempre acompañó a sus más de 40 películas, pero muchos de sus papeles marcaron época: don Vito Corleone en El Padrino, Julio César, Paul en El último tango en París, el coronel Kurtz en Apocalyse now, Emiliano Zapata...
Recibió dos oscars, el primero por La ley del silencio (1954) y el segundo por El padrino (1973). Este último no quiso recogerlo en protesta por el tratado a los indios americanos, aunque luego escondió la estatuilla para que no fuese embargada cuando dilapidó su fortuna.
Brando no quería actuar en El padrino para no "glorificar a la mafia" y tampoco la Paramount aprobaba su fichaje, pero Coppola se salió con la suya. Quién iba a pensar que una de sus frases ("Le haré una oferta que no podrá rechazar") se convertiría en la segunda más célebre de la historia, según el American Film Institute.
Su amor por Tahití le llevó en los setenta a comprarse un atolón. Allí escuchaba ofertas y sólo lo abandonaba para llenar sus arcas. "El ritmo pausado de la isla acaba impregnándote", se excusaba. Ganó mucho dinero, pero también despilfarró mucho, y las deudas se lo comían todo. Una gran suma se fue en defender a su hijo Christian, que asesinó al novio de su hermanastra Chenneye, quien luego se suicidaría. Brando, con al menos once hijos -de sus tres esposas y varias amantes- confesó en el juicio, con lágrimas en los ojos, no haber sido un buen padre.
Declinó cuidarse y en 2004 murió a los 80 años en un hospital de Los Ángeles por problemas cardiacos y respiratorios derivados de su obesidad.
Un libro revela la supuesta bisexualidad de Marlon Brando
Una biografía del mito del cine que se publicará próximamente en Londres cuenta que el actor tuvo relaciones amorosas con artistas de ambos sexos
Actores tan conocidos como Burt Lancaster, Laurence Olivier, John Gielgud, Tyrone Power, James Dean o Montgomery Clift y actrices igualmente famosas como Shelley Winters, Ava Gardner, Marilyn Monroe, Gloria Vanderbilt, Ingrid Bergman o Anna Magnani se encuentran en la lista de conquistas del mito sexual de todos los tiempos Marlon Brando. Así lo afirma el dominical británico News of the World, que adelanta algunos extractos de la biografía del actor escrita por Darwin Porter y que saldrá publicada próximamente. También están en la lista el compositor Leonard Bernstein y el mito de la canción francesa Edith Piaf.
Eterno descontento consigo mismo, como le describe el autor del libro, Brando no encontró nunca un papel cinematográfico que le satisficiera plenamente, ni siquiera los que le reportaron sus dos estatuillas de Hollywood: On the Waterfront y El Padrino. Porter revela en su libro la dipsomanía de la madre de Brando, también actriz, sus infidelidades matrimoniales, entre ellas con Henry Fonda, entonces un jovencísimo actor.
Brando Unzipped (título original del libro), cuenta cómo el actor conoció a la futura Marilyn Monroe en Nueva York, en 1946, donde fue a estudiar interpretación. Según relató el propio actor a su amigo Carlo Fiore, ofreció a la actriz quince dólares para que le acompañara a su apartamento y se acostara con él. Marilyn confesó que se había acostado con hombres pero no por dinero sino para poder comer: "Yo negociaba (con el hombre) un desayuno, un almuerzo o una cena, según la hora del día".
Una de las revelaciones más sorprendentes del libro de Porter es, sin embargo, la relacionada con Edith Piaf. La seducción no fue fácil, según contó Brando a otro actor con quien también terminaría acostándose: cuando ella le llevó a su apartamento después de almorzar juntos, él pensó que era para hacer el amor. "¿Por quién me tomas? ¿Acaso por una prostituta de Pigalle?", preguntó indignada la Piaf al ver cómo Brando se había desnudado y metido en la cama sin consultarla. Al día siguiente, sin embargo, Piaf le cantó por teléfono La vie en rose a modo de disculpa, y dos noches después, Brando añadiría una nueva conquista a su ya larga lista.
Su verdadero amor
Después de julio de 2004, cuando el actor murió a los 80 años, la prensa publicó que sus cenizas se habían esparcido en Tahití y en el Valle de la Muerte (California) junto a las de otro actor y amigo suyo, Wally Cox, fallecido en 1973. Según Porter, Cox había sido un amor de juventud de Brando, que conservó sus cenizas en una urna durante más de treinta años y dispuso que, a su muerte, se mezclaran con las suyas. Brando, que afirmó en cierta ocasión que ninguna mujer le había hecho feliz, confesó una vez que si Wally Cox hubiese sido del otro sexo, la relación habría terminado en matrimonio.
Terapia de grupo sobre Stanley Kowalski
- Al Pacino (actor). "Consiguió mucho como artista por su relación con la cámara. Él hacía lo que yo aspiro a hacer".
- Sean Penn (actor). "Marlon llevó toda esta humanidad cruda, sorprendente, dinámica a todo lo que hacía. Si alguien se esfuerza por parecer real se convierte en una mierda. Si alguien se esfuerza por protegerse a sí mismo de su propia realidad, ése es Brando".
- Dennis Hopper (actor). "Podía llegar con su moto a cualquier sitio, a un club, con su camiseta y sus Levi's. En toda la zona de Sunset Strip, en los clubes y restaurantes, no se podía cenar si no llevabas corbata negra. Hasta que llegó Marlon con su moto y pidió una cerveza".
- Elia Kazan (director). "Brando tiene exactamente lo que yo creo que es un actor, lo que me gusta en los actores. Hay un infierno y una turbina ahí dentro. Hay ambivalencia. Está inseguro de sí mismo y es pasional, las dos cosas al mismo tiempo, y lo tiene todo disponible para el director si él está de acuerdo".
- Martin Scorsese (director). "Tenía una comprensión del sufrimiento y una obsesión para exhibirlo y expresarlo. No tenía miedo de llegar ahí por cualquier motivo, simplemente por ser humano, por vivir y morir".
- Johnny Depp (actor y director). "No sé de nadie que dirigiera a Marlon Brando. Yo ni siquiera lo intenté. Simplemente girabas la cámara y capturabas lo que fuera que él te quisiera dar. Básicamente un tipo como éste te va a dar un millón de opciones. Va a ir por este camino. Va a hacer un quiebro de repente a la izquierda, luego va a intentar esto otro... Va a hacer cosas que te sorprendan y te dejen seco. Así que lo que había que hacer era mantener la boca cerrada, girar la cámara y dejarle rodar".
- Jane Fonda (actriz). "Cuando miro su estupendo rostro, ese es el Brando que quiero recordar, el Brando que nos influyó a cada uno de los que decidimos dedicarnos a esta profesión, el Brando que nos sobrecogió con la profundidad de su misterio como actor".
- Angie Dickinson (actriz). "Era un hombre peligroso".
- Ellen Adler (amiga). "Una vez dijo: 'Me he pasado toda la vida persiguiendo mujeres".
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