“Todavía creo que tengo 32”
Tiene que repetirle una y otra vez a los trekkies que él no es el Capitán Kirk y que nunca tuvo sexo alienígena: para desmentirlo, Shatner se mantiene en plena actividad a los 78 años, conduce un programa de TV, escribe y dirige films.
¿William Shatner tiene todavía un aura de vigor juvenil? Sin dudas. La estrella de Star Trek puede haber alcanzado los 78 años, pero todavía ataca la vida con el mismo ímpetu con el que su alter ego, el Capitán James T. Kirk, la emprendía contra los Klingons. “En mi vida no hubo descuidos”, dice el actor, que muestra un envidiable estado físico y, como hobby, cría, exhibe y monta caballos. “Mi esposa y yo todavía cabalgamos todo el tiempo. Está bien envejecer, mientras te mantengas en movimiento. Si alguna vez me detengo a mirarme, la realidad podría meterse. Con lo que, por el momento, vivo en total negación.” Shatner exhibe un ansia de vida que dejaría exhausto a un hombre con la mitad de su edad. Aunque se lo ve más gordo que en sus épocas de Star Trek –nadie podría mostrarse en una remera de nylon beige amarillento con tanto encanto–, se lo ve excepcionalmente bien para su edad. Su piel tiene una apariencia lustrosa y su cabello tiene una apariencia antinaturalmente saludable. Y elude las preguntas sobre si se trata de un peluquín: “Es como preguntarle a alguien si tiene implantes en los pechos o ¿cuándo se hizo la lobotomía?”
Shatner está embarcado en una nueva carrera como anfitrión de un programa de entrevistas. En Shatner’s Raw Nerve, reportea a estrellas como Kelsey Grammer (de Frasier) o su compañero de Viaje a las estrellas Leonard Nimoy, el mismísimo Sr. Spock. Al ser un personaje de igual e incluso mayor magnitud que sus entrevistados, Shatner puede internarse en preguntas personales. En la charla con su coprotagonista evocó cómo Nimoy lloró cuando su abuelo lo urgió a desafiar los deseos más convencionales de sus padres y seguir su sueño de ser actor. Shatner admite que era escéptico. “Mi primera reacción fue ‘¿para qué necesitamos otro talk show?’. No quería hacer nada que rozara el amarillismo o hacer sentir incómodo al invitado. Quería ir profundo, en el estilo de la conversación que podés tener tomando un trago con un amigo. Dejar la sensación de que había tocado a alguien, no que lo había explotado. Exponer su humanidad.”
El nuevo rol de Shatner continúa una cadena de anteriores encarnaciones como actor, poeta, productor, director (Star Trek V: The final frontier), escritor (publicó los best sellers Tek War) y hasta cantante: ¿quién podría olvidar sus versiones habladas de “Lucy in the sky with diamonds” de The Beatles, o “Mr. Tambourine man” de Bob Dylan? Shatner mantuvo su posición como una de las más icónicas figuras de la cultura de posguerra. Un documental televisivo de 2005 buscó explicar Cómo William Shatner cambió el mundo, mientras su ciudad natal de Montreal exhibe el Shatner Building en la Universidad de McGill. Ha aparecido en Los Simpson y, en un momento clave de El club de la pelea, al personaje de Edward Norton le preguntan cuál sería su oponente ideal: “Shatner”.
Quizá permaneció tanto tiempo porque nunca mostró angustia por su status, aunque confiesa que alguna vez la tuvo. “Alguna vez creí que Star Trek seguía vigente gracias a mí. Pero a través de los años me fue lentamente revelado que no era así. Fue una de las decepciones más grandes de mi vida.” Menea la cabeza. “Eso, y la muerte de una mascota.” ¿Y de dónde viene esta admirable fuerza de voluntad por seguir adelante? “Es importante mantener el sentido del humor con respecto a lo que hago”, reflexiona Shatner, que en los últimos cinco años ha ganado Emmys y Globos de Oro por las exitosas series de TV Boston legal y The Practice. “Mi filosofía es que más te vale tomarte con calma, porque de todos modos, tomándoselo con calma o con demasiada seriedad, el mismo destino nos espera a todos.”
El actor muestra una ecuanimidad comparable cuando se le pregunta por Star Trek, el programa en el que estuvo involucrado por más de 30 años, en 95 episodios, siete películas e incontables derivados. El show de ciencia ficción creado por Gene Roddenberry, estrenado en plena guerra de Vietnam en 1966, realizó una pintura idealista de la beneficiosa influencia del poder imperial americano en la galaxia. Y fijó una galería de personajes y frases eternas. Viaje a las estrellas tiene algunos de los más apasionados y comprometidos fans en el mundo (¡incluyendo ceremonias de casamiento klingon!). Shatner podría ganarse la vida asistiendo a las convenciones que se realizan en el sistema solar, pero prefiere trazar una línea con respecto al USS Enterprise. Y está ansioso por remarcar que, a pesar de lo que muchos trekkies creen, no es el Capitán Kirk, y sobre todo no emula su dramática enunciación. “Nunca tuve sexo con alienígenas verdes, aunque estoy seguro de que sería toda una noche. Y cuando hablo, nunca, pero nunca, digo las cosas como Si. Cada. Palabra. Fuera. Una. Frase.”
“Soy muy feliz con el éxito de Star Trek, pero en mi mente está largamente ido”, dice. “Solo en su mente, y en la de muchos otros, todavía existe. Ha sobrevivido porque postulamos que en 300 años todavía habría un mundo. Eso es grande, porque existen todas las razones para creer que no lo habrá.” Felizmente casado con Elizabeth –su anterior esposa Nerine murió en un accidente, diez años atrás–, Shatner no da señales de parar. Planea otra serie de Shatner’s Raw Nerve, publicará en breve cuatro libros de comic y realizó un documental que lleva por varios festivales: Gonzo Ballet muestra el “detrás de la escena” de Common People, ballet creado por Margo Sappington sobre Has been, el disco que Shatner hizo en 2004 con Ben Folds. Entonces, ¿nunca siente la necesidad de frenar un poco? “No, todo lo contrario”, responde. “Todavía siento una energía increíble, y soy entusiasta con respecto a la vida. Todavía creo que tengo 32.”
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