Mensajitos de sexo
Por Juan Pablo Bertazza
La tecnología es un milagro. Depara avances magníficos, insospechados pero a la vez conserva antigüedades mejor que un freezer no-frost. Y es que no hay nada más retro que la tecnología. Así, en lugar de sufrir escuchando los partidos de fútbol por radio, ahora tenemos “la radio que se ve”, no el partido pero sí banderas, locos, famosos, chicas muy lindas y chicas muy feas vía TyC Sports y Fox Sports. Otro milagro es la resurrección, de entre los trastos, de un aparato que hoy parece tan viejo como la Spika, el beeper, a partir de los mensajitos de texto del rey celular. Pero sin dudas, el gran milagro gran que, por estos días, protagonizan los celulares tiene que ver con otro tipo de SMS, esos que se mandan al 2020 o símil a cambio de los más variopintos contenidos. Por suerte, la tecnología es tan sabia que compensa, con gracia divina, los avanzadísimos últimos modelos de celular (bellos, prácticos, completos y dispuestos a comerse el futuro) con esta serie de contenidos al mejor estilo rústico que recrean las más viejas y arraigadas tradiciones: chistes pedorros, poemitas amorosos con altísimo colesterol, recetas de cocina, consejos para verte bella y querida, acertijos milenarios, runas y horóscopos chinos con olor a McDonald’s. Con un costo que va de los cincuenta centavos hasta los tres pesos y pico por mensaje diario +IVA y una especie de contrato unilateral al que se entra como un caballo y sólo se sale después de patear como una mula (hay casos en que aun mandando “baja” o “stop” al número en cuestión, los mensajes insisten en aparecer y el crédito, por ende, en desaparecer), uno de los mayores misterios de estos servicios es bajo qué criterio de sinécdoque, metáfora, metonimia o simple desplazamiento de sentido eligen su hipnotizadora palabrita clave. Por ejemplo, para que Jésica Cirio te cuente sus fantasías, tenés que mandar promesa, para aprender una posición del Kamasutra por día hay que mandar pecado y, tal vez, la más increíble: para recibir las frases del Diego hay que mandar termo (¿?). Es más, algunos de estos contenidos son tan inverosímiles –“mandá cuernos al 2020 y te decimos si tu pareja te es infiel”, “mandá sexy al 2020 y te decimos si estás fuerte o no”– que conmueven hasta las lágrimas porque si alguien, una sola persona en este mundo, tiene fe suficiente en ese tipo de cosas, significa que no todo está perdido.
Y, sin embargo, la proliferación de sus publicidades muestra a las claras que, si bien el negocio de los 2020 aparenta ser tan improvisado como básico, ostenta una rentabilidad impresionante. Uno prejuzga: ¿quién se puede levantar, hoy por hoy, a una mina diciéndole: “el cielo está llorando porque se le escapó un angelito”? O incluso, ¿quién puede erigirse en el alma de una fiesta por repetir un chiste del 2020 o proponer un acertijo? Y evidentemente sí funciona porque cada vez son más los usuarios y, está bien, muchos deben ser chicos y adolescentes que se comunican menos por los contenidos mismos que por el sólo hecho de usar su celular, pero ¿quién sabe?
Porque aun cuando deja ver su hilacha (mandan chistes y piropos que un hombre de las cavernas tildaría de retrógrados), este negocio se las rebusca para no detener su servicio a la comunidad, sobre todo a partir de un giro relativamente reciente, un giro erótico en el sentido más onanista del término: ahí donde se apaga la luz de las frases románticas, los consejos de seducción, los chistes al pie, y todo aquello que implique dos o más personas, se enciende la llama del placer exclusivamente individual y autoincitado. Dicho de otro modo, alpiste sexual que ya no invita a hacer sino a hacérsela. Fantasías de Jésica Cirio, fotos íntimas de la vecinita, tetas de Fernanda Vives y otras famosas que se miran pero no se tocan pero se miran, y todo junto en un gran bolo seminal de 2020 whatever que marea, aturde y, ey amigoooooo, nubla la vista hasta que agarrar el aparato una y otra vez ya se vuelve pura inercia, mientras suena a todo trapo “Las cosas que dejé” de Zambayonny, cuyo ringtone obvio es uno de los más solicitados.
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