Maestros del terror: segunda parte
El gótico Tim Burton saluda a la oscuridad | |
Tim Burton
Escalofríos de autor: no es específicamente un director avocado a crear situaciones de miedo y horror, violento y profano, pero toda su vida y su obra se han consagrado a repetir las fantasías góticas de castillos y criaturas, alimento balanceado del género que nos ocupa. Burton no es un okupa del horror: se merece este espacio. Lo vale solo la escena en la que el jinete sin cabeza decapita al niño en la cabaña.
Miedos colaterales: Burton rescató del ostracismo a monstruos sagrados del terror clásico como Vincent Price (su corto Vincent es una pieza fundamental de la animación), Bela Lugosi (Ed Wood es todo Bela en manos de Martin Landau) y Christopher Lee (actuó en tres de sus películas), así como recuperó la imaginería escenográfica de la Universal y la Hammer, sendas casas mitológicas del miedo.
Cinco sustos esenciales: Beetlejuice, el superfantasma (1988), ¡Marcianos al ataque! (1996), La leyenda del jinete sin cabeza (1999), El cadáver de la novia (2005) y Sweeney Todd (2007).
Jesús Franco
Escalofríos de autor: Jesús Franco Manera ha firmado sus películas hasta con nombre de mujer. ¿Un loco lindo? No lo insultemos: un bicho alucinante e inclasificable que ha sido registrado como el cineasta vivo más prolífico del mundo. Imposible ver todas sus películas. Tienen nombres distintos en cada país y en cada formato. Es el arca perdida de los principales caza-películas.
Miedos colaterales: ha hecho de todo, bien o mal. Pero nunca deja de estar en movimiento. Y él lo hace en cualquier rincón del mundo que le abra las puertas. Mencionado en todas las enciclopedias de cine bizarro, ostenta el premio clase A de haber restaurado los pedazos inconclusos de Don Quijote y haber sido director de segunda unidad en Campanadas de medianoche, ambas de Orson Welles.
Cinco sustos esenciales: El horrible Dr. Orloff (1961) , Miss Muerte (1965) , El conde Drácula (1970), Las vampiros (1971), Drácula contra Frankenstein (1971).
Larry Cohen
Escalofríos de autor: Lawrence G. Cohen ha sido uno de los guionistas y directores más prolíficos de aquella subcategoría conocida como "Clase B" (injustamente: la más de las veces no tiene nada de sub). Con El monstruo está vivo se embarra en la temática paranoica sobre las consecuencias de las pruebas científicas que luego retomaría Wes Craven con La colina de los ojos malditos.
Miedos colaterales: además de haber creado la mítica serie Los invasores y de una saga de horror subversiva con un bebé mutante asesino e imbatible como héroe de una trama de sustrato ecológico, Cohen es víctima de mejores argumentos que de puestas en escena, como le ocurre a muchos artesanos del género que trabajan con dos pesos.
Cinco sustos esenciales: El monstruo está vivo (1974), It Lives Again (1978), Its Alive III: Island of the Alive (1987), Q, la serpiente alada (1982), Ambulancia (1990).
Stuart Gordon
Escalofríos de autor: Re-animator hizo de Gordon una estrella del género. Si bien él no dirigió las secuelas, la saga es garantía de sangre desparramada, sudor de la platea y vísceras de las víctimas. Su versión de El pozo y el péndulo de Edgar Allan Poe no vale gran cosa, pero Resonador y La fortaleza lo consolidaron como un hábil trabajador de su oficio y Muñecas se anticipó a Chucky.
Miedos colaterales: entronizó a un patán simpático y estupendamente sobreactor como Jeffrey Combs, una cara conocida entre los adeptos, y divulgó la obra de H.P. Lovecraft (1890-1937), escritor norteamericano a quien se considera padre del terror moderno.
Cinco sustos esenciales: Re-animator (1985), Resonador (1986), Dolls (1987), Castle, Freak (1995), Dagon (2001).
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