EL RASTROJERO HECHO DOCUMENTAL
A todo motor
El estreno del documental de Pino Solanas no está solo en la reivindicación del transporte nacional unido a la identidad colectiva. Porque no sólo con los trenes se fue la Argentina Potencia: nacido bajo el primer peronismo, al amparo del reemplazo de Inglaterra por Estados Unidos como potencia hegemónica y del plan de industrialización, El Rastrojero no fue sólo un proyecto motorizado, sino también uno político, que el documental de Marcos Pastor y Miguel Colombo reconstruye mediante entrevistas, viajes e imágenes.
Por Juan Pablo Bertazza
Así como abundan los relatos que comienzan cuando despierta o abre los ojos uno de sus protagonistas, hay que decir que el inicio del documental El Rastrojero. Utopías de la Argentina Potencia –que comparte con la última película de Pino Solanas, además de cierta semejanza temática, un subtítulo que refuerza su nombre– muestra que hubo un tiempo en que la frase “al que madruga, Dios lo ayuda” era una flagrante y definitiva mentira. Unos obreros hacen cola en una empresa para poder trabajar durante ese día hasta que sale el responsable y les dice que, debido a la depresión producida por la crisis financiera de Londres, no se tomarán trabajadores. “¿Y para qué ponen un aviso, entonces?”, dice uno de los postulantes, que aclara que estaba ahí desde las 4.30 de la madrugada. “Es la depresión”, le responde sin saber qué quiere decir esa palabra y encarnando el colmo de la enajenación: un hombre negándole a un compatriota un puesto de trabajo por una razón que él mismo desconoce, pero que se limita a obedecer por provenir de su patrón extranjero. “Sólo queremos trabajo, no palabras raras”, concluye otro obrero.
Ese inicio, recuperado casi milagrosamente entre los archivos de propagandas del Partido Justicialista, es uno de los hallazgos de este documental realizado por Marcos Pastor y Miguel Colombo sobre el primer utilitario argentino, el inolvidable auto nacional o, a secas, el Rastrojero. Esa marca registrada de automóviles grandes, medianos y chicos cuyos modelos se llamaron, por ejemplo, el Justicialista, el Frontalito y el Caburé, entre muchos otros.
A grandes rasgos, son dos los hechos que posibilitaron su existencia: por un lado, el viaje hacia Estados Unidos, ya terminada la Segunda Guerra Mundial, de miembros del gobierno nacional para adquirir una serie de tractores; y, por el otro, la creación por parte de Perón, a comienzos de la década del ’50, de IAME (Industrias Aeronáuticas y Mecánicas del Estado), que se encargaría de fabricar desde motos hasta aviones, y que, con el tiempo, pasó a llamarse IME, Industrias Mecánicas del Estado, donde finalmente dio a luz el Rastrojero –con los motores reciclados de aquellos tractores–, exactamente en mayo de 1952. Y que iría muriendo poco a poco por la devastación tanto política como económica producida por la última dictadura, hasta cerrar su fabricación en el año 1980.
“La idea del documental surgió en Córdoba, en 2001, con esa verdadera atmósfera de túnel sin salida que vivíamos entonces y cuya única salida, en todo caso, no parecía ser otra que un precipicio. Pero, de todas formas, al tratarse de un momento de mucha movilización popular, digamos que eso también nos dio el incentivo necesario para hacer un documental de este tipo”, explica Marcos Pastor. Y justamente esa conexión entre el pasado y el presente enmarcará todo el documental, a partir de un ida y vuelta constante entre imágenes en blanco y negro e imágenes en color, como si las chispas de las soldaduras se fundieran en cierta forma con el atardecer de un día actual: “Queríamos demostrar que no todo había quedado en el pasado, que –en cierta manera– si fue posible en su momento tiene que ser posible ahora, queríamos combatir el pesimismo de que en la Argentina no se puede hacer nada, me enfurece ese derrotismo, que la gente se regodee tanto en criticar”, concuerdan Pastor y Colombo. Una conexión plasmada también, a nivel formal, en esa especie de road movie que corre paralela al documental, ya que es a partir de un viaje de Entre Ríos a Córdoba en un mismísimo Rastrojero que los realizadores logran indagar de manera bastante profunda en ese transporte que simboliza todo un proyecto político. Uno de los conductores de ese Rastrojero que va camino a reencontrarse con su planta natal y sus criadores es Eduardo Raffo, uno de los directivos de la IME que fue el primero de los entrevistados del documental –lista que se iría engrosando con otros gerentes, obreros y también otros Rastrojeros, gracias al Rastrojerazo, una reunión automovilística multitudinaria que organizaron los realizadores en el Museo de la Industria de Córdoba en 2006– y quien, a su vez, venía pensando en dejar un testimonio escrito sobre la IME: “Lamentablemente murió meses después de que termináramos de filmar. No pude evitar pensar que había cumplido su propósito”, cuenta Pastor. “Fueron muchas cosas movilizantes las que despertó en nosotros este documental. Para mí significó terminar de entender algo que venía sospechando, y es la idea del trabajo como parte de un proyecto mayor, y que no se limitaba para nada a lo que sucede ahora, es decir, la intención individualista de ir escalando posiciones”, concluye –de verdad concluyente– Colombo.
El Rastrojero. Utopías de la Argentina Potencia
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