viernes, 10 de abril de 2009

EL ALARIDO WILHELM



El grito interminable

La increíble historia del grito que ya se escuchó en más de 150 películas (incluidas las cuatro Indiana Jones, las seis Star Wars, las tres Señor de los anillos, King Kong, Perros de la calle, Los boinas verdes, Batman vuelve, Meteoro y hasta Kung Fu Panda).

Por Mariano González Achi

El sonido gutural expulsado de la garganta de Tarzán cada vez que necesitaba reafirmar su título de rey de la selva inquietando a todas las bestias es uno de los efectos de sonido más reconocibles del cine. Sin embargo, el apodado “grito Wilhelm” ha sido usado con más frecuencia que el poderoso llamado del hombre que viaja en liana, pero, al mismo tiempo es mucho menos conocido. Se trata de un grito agudo, corto y contundente, que a fuerza de ser repetido se volvió un clásico de los efectos sonoros.

Tuvo su origen en la película Eco de tambores (Distant Drums, 1951), una curiosa mutación del western tradicional que transcurre en la Florida y por lo tanto el paisaje no es un desierto adornado con cactus y coyotes, sino una zona de pantanos infestados con caimanes. Es el ataque de uno de estos voraces reptiles lo que provoca el famoso alarido. Uno de los personajes comete el error de meterse en el agua turbia, para segundos más tarde sentir cómo un par de largas mandíbulas se cierran sobre sus piernas. Al dolor de una poderosa hilera de dientes hundiéndose en la carne, se suma la desesperación de saber que será arrastrado hasta el fondo y, peor aún, la certeza de que será devorado vivo. Este venenoso cóctel de horrores converge en el angustioso grito, que con su sonido visceral, irreconocible, hasta parece no ser producto de un voz humana, sino más bien un chillido, el básico grito primal de auxilio de nuestros temores más ancestrales.

Como suele acostumbrarse, este alarido desgarrador fue grabado en estudios durante la etapa de posproducción, donde el sonido es agregado de los archivos de efectos o es reproducido por un actor frente a un micrófono. En realidad, se registraron seis diferentes, variando en el tono y la intensidad.

Se supone que la persona que supo extraer de sus cuerdas vocales este notable grito fue el actor y cantante Sheb Wooley. No hay documentación que atestigüe su autoría, pero los historiadores de efectos de sonido coinciden en que lo más probable es que el alarido le pertenezca. Wooley, quien participó en papeles secundarios de infinidad de westerns, tenía un talento único para reproducir cientos de convincentes sonidos provocados por el cuerpo humano bajo un amplio abanico de emociones. Así, Wooley ofrecía los más compungidos llantos, risas a granel de todo calibre y por supuesto, los gritos más escalofriantes.

La primera película en volver a usar el grito fue La carga fatal (The Charge At Feather River, 1953) un western que se dio el lujo de utilizarlo no una sino tres veces diferentes durante sus 95 minutos de duración. La primera de ellas es cuando un personaje de nombre Wilhelm recibe una traicionera flecha cheyenne que atraviesa una de sus piernas, ligando para siempre su apellido con el efecto de sonido.

A partir de allí, varios fueron los directores que echaron mano al archivo de efectos sonoros de los estudios Warner para buscar el “grito de un hombre atacado por un aligator” tal cual indicaba el descriptivo el título de la etiqueta.

De esta manera, es posible escucharlo en películas como El mundo en peligro (Them!, 1954) cuando varios hombres son atacados por hormigas gigantes o en el drama bélico Los boinas verdes (The Green Berets, 1968) en el preciso instante en que un soldado vuela por el aire víctima de una granada.

El efecto fue usado de tanto en tanto, hasta que a fines de la década del ‘70, mientras se rodaba un film que se convertiría en uno de los más taquilleros e innovadores de la historia, un ingeniero de sonido llamado Ben Burtt decidió que era una buena oportunidad para resucitar aquel grito que todavía resonaba en su memoria.

Así fue cómo el grito Wilhelm es proferido por uno de los soldados del Imperio al caer al vacío en una de las escenas más impactantes de La guerra de las galaxias (1977). Burtt, cuádruple ganador de Oscar por su increíble habilidad para crear sonidos, también fue el autor de muchos efectos perfectamente reconocibles aun escuchados fuera de contexto. Sólo en la saga de Star Wars, desarrolló la asmática y profunda voz de Darth Vader, la gravedad eléctrica de un sable de luz al moverse y el concierto de simpáticos sintetizadores que se activan en R2D2 cada vez que decide comunicarse.

Casi como una marca registrada de su trabajo, Burtt siempre encontró una excusa para poder meter su efecto favorito en cada una de las películas que componen la antigua trilogía y los tres films que conforman la precuela.

Con el rescate de Burtt, la costumbre de incluir el grito Wilhelm se popularizó y desde entonces y contando con la complicidad de los directores, tan adictos a las bromas internas, el número de películas que cuentan con el clásico efecto fue en aumento de manera vertiginosa. A continuación una breve selección de algunas de las más de 150 películas que lo incluyen:

1 Los cuatro films de las aventuras de Indiana Jones. En la primera de ellas, Los cazadores del arca perdida (1981) puede ser escuchada de la boca de un soldado nazi, que es arrojado desde un camión al capot de un Jeep.

2 En Batman vuelve (1992) surge de uno de los secuaces del malvado pingüino al ser golpeado por el héroe encapotado.

3 En Perros de la calle (1992), Quentin Tarantino, adicto a los homenajes cinéfilos, no se lo podía perder. Su propio personaje (Mr. Brown) grita cuando es alcanzado por una bala en el interior de un automóvil.

4 Durante Toy Story (1995), el efecto puede oírse cuando el justiciero espacial Buzz Lightyear es golpeado por una lámpara que lo hace caer desde una ventana.

5 En King Kong (2005), una estampida de dinosaurios atropella a varios miembros de la expedición; uno de ellos es arrojado hasta el fondo de un precipicio, dejando escapar el grito. Peter Jackson, su director, ya lo había utilizado en su trilogía de El Señor de los Anillos.

Es difícil creer que un alarido brutal proferido hace más de medio siglo pueda despertar algún tipo de fanatismo, pero Internet confirma que el culto al grito de Wilhelm existe y permanece más vigente que nunca: los maniáticos llevan un prolijo registro de cada nueva película donde puede ser escuchado, intercambian información en los foros, confeccionan listas donde se detallan las muertes o heridas de quienes lo repiten y hasta es posible encontrar en youtube.com compilaciones de escenas que muestran el momento exacto en que el efecto es usado. En estos foros se sabía, por ejemplo, que dos películas de estreno reciente como Meteoro (Speed Racer, 2008) o Kung Fu Panda, 2008 incluían el grito inmortal. Por eso es posible imaginárselos sentados en la oscuridad esperando ansiosos que la proyección comience, para escuchar una vez más ese sonido punzante que por alguna extraña razón es capaz de sacudirlos por dentro.

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