martes, 14 de abril de 2009

Julio Chávez - Cecilia Roth: la terapia del reencuentro


Se conocen desde hace 34 años. Ahora serán los protagonistas de "Tratame bien", el unitario que estrenará el miércoles Canal 13 y en el que harán de un matrimonio en crisis.

Cecilia Roth y Julio Chávez interpretan a una pareja con muchos desencuentros.

Algunos dicen que forman una "pareja probada", que "tiene una química desarrollada en el tiempo", que "se entienden de memoria". Dicen algunos, pero ellos no. Ellos se conocieron hace 34 años, se reencontraron cada tanto, trabajaron juntos muy pocas veces y se resisten a abonar la teoría de la pareja establecida. Ni como compañeros en la vida, ni como matrimonio en la ficción. Julio Chávez y Cecilia Roth se ríen de la insistencia ajena en hacerlos inseparables: "Hemos elegido caminos diferentes. Además, Cecilia ha sido siempre mucho más solar que yo. Yo soy más topo. Y ella es leonina y yo canceriano... pero, curiosamente, ¿se puede creer que siempre terminamos en la misma frutera?".

La pregunta -y, fundamentalmente, la figura elegida- de Chávez provoca una de las primeras carcajadas de Roth, en un almuerzo liviano -pollo grillado a la parrilla, con tomate al medio para él y con ensalada verde para ella-, sobre la misma mesa en la que cenarán como marido y mujer cuando se encienda la cámara de Tratame bien. El unitario de Pol-ka que estrenará el miércoles Canal 13 (a las 22.45) marca el cuarto trabajo compartido por dos de los mejores actores argentinos, sutiles, intensos, que conformarán un matrimonio en crisis, bajo la afilada mirada -esa que sugiere más de lo que muestra- del director Daniel Barone.

En la historia escrita por Pablo Lago y Susana Cardozo, José y Sofía abrirán el alma cada semana sobre los virtuales divanes de Clara (Cristina Banegas, terapeuta de la pareja), Elsa (María Onetto, psicoanalista de ella) y Arturo (Norman Briski, psiquiatra de él).

Se conocieron en el 75, en la película No toquen a la nena, volvieron a cruzarse en Pantalones azules -un especial de María Herminia Avellaneda- y más tarde en Epitafios (cuya segunda temporada comienza el próximo domingo, por HBO). "Tenemos un conocimiento de la existencia del otro por otros, por relatos de amigos. Si hay algo que no tenemos en común, casi, son anécdotas. Lo que pasa es que hemos trabajado con gente en común: nos dirigió Adolfo Aristarain en momentos distintos, los dos hemos protagonizado por separado obras de Oscar Martínez... Digamos que en el juego de las diferencias hay algunos puntos de contacto. Como un yin y un yang, de alguna manera", grafica Chávez, generoso en la búsqueda de imágenes para descubrir un vínculo construido al margen de los manuales.

"Y también es gracioso reencontrarse en esto, que es la historia de una pareja que lleva casi 30 años, un tiempo parecido al que llevamos nosotros dos. Eso también es llamativo... No sé si es fácil crear con tanta premura, con tanta rapidez, una relación de 27 años si no se tuviera, en algún lugar, una historia personal". En la penumbra de un estudio que invita a la intimidad, Chávez confiesa -y le confiesa- que "siempre nos hemos mirado como dos animales que nos reconocemos diferentes... Y con cierto interés por la jaula del otro, con una subjetividad muy particular y con mucho orgullo de que el otro no se dé cuenta de que uno lo mira con interés". Ella celebra.

Entregada a la charla, Roth apuesta a que "este vínculo que tenemos con Julio tal vez pueda empezar a desarrollar aquí adentro todo lo que no pudo afuera... Es muy fuerte este reencuentro para mí. El otro día, por ejemplo, teníamos que traer fotos de cuando éramos más jóvenes, para poner en la casa, y en un álbum mío me topé con una foto de Julio, sacada en el 77. Me impresionó encontrarla, pero lo mejor es que cuando la despegué atrás había una carta escrita para mí".

Ella decide guardar el contenido de ese texto: "Nos acercamos mucho en No toquen... y él quedó muy pegado a quienes eran mis amigos y luego sus amigos y al tiempo yo partí a España. Claro, también está la distancia del exilio".

Chávez: Hay algo que vos no te vas a acordar. Cuando volviste a Buenos Aires...

Roth: Sí, una noche fuimos juntos a comer hamburguesas...

Chávez: Te fui a buscar al aeropuerto...

Roth: No, pará, nos estamos confundiendo. Yo te fui a buscar a vos a Aeroparque cuando volviste de filmar La película del rey. Ese fue un buen reencuentro.

Chávez: Esperá, tengo una anécdota muy divertida de tu casamiento. Estabas preciosa, con tu vestido color champagne. Fue una fiesta increíble, en lo de Ruth Benzacar... y Cecilia llegó tarde.

Roth: Las novias siempre llegan tarde.

Chávez: Nunca así. Pero cuando llegó justificó la tardanza. Estaba divina.

En la pantalla, más de una vez se dirán la frase del título, ese tratame bien que Roth ha dicho "muchas veces en la vida" y Chávez no: "He reaccionado frente al maltrato, que es un modo de decirle al otro a mí me tratás bien. Tampoco me la han dicho, porque cuando me pongo agresivo directamente no se me puede decir tratame bien. Soy muy sensible al maltrato y me he valido de muchas herramientas para defenderme".

Roth: A mí me paraliza completamente.

Chávez: Yo he organizado muchos planes de venganza frente al maltrato... Ser mejor actor, por ejemplo. El arte es un espacio que te acoge y hace como una especie de diálisis. Hace que eso que está en mal estado drene y no se pudra. Eso que podría ser veneno para unas plantas, también puede ser fertilizante para otras.

Roth: Qué claridad tenés. Eso permite este oficio. Es, de alguna forma, sanador.

Se entienden. En el juego de las diferencias, saben complementarse aunque no estén siempre en la misma frutera.

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