jueves, 2 de abril de 2009

PEARL HARBOR: el debate


PEARL-HARBOR, EL DEBATE SIN FIN. LA POLÉMICA 61 AÑOS MÁS TARDE.



RESUMEN: El ataque a la base de Pearl-Harbor (PH) en 1941 supuso una profunda herida psicológica en la mentalidad de los Norteamericanos. 61 años mas tarde el recuerdo sigue vivo (solo hay que recordar como fue llamado el atentado terrorista del 11-S en la prensa.)

¿Porque supuso tanto trauma? ¿Fueron victimas inocentes de un pérfido ataque de un intrigante y oscuro pueblo amarillo? ¿Realmente EEUU fue la inocente victima, virgen de cualquier responsabilidad por el famoso ataque? ¿Hubo manipulación de lo que realmente pasó para ocultar graves negligencias?

PH siempre se ha presentado por parte de los historiadores occidentales (sobre todo Anglosajones) como un acto vil, traicionero y repugnante, realizado por un pueblo que no respetaba unas mínimas convenciones internacionales.

Este estudio, que bucea en la historiografía Anglosajona pero también Francesa y Española, llega a otras conclusiones; demuestra que EEUU empujo a Japón a la guerra, que los dirigentes de EEUU buscaban ansiosamente ir a la guerra. Solo que debían ser otros los que debían realizar un Casus Belli aceptable para que sus conciudadanos fueran a la guerra aceptando toda clase de sacrificios, con un halo de Maquiavelismo político sutil y complejo de desentrañar. Finalmente descubriremos si EEUU pudo haber hecho mucho más para evitar la perdida de una flota y 2.500 muertos en apenas dos horas.

La verdad, como cualquier cuestión histórica polémica, resulta mucho más apasionante.

PEARL-HARBOR. EL DEBATE SIN FIN.

“Sin problemas no hay historia”, de esta forma nos introduce el gran historiador L. Frebvre en los complejos vericuetos que surgen al investigar la tragedia de Pearl-Harbor (PH) como pronto veremos.

Los hechos son bien conocidos: Japón lanza un ataque aéreo, sin declaración de guerra, a la base aeronaval de PH ( Hawai) a las 8.00 del 7 de diciembre de 1941(hora local), logrando la sorpresa total y hundiendo 18 grandes buques, destruyendo unos 270 aviones, y 4.000 bajas, de ellos 2.400 muertos ( 103 civiles) al irrisorio precio de 29 aviones (y 74 averiados.) La orgullosa y poderosa Flota del Pacifico Norteamericana en apenas dos horas deja de existir. PH era una vasta ruina de barcos, aviones, una guarnición confusa y una base envuelta en el más absoluto caos. De esta traumática forma entro EEUU en la Segunda Guerra mundial.

Al día siguiente, un enfurecido Roosevelt, declaraba la guerra al Japón (con un solo voto en contra), afirmando que era el “día de la infamia”y sellando la derrota, no solo de Japón, sino de Alemania e Italia.

La opinión publica mostraba su incredulidad pero también su cólera e indignación: se persiguieron Japoneses en el Zoo de Washington y se destruyeron los cerezos del Central Park de Nueva York (!).

El republicano W. Heeler simbolizaba el sentir americano con un taxativo “¡se lo haremos pagar muy caro... los moleremos a palo!” Efectivamente, tras tres duros años de guerra, en 1945 Japón tendrá el dudoso honor de convertirse en el primer país atacado con armas nucleares, (Hiroshima y Nagasaki), con 200.000 muertos con apenas dos bombas. El presidente Truman ni lo dudo en hacerlo: Tenia la legitimación del “día de la infamia.

¿PORQUE JAPÓN FUE A LA GUERRA?

Japón, desde 1868, se lanza a una impresionante y forzada industrialización que originó un agresivo imperialismo desde finales del siglo XIX (1894-95, guerra con China.) En 1904-05 la guerra (y la victoria) con Rusia le supone la ocupación de Corea y su bautizo como gran potencia mundial. La primera guerra mundial (1914-18) le abrió los ojos sobre la debilidad de las naciones europeas para defender sus posesiones del Pacifico en caso de guerra Europea: ocupó sin problemas las Marianas, Las Carolinas y las Marshall de Alemania en virtud de su alianza con Inglaterra. Desde los años treinta ocupan Manchuria (1931), firma la alianza con la Alemania Nazi y la Italia Fascista (1936), invaden China (1937), y ocupan la Indochina Francesa (1940.)

En 1922 se reunieron en Washington Francia, Italia, Holanda, Portugal, Reino Unido, EEUU y Japón para frenar el rearme naval. Japón es la gran derrotada, pues se fija un máximo de 525.000 TN de flota de guerra para Reino Unido y EEUU y solo 315.000 TN para Japón (135.000 contra 81.000 TN en portaviones), una política abierta en China y respeto a todas las posesiones en Oriente de los países allí reunidos. Japón tuvo que desguazar una docena de buques (en términos prácticos entre Reino Unido y EE.UU. podían tener 18 acorazados contra 10): Sintieron el tratado como una afrenta nacional (muchos almirantes pidieron el retiro) y Reino Unido, además, no renovó su tratado de alianza con Japón. Se vislumbra un eje Londres-Washington versus Tokio.

EEUU pasó, en Japón, de “enemigo potencial” a “enemigo probable.” Empezaba una “guerra fría” con EEUU e Inglaterra, activada 19 años más tarde.

Japón es un país densamente poblado pero pobre en materias primas. En 1929 el Memorial tanaka exponía que “en Japón las reservas alimenticias y de materias primas disminuyen de una manera proporcional a su población.” En 1941 tiene una deuda publica enorme (26.000 millones de Yenes), una escuálida reserva de 12.000 millones de Dólares (suficiente para financiar una guerra rápida), una industria textil al 40%, y un racionamiento de alimentos vitales a causa de la interminable guerra en China, pero también a causa de una asfixia económica por parte de los Anglosajones.

EEUU, para presionar al Japón, le impone un duro embargo de petróleo (solo disponía de reserva para tres años, uno y medio en caso de guerra.) Desde 1938 no le vende aviones, denuncia el tratado de comercio entre los dos países, en 1940 cesa toda exportación de maquinaria pesada y productos químicos y se cierra el canal de Panamá por “reparaciones indefinidas”...

También se refuerzan las Filipinas, enviando a su mejor General (Mac Arthur), para fortificar la isla de Bataan y desde 1941 se mandan las famosas Fortalezas Volantes (B-17), capaces de atacar Formosa e incluso Japón desde sus bases en Filipinas. También existe un cuerpo de “voluntarios” americanos que lucha al lado de los Chinos (los Tigres de Chenault), además de una ayuda abierta a este país. Toda una política de “buenas” intenciones que enfurece al Japón. Política que es directamente esbozada y dirigida desde la Casa Blanca: “la restricción de los productos petrolíferos... es solo de conformidad por la política establecida por el Presidente...

Las contrapartidas para levantar estas draconianas medidas, según el secretario de Estado Cordell Hull son precisas: Abandono de todas sus conquistas, renuncia al pacto Tripartita, pacto de no-agresión con ninguna nación del pacifico o de Asia... unas condiciones que cualquier nación minimamente orgullosa las asumiría como una bofetada a su dignidad. Y Japón era muy orgullosa; Para el gran historiador militar L. Hart: “de ningún y mucho menos del Japonés, podía esperarse que transigiera con condiciones tan humillantes, y que su aceptación supondría tan grave perdida de prestigio.

Así y todo se confió al Barón Nomoura las complicadas negociaciones con las contrapartidas japonesas: retirada de la ayuda a China, libre acceso a las materias primas...

Y es que Japón se enfrenta directamente al caos, al colapso político y económico obligándole a realizar una autarquía casi total, en un mundo sin apenas mercados mundiales ( África y Asia estaban colonizadas por los europeos.)

Japón, en esta década, es como España en el siglo XVII, como nos cuenta Robert A. strading: “Una potencia dominante pero geográficamente periférica con una desesperada necesidad de asegurar las fuentes de suministro básicas. De igual manera que la necesidad de petróleo y materias primas llevó al Japón a practicar un imperialismo agresivo contra las potencias que las controlaba, España considero que sus posesiones Mediterráneas y atlánticas dependían de una influencia solidamente enraizada en el norte de Europa.

Así pues ante la disyuntiva de malvivir bajo la tutela de las naciones anglosajonas o coger lo que necesitaba optó por esto ultimo. Así de sencillo: ”apoderarse de las fuentes de producción de las Indias Orientales, Singapur, malasia... repletas de materias primas (petróleo, zinc, bauxita, arroz, tabaco, o azúcar.) Para eso expulsaría al hombre blanco de Asia... Eliminando la influencia de Gran Bretaña y EEUU.” De esta manera se crearía la “gran esfera de Coprosperidad” de Asia Oriental bajo el control, por supuesto, de Japón.

Realizada la idea global, los militares japoneses se pusieron a ultimar los planes, bajo un concepto sencillo: Si EEUU no rebajaba sus pretensiones se lanzaría una múltiple operación para conquistar esos ricos territorios. La conquista de Asia Meridional se realizaría en dos etapas (Operación Sur): en una primera fase caerían Hong Kong, Guam, Wake, Filipinas, Tailandia y Malasia, y en una segunda fase Timor, las Bismark, Birmania, Borneo, Sumatra; Java y las Celebes. Después “una táctica defensiva... Con cinturones de seguridad escalonados en gran profundidad... Provocando una guerra costosa a los aliados... Y llegando a una paz de compromiso y respetar el botín de Japón. ” Una paz honrosa por hechos consumados.

En este, nada utópico plan, solo había un problema: el desplazamiento desde finales de 1940 de la costa oeste a PH de la Flota del Pacifico, como “una espada apuntando a la garganta del Japón.” ¿Que hacer con esta poderosa flota (4 portaviones y 12 acorazados) que podía arruinar verdaderamente la “Operación Sur?”

El príncipe kanoye (partidario de la paz) dimite por la pésima situación el 21 de octubre de 1941 y asciende al poder el militarista y furibundo nacionalista Tojo: la guerra ya es solo cuestión de tiempo. Envía al diplomático Saburo Kurusu para ayudar al Baron Nomoura a “preservar la paz”sin conocer los oscuros designios de sus superiores, ir a la guerra mientras se perdía el tiempo en inútiles conversaciones.

Realmente el forjador del ataque a PH es el almirante Isokuru Yamamoto, jefe de la armada Combinada Nipona; Desde pequeño escuchaba las historias de “bárbaros que llegaban en oscuros barcos”, derribando las puertas de su amado país, amenazando al Hijo del Cielo (el Emperador) y hollando las antiguas costumbres.

Considerado un “prisionero de la historia”, pues nunca quiso la guerra con los Norteamericanos (fue agregado naval en Washington y conocía bien su potencial), era, sin embargo, leal y absolutamente profesional: Si iba a la guerra lo haría con sus mejores armas. Como buen asesor del gobierno de su nación, se ajustaría al modo de actuar en el pasado, y para eso nada mejor que asestar un audaz golpe por sorpresa, si era necesario, en la misma guarida del enemigo. De ahí el nombre de la operación, tomada de un refrán Japonés: Tora, Tora, Tora (el tigre marcha a 2.000 millas por su presa y regresa infaliblemente.)

Él, como la mayoría de sus conciudadanos, por razones tradicionales e históricas, creía en la invencibilidad (Neikon seishin) de su nación, un estado de animo creada por una sociedad cuyos medios de expresión y de relación eran únicos. A medio camino entre el antiguo Feudalismo del Bushido y la feroz industrialización y el método militar occidental, fue a al guerra con la plena conciencia de “... aguantar un año y medio... pero no le puedo asegurar lo que vendrá después de eso...

Absolutamente convencido del poder aéreo y conocedor del éxito de la incursión de Tarento (en noviembre de 1940 27 viejos biplanos Ingleses sorprendieron y hundieron tres Acorazados Italianos en esa base, muy parecida a PH), decidió llevar la batalla decisiva (así lo creía él) lo mas lejos posible de su amado Japón: ¡atacaría PH!

Yamamoto era un jugador compulsivo (se decía de él que no comía ni bebía cuando jugaba a los juegos de azar como el póquer), y por eso PH seria su apuesta personal; Su todo o nada: ¡Destruir toda la flota enemiga en una sola jugada! El ataque debería, eso sí, producirse dentro de la legalidad internacional: treinta minutos después de la Declaración de guerra, hecho que no se produciría como luego veremos.

Después de un intenso entrenamiento, y en él más absoluto secreto (ni siquiera lo sabia Tojo, Primer Ministro del país), e incluso dejando en tierra a los telegrafistas de sus portaviones, pues es sabido que el pulso es como una huella dactilar (única e irrepetible), salió la Iº Flota aeronaval para el ataque (noviembre de 1941.)

El propio Tojo diría ante el emperador el 1 de diciembre que “los EEUU se resisten a desviarse de sus tesis original... pedirnos concesiones unilaterales... nuevas exigencias... si nos sometiéramos... peligraría la existencia de todos nosotros... se ha acrecentado la presión militar-económica sobre nosotros... no hay más recurso que ir a la guerra con gran Bretaña, EEUU y Holanda a fin de superar la crisis actual y salvaguardar nuestra existencia. .”

En un mundo dominado por la guerra (Alemania estaba a las puertas de Moscú por estas fechas), y la propia dinámica de las circunstancias (un Japón al borde del colapso económico y social, altamente nacionalista y militarizada), apostar por la guerra y coger un rico y fácil botín parecía la opción más lógica.

Para Ricardo Artola la causa inmediata de la guerra fue el embargo económico y la asfixia que se producía en su tejido industrial (14), ¡y es que es muy fácil obligar a ir a la guerra a un país que depende totalmente del exterior para su supervivencia económica!

II. LAS SEÑALES.

En 1919 el Senador Henry C. Lodge escribía”: el Japón se ha formado en las ideas alemanas y considera a la guerra como una industria... se propone explotar China... y convertirse en una potencia mundial formidable... que amenazara la seguridad del mundo... pero el país que más amenazara será el nuestro... debemos mantener una gran superioridad naval en el Pacifico...

EEUU quería ir a al guerra y derrotar a la terrible Alemania Nazi; pero su pueblo no codiciaba la guerra; la guerra en Europa era eso, Europea, y Japón no era nadie para los ciudadanos. Entre 1935 y 1937 se firmaron tres Actas de Neutralidad; roosevelt, sin embargo, tenia una vision amplia y global y conocía bien a sus conciudadanos. Solo una hábil utilización de los medios y argumentos apropiados ayudarían a que EEUU entrara en la guerra. Por ejemplo un choque (a poder ser brutal) psicológico que pusiera sin lugar a dudas de su lado a la opinión publica y al potente sector aislacionista para poder ir a la guerra. Mas, ¿cómo obligar al Japón a “disparar” primero?

Un adversario suyo advirtió que el Presidente “... llevó al pueblo Norteamericano a al guerra, porque no se sentía capaz de hacerlo abiertamente...

William H. Chamberlain, periodista del Wall Street Journal escribió”: Roosevelt tenia dos caras en el periodo que precedió a la Guerra. Al pueblo... les mostraba un rostro benévolo y tranquilo... aseguraba que su mayor preocupación era mantener a su país fuera de la guerra. Pero antes sus íntimos... dejaba entrever con frecuencia que EEUU ya estaba metida en la guerra.

Otros historiadores van mas lejos (Harry G. Barner, Charkes C. tansill) afirmaban que fue a la guerra “para disimular sus fracasos en política interior... sabían que... las ofertas de paz Niponas eran sinceras y razonables... ellos las rechazaron, provocando así el ataque a PH.

Parece claro que roosevelt buscaba un Casus Belli por parte de Japón (¿quizás en las Filipinas? ¿O en Guam? ¿O en Wake?), pero algo salió mal.

El embajador de EEUU en Japón Joseph C. Crew mando un telegrama su superior Cordell Hull el 7 de febrero de 1941 afirmando que “mi colega Peruano ha dicho... a través de varios conductos... oído decir que las fuerzas japonesas habían planeado un ataque por sorpresa a PH en caso de dificultades entre el Japón y EEUU... ”; el mismo Crew avisaría más tarde que se podía producir un ataque en áreas no relacionadas con la guerra Chino-Japonesa.

En enero Frank Knox, ministro de la Marina avisaba que “es muy posible que se abran las hostilidades... con un ataque brusco contra la flota o la base de PH... los peligros son... bombardeo aéreo, ataques con torpedos, sabotaje,... cañoneo...”(20)

En marzo, el memoradum del almirante Bellinger (jefe de la base naval) y del General Martins (jefe de la fuerza aérea en la base) reiteraban que “es posible... una acción anterior a la declaración de guerra, un ataque aéreo en combinación con una acción submarina, con uso probable de seis portaviones... ” ¿en que pensaban, pues? ¿Quizá se confiaron en el potencial de la base?

La fabulosa e indestructible base, según sus mandos, era una base razonablemente bien equipada: 3 portaaviones, 10 acorazados, 18 Cruceros pesados, 9 ligeros, 27 submarinos, dos divisiones de infantería (43.000 hombres), y más de 300 aviones ( de ellos152 cazas), 1107 piezas de artillería antiaérea...

Aunque en 1928 en la Fleet Problem VIII los aviones del Portaviones langley desencadenaron un ataque simulado contra la base, consiguiendo una desagradable sorpresa total; todavía peor: en 1938 desde el portaaviones Saratoga se repitió la sorpresa, pero como la escuadra estaba en California no se le dio importancia, y es que algunos no aprenden nunca...

El FBI sabia que existía espionaje en la isla (donde vivían nada menos que 156.000 japoneses), que el cónsul japonés (septiembre de 1941) había recibido orden de comunicar los emplazamientos que ocupaban los barcos en la rada; Los agentes consideraron el espionaje “rutinario”, aunque avisaron al almirante Kimmel (jefe de la Flota) del inusitado interés del cónsul por su base.

De los movimientos (absolutamente previsibles) de la flota el ataque solo se podía producir un domingo, día que todos los buques estaban allí y, además “... los precedentes muestran que las potencias del Eje suelen tomar sus iniciativas los sábados y domingos, es importante que no se relajen las precauciones esos días”, según nos dice el jefe de operaciones navales de la base. Se podía deducir hasta el día, pues en caso de guerra debería ser a mediados de diciembre antes de que el monzón llegue a su máxima intensidad, y hay luna llena, condición ideal para los desembarcos o ataques aeronavales; ¡un ataque podría producirse entre el 30 de noviembre y el 15 de diciembre! ¿Hubiera bastado más vigilancia esos días para evitar la sorpresa!

La sabiduría del FBI tenia trampa: desde 1934 los Norteamericanos disponían de las claves Diplomáticas de Japón (y lo tendrían hasta 1945), entre Tokio y sus embajadas de todo el mundo, y cinco maquinas “Púrpura”(todas en Washington) o “mágicas” podían descifrar los mensajes cifrados “antes” que sus receptores. ¡Cualquier sorpresa estaba, pues, anulada! De esta manera en noviembre, el jefe de estado mayor de la marina (el almirante Stark) mandaba a Kimmel el siguiente mensaje”This dispatch is to be considered as a WAR warning...” y el general Marshall (jefe del estado mayor del Ejercito) al General Walter C. Short (jefe de las tropas de tierra en PH)”: An Hostile action posible at ANY MOMENT”. * se les apremiaban a desplegar la orden W.P.C.4C (plan Rainbow, un excelente plan defensivo); ¡Lo único que hicieron es desplegar avión con avión en el centro de las pistas para evitar un posible ataque... de sabotaje! No se cambia para nada la rutina de la isla, ni patrullas aéreas, ni se puso redes anti-torpedos, ni globos cautivos... ¿ Es posible tan mayúscula negligencia?

El almirante Kimmel, era, sin embargo, un excelente marino, estaba por encima de 32 jefes más antiguos que él, y estaba no solo al mando del CINPAC (mando de la flota del pacifico), sino también del CINCUS (mando de toda la flota de EEUU); No era pues un cualquiera, pero ni el ni Short tenían vision global de lo que pasaba en el mundo, pensaban que se produciría un ataque en Guam, wake, Midway, Borneo, Malasia o las Filipinas, opinión compartida por frank Knox y el Estado mayor de la Marina. (26) Desde principios de diciembre se detectan numerosos movimientos de tropas y navíos hacia el sur de Asia. ¡Es la guerra! ¿O solo es un “paseo” de los japoneses?

Kimmel, además, apenas sabia nada de las pésimas relaciones entre los dos países; ¿Porque, pues, no fue informado? O más fácil aun, ¿porque no se mando una de las cinco maquinas “Mágicas” a Hawai, donde estaba reunida la flota?

Según el historiador J.F. Fuller “sosteniendo una débil flota del pacifico... en Hawai como invitación a un ataque por sorpresa y negando a su jefe la información que le hubiera hecho posible rechazar dicho ataque... el Presidente Roosevelt llevó a la guerra a EEUU el 7 de diciembre.

¿Imprudencia normal tras un largo periodo de paz? ¡Aún así, la guerra era solo cuestión de tiempo!, ¿Pero donde atacarían?

Tiempo, eso es lo que esgrimen los defensores de Roosevelt; para los historiadores B. Lauch, William langer o D. Perkins “Roosevelt hizo todo lo posible para evitar la guerra... haber sabido ganar tiempo y prepara la nación en un momento critico de la historia

Para Joseph W. Ballantine, experto en cuestiones de extremo Oriente en el Departamento de Estado”los Japoneses... presentaban demandas que había que aceptar o rechazar. Los EEUU solo tenían estas dos alternativas, inclinarse ante las demandas... o negarse a aceptarlas y cargar con las consecuencias.

Para Thomas A. Bayley, y Robert E. sherwood las masas... son incapaces de ver el peligro hasta que lo tienen encima, nuestros estadistas se ven obligados a ENGAÑARLES* para hacerles ver lo que más les interesaba largo plazo...

O sea, que se les debieron dar las gracias por tan ilustres dignatarios por guiar a su ignorante por la senda correcta. Lo que sí parece claro es que la base vivía en una falsa e ilusa burbuja de seguridad, creencia altamente recriminable (aunque común) a todos los niveles del Estado Americano.

Tras la guerra el Congreso estableció un Comité de investigación (de 39 volúmenes), pero nos interesa la opinión de su minoría: ”...el desastre de PH puso de manifiesto el fallo... del ejercito y de la armada para establecer medidas destinadas a señalar a proximidad de fuerzas hostiles, de implantar un estado de alerta de acuerdo con la idea de que la guerra era inminente, y de utilizar todos los medios disponibles para repeler la agresión japonesa...”, sigue la Comisión “... PH no estuviese plenamente alerta y preparado para la defensa es el resultado lógico de dos series de responsabilidades: 1º... responsabilidad de... máximas autoridades de Washington y

2º responsabilidad de los jefes locales... los jefes locales no podían estar preparados ni dispuestos para afrontar un ataque... sin poseer informaciones indispensables, material de guerra, efectivos adiestrados, y ordenes claras de Washington. Washington no podía estar seguro de que Hawai estaría preparado, sin la alerta y activa cooperación de los jefes militares y navales de la plaza.

7 horas antes del ataque la maquina “Púrpura” descifra un mensaje clave, la ruptura entre Japón y EEUU; un texto de 5.000 palabras se manda a la embajada de Japón en Washington; Consta de 12 párrafos, pero el 13º habla del estado de guerra afirmando”: Las propuestas... amenazan la existencia misma del imperio y atentan tanto contra su honor como contra su prestigio...”, y la orden de quemar documentos tanto allí como en PH, ¡ signo inequívoco de guerra! Se notifica por telegrama el aviso de guerra a PH, ¡llegando una hora después del ataque!

La declaración de guerra debía ser entregada a las 13 horas de Washington (las 7 de la mañana en PH), pero se retrasaron al transcribirla los ineptos funcionarios de la embajada, no llegando hasta el Departamento de estado hasta las 13.45 (7.45 en PH) y no entregando el documento hasta las 14.20 (las 8.20 en PH), ¡20 minutos después del ataque!

El problema era complejo a causa de los husos horarios(el domingo 7 era lunes 8 en Malasia.) Por eso y para evitar violar el articulo 1º del tratado de la Haya de 1907 se ordeno que todas las operaciones principales se iniciaron entre las 17.15 y las 19 horas de Grenwich; La hora del ataque a PH eran la 08.00 hora local, las 13.40 en Washington, en Londres las 19.00 y en Tokio el lunes 8 a las 3.20 de la madrugada... ¡todo un caos horario! ¡Todo un audaz ataque echado a perder por la lentitud e incompetencia de sus funcionarios! Japón se convirtió, incuestionablemente, en culpable de agresión a otro Estado en tiempo de paz.

El contraalmirante R.A. theobald se basa en este silencio de siete horas de la administración Roosevelt para apoyar la teoría de la conspiración; la verdad es que siete horas dan para avisar a todas las tropas de la inminente guerra: PH fue el cebo “... la más conveniente para el alto mando militar y la casa blanca...”

La negligencia alcanza cotas surrealistas hasta el mismo día del ataque.

A las 06.45 el Destructor Ward echa a pique un submarino enano en la rada de la base, al ser su capitán un novato su informe no es tenido en cuenta; a las 7.02 el radar SCR-270 de la Defensa aérea detecta una masa de aviones a 130 millas de la isla; Ante el aviso del soldado georges Elliot, el Teniente Tyler le responde (son las 7.20) con el famoso “Forget It!” (Olvídalo); Se cree que son los bombarderos B-17 que vienen del continente. ¡Fallos y más fallos!

El almirante Kimmel y el General short habían quedado a las 08.00... para jugar al golf como todos los domingos, sin imaginar lo que les venia encima.

III. EL ATAQUE. LAS CONSECUENCIAS.

A las 08.00 empieza el holocausto; Para un jefe de escuadrilla japonés se sorprendía: “... ante mi se extendía toda la flota... en una formación que yo no hubiera atrevido a soñar ni en momentos más optimistas... una flota de guerra debe de estar siempre alerta, pues nunca debe descartarse los ataques por sorpresa... ¿ es que no habían oído hablar de Port arthur?” ¿ o de tarento apenas 11 meses antes? ¿O no sabían que en Europa había una guerra?

El Teniente H.H. Blackwell, de guarnición en la base escribió en una carta(que fue censurada): “...yo no me podía creer que se hubiera producido un ataque aéreo Japonés... nuestra flota no hubiera detectado algún síntoma previo de alarma... el ataque cogió por sorpresa tanto al ejercito como a al flota completamente desprevenido. Al ser una mañana de domingo casi todo el mundo estaba en la cama... el 80% de nuestros hombres había recibido menos de ocho meses de instrucción... algunas baterías empezaron a disparar a los 45 minutos... de la alarma

PH ha representado para la historiografía Anglosajona (y Occidental también) el paradigma de la traición perfecta. ¿Realmente fue así?

En la historia ha existido varios PH; en 1802 la flota Inglesa de Nelson, hundió, por sorpresa, la flota Danesa en Copenhague, ante el temor de que esta se pasara a los franceses; desde entonces la lengua inglesa se enriqueció con el verbo “Copenhaguizar”: Destruir una flota por sorpresa.

En 1904 fueron los propios japoneses los que se lo hicieron a los Rusos en Port Arthur; a este respecto un diario ingles escribio”: Viril decisión del Mikado... tomado la iniciativa de la guerra... ha abierto la guerra con un gesto de gran audacia... efecto moral... enorme... la armada japonesa ha sacado pleno provecho de la iniciativa concedida por sagaces estadistas y se ha asegurado la más completa dominación moral de la situación. ¡ni un solo reproche!

Más sangrante fue el ataque de los ingleses en junio de 1940 contra sus aliados franceses. En Mers El Kebir hundieron, sin previo aviso, la Flota de guerra francesa, matando a mas de 1.300 marineros franceses y arrojando a Francia (régimen de Vichy) a un activo colaboracionismo con la Alemania Nazi. ¿Traición o simple acto de guerra?

PH siempre se ha presentado, como un triunfo “hueco” de los japoneses: El historiador oficial de la Marina de los EEUU S.E. Morrison escribió”: Fue una imbecilidad estratégica... al concentrar el ataque a los buques y no en las instalaciones fijas y depósitos de petróleo. A nivel estratégico fue una idiotez. Al de alta política desastroso...” ¿Tan ineficiente fue el ataque?

El ataque aéreo Nipón se realizo en dos oleadas; los jefes del ataque aéreo Fuchida y Genda deseaban lanzar un tercer ataque; pero su jefe, el almirante Nagumo se negó; según sus datos la flota enemiga estaba destruida (sus buques no pudieron entrar en combate hasta un año más tarde), la base seriamente dañada y las bajas suyas ridículas (29 aviones perdidos.) Sin embargo, la sorpresa ya no era posible; no sabia donde estaban los portaaviones enemigos (deberían estar en PH pero no lo estaban), y los norteamericanos podían poner aún cerca de 50 aviones en el aire; las bajas serian inaceptables (los pilotos navales constituían una fuerza reducida dado su carácter de elite y cada baja era insustituible.) Pusieron, pues, proa hacia Japón sin que nadie les molestaran (para desgracia de sus enemigos.)

Los tanques de petróleo podían albergar cerca de 4.5 millones de TN; pero aún no estaban totalmente terminadas, y solo contenían 900.000 TN, lo suficiente para 90 días de operaciones en alta mar; Su destrucción se podía haber repuesto fácilmente con un puente de petroleros desde California; los submarinos Japoneses no les hubiera molestado, pues no eran usados para hostigar las líneas de aprovisionamiento como hacían sus homólogos alemanes. Igual pasa con las instalaciones fijas; se hubieran desmontado de california y vuelto a montar en la isla (los rusos lo hicieron con sus fabricas de Ucrania ante el avance de los alemanes durante la guerra, montándolas en los Urales en pocas semanas.)

El objetivo primero y vital era inutilizar la flota enemiga y este objetivo estaba suficientemente cumplido. Sin embargo, la victoria no fue total; la ausencia de los tres portaaviones de la Flota (lo único bueno que hizo Kimmel, esparcirlos por el Pacifico), amargó la victoria a Yamamoto.

Auque si Nagumo hubiera hecho un correcto reconocimiento alrededor de la isla hubiera encontrado a 200 millas al oeste de Oahu totalmente desarmado el portaaviones USS Enterprise hundiéndolo sin problemas, pues ese sí que era un objetivo de primer nivel. Fue una”operación militar más brillante de todos los tiempos, soberbiamente planeada y ejecutada.” Una “completa sorpresa táctica. Desde el punto de vista del empleo del poder aéreo solamente su primer golpe fue obra de un maestro.

En la Comisión de investigación del Congreso se afirmó que “... Su ejecución resultó tan cercana a la perfección como cualquier estratega pudiera desear...”)

Otro autor lo definió como”... la batalla de PH se inscribe en la historia militar mundial entre las mayores.”)

La muy anglosajona Encyclopaedia Britannica nos describe las consecuencias del ataque: ”11divisiones de infantería y 7 regimientos de carros, apoyados por 795 aviones atacaron por dos flancos: una desde Formosa hacia las Filipinas; la otra desde la Indochina Francesa y las islas Hainan hacia Malasia, para caer sobre las Indias orientales Holandesas para capturar Java en una culminación de una campaña de 150 días, en las cuales cayeron Wake, Guam, las islas Gilberts y parte de Birmania, además de asegurar el bastión de Honk Kong.

La postración de los aliados era, pues, total, pues la Estern Fleet británica, con sede en Singapur fue hundida el 10 de diciembre, obligando a retirar a su maltrecha flota al lejano Indico: El pulpo extendía sus tentáculos por todo el Pacifico, conquistando toda el aérea sur y consolidando el perímetro defensivo sin apenas oposición. ¡No esta mal para una “imbecilidad estratégica!”

Desde sus bases los japoneses caían en enjambres sobre el enemigo, cayendo en cualquier sitio, y en cualquier momento; Como dijo Churchill”: La violencia, la furia, la habilidad y el poder del Japón sobrepasaron todo cuanto podíamos esperar.

Para otros historiadores”: Pese a que el hecho llevo a calamidades futuras para Japón... algún día quedara borrado como traición y se vera como un hecho de armas notable.

Para la Comisión de investigación del Congreso su postura fue la base apoyada para la mayoría de los historiadores desde entonces”: El ataque... constituyo un acto no provocado de agresión por parte del imperio japonés... Las acciones diplomáticas y la política de EEUU no constituyeron una justificación para este ataque... el Comité no ha encontrado pruebas... En el sentido que el Presidente, el secretario de Estado, el secretario de Guerra, o el Secretario de la Marina engañaran, incitaran o coaccionaran al Japón obligándole a atacar nuestra patria a fin de que el congreso se mostrara más dispuesto a hacer una declaración de guerra. Por el contrario, todas las pruebas demuestran que... cumpliera con su misión con distinción, capacidad y previsión... todos hicieron lo posible para evitar la guerra (sic.).”

Sin embargo, la minoría de esta Comisión piensa de otra manera”: la responsabilidad recae en Washington en Roosevelt, L. Stinson (secretario de Guerra), F. Knox (Secretario de la Marina), G. C. Marshall (jefe de Estado mayor), H.R Stark (Jefe de Operaciones navales, L. T. Gerow (2º Jefe del Estado mayor), y en Hawai Short y Kimmel, además de una mención especial a C. Hull por saber en todo momento como estaban las conversaciones con Japón aunque se le exenora de cualquier responsabilidad militar.

Lo único cierto es que Short y Kimmel fueron cesados a los pocos días.

CONCLUSIONES.

La historia la escriben los vencedores. Y es posible manipularlas; los historiadores ortodoxos siempre plantearon la batalla como derrota; como mucho victoria pirrica. Nosotros debemos ver, de forma objetiva, sí la incursión sirvió para los propósitos de los planes japoneses; y hay que responder que SI; Invadieron y conquistaron amplias zonas del Sur Asiático, incluido todos los recursos necesarios y el perímetro defensivo. La victoria abrió amplias perspectivas estratégicas indiscutibles. La base pudo haber sido destruida, sí, pero ni dejándola intacta sirvió para frenar la embestida Japonesa por el pacifico; En realidad, proporcionó la excusa para modernizar la flota en torno al Portaaviones y (no a los vetustos acorazados), que se convirtió en el rey de los mares: La batalla que equilibró la guerra del Pacifico se produjo seis meses más tarde; Y fue una victoria “milagrosa” (Midway, junio de 1942), conseguida gracias a los portaviones. A esa altura de la guerra, cualquier destrucción material de la base hubiera sido subsanada. ¿Una tercera oleada hubiera decidido la guerra? NO, con PH perdieron totalmente la contienda y sin ella la derrota hubiera llegado mucho antes.

¿Entonces porque esa vision de triunfo hueco? Pues, simplemente, porque para Japón no le sirvió para conseguir una tregua o una paz honrosa por “Faits accomplits.” La resolución de EEUU de seguir la guerra mandó al garrete los planes del imperio Nipón. Para EEUU se usó para ocultar toda clase de negligencias inexcusables y les valió para envolverse en la bandera de la traición y del acto vil para implicar a su pueblo a una larga guerra y a los sacrificios de tal contienda. El patriotismo se vende bien después de un impacto brutal. Sin embargo, todo lo anterior no oculta la brillantez de la acción bélica..

Los japoneses fueron maliciosos, sin escrúpulos, y agresivos; Apuraron al máximo para declarar la guerra, pero eso no les hace enteramente culpables. EEUU pudo haber hecho mucho más de lo que hizo para evitar el desastre; no haber subestimado al Japón, que con su estrecha vision, trataron a Japón como una potencia menor. Además, Roosevelt y su equipo de asesores querían la guerra, y no dudaron en presionar al máximo al Japón, buscando un Casus Belli aceptable según sus cálculos (y no inaceptable como fue PH.) Obviando información importante a los jefes de PH sentenciaron el destino de su flota, aunque tampoco los jefes de PH estuvieron muy lucidos (excepto en alejar a los portaviones.).

Si hubieran cotejado, analizado, comparado, coordinado y reunido toda las informaciones, rumores, conocimientos, indiscreciones, indicios y señales como un rompecabezas, hubieran inferido que un ataque a PH podía entrar en la categoría de posible y no como imposible. Quizá no hubieran evitado el ataque pero si haberle supuesto al Japón un alto precio en vidas, aparatos y buques.

¿Porque, pues tanto trauma? Simplemente porque para EEUU Pearl Harbor era su guardián, su centinela siempre presto, atento, y alerta ante las hordas amarillas, pero ese centinela fue sorprendido dormido y casi aniquilado por un enemigo creído inferior. Su arrogante superioridad y la infravaloración del Japón casi le cuestan la guerra. En tiempos tan convulsionados nunca hay que bajar la guardia, pues existía una terrible guerra en Europa y Japón era aliado de Alemania. El mundo no era, precisamente, un remanso de paz idílica, y por eso la pasividad y las imprudencias se pagan muy caro.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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